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Relato: El secretario de mi padre Todo relatos me hicieron recordar mi primera vez, yo
ten�a 14 a�os. Mi pap� era abogado y su secretario era un hombre muy pint�n
de unos 40 a�os, hac�a mucho deporte por lo que ten�a un cuerpo muy
musculoso y aspecto muy jovial, siempre era muy cari�oso conmigo, desde que
yo ten�a 10 a�os, siempre muy juguet�n, me sentaba en su falda y me hac�a
"caballito" a medida que fui creciendo (ya por los 12 a�os) cada vez que me
montaba en su pierna para hacer caballito, yo notaba que me agarraban unas
cosquillitas raras, me gustaba apretarme bien contra su pierna, y �l me
agarraba de la cintura para no carme, as� nos pas�bamos las tardes en que �l
estaba solo y yo baja de mi casa al estudio para jugar un rato, jugaba al
caballito, y con el tiempo me di cuenta que las cosquillitas eran una
terrible calentura, que hac�an que despu�s de refregarme un rato contra su
pierna vaya al ba�o a seguir toc�ndome hasta acabar. Un d�a en que estaba
sentada sobre su pierna, entr� mi madre, Alberto (as� se llamaba el
secretario) se puso un poco nervioso y me baj� de inmediato. Al otro d�a, me
dijo que yo ya estaba algo grande para jugar al caballito sobre sus piernas,
que no quedaba bien que alguien entre al estudio y nos vea, y yo me quise
morir, el solo hacho de pensar que no iba a tener mi "caballito" me daba
mucha pena, entonces, con toda mi inocencia le dije ��y si lo hacemos en
secreto, sin que nos vean?-
-Es muy arriesgado chiquita, salvo que.... sea nuestro
gran secreto y no se lo digas nunca a nadie.
Te prometo que nunca nadie lo va a saber.
Bueno, pero de ahora en m�s vamos a jugar en el
archivo, por las tardes cuando el estudio este cerrado, ma�ana a las 4 de
la tarde, ven� pero decile a tu mam� que vas a la casa de una amiga, y
adem�s venite de pollerita, asi jugamos m�s c�modos. � me dijo mientras me
gui�aba un ojo y una sonrisa c�mlpice se dibujaba en su cara.
Esa noche casi no dorm�, sus paabras resonaban en mi
cabeza, sent�a miedo y muchas ganas de que llegara esa tarde, fui a la
escuela, pero no me pude concentra en nada, no almorc�, ya que no pasaba ni
un bocado por la boca. Mi madre se ir�a a la casa de mi abuela, y mi padre
como todas las tardes visitaba clientes. Yo dej� dicho que ir�a a la casa de
una amiga, por lo que ten�a libre el camino. Me puse la bombachita m�s
chiquita que ten�a, una blanca que se me met�a bien en la cola, y una remera
de breteles finitos y una pollera de tela muy finita y acampanada. A las
3:55 baje, el coraz�n me lat�a a mil por hora. Entr� al estudio, y Alberto
me recibi� con un beso, y cerr� la puerta con llave ni bien entr�, me dijo
que me ve�a hermosa, y que esa tarde ibamos a disfrutar mucho jugando. Me
tomo de la mano y me llev� al archivo, en el fondo del estudio. Alli, adem�s
de un mont�n de papeles hab�a un escritorio con una silla, el se sent�, su
respiraci�n era muy agitada, me dijo:
ven� chiquita, hoy te vas a sentar a caballito, pero de
frente a mi, as� te miro a la cara. Yo se muy bien lo que sent�s cada vez
que haces caballito con mi pierna, puedo sentir como tu conchita se
refriega y va largando calorcito. Esto es lo que vos quer�s �verdad? Me
dec�a mientras me tomaba de la cintura y me movia de atr�s para adelante
sobre su pierna. YO estaba muda, me mor�a de verg�enza por un lado y de
placer por el otro.
Me doy cuenta de lo mojadita que est�s porque tus
juguitos me est�n mojando el pantal�n, ven� chiquita, hace ico ico con
migo, ven� m�s arriba, y me un tir�n me sent� sobre su entre pierna, y
pude sentir su enorme verga apret�ndome la concha, �l parec�a pose�do,
cerraba los ojos y repet�a, ico ico mi chiquita, cabalga bien mi putita,
yo baje la cabeza sobre su hombro, y comenc� a sentir el mejor orgasmo de
mi vida, no pod�a separarme de �l. Alberto comenz� a gemir, abri� su
bragueta, y pude ver una verga por primera vez, era enorme, se la agarr�
con la mano y comenz� a sacudirla, mientras me dec�a: - toma chiquita,
toma la leche de tu caballito, toma mi amor. Y vi como de su verga saltaba
un liquido blanco que me llegaba hasta el vestido.
A partir de ese d�a, muchas tardes m�s fui a jugar al
archivo, pero cada d�a, Alberto me ense�� cosas nuevas, que les ir� contando
de a poco.
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Relato: El secretario de mi padre
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