Relato: nuevas y bellas emociones II Nuevas y Bellas emociones III
En estos momentos me encuentro desnudo. Me siento fresco, oloroso, libre� a�n puedo sentir como permanecen en m� restos de una relajante ducha, los cuales se manifiestan en forma de peque�as gotas que van recorriendo mi espalda hasta desaparecer a trav�s de ella o bien se deslizan por mi bajo vientre perdi�ndose entre mi recortado vello p�bico.
Desde donde escribo puedo observar como Marcela, tras un pasional intercambio de caricias, adorna con su desnudez el desordenado estado en el que han quedado las s�banas. Donde el sexo sin l�mites y sin tab�es ha culminado, como respuesta a nuestra entrega, con la presencia del deseado orgasmo. Manifest�ndose en forma de una indefinible e intensa explosi�n de placer, la cual la hemos exteriorizado con fuertes gemidos cargados de gozo.
Me excita jugar un papel activo en la relaci�n sexual. Al margen de que me guste proporcionar placer, encuentro en ello la forma m�s sincera de agradecer a esa persona que me haya elegido para compartir, con �l o ella, esos momentos de pasi�n. Convirti�ndose cada nuevo roce, cada beso o cada orgasmo en una especie de �ofrenda� de sentimientos y caricias que en esos momentos tan especiales emanan de lo m�s profundo del alma y cuya finalidad es unirlos, sin prisas y con lo mejor de nosotros mismos al cl�max de quien en esos momentos se encuentre, en �ste caso, conmigo. Ya sea hombre o mujer. Convirti�ndolo todo en una mezcla de nuevas y bellas emociones.
El despertar
�Sabes ? Jam�s pens� que llegar�a a mantener una relaci�n gay , cuando siempre me sent� atra�do por las mujeres (leer �Nuevas y bellas emociones� 1 y 2)Sin embargo no me fue f�cil aceptar la atracci�n hacia mi nueva pareja. Andaba como un n�mada, vagabundeaba sin rumbo entre mis contradicciones y sentimientos m�s reprimidos. Al mismo tiempo que necesitaba manifestar ese deseo ardiente y que yo mismo me prohib�a hacia Walter. �l no s�lo me tendi� la mano de un amigo, sino la de un amante dispuesto a sacarme del pozo del temor y la autorepresi�n producido por una educci�n basada en la religi�n y el pecado y que posteriormente se traduc�a en doble moral, pero que psicol�gicamente me hab�an hecho mucho da�o. �l tambi�n anhelaba el fin de mi conflicto interior, puesto que �ste de alguna manera tambi�n le vetaba el derecho a amar.
Yo soy tu cama, tu suelo
Soy tu guacal
En el que te derram�s sin perderte
Porque yo soy tu semilla
y la guardo.
(Gioconda Belli)
El placer que experimentaba a al sentir mi sexo erecto como consecuencia de las caricias que mi cuerpo recib�a por primera vez procedente de unos labios y una lengua masculina, el estar penetrado por mi hombre sinti�ndolo gozar dentro de m� o el saborear el jugo de su verga dentro de mi boca� fueron sensaciones a las que hasta ese momento yo hab�a permanecido ajeno, y que sin lugar a dudas se me hicieron necesarias. As� que una vez que se derrumb� el muro de mis temores comenzamos a andar desnudos por un camino desconocido para m� y que tan s�lo �l me pod�a ense�ar, y que conduc�a a un nuevo lugar donde se desatar�an las pasiones m�s reprimidas y los deseos m�s ocultos y al mismo tiempo encontrados, donde el placer se encargar�a de llegar a ambos a trav�s de infinidad de caricias y que en m� llegaron a liberarse en un nuevo lecho y con una nueva pareja. Descubriendo una nueva forma de amar que no difer�a mucho del que llevaba con una mujer, s�lo que en esta ocasi�n mi pareja era una persona de mi mismo sexo.
Siento un viento cosquilleo
cuando estamos juntos
quisiera convertirme en risa,
llena de gozo
retozar en playas de ternura y
reci�n descubiertas
(Gioconda Belli)
Not� como mis sentimientos reprimidos dejaron de estarlo. Comenzando en m� una nueva forma de entender el sexo, alejada del espectro de la culpa. Bajo el cual me era imposible amar a alguien de igual sexo .Ambos �ramos conscientes de que nuestra relaci�n ser�a breve en el espacio pero imborrable en el tiempo. Por eso no s amamos hasta el �ltimo momento de mi estancia en su pa�s. Siempre lo recordar� como mi primer hombre, mi amigo., el amante que me ense�� los rincones m�s secretos de una relaci�n gay. Sus besos, sus palabras llenas de ternura y convicci�n me liberaron de las cadenas de la culpabilidad. Mientras que esa uni�n llevada a cabo en nuestros encuentros sexuales fue el b�lsamo que sanar�a las heridas que da�aron mi alma.
En estos d�as secos
En que la ausencia duele
Y agrieta la piel,
El agua sale de mis ojos
Llena de tu recuerdo
A refrescar la aridez de mi cuerpo
Tan vacio y tan lleno de vos.
(Gioconda belli)
Tras mi separaci�n de Walter se me hac�a dif�cil adecuarme a la rutina diaria del trabajo reflexionaba sobre mi experiencia. No sab�a si �sta supondr�a un acontecimiento puntual en mi vida o por el contrario a�n permanecer�a en m� latente la condici�n de heterosexual. Esas dudas no tardaron en disiparse al estrecharse mi amistad con Mar�a (Leer la �Fantas�a de Mar�a� I y II) Dada la necesidad que ambos ten�amos de encontrar a alguien con qui�n hablar hizo que ambos nos reencontr�ramos con el sexo uni�ndose tambi�n su marido. �sta nueva relaci�n supuso para m� un nuevo contacto con ambos sexos especialmente el femenino. Mientras que para ellos signific� el renacer de una relaci�n que adoptar�a para ellos un car�cter m�s liberal.
Marcela
Todo sucedi� cuando casualmente descubr� una librer�a perdida en un barrio antiguo de la ciudad. No tard� en frecuentarla con asiduidad, no s�lo por el aspecto bohemio que presentaba, sino porque los vol�menes que descansaban sobre las viejas estanter�as intentaban huir del car�cter excesivamente comercial, ofreciendo al lector la posibilidad de reencontrarse en ellas con t�tulos descatalogados. Sin embargo lo que m�s me atrajo de ese �peque�o antro de sabidur�a� fue la persona que lo regentaba. Una hermosa mujer de unos treinta y cuatro a�os aproximadamente. Alta con unos senos medianamente abundantes y caderas redondeadas, cuya femineidad se complementaba con una ex�tica sensualidad.
Frecuent� con tanta asiduidad la librer�a que mis lazos con Marcela se fueron estrechando de tal forma que paulatinamente fuimos apartando los temas literarios para acercarlos m�s a los del alma.
Una tarde mientras tom�bamos un caf� me hizo una confesi�n:
-Quiero que sepas � me dijo mientras daba un sorbo a la taza- que a pesar de mi aspecto femenino nac� var�n. S�, mi sexo es el de un chico. Desde que tuve uso de raz�n quise ser mujer. Mi fuerza, mis ademanes y mi actitud eran de ni�a. Yo era muy hembra. Tan hembra me sent�a, que ya me gustaba el maquillaje y los brasieres. No pod�a ver a los hombres porque me erizaba la piel. Ah� comenz� mi vida de travesti. Pero deb�a de pasar mucho tiempo antes de que definitivamente pudiera �salir del armario�. La primera vez que me fui a la cama con mi primer novio me entregu� como una mujer por primera vez deseosa de un hombre. Posteriormente tuve otras experiencias que pudieron acaba en matrimonio. Una vez en Barranquilla conoc� a un teniente retirado. Casado y padre de dos hijos con qui�n sostuve un romance muy puro. �Sabes? Antes de convertirme en mujer era un hombre muy femenino. No quiero tener una vagina artificial, por eso no me he operado. Adem�s el pene es el gran secreto que tenemos los travestis para complacer a los hombres. �O no te gustan las mujeres con sorpresa?
- Agradezco que me hayas confiado tu secreto. Sin embargo tu sexo no tiene que ser un obst�culo para la persona que realmente quiera estar contigo. �Y nunca has deseado estar con una mujer? �le pregunt� con un poco de morbo-
- Es la eterna pregunta que nos hacen a los travestis. Siempre me han gustado los hombres, me siento mujer, soy una mujer. Pero nunca se sabe no se puede decir que no a nada. Si me acostara con una mujer tendr�a que atraerme much�simo y volver a despertar en m� ese �instinto masculino�.
Estaba totalmente hechizado conversando con ella, cuando inoportunamente timbr� el celular. Cambiando totalmente su estado de �nimo, encoleriz�ndose como el peor de los mortales�
- �c�mo es que necesitas dinero? �Qu� te has cre�do? No te voy a mantener siempre �o�ste? Bueno� si es as� �Nos veremos esta noche?
En ese momento quise saber el secreto de su interlocutor para apaciguar su c�lera y someterla a su voluntad en tan breve espacio de tiempo.
Al d�a siguiente Marcela desapareci� se fue sin decir nada, dejando atr�s sus libros descatalogados, nuestras confesiones y especialmente sembrando en m� una un deseo inalcanzable de tenerla entre mis brazos. Pens� que ser�a una escapada de dos d�as sin embargo hab�an transcurrido casi algo m�s de dos semanas y no sab�a nada de ella hasta que una timbrada del celular me sorprendi� al escuchar su voz.
- Estoy en casa llegu� esta ma�ana. �Por qu� no te vienes para ac� y celebramos mi regreso?
Estaba a�n sorprendido as� que me alist� r�pidamente y me dirig� a su casa. Cuando llegu� me abri� la puerta envuelta en un kimono de seda el cual le cubr�a hasta la mitad del muslo. Dej�ndole al descubierto sus largas y bellas piernas. Y Su cabello
Largo y sedoso se lo hab�a recortado hasta llegarle por encima de los hombros. No pudimos evitar abrazarnos permaneciendo as� durante unos largos segundos.
Sent�monos �me sugiri�-, a�n es pronto para cenar.
-�D�nde has estado durante todo �ste tiempo? Estaba ya preocupado.
- Me alej� de todos y de todo. Me refugi� en una casita cerca del mar.
-Yo pens� que estabas con tu novio.
-Ah! No, lo dejamos. Es verdad que es un animal sexual, pero ya la relaci�n se deterior�.
Tras una pausa nuestras miradas se encontraron e inevitablemente nuestros labios y nuestras lenguas se buscaron para encontrarse dentro de su boca.
-Ven � Me dijo- Y tom�ndome de la mano me condujo hacia su dormitorio, cuya cama estaba cubierta por un manto de p�talos de rosa e iluminado por la d�bil luz de unas velas las cuales transmit�a el aroma de la pasi�n y del sexo. Al desprenderse de su kimono dej� al descubierto sus senos tersos, firmes y no excesivamente voluminosos, pero muy femeninos. Mientras que de un extremo de su diminuta tanga, de la que se desprendi� r�pidamente, se sal�a su verga desnuda y erecta.
Cuando nuestros cuerpos desnudos se encontraron sobre el lecho de rosas no demoramos en abrazarnos nuevamente. Yo sent�a una especie de excitaci�n al sentir el roce de mi verga erecta con la suya. Me encontraba cargado de energ�a y mi excitaci�n aumentaba puesto que sent�a que ambos respond�amos a nuestros preliminares. Le succionaba las orejas subiendo y bajando mi lengua por su cuello, mientras que mis labios descendieron hasta sus pezones erectos, duros y rosados mordi�ndoselos, tirando de ellos con mis dientes y chup�ndoselos. Abarcando con mi boca todo lo que dentro de ella me pod�a entrar de sus pechos� Baj� por el ombligo hasta encontrarme con su verga totalmente erecta y mojada por el l�quido preseminal. No dud� en introduc�rmela hasta el fondo de mi boca reteni�ndola dentro de ella durante algunos segundos. Regresando desde la base de su miembro hasta encontrarme con la cabeza de su glande. Succion�ndolo y lami�ndolo procurando que mis mamadas fuesen lentas y suaves, sin tener prisas� puesto que quer�a proporcionarle una sensaci�n de placer y relajaci�n. Buscando el disfrute de ese momento donde el contacto de mis labios y mi lengua con su glande humedecido por mi saliva y sus jugos le estaban haciendo gozar. Procurando que esa sensaci�n de placer que precede al orgasmo se prolongase el mayor tiempo posible demorando as� la eyaculaci�n.
A veces, esas veces,
me gusta la ternura femenina
de tu ser masculino.
Tu tacto, tu sudor, tu saliva.
Me gusta el fluido que viertes sobre m�,
el que empa�a mi vista, llena mi boca
y acaricia mi cuello
el que riega mi pecho
en goteo lento y gozoso, el que desoye y empapa la s�bana
y tambi�n
el que penetra por dentro,
el que guardo y retengo s�lo para m�.
(Olga Lucas)
-Cielo, eso est� rico� cuidado que llevo casi dos semanas sin tener sexo� �Ahhh!...Lo siento�qu� riqu�simo�
Al observar que se corr�a aument� el ritmo de mis mamadas para que definitivamente llegase hasta el final.
-Lo siento� Esas fueron sus �ltimas palabras antes de eyacular emitiendo un tremendo gemido e inundando el interior de mi boca con una enorme cantidad de espeso y c�lido semen.
�Lo siento!...pero ha sido tan rico.
-No tienes por qu� disculparte, eso que tenemos dentro hay que expulsarlo y si lo haces con placer mucho mejor. Yo tambi�n he disfrutado al ver como gritabas y te corr�as dentro de mi boca. Soy feliz, porque al saborear tu verga has disfrutado hasta tener un orgasmo.
Se acerc� a m� y con su lengua lami� los restos de su semen que a�n permanec�an en mis labios.
-Me alegro de que no sientas asco de algo que forma parte de m�, especialmente si ha salido gracias a tus mamadas� ahora Vas a ver lo que una hembra es capaz de hacer� y diciendo eso empez� a deslizar suavemente su lengua desde un lado a otro de mis test�culos. Meti�ndoselos todos en la boca, haci�ndolo despacio para no hacerme da�o. Lo alternaba introduci�ndose toda mi verga con un movimiento de arriba abajo deteni�ndose en el glande para lamerlo y volviendo a deslizar nuevamente su boca a lo largo de mi sexo. Volviendo a chupar mis test�culos trag�ndoselos y engull�ndolos. Despu�s me coloc� un coj�n bajo la zona lumbar y empez� sin prisas a deslizar su lengua desde el ano hasta encontrarse de nuevo con mis huevos. La sensaci�n era m�gica, electrizante, indefinible�. No exist�an las palabras, puesto que la misma necesidad de gozar y hacer gozar nos llevaban a cambiar de posturas�Me coloqu� a cuatro patas e inesperadamente sent� recorrer su c�lida lengua alrededor de mi orificio anal. Escupiendo para lamer su propia saliva que resbalaba a trav�s �l. As� continuaba proporcion�ndome un riqu�simo beso negro mientras que una de sus manos, mojada en saliva, agarraba mi verga amas�ndola y masaje�ndola. Haci�ndome imposible ante tanto placer contener mi leche, la cual acab� embarrando la mano con la que ella me pajeaba. En ese momento de �xtasis me desplom� boca abajo, porque el placer del orgasmo unido al de la lengua acariciando mi ano, no se, pero sent� que se me multiplic� haciendo incontenible la eyaculaci�n.
-Vamos a compartirlo - me dijo- y ambos empezamos a lamer y a chupar mi semen que se deslizaba por entre sus dedos y que cubr�a la palma de su mano.
-Ahora quiero volver a pon�rtela grande, mi amor. Y meti�ndose mi sexo, ya fl�cido y mojado de semen, empez� a chuparla y a lamerla deslizando su lengua desde la cabeza a la uni�n del frenillo con el glande. Y continuando boca arriba me lubrico el ano introduci�ndome dos dedos hasta que consider� oportuno penetrarme. Cuando al fin lo hizo la sent�a rico dentro de m�. Me pon�a caliente escucharla gemir cada vez que empujaba su verga.
-Vamos a corrernos juntos, aguanta como un hombre �dec�a a medida que su respiraci�n se aceleraba. Te aviso cuando me venga la leche�
Los dos est�bamos disfrutando, ella al penetrarme y yo no s�lo por el hecho de sentir el placer que ella me estaba proporcionando sino porque al mismo tiempo yo me masturbaba..
��Papi, ya me vengo, me corroo!!!
Y deshaci�ndose del preservativo empez� a masturbarse meti�ndome su verga en la boca cuando ya su jugo empez� a salir, disfrutando y sintiendo el orgasmo con los ojos cerrados grit� de placer. Recogiendo con su lengua su reci�n expulsado semen, que resbalaba por mis labios, ya en forma de unas reducidas gotas al mismo tiempo que yo tambi�n hab�a sentido la llegada del orgasmo, puesto que me corr� al mismo tiempo que ella. Los dos nos desplomamos rendidos y al cabo de unos minutos nos dirigimos a la ducha donde ambos salimos de all� con las vergas erectas, puesto que no pudimos evitar besarnos bajo el agua tibia de la regadera. S�per caliente por el momento me arrodill� para chuparle su sexo. Era una experiencia rica como el agua descend�a por mi cuerpo mientras ella empujaba su verga dentro de mi boca como si fuese �sta mi culo.. . Nuestras vergas estaban erectas y sin secarnos se coloc� a cuatro patas porque quer�a que le comiera todo el culo. As� permanec� durante un gran rato haci�ndole lo mismo que ella me hab�a hecho con anterioridad. Hasta que me dijo:
-�Papi m�temela ya! -quedando mi verga atrapada entre sus gl�teos�
-T�came las tetas, pell�zcame los pezones� soy tu hembra �verdad?
Mientras la penetraba ella se masturbaba�, demor�bamos ambos en corrernos, puesto que ya lo hab�amos hecho con anterioridad y a penas nos quedaba semen. Sin embargo intentamos volverlo a hacer juntos. Como as� fue. Yo deposit� mi semen entre sus tetas y el ella qued� derramado entre las s�banas.
Esta historia as� como todo el contenido del relato es verdad, tan solo cambia los nombres. Quisiera saber si os ha gustado a igual que si quer�is escribir. Lo pasamos muy bien, nos conocemos, sabemos lo que nos gusta y ella no descarta hacerlo alguna vez con una mujer. Somos amigos con derecho a cama, no somos pareja, pero queremos practicar el sexo con personas que realmente quieran disfrutarlo con respeto y sinceridad, por eso nos gustar�a hacer un tr�o con un chico o con una chica o incluso hacer el amor con una pareja U otro travesti.
Encuentroeneltropico.
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Relato: nuevas y bellas emociones II
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