Relato: Adi�s adolescencia, adi�s inocencia
Adi�s adolescencia, adi�s inocencia
Cap�tulo 22 - Y otra vez Berl�n. Compromiso de bodas. En el verano de 1972 estuve en mi Venezuela luego de m�s de 4 a�os de ausencia. Me reun� con algunos de mis ex compa�eros de colegio y celebr� con ellos ese encuentro maravillosamente... Al regresar en la residencia se hablaba mucho sobre el pr�ximo compromiso de bodas entre Rabi y su cegatona Uschi. Sin lentes era una ciega total, y adem�s eran oscuros por lo que no ten�a un aspecto muy seductor, mas ello no le importaba nada al Rabi porque �l se lo pasaba todo el d�a en peda, nunca iba a las clases del tecnol�gico porque deb�a recuperarse en las ma�anas del traj�n nocturno. Se levantaba, acicalaba, iba al comedor del instituto, com�a algo all� y se largaba a la ciudad para proseguir con su juerga. En las tardes le llegaba su Uschi, y all� se encerraba a coger a la c�ndida cegatona que s�lo mug�a ante el empuje del rabino coloniense. Ello causaba mucha diversi�n a todos los otros habitantes del piso, pues cuando ellos retornaban de sus clases, entonces se hallaban con ese espect�culo a ciegas porque no se ve�a nada, pero se o�a y escuchaba el chirrear de los resortes, as� como los gemidos de Uschi y los bufidos del Rabi, y hasta una cadena de muy sonoros pedos del coloniense que no se dominaba debido a la cantidad de etil en su cuerpo. Muy divertido era escuchar tras su puerta.
Todo ello -la pedorrea y la ca�a-, sin embargo, no fue problema para que Uschi se dejase seducir y anunciase a los cuatro vientos que se comprometer�a con su Rabi; muy feliz se ve�a aquella tarde en el s�tano nuestro proclamando ese gran hecho muy pr�ximo, pues quer�an aprovechar los �ltimos suspiros del verano para organizar la fiesta en el patio de la residencia. Ella se encarg�, junto con sus padres, de organizar los detalles del gran festejo por venir... Y se corri� la voz por toda nuestra morada: <>. Qu� alegr�a para todos nosotros porque contratar�an un cami�n tanque con cerveza, as� como mucha comida por parte suya y de los invitados que aportar�an algo de su propia culinaria, entre ellos nos encontr�bamos el tico Rafael, los griegos y mi persona por pedido personal de la pareja, en especial del rabino, ya que �l conoc�a muy bien nuestra culinaria por degustaciones anteriores en nuestra cocina, y le hab�a gustado mucho.
Se lleg� ese d�a anunciado por la pareja, y lo recibimos con bastante alegr�a porque podr�amos celebrar a tambor y timbal. Un acorde�n lanz� su m�sica para iniciar un vals alegre, las parejas y no parejas se levantaron de sus asientos para moverse al comp�s de la m�sica vienesa; los padres de ambos se sentaban aristocr�ticamente en sus mesas mientras observaban a los invitados que danzaban muy acompasadamente, seg�n los orientaban las notas del acordeonista. As� se iniciaba aquella fiesta de compromiso matrimonial en ese verano ya feneciente. El carro tanque con cerveza en el patio abastec�a a los invitados de forma expl�cita y amplia. La pareja se sentaba en el otro extremo cuchicheando entretenidamente porque Uschi no se cansaba de manosear por debajo de la mesa a su Rabi; �l no ten�a rollo con el manoseo de ella, pues �l se dedicaba a hacer desfallecer cualquier cantidad de botellas contenedoras de zumo lup�lico. Bromeaban y re�an sobre el futuro que les esperaba mientras Uschi tocaba intensamente a su Rabi; �l se dejaba hacer sin protestar ni piar, s�lo se dedicaba a vaciar botellas de cerveza y a comer como un peregrino reci�n llegado de los desiertos �rabes luego de haber visitado todas las reliquias egipcias dejadas como recuerdo por los faraones y las faraonas. -"Uschi, Uschi, tesorito m�o, dame otra cervecita porque me muero de sed; ugh, glups... No importa, otra m�s, por ti y por nosotros, salud"-. Y luego un estruendoso pedo del novio Rabi. Ja, ja, ja.
En una esquina hab�an colocado una mesa grande con diferentes comidas y platos para los diferentes gustos como ensalada de papas, salchichas cocidas y asadas, milanesas, papas fritas y salteadas, albondigas alemanas, ensaladas de verduras, es decir, un sin fin de viandas sencillas pero muy apetitosas. Nosotros aprovech�bamos de la lujuriosa cantidad all� disponible para hartarnos de comida y pasarla con cerveza o alguno de los vinos engarrafados en sendas botellas de 5 litros; una verdadera bacanal. La mam� de Rabi se encargaba de que �ste comiese debidamente porque �l se dedicaba �nicamente a bajarse los vasos con cerveza y hasta los mezclaba con vino para darle m�s efectividad a la et�lica bomba de tiempo. Aquella tarde yo hab�a invitado a la maestra Berbel porque la Mu�equita se hab�a ido a su pueblo como lo hac�a todos los fines de semana y yo precisaba de compa��a femenina para olvidarme de los estudios. La maestra bailaba con todos los que la invitaban, en especial los griegos quienes se alternaban para danzar con ella, de vez en cuando se me acercaba para que la acompa�ase, entonces la complac�a para placer de ambos, pues aquel d�a estaba muy coqueta y lanzada; observadora como lo era, me comentaba entre dientes y al o�do sobre el comportamiento de Rabi que no paraba de meterse cualquier cantidad de ca�a: -"ji, ji, ji, sabes, Rabi no va a ver el atardecer de hoy, la Uschi s�lo va a disfrutar con sus ronquidos y sus pedos, no la coger�, ji, ji, ji; m�ralo, �cu�ntas cervezas se ha bebido ya?, incre�ble su sed"-. La verdad era que Rabi no le paraba bolas a la chica suya dedic�ndose solamente a beber y engullir lo que su mam� le tra�a y serv�a, parec�a frustrado, incluso hastiado; pero hambriento y sobre todo sediento.
La tarde comenzaba a desaparecer bajo un crep�sculo rojizo como d�ndole un adi�s al verano ya feneciente y dej�ndose arrobar por una temperatura agradable que nos acariciaba a trav�s del viento lento que bat�a las copas de los �rboles circundantes al patio de nuestra residencia. Rafael tortoleaba con su Gisela, J�rgen y Daniella discut�an, Detlef con su Brigitte degustaban los platos; y Rabi se enchufaba los vasos de cerveza sin perd�n. El cami�n con el tanque de cerveza no daba abasto ante tanta demanda por parte de los participantes. S�, s�. Los padres de la pareja hab�an contratado un cami�n repartidor de cerveza que portaba un tanque con una cantidad abismal de ese l�quido; o sea que pod�as beber gratis hasta caerte de la pea, tal como sucedi� con algunos. Nuevamente empezaron los valses alemanes para benepl�cito de ellos; Uschi se levanta y hala a Rabi para que baile con ella por lo menos un rato, pues hasta el momento se hab�a limitado �nicamente a beber ca�a. Ella lo logra convencer con sus arrumacos y salen a la burda pista del patio con piso de ladrillo, Rabi se bambolea debido a la carga de alcohol que ya lleva en su cuerpo, Uschi lo sostiene para que no se resbale... De repente se oye un alarido: -"noooo, nooooooo Rafael, �qu� haces?"-. El tico se hab�a acurrucado debajo de la manguera del tanque de cerveza al tiempo que hab�a abierto la llave para ducharse. Su Gisela trataba de halarlo pero �l era muy fortach�n y no se dejaba sacar de su placer que era ba�arse en ca�a; el tico re�a feliz y la espuma et�lica lo convert�a en una blanca pompita mientras soltaba una sonora carcajada que se esparc�a por doquier.
Todos observ�bamos divertidos la presentaci�n del tico Rafael y la desesperaci�n de su Gisela que no hallaba la forma para sacarlo de esa ducha et�licamente espumosa haci�ndolo parecer a un gorila albino que danza acurrucado cuando le traen su alimento. Lo �nico que faltaba era que hubiese comenzado a caminar gorilescamente bajo el chorro que le ba�aba su frente, el resto le era igual. Ella, Gisela, no se atrev�a a intervenir para no convertirse en una v�ctima m�s del ba�o. Rafael re�a como un aut�mata. Una vez que se sinti� hart�, por fuera y dentro, decidi� salir de all�. Se irgui� carcaje�ndose al tiempo que sus zapatos lanzaban espuma al caminar: <>, se o�a a cada paso suyo. Gisela se quejaba: -"Osito, �qu� haces?"-. �l no se dejaba influir y continuaba luciendo su espumoso disfraz. Todos re�amos a carcajada batiente su osad�a. De repente se oye un alarido. -"Uuuhhhhyyyyyy, qu� horrible; �c�mo es posible?... Uuuhhhyyy, qu� cochinada"-. Gisela, la amiga de Rafael, cambiaba la vista para que nos fij�semos en lo que suced�a en el otro lado del patio... Qu� escena tan t�trica se nos brindaba all�.
Rabi se aferraba con su mano izquierda a un �rbol para no caerse y con la otra sosten�a su masculinidad para deshacerse del l�quido que le torturaba su pr�stata; de sus intestinos se escapaban sonoros sonidos nauseabundos que se semejaban a la tronera de un pre�mbulo de aguacero acompa�ados de cortas regurgitaciones indicadoras de que su est�mago tambi�n estaba pronto a devolver toda la cantidad de comida que su se�ora madre le hab�a embutido. �l meaba, pedorreaba y regurgitaba. Ja, ja. Uschi empez� a protestar por la presentaci�n de Rabi, sus protestas se iban convirtiendo en quejas lacrimosas: -"Helmut, �por qu� haces eso?, p�rtate bien... Buaaahh, snif, snif, buahh"-. Rabi no le paraba bolas y segu�a con su espect�culo de pedos, meados y regurgitaciones. Nos olvidamos de Rafael con su ba�o espumoso para concentrarnos a ver el drama de Uschi con su <> Rabi. Ja, ja, ja, ja. Su mam� trataba de acerc�rsele pero era imposible, pues �l giraba hacia un lado y otro lanzando su chorro creando a su alrededor un muro l�quido; su rostro perd�a color destacando as� su barba. La direcci�n de su meada se extraviaba a cada lerdo movimiento suyo, de pronto ech� a caminar simiescamente sosteniendo su masculinidad convertida en manguera apaga incendios, murmur� nervioso: -"te, te, tengo hambre, quiero alb�ndigas"-. Su chorro se dirigi� exactamente hacia la bandeja portadora de las alb�ndigas y un alarido de sorpresa mezclado con asco se oy� por todo el patio de la residencia: -"baaaahhhhh, qu� cerdo"-. �l no se percataba del desastre, Uschi lloriqueaba quejumbrosa, su mam� trataba por todos los medios a su alcance de dominar la situaci�n, pero le era imposible debido al avanzado estado de beodez de Rabi.
Berbel se escond�a detr�s m�o refreg�ndome sus senos contra mi espalda mientras que con una mano recorr�a mi pecho dej�ndola bajar hasta mi vientre bajo para comprobar si estaba excitado con su presencia, al tiempo se burlaba silenciosamente de la pobre Uschi quien ya se hab�a resignado sin saber que faltaba a�n una parte de la escena. Rabi pudo por fin guardar su instrumento masculino y se lanz� a la mesa para tratar de comer; una mano suya cay� directa sobre la bandeja con la ensalada de papas, la cerr� y la alz� para atarugarse, pero en ese preciso instante sucedi� que su est�mago se neg� a aceptar m�s alimento y devolvi� la carga ya almacenada all�; de su boca se escurri� una masa blancuzca con ribetes amarillentos y pedazos oscuros, era la ensalada con alb�ndigas que su mam� le hab�a embutido rato atr�s. Un calambre estomacal le hizo doblar su torso cayendo de cabeza sobre la mesa enterrando su luenga barba en las bandejas con las ensaladas, resopl� como hipop�tamo sumergido en el Nilo levantando espesas burbujas de la mayonesa. En su af�n por aferrarse a algo, tom� con sus manos el mantel hal�ndolo, as� cayeron algunos de los platos al piso junto con �l ocasionando un ruido descomunal; su camisa y pantal�n eran un mosaico de colores, sabores y pegostones de los alimentos que se hab�an adherido a su cuerpo; de su bragueta abierta trataba de extraer su miembro para seguir meando, su mano extraviada no atinaba a hallar su objetivo y entonces se vio como su pantal�n se humedeci� abundantemente mientras con la otra mano recog�a los restos alimenticios pegados a sus ropas para introduc�rselos en su boca. Uschi se levant� de su mesa gritando: -"me divorcio ya, me divorcio ya; buahhh, snif, snif, snif, buaaahhhh; Helmut, eres un cerdo, buah, buah, buah; me voy de aqu�"-. Rabi, sin saber qu� suced�a, reprochaba amargo a los presentes: -"�nunca han visto a un hombre meando y vomitando?... Rafael, Rafael ven a bailar"-. Y ambos con su indumentaria especial bailaron una rumba famosa por esos a�os de Peret -La rumba del tracatra-; el tico espumeaba y Rabi repart�a comida pestilente a cada vuelta suya.
Franz, Detlef y J�rgen tuvieron una idea genial. Conectaron la manguera en la llave del patio y apuntaron hacia los dos para ba�arlos. Un aplauso y ovaci�n se esparci� entre los presentes; J�rgen tom� la manguera apuntando directamente hacia Rabi para deshacerlo de toda la comida y vomito que adornaban sus vestimentas, incluso ces� de bailar para que el gordo lo ba�ase, le ca�a bien la ducha fr�a, entonces pidi� cerveza y m�s m�sica para bailar con Uschi, pero ella ya se hab�a largado, y para siempre, pues nunca m�s volvi� a la residencia ni se dej� ver por los sitios que nosotros visit�bamos. Rafael se uni� a la ducha com�n porque le ard�an los ojos debido a la cantidad de alcohol que se los azotaban; ambos re�an perdidos en su jolgorio. El conserje se hizo presente para saber qui�n recoger�a toda la cochinada all� extendida en el piso; los padres de Rabi tomaron la batuta de las acciones, ya que los padres de Uschi se hab�an largado con ella en se�al de solidaridad paternal; Rabi y Rafael danzaban la rumba de Peret bajo la ducha que J�rgen les proprocionaba. Berbel observaba todo un poco alejada del sitio, yo no la perd�a de vista y ella a m� tampoco, le hice se�as para que se acercase, lo hizo contone�ndose al comp�s de la melod�a al tiempo que sosten�a un vaso con limonada, me inquiri�: -"�qu� quieres?"-, sonri� picarona. Le susurr� a su o�do que deseaba pasar la noche con ella, me hal� hacia un lado respondiendo en el mismo tono: -"s�, pero vamos a mi apartamento, pues esta jarana no parar� hoy y el ruido ser� grandioso; ahora vamos al s�tano y bailamos un rato para entonarnos, �s�?, para que me acaricies mis nalgas y estreches mis tetas contra tu pecho, ji, ji; y sentir tu erecci�n busc�ndome sin conseguirme, ji, ji, ji"-... S����� fue mi respuesta aprovechando para manosearla y aru�arla en su orondo trasero, ella protest�: -"atrevido; en p�blico no, ji, ji, ji; espera que apaguen las luces y cierren las cortinas; deja ya de meterme tanta mano por todos lados; ven, vamos a bailar y luego nos largamos para que me disfrutes y yo gozar de tu rabote tan sabrosote que tienes para que me hagas ver estrellitas, ji, ji, ji, ji, ser� bien en mi casa, ji, ji"-.
Al bajar las escaleras para entrar al s�tano nos alcanz� Rafael carcaje�ndose brutalmente y pidiendo paso: -"d�jenme pasar, ja, ja; me tengo que duchar, ja, ja, ja, d�jenme pasar"-. Se perdi�. Vimos a una chica sola en la entrada, su desorientaci�n era clara, buscaba a alguien que no estaba all� presente. J�rgen se le acerc� para indagar qu� quer�a saber, ella respondi� medrosa: -"busco a Klaus, pero no s� el n�mero de su habitaci�n; �me lo podr�a decir?"-. J�rgen enarc� sus ojos mientras miraba de reojo a su Daniella, luego le aclar� a la chica: -"Klaus no est�, se fue a M�nster a visitar su familia y vuelve dentro de una semana; pero no importa, nosotros la invitamos a la fiesta; de todas formas si quiere cerciorarse de mis palabras puede subir al �ltimo piso a la derecha, n�mero uno-cinco, o sea la primera del quinto piso... Pero �l no est�"-. La chica asinti� silenciosa y se fue escaleras arriba buscando la habitaci�n del Klaus. Berbel y yo nos perdimos en las nubes de humo reinantes en el s�tano para bailar e irnos entonando para luego largarnos a su apartamento.
De repente se oyeron unos alaridos femeninos bastante lejanos: -"socorro, socorro, ayuda"-. J�rgen, Daniella salieron para ver de d�nde ven�a la voz desesperada; yo corr� arrastrando de la mano a Berbel porque me ol�a que tendr�a que prestar ayuda otra vez, era una leve corazonada. Ellos subieron las escaleras porque cre�an que la voz ven�a del piso m�s alto, momentos luego se oy� la ronca voz, ella fumaba mucho, de Daniella llam�ndome: -"Arturo, ven pronto antes de que tu hermano cometa una barbaridad muy grande, ap�rate"-. Mi coraz�n no me hab�a traicionado, mi hermano costarricense estaba en l�os. A grandes trancos escal� las gradas con la maestra sigui�ndome con su risilla nerviosa; J�rgen y Daniella estaban parados a la entrada al piso gritando: -"Rafael, Rafael, p�rtate bien, no como un vulgar y bruto cerdo"-. Berbel dej� escapar un aullido al ver la escena que se nos presentaba: -"ayyyy, no es posible; y tan caballero que es cuando est� en sano juicio"-. Yo no sab�a si re�r o rega�arlo. La chica estaba contra la pared protegi�ndose con su bolso; Rafael enfrente suyo trataba de acorrarla con la mano izquierda mientras que su mano derecha sosten�a su erguida masculinidad apuntando hacia la chica al tiempo que le lanzaba frases tratando de convencerla de sus intenciones: -"mira, esto tan sabroso s�lo para ti, �nicamente para ti, lo tengo bien grueso y bastante cabez�n, y echo mucha leche cuando me vengo, je, je, je; aprovecha que no est� Klaus, pero estoy yo y con muchas ganas de rubia alemana con ojos azules y un culo bien paradito, je, je, je... Uhmm, d�jame y te lo lambo con mi lengua para llen�rtelo con saliva y as� te entre bien suavecito; uhy, que culito tan lindo el tuyo, para morirse en �l; te quiero rubiecita, ven para que me lo chupes y despu�s te lo siembro bien hondo; m�ralo bien... Uhm, I love you; je t�aime"-. La chica oteaba hacia el techo. Gisela se hab�a ido a su casa debido a la borrachera del tico, pues se imaginaba que caer�a rendido debido al embate de la ca�a en su cuerpo.
Rafael se percat� de la presencia nuestra y empez� a dudar de su cometido con la pobre chica, ojeaba hacia atr�s para ver qui�nes eran sus espectadores... Berbel era una mujer muy tranquila y antiparab�lica, presta a las bromas y hasta dispuesta a compartir en fiestas en donde la distracci�n sexual era el objetivo principal, pero esa escena la enfureci� un poco: -"Arturo, haz algo por la pobre chica; no vas a dejar que Rafael la viole aqu� a plena luz; haz algo y pronto, bien pronto"-. Rafael no se percataba de nada, la chica sollozaba ante tal amenaza; afuera se hab�a armado un barullo tremendo: -"�ya la violaron?, �ya la cogieron?, �a�n no?, �qui�n es?, �qui�n es?"-. Risas y m�s risas. No tuve necesidad de intervenir, pues Berbel se interpuso entre ambos mirando desafiante al tico, J�rgen lo sac� a empellones del piso llev�ndoselo a su cuarto mientras �l se guardaba su arma masculina entre la bragueta de sus pantalones ri�ndose vulgar, mas quiz�s sin saber o estar consciente de lo sucedido; la chica sali� en carrera loca probablemente embargada de verg�enza, furia y arrechera. El grupo de los curiosos se disolvi� una vez que el espect�culo hubo finalizado, los retrasados se quejaban por hab�rselo perdido todo.
La Berbel me sac� de all� para que nos fu�semos a su apartamento para terminar la tarde all�: -"ven, vamos a mi casa, ac� hay mucho desorden; f�jate, un borracho se vomita, mea, pedorrea y se masturba, su novia lo abandona in pso facto; otro se ducha con cerveza y luego quiere violar a esa chica linda de ojos azules y culo sabroso; y t�, t� me manoseas las nalgas y las tetas mientras bailamos y me estrechas tanto que ya me quieres envarar con ropa y todo... Y para que te calmes, pues entonces nos vamos ya a mi casa, ven"-. Me hal� para que sali�ramos de la residencia y as� irnos a su covacha, la cual era muy agradable e incluso c�moda. En el camino quisimos entrar a la tasca de Zvonko, mas no fue posible porque estaba repleta y llena de humo, me consol�: -"no importa, en mi casa tengo vino, cerveza y t�; sigamos"-. Y la segu� porque me hal� nuevamente debido a su necesidad irrefrenable de querer ser pose�da y penetrada en aquella tarde casi oto�al. Y la persegu� hasta que arribamos a su peque�o edificio: -"ya llegamos, y nadie nos podr� interrumpir porque estoy sola, la ni�a est� con su abuela; ap�rate, entra pronto, ji, ji, ji, ven torbellino caribe�o, ven ya, no esperes m�s"-.
Su impaciencia se reflejaba en sus palabras y reacciones, quer�a estar a solas conmigo bastante pronto, as� como mucho largo rato, o sea toda esa noche en que nos hallar�amos solitos los dos en su confortable alojamiento, me gustaba mucho su c�modo apartamento porque estaba cerca de mi casa y era muy agradable, hasta con ba�era para dos personas, ideal para fornicar en el agua tibia durante la �poca oto�al e invernal. Su cantarina voz me sac� de mi ensimismamiento: -"ahora s�, ahora s� me puedes coger; y ahora s� puedes disfrutar de todo mi cuerpo, todo; ven torbellino caribe�o, ven y forn�came; empieza por mi culo que tanto te place"-. La mir� muy directa a sus ojos y comprendi� mi inquietud, o se imagin� que deseaba algo especial, indag� nerviosa: -"�qu� quieres?, �no te gusta mi idea?, dime qu� deseas en especial. Yo no soy como tus otras chicas que te leen los deseos de tus ojos, no soy vidente, pero si se puede te complazco porque s� que tienes mucha fantas�a; dime tu deseo"-. Me le acerqu� para susurrarle mi inquietud. Reaccion� ir�nica y comprensiva: -"�ah!, �me quieres coger nadando?, ji, ji, ji; pues est� bien, nos vamos a la ba�era y cogemos all�, le ponemos bastante jab�n y perfume para que no te quejes de que no estoy aseadita, ji, ji, ji, y as� resbala mejor tu rabote entre mi carne; ven ya que estamos solos y podemos comportarnos libremente... Ven, desn�date y ay�dame para que no nos perdamos un �nico minuto de la noche; ap�rate"-.
Muy lentamente la fui deshaciendo de su indumentaria oto�al, ella, al igual que la Hermosura, llevaba casi siempre falda, ello me causaba muchos calorcitos porque su entrecruce de piernas era muy sensual, sab�a muy bien que mis ojos se enterraban en sus piernas cuando se sentaba cruz�ndolas para mostrar sus blancuzcos muslos. Le solt� el cierre y la alc� hacia arriba su falda en lugar de dejarla caer, luego la llev� a la silla cercana, ahora me concentr� en su su�ter de manga larga, tambi�n cay� en la silla, luego su sost�n, entonces sus senos se bambolearon orondos al quedar libres de sus prisiones, un suave calor se alz� de all�, no me pude contener y me agach� para aprisionar uno por uno sus oscuros pezones entre mis labios, ello provoc� candor en su persona: -"�oh!, �qu� me haces?, �tanto te gustan mis tetas?; s�, as�, ch�pamelas con ardor... Ahhh, qu� lindo me haces, sigue, sigue, sigue"-. Y prosegu� con mi tarea al tiempo que ella se encargaba de buscar con marcadas ansias mi cuerpo para hallar lo que m�s deseaba, se quej�: -"me tienes ya casi desnuda, y yo tengo que buscar todo entre tus ropas; mira tu bragueta ya toda llena de manchitas y hasta parece una casita de campa�a, ji, ji, ji... �Ah, por fin!"-. Y el pantal�n resbal� caderas abajo, nerviosa me arranc� el calzoncillo, y apareci� mi masculinidad repleta y erecta para placer suyo, casi fiera gru��: -"grrr, qu� ganas tengo hoy de ti y de este rabo tuyo tan sabroso, lo quiero sentir atr�s, adelante y que me llene mi boca para chup�rtelo hasta hacerte eyacular y sorberme esa leche bien caliente; ven a la ba�era ya, no esperemos m�s, ven, grrrrr, ven"-.
Y abri� el grifo para que la ba�era se llenase; al agacharse se me ofreci� la perspectiva de su trasero repleto, no pude frenarme y mi mano derecha se pos� en sus nalgas aprision�ndole uno de sus cachetes, mis dedos se deslizaron y uno de ellos baj� por su ranura para entrar en su esf�nter, ello la hizo reaccionar bruscamente: -"ayyyy, no descarado, as� no; me duele, bruto"-. Gir� sobre sus talones mir�ndome directa y gru�� amenazante: -"�quieres que te amarre los huevos con mi mano hasta hacerte chillar?, �s�?... Si no lo quieres, entonces dom�nate y no me metas el dedo all� atr�s; insolente, descarado, atrevido, bruto... Ji, ji, ji, muah, mi culo te fascina, �verdad?"-. Ten�a raz�n, siempre que la ve�a as� desnuda se me desataba una furia tremenda porque me acordaba de las nalgas de la Hermosura. Con mi dedo a�n incrustado en su esf�nter se volvi� a m� para insinuarme: -"vamos a la cama y te complazco, s�came el dedo de ah� y no hurgues m�s, ji, ji, ji... Ven, y despu�s nos ba�amos en la ba�era; ahora quiero que me cojas y bien"-. Una mano suya retir� la m�a de su culo y la tom� para llevarme a su lecho, se tendi� boca abajo sin soltarme, gru�� feroz: -"ahora s�, es todo tuyo, d�melo todo ya, grr"-. Su mano llev� mi miembro hasta colocarlo en su huequito ya h�medo por mi toqueteo anterior; yo me posicionaba a horcajadas sobre su cuerpo para dominarla, dej� que llevase y colocase mi pene a la entrada de su destino; se oy� un �nico sonido, era el chapoteo del glande entrando ya en su esf�nter, me anim� a su manera: -"s�, m�s, m�s, grrrr... H�ndelo todo, todo; aghhh, torbellino caribe�o, todo, m�temelo todo"-. As� transcurri� aquella noche oto�al con esta maestrica ansiosa de ser fornicada ferozmente. Una noche inolvidable all� en Dortmund.
�ltimo viaje a Berl�n
Ya hab�a cruzado la mitad del estudio en lo que a semestres se refiere, ahora estaba solamente a dos per�odos para terminar ese estudio que yo tanto odiaba, pues no correspond�a en absoluto a mi vocaci�n, mas estaba all� embarcado en esa galera y no pod�a retroceder. A esa ya avanzada etapa del estudio se organizaban excursiones a diferentes empresas en Alemania Occidental para ir sondeando el mercado y las posibilidades de empleo. Mi grupo se decidi� por la Siemens en Berl�n Occidental y all� nos fuimos. Por aquellos d�as yo trabajaba como celador de una obra los fines de semana, de all� llam� a la Hermosura para saber si pod�a pernoctar en su agradable apartamento. Y otra vez se alegr� mucho de saber que ir�a al centro de la Guerra Fr�a, su sonora voz fue clara: -"claro Agturro, puedes venir cuando quieras, s�lo tienes que avisarme con tiempo... �Ah!, y me alegro mucho de que me llames"-. Mi coraz�n lat�a como un torbellino al pensar que me podr�a negar su hospitalidad, mas me hab�a equivocado con ella una vez m�s, recalc� serena: -"me dices con tiempo cu�ndo vendr�s para estar preparada y recibirte bien; est� muy bien que vengas a tu Berl�n, ver�s que ha cambiado algo a pesar del muro; te espero"-. Esas �ltimas palabras llenaron mi coraz�n de pleno regocijo, pues <>; ufff, que alegr�a tan profunda me embarg�. Empec� a preparar el viaje que ser�a por tren y por tanto atravesar�amos la RDA por rieles; una nueva experiencia en mi joven vida en Alemania.
El viaje fue bastante aburrido debido a los constantes controles en cada estaci�n de la RDA. Por fin llegamos a la estaci�n del Zoo de Berl�n Occidental, all� me separ� de mis compa�eros porque ellos se ir�an a una pensi�n, y yo al apartamento de la Hermosura. Tom� un taxi para que me llevase a su morada. Mi coraz�n palpitaba a no s� cu�ntas r.p.m. de s�lo pensar que la ver�a nuevamente despu�s del susto tenido en la primavera anterior con su posible embarazo. Ufff, menos mal que no hab�a pasado nada... El taxi lleg� a la direcci�n buscada, mir� hacia la ventana y vi luz en el interior, cruc� la calle arrastrando mi maleta y llegu� hasta la puerta del peque�o edificio, oprim� el bot�n del timbre varias veces, se oy� su clara voz: -"�qui�n es?"-. Le contest� entre alegre y nervioso por escuchar su voz, se oy� otra vez su segura y clara voz: -"�ahhh, Agturro!, muy bien entra y sube, te esperamos"-. Esa frase en plural me llam� la atenci�n e intrig� un poco, pues no me imaginaba qui�nes estar�an compartiendo con ella en su cuartico lindo.
Riiin, riin, riinn. Oprim� el timbre de su puerta y... Apareci� ella esplendorosa, ataviada con una blusa negra de manga corta, una falda del mismo color y zapatos �dem; ufff, qu� embrujamiento aparentaba; simplemente deslumbradora y deslumbrante. Su vestimenta contrastaba acompasadamente con el trigue�o color de su tersa piel. La mir� nervioso, ella me tendi� su mano muy c�lida, la encerr� entre la m�a y la mir� directo a sus encendidas esmeraldas; ella me sonre�a dulcemente mientras sosten�a firmemente mi mano. Su segura voz se oy� para darme seguridad: -"entra Agturro, est�s en tu casa... Guesina, ven y te presento a Agturro, ya lleg�"-. De adentro lleg� una chica alta y muy elegante, en traje sastre con blusa de mangas cortas y falda hasta sus rodillas, extendi� su mano derecha para saludarme de forma efusiva: -"�por fin te conozco!, pasa, entra ya, te estamos esperando desde hace rato"-. Entre sosteniendo mi equipaje de viaje, ya all� adentro solt� mi carga y las mir� directamente; ella envuelta en su indumentaria de luto alegre y adornada con ese largo cabello azabache; la otra encantadoramente seductora con su blusita y faldita, sonriente y alegre; ambas rebozaban satisfacci�n... No, no, en ese momento no me imaginaba que organizar�amos una org�a; en ese momento me alegraba de verla a ella elegante y bella acompa�ada de una chica muy atractiva, mas no pensaba en encamarme con ellas al mismo tiempo, pues el motivo de mi viaje era conocer la Siemens en Berl�n y nada m�s.
Desde el fondo se o�a una m�sica linda, eran los Beatles con muchos de sus �xitos. Ella me invit� a entrar a esa posada suya tan conocida para m�, al entrar casi me derrumbo por la increr�ble sorpresa; all� estaba Amigo sentado en una silla aparte y fumando cigarrillo, cosa que no le conoc�a, ella se apresur� a aclarar: -"Agturro, �l est� de visita hoy, pues ahora vive con su amiguita en otro barri� berlin�s, y adem�s ya se quer�a ir, �verdad Yorgue*?"-. *Jorge... �l me salud� extendiendo su mano derecha parcamente con voz baja e incluso un poco tr�mula: -"hola, �c�mo est�s?"-. Le respond� secamente con voz segura, tal y como �l me hab�a visto y conocido, se levant� para despedirse y largarse del sitio, sali� sin decir palabra alguna y sin mirar hacia atr�s, ella aclar�: -"su amiguita trabaja en una farmacia y tiene que buscarla, o de lo contrario le arma l�o, pues sabe que est� ac� y ello no le gusta a ella... Agturro, si�ntate y cu�ntanos c�mo estuvo el viaje en tren a trav�s de la RDA"-. Ambas se sentaron en el sof� cama, cruzaron sus piernas ofreci�ndome un verdadero festival de piernas hermosas e incitantes, ella volvi� a cruzar las suyas para acomodarse mejor dej�ndome ver hasta lo m�s �ntimo de sus muslos, Guesina la imit� mas no se excedi� tanto, pues pos� sus manos sobre sus rodillas para impedirme que le viese su m�s profunda intimidad; Astrid me sac� de mi distracci�n: -"anda Agturro, cu�ntanos algo sobre ti; ap�rate porque pronto me tengo que ir al apartamento de mi novio, as� que tendr�s todo mi cuarto a tu disposici�n; disculpa, no te lo escrib�; s�, tengo novio y quiz�s me vaya a vivir con �l pronto, todav�a no lo tenemos claro; �ah!, pero Guesina te puede acompa�ar si quieres ir a alg�n sitio antes de irte a dormir y acostarte, por ejemplo ir al cine o a una discoteca"-. Bien, ya no habr�a m�s relaci�n �ntima con ella, ello quedaba claro, muy concreto; y menos una org�a con ambas.
De todas formas no me pude contener, me fui hasta ella para saludarla como se deb�a, a pesar de su novio y noviazgo. Coloqu� mis manos sobre sus hombros y me inclin� buscando sus labios, alz� su boca ofreci�ndomela, mas en el �ltimo instante eludi� mi ataque dejando s�lo su mejilla a mi disposici�n, esa mejilla c�lida que tantas veces hab�a podido acariciar. Pos� mis labios secos sobre esa piel fresca y tersa, mis manos bajaron para tomar las suyas, qu� calidez emanaba de all�, respet� su posici�n y no me atrev� a invadir esa sensual boca suya que tantas veces hab�a sido m�a; s�lo un leve roce y nada m�s... Luego me ocup� cortamente de su amiga Guesina refregando mi nariz con la suya lo cual le pareci� muy simp�tico, se oy� como cruzaba sus piernas, pues llevaba una media pantal�n casi imperceptible. Astrid quiso ya casi despedirse: -"bueno, creo que me voy, pues me esperan... Agturro, la llave cuelga de la puerta, hasta ma�ana, muahh... Guesina, hay una buena pel�cula en el cine, podr�as ir con �l, es con Julie Christie, Alan Bates y Terence Stamp; all� est� ella maravillosa, y ellos igual; no me hagan desorden, sobre todo t� Guesina"-. Sali� esparciendo tras de s� el embriagante aroma de su perfume.
Guesina y yo nos miramos cautelosamente, pues no nos conoc�amos, s�lo menciones informativas por parte de la Hermosura. Ella se fue hasta el tocadiscos para ponerle ruido al silencio que reinaba en nuestro circunloquio; se oyeron los instrumentos de Bert Kaempfert y su inolvidable versi�n de Extra�os en la noche. Me sent� en el sof� cama tendi�ndome con mi saco a�n y mis zapatos; ella vino hasta m� para tomar asiento a mi lado, me observ� de arriba a abajo; la observ� de abajo hacia arriba, una mano m�a, no s� cu�l se sinti� atra�da por sus largas piernas y se fue arrastrando por la s�bana hasta llegar a sus rodillas, toqu� esa piel blancuzca y c�lida, una muy suave vellosidad se palp� lo cual me excit� bastante. Ella me miraba entre alegre e intrigada. Yo me imaginaba su largo cuerpo al desnudo, sin mucha teta como tampoco carne en sus caderas, mas unas extremidades largas que me podr�an envolver y abrazar entre ellas hasta casi ahogarme; qu� bien ser�a sentirse ahogado entre toda esa humanidad delgada, elegante... Mi mano no se pudo contener, se introdujo entre sus piernas, all� ella reaccion� sorprendida: -"caribe�o, s� que con ella se ten�an mucha confianza y te permite que la manosees por todas las partes de su envidiable cuerpo, pero t� y yo no nos conocemos todav�a y ya est�s explor�ndome como si fu�semos una parejita, as� que, por favor, saca esa mano de ah� porque me haces da�o"-. Reaccion� de otra manera mir�ndola fija y directamente a sus amielados ojos, mi mano izquierda se alz� hasta su nuca para atraerla, la pos� sobre su espalda presion�ndola suavemente hasta acercarla a mi rostro; sus ojos brillaban intensamente; mi otra mano le aprisionaba su pierna sin avanzar para evitar as� un rechaz� suyo violento al sentirse invadida en su intimidad. La atraje m�s para que nuestras respiraciones se conjugasen; su cuerpo se resist�a levemente. Y entonces... Rin, rin, riin.
El tel�fono odioso se inmiscuy� en mi quehacer con esta chica alta y elegante. Salt� �gil hasta el aparato para contestar: -"s�, s�, d�game... �Ah, Astrid, eres t�!. S�, s� est� bien, yo tambi�n, est�bamos pensando en quedarnos un rato escuchando m�sica y despu�s quiz�s ir al cine a la funci�n de medianoche, no sabemos todav�a... Gracias por llamar; s�, le dar� tus saludos, hasta luego, que la pases bien con tu nuevo amor; s�, hablamos pronto, buenas noches"-. Y colg� el auricular volviendo hasta el sofa para preguntar simulando ingenuidad -"�en qu� hab�amos quedado?"-. Se sent� sosteni�ndose sobre sus largos brazos mientras me oteaba de arriba hacia abajo; una mano m�a se dirigi� hacia su talle para acercarla hacia m�; en esta ocasi�n no le invad� sus piernas para no amedrentarla evitando as� que huyese de la covacha de la Hermosura. Nos observ�bamos como esperando a ver qui�n lanzar�a el primer ataque, pues ambos nos ote�bamos mas sin iniciar un contacto directo; ella sonre�a silenciosa como esperando mi enjundia. Mi mano hall� el cintur�n suyo, lo asi� firme mas sin hacerle da�o ni obligarla; ella me miraba sonriendo ligera sin saber qu� hacer o c�mo reaccionar ante mi directa insinuaci�n, balbuce� algunas frases descoordinadas: -"tu barba es muy tupida y muy oscura... �Qu� deseas? d�melo ya, pues no s� con exactitud qu� quieres"-. Mi voz no se o�a, mas mi vista s� se expresaba elocuente; adem�s, mi cuerpo se exaltaba, ya que sent�a que mi virilidad presionaba queriendo escaparse de su prisi�n; ella no se perd�a esos detalles y sonre�a p�cara. Una mano m�a se encarg� de halarla a m� hasta que nuestras respiraciones se conjugaron ardientes, los labios temblorosos de ambos ya estaban muy cerca mas no se atrev�an a�n a unirse, la hal� tiernamente para que esos mil�metros ya no fueran m�s distancia entre nosotros. Por fin, por fin.
Se quej� exagerando: -"�uhyyyy, que barba tan tupida la tuya!, me haces muchas cosquillas en la boca... Sabes, me gustar�a sentir esa sensaci�n en todo mi cuerpo; r�zame ya con esa lengua y barba por todo mi cuerpo; ven"-. Se fue abriendo su blusa chaleco para dejarla a un lado mientras me observaba, yo yac�a tendido escudri��ndola y dej�ndola hacer; al ver su torso desnudo entonces reaccion� impulsado por una especie de resorte masculino, me lanc� a babearle sus m�nimos senos rosados; ella me envolvi� y aprision� entre sus largos brazos suspirando entonada: -"�uhm, qu� ardiente eres!, s�, mu�rdeme con pasi�n mis pezones y ar��ame el pecho con tu barba... Y todo lo dem�s que tengo"-. Segu� su insinuaci�n al tiempo que tomaba una de sus manos para llevarla hasta el cierre de mi pantal�n para que lo bajase, mas no reaccionaba a mis deseos; mi boca y barba la satisfac�an all� en esa amplia zona suya mientras que trataba de que asiese mi miembro ya muy erecto, mas a�n inc�gnito para ella porque se escond�a tras la vestimenta oto�al que envolv�a mi bajo cuerpo, tocaba sin avanzar, como si tuviese miedo. Prosegu�a lami�ndole su torso y cosquille�ndoselo con mi boca, lengua y barba casi azul. Por fin llegu� hasta su ombligo arrastrando mi lengua por su c�lida piel. Una frontera se interpon�a all� a mi avance lingual, su falda imposibilitaba mi avanzada hacia su bajo cuerpo. �Qu� hacer? Me ergu� para observarla directamente a sus ojillos alegres y encendidos.
Me deshice de mi indumentaria superior, entonces ella se lanz� sobre m� aprision�ndome contra el lecho para acribillarme con un decidido ataque de sus manos dirigido a mis �xilas tratando de despertar mis cosquillas; y lo logr�, pues me desat� en una cascada indetenible de risas nerviosas mientras ella no cesaba de acribillarme con sus largos dedos; yo no sab�a c�mo defenderme y dejaba que mis risotadas sinceras inundasen el recinto de la Hermosura ausente. Ella continuaba tortur�ndome con sus caricias originando un calambre de carcajadas en mi cuerpo, tan brutal que mis manos perdieron el control y una de ellas se introdujo entre sus piernas provocando un grito de estupor, mas no de dolor: -"�aaahhhh!, �qu� haces all� con esa mano tuya tan loca?, ja, ja, ja, ja,; s�cala de all� y ya; ja, ja, ja, ja"-. Y esa mano m�a no se cansaba de hurgar entre sus piernas, sin atacar su zona d�bil o femenina, s�lo disfrutaba de esa carne blanca y fresca. Mis dedos hurgaban pasivamente entre sus piernas mir�ndola serio a sus ojillos nerviosos; mi otra mano se pos� sobre su nuca para acercar su rostro y as� tener acceso a sus labios; entonces le susurr� suavemente una frase incitadora, ella reaccion� semi candida: -"�deseas amarme?, �s�?, �y por qu�?, tan linda no soy, ella s� es una belleza... Dime por qu� deseas hacerme el amor"-. Nuevamente la hal� hacia m� para susurrarle a su o�do, mientras se lo mordisqueaba y ensalivaba, unas frases convincentes; reaccion� picarona: -"�te gustan mis piernas largas y mi silueta delgada?... Y, y, y eres flexible en lo que a belleza se refiere... Ja, ja, ja, ja, engre�do mentiroso; anda y dilo, es s�lo porque con ella no puedes hoy, �verdad?, �cierto?, y entonces necesitas desahogarte y bastante"-. No cesaba en su diatriba, mas sus manos tampoco cesaban de recorrer mi pecho desnudo; para que se convenciese de mi sinceridad le volv� a murmullear unas cortas frases en su o�do m�s cercano mientras le ensalivaba esa zona; reaccion� perpleja: -"�s�?, me acariciar�as as�?, �todita?... Pero antes desn�date t� para admirarte, pues Astrid me ha contado mucho sobre ti y tus cualidades para hacer el amor; anda, hazlo ya y pronto, ya, ya"-.
Me sent� en el borde de la cama para obedecer a su petici�n, desnudarme para complacerla. Lanc� mis zapatos, me sent� en el borde de ese lecho que yo tanto conoc�a y con ambas manos empuj� el pantal�n hacia abajo hasta que s�lo el estrecho calzoncillo cubr�a toda mi intimidad; ella se tend�a perezosa en el lecho de la Hermosura suplantando as� su presencia. La mir� directa a sus ojos y ella sonri� muy casquivana al tiempo que murmuraba: -"a�n te falta algo, a�n no est�s completamente desnudo, qu�tate ese tri�ngulo innecesario de tela, hazlo ya"-. Met� ambas manos en la prenda y la hal� hacia abajo muy lentamente, pues me causaba cierto rubor desnudarme ante ella por primera vez. La prenda cay� al piso y mi desnudez apareci� ante ella quien esboz� una leve sonrisilla descarada; prosegu� sentado en el borde de la cama tratando de esconder mi intimidad masculina; ella segu�a recostada en el lecho con su torso ya desnudo, pero cubriendo su bajo cuerpo con su falda al tiempo que entrecruzaba sus piernas como en se�al de defensa. Una mano m�a se fue a su falda para hal�rsela y as� desnudarla totalmente; alz� su cuerpo apoy�ndose en sus talones, la falda dio paso a sus largas piernas desnudas, ya s�lo su pantaleta le cubr�a esa intimidad tan deseada por nosotros los hombres... Y otra vez mi mano se fue hasta su bajo cuerpo, se engarz� en su braguita, se la hal� suavemente con ayuda suya; y ahora estaba all� desnudita e incitante, mucho, mucho.
Entonces reaccion� feroz y sincera: -"ya, ahora s�, ahora s� estamos juntos y listos... D�jame ver tu masculinidad"-. Y con sus manos abri� mis muslos para que apareciese ella, exclam� divertida: -"ja, ja, ja; �qu� hombr�a la tuya!; tus huevos casi negros y los vellos azules, y ese pene rosado de cabeza roja; uhmmmm, que sabroso; con raz�n Astrid me contaba cosas lindas de tu masculinidad... Sabes, mi Karl es muy rubio y p�lido, y muy inactivo debido a su trabajo; ahora est� de gira por Alemania Occidental con su empresa; quiz�s llame dentro de poco, pues le dije que estar�a ac� con Astrid; t� no entrabas en la cuenta, ja, ja, ja, ja"-. Y se torn� hacia m� para tomar mi masculinidad y disfrutar de ella; susurr� fiera: -"�ah, que carne tan caliente la tuya!, y que huevos tan carnosos; y que pelos tan largos tienes; y cabez�n lo tienes, lindo ha de ser sentir cuando toda esta carne tuya entra en una cueva femenina; lindo, lindo, s�����"-.
Rin, rin, rin, rin. El tel�fono repic� incesante y molesto. Ella salt� hasta �l para tomarlo y contestar: -"s�, s�, �qui�n es?... �ah Karl! S� aqu� estoy con Astrid en su apartamento, ella se ir� dentro de un rato a casa de su novio, y yo, y yo dormir� aqu� solita... S�, me haces falta y espero que vuelvas pronto... �S�lo hasta el domingo? Bueno te espero, muahhh"-. Y colg�. Me mir� de reojo coquetona, murmur� ya casi repleta de lujuria: -"�ves?, tendr�amos tiempo hasta el fin de semana, pero te vas el viernes en la ma�ana a Alemania Occidental; por ello tenemos que aprovechar esta noche y ma�ana; Astrid me dijo que ma�ana tienes libre y no necesitas ir con tu grupo a todos los sitios que ellos desean visitar; entonces podr�amos hacer una excursi�n por este Berl�n tan bello que t� ya conoces; podr�amos ir al Palacio de Charlottenburg y luego visitar a Nefertiti en el Museo Egipcio; y as� muchas cosas m�s de esta bella ciudad... Y ahora mira esta cosa bella que se te ofrece, ven y acar�ciala desde arriba hasta abajo y por delante y detr�s; ven y l�mbeme todita con tu barba"-.
Me atrajo hasta ella para murmullearme implorante: -"ven ya y compl�ceme; Karl s�lo piensa en su trabajo y no se ocupa de m�, s�lo una penetraci�n r�pida con una eyaculaci�n violenta; y se acab�, un besito de buenas noches y al d�a siguiente ya no est�; los fines de semana est� en alg�n seminario de mejoramiento profesional; y yo, yo en casita sola con la televisi�n y el tel�fono... Sabes, hablar� con Astrid para quedarme ac� hasta el s�bado y as� acompa�arte; je, je, je, bueno, para que t� no est�s tan solo, pues ella tiene ahora un nuevo novio y parece que la cosa va en serio... Y ahora s� ven a acariciarme con toda esa negrura de tu barba; y esa lengua loca quiero sentirla en toda mi intimidad; ven ya a m�... Agggturro, ja, ja, ja, ja"-. E imit� burlona la pronunciaci�n de la Hermosura, pues Guesine sab�a muy bien de los problemas de Astrid para pronunciar mi nombre, y por ello se burlaba coquetona... La mir� directa a sus muy peque�os ojillos; los cerr� susurrando: -"ven ya y pen�trame"-. Sus piernas se abrieron para darme paso y acceso a su tesoro; su mano se alarg� hasta hallar mi masculinidad para enrumbarla hacia su carnosa puerta; y entonces ya no me pude contener; mi miembro entr� raudo en su jugosa caverna, murmulle� rabiosa: -"s�, s�, s�; todo, todo, todo, gggrrrrr"-. Una frondosa eyaculaci�n la inund�, pues no me pude ya contener debido a que mi mente me dec�a que era la Hermosura quien all� yac�a bajo mi cuerpo. Protest� murmulleante: -"no, no no puede ser; ya, ya, ya"-. Me mir� comprensiva y se dej� llevar por su deseo: -"se puede arreglar, y yo s� c�mo; ella tambi�n te lo hizo... D�melo para chup�rtelo, se te enderezca y as� me puedas amar como se debe, ven... Uhm, divino, uhm, divino, uhmm, sabroso, uhmm"-.
Y en realidad se atarug� con mi carne semi blanda y erecta para tratar de hacerla resucitar; me admir� mucho esa avaricia suya, pues nunca hab�amos estado en contacto �ntimo anteriormente; se notaba que su Karl no era muy activo sexualmente con ella debido a su trabajo; ella quer�a y deseaba recuperar en aquella noche ese tiempo p�rdido... Solt� mi pene para lanzarse sobre mi cuerpo y bramar deseosa: -"ahora s�, ven otra vez; y ahora s� largo rato; largo rato quiero sentirte en m�, pero entonces no me cabalgues, yo te monto y as� te sentir� en mi muy largo tiempo"-. Se adue�� de mi bajo cuerpo sent�ndose sobre �l para que as� el miembro entrase en ella hasta lo m�s profundo, como ella deseaba, y as� tambi�n se alargase el coito. Apoy� sus pies en mis �xilas para balancearse; mis manos se estiraron hasta hallar las suyas y entralazarse con ellas; sent� sus nalgas resbalar sobre mi pubis un tiempo largo, tanto que la humedad all� provoc� que el pene se saliese de su para�so y casi se enterrase en su ano, lo cual provoc� una protesta suya: -"no, ah� no; adelante, no atr�s... Ya va, d�jame y me acomodo bien otra vez, pero all� a�n no, primero en la realidad, y luego en la fantas�a de la retaguardia"-. Y se fue hacia adelante para que mi masculinidad volviese a la realidad en lugar de juguetear con la fantas�a de su trasero; atin� completa.
Clic, clac... La puerta del apartamentico se abr�, mis ojos se entreabren muy somnolientos mientras que mis brazos sostienen un cuerpo femenino, respira profundo y largo. Ese cuerpo caliente se enlaza estrechamente a m�, una mano suya se aferra sosteniendo mi pene erecto y babeante, ella duerme hundida en profundidad on�rica; ambos estamos desnudos arropados s�lo por el calor de nuestros cuerpos luego de esa noche; una mano m�a se hunde entre sus piernas buscando sus huequitos y sus vellosidades; las respiraciones son ardientes y calientes. Yo miro para ver qui�n entra; es ella: La Hermosura estaba all� sosteniendo las llaves en una de sus manos, nos observ� e hizo una se�al de silencio con uno de sus dedos �ndice; ya no s� cu�l. Guesina dorm�a profunda entre mis brazos lo cual caus� cierta sorpresa en mi Hermanita alemana. Ella no sab�a que Karl, el amigo y novio, vendr�a s�lo hasta el fin de semana; as� como tampoco que ella, Guesine, hab�a decidido permanecer all� todas esas siguientes noches en las cuales yo estar�a de visita en Berl�n. Se acerc� y sent� en el borde de su lecho, su vista cargada de esmeralda matutina observaba el espect�culo que se le ofrec�a en su lecho, silenci� sonriendo.
-"�Qu� pasa?, �qui�n est� ah�?; uhm, �d�nde estoy?, �qu� es esto entre mis manos?, y, y, y, �qu� hace esa mano tuya all� abajo en mi intimidad?... �Ahhhh! �Astrid?, �eres t� ac�?; perdona, no te quise molestar, pero, pero, pero me decid� a pernoctar ac� en tu lindo y bello apartamento con �l; sabes, �l no tiene que salir hoy con su grupo y pens� que podr�a pasearlo por Berl�n; �oh perdona tanta desnudez!, pero sabes, tuvimos unas horas muy ardientes"-. Y tom� la s�bana para encubrir nuestros cuerpos desnudos ya repletos de lujuria trasnochada; Astrid se fue a la cocina para preparar un caf�; Guesine estaba como gallina alborotada deseosa de ser pisada a pesar de la presencia humana de la propietaria del apartamento, mas ello no fue impedimento para expresarme su deseo muy lujurioso: -"ven y pen�trame ya; pero no me montes para que ella no lo note; espera y me pongo de medio lado para que te puedas adue�ar de m�... Ji, ji, ji, pero en la cuevita exacta, no en la falsa"-. Y se dio vuelta levantando su traserito caliente; mi miembro duro y erguido busc� ese nicho adornado ya de mucha humedad suya y m�a; se hundi� en �l abraz�ndola ardorosa y fuertemente; ella s�lo gem�a silenciosa al tiempo que presionaba con sus nalgas hacia mi pubis hasta que suspir� satisfecha: -"s�, s�, ahora ya te tengo bien en m�; no te muevas, yo lo har�"-. Empez� a empujar sus nalgas contra mi pubis para que mi masculinidad conquistase bien su reino.
-"Les prepar� caf�; ya les llego"-. La voz de la Hermosura se escuch� desde la cocinilla anunci�ndonos que entrar�a pronto para que nos prepar�semos a recibirla; Guesine no se inmut�: -"d�jala que venga, sigue ah� en m�; la s�bana nos cubre"-. Mas ella nos sorprendi� con su t�ctica: -"ir� a la ducha primero y luego llego con el caf�; t�mense mucha calma"-. Guesine me aup�: -"entonces ahora s� tenemos tiempo, ella sabe que estamos fornicando y no nos quiere molestar; entonces compl�ceme... S�, s�, as�, m�s y m�s"-. Y m�s la satisfac�a para que no se quejase, seg�n sus propias palabras. Su mano derecha se aferraba a mi muslo �dem mientras que mi mano �dem le arrullaba su vagina aprovechando para hundir uno de mis dedos en su rajita llena con carne m�a y as� acariciarle su blanquito cl�toris; una delicia. Sus nalgas presionaban ardorosas para que la masculinidad se hundiese en su cuevita gracias a la humedad que de ella y all� borboteaba. Qu� ma�ana tan linda en aquel Berl�n de mis amores y recuerdos; Guesine se dejaba poseer ampliamente, y la Hermosura adornaba la covacha con su presencia exuberante, aun cuando ahora inalcanzable para m� debido a su compromiso con su nuevo adorado.
Guesine ya no o�a ni escuchaba nada, s�lo se dedicaba a golpear mi pubis con sus nalgas para que se acelerase la generosa eyaculaci�n que pronto emitir�a mi miembro totalmente enterrado en su humanidad; por fin mi masculinidad respondi� a sus deseos, y all� se sinti� como su cuerpo cascabele� al sentir la presi�n de mis brazos. Y el eterno naufragio masculino que se hunde en el mar de los pl�ceres de la f�mina fue tomando su rumbo; ella presionaba su trasero contra mi pubis; de mi emergieron fervorosos l�quidos lechozos. Uhmmm, dijo suspirante mientras presionaba rabiosa su cuerpo contra el m�o. Su mano derecha se aferraba a mis nalgas para presionarme hacia ella con enjundia; al fondo se o�a la lluvia de la ducha y la voz de la Hermosura runruneando una canci�n famosa: <> Hab�a pasado una noche feliz, pensaba yo, mientras no me cansaba de acariciarle la feminidad a la elegante Guesina, ella me lo agradec�a con susurros inenteligibles; yo le respond�a con embates de mi pubis hacia su sabrosa cosa.
Ella se acerc� hasta el lecho para saludarnos y despedirse. -"Hola, ya me voy, vine s�lo a refrescarme y a cambiarme de ropa porque all� no tengo nada... P�rtense bien y no me hagan desorden... Guesine, �d�nde est� Karl?, �cu�ndo viene o regresa?, �l siempre est� muy ocupado con su trabajo y te deja sola"-. La flaca elegante le respondi� casi taciturna: -"ah, sabes, �l regresa s�lo hasta el fin de semana y luego se va a su oficina a trabajar; y mis compa�eras de estudios est�n con sus amigos, entonces decid� aprovechar algo el tiempo libre con este amiguito tuyo; gracias por recomend�rmelo, pues ten�as raz�n, muy activo y mucho lo cari�oso; sabes, esta tarde voy a mi apartamento y me traigo algunas cosas para quedarme hasta el viernes ac�; espero que no sea problema para ti; �est�s de acuerdo?"-. La due�a asinti� silenciosa mientras nos observaba a sabiendas de que ella y yo �ramos en ese momento s�lo uno: -"s�, pero te me portas bien y me limpias la habitaci�n cuando te vayas"-. La flaca asinti� y ella sali� dej�ndonos en nuestro fornique matutino. Entonces me aup�: -"ahora s�, ven y m�ntame para que terminemos de frente y mir�ndonos"-. Nuestras humanidades se alborotaron y se volvieron a reunir, pero ahora ella debajo m�o; mi masculinidad se hundi� bien en su cuerpo para satisfacci�n suya, la irrig� generosa y largamente. S�lo suspiros suyos se escuchaban de su garganta. -"�Ah, qu� bien, lindo!"-.
Me abraz� ferozmente para sentir los �ltimos espasmos de mi cuerpo encaracolado sobre el suyo; uno, dos, tres y hasta cuatro embates m�os para entregarle toda mi lujuriosa savia a su cremosa carnosidad vaginal ansiosa y escondida en el nicho de sus largas piernas que ahora se abr�an para darle abrigo a mi enhiesta masculinidad. Nuestras humanidades se abrazan largamente trasmiti�ndose calores y caricias silenciosas; sus manos son garras aferr�ndose a mis espaldas, sus piernas son fierros encerr�ndome contra y sobre su cuerpo; mis manos la aprisionan mientras mis pies se hunden en la colcha para ejercer mayor presi�n sobre su cuerpo y as� penetrarla mejor para mucha satisfacci�n suya. Ella se alegraba de mi actitud, pues resoplaba contenta bajo mi cuerpo: -"�ah, qu� bien, ahhhhh, uhmmm, muy lindo!, m�s"-. Largos instantes me qued� sobre ella para disfrute mutuo de esos momentos; sus largas extremidades me ahogaban entre ellas sin dejarme casi respirar, estuvimos largo rato intercambiando caricias manuales hasta quedar satisfechos mutuamente, ella lo reconoci� y agradeci�: -"uhm, me llenaste bien y bastante con tu carne dura; ella ten�a raz�n, eres muy joven, pero ya muy diestro y complaciente, ahhhh, qu� divino como me le hiciste a mis labiecitos con esa lengua traviesa tuya, ven y d�mela para chup�rtela... Uhm, uhm, uhm, quisiera que me la metieras atr�s, as� como le hiciste a ella muchas veces; s�, deja me volteo y me ensalivas mi ojito, y despu�s hasta te dejo que me lo siembres todo en mi culito, tambi�n lo tengo duro y altivo como el de ella, ven para que me lo mojes bien... S�, as�, con la punta de la lengua, ahh, qu� divino, m�s, m�s, m�s, no pares, mu�rdeme los cachetes, ahhh, s�, h�lame los pelitos y m�teme la punta de la lengua en todo el centro del ojito... Uhm, maravilloso, no pares"-.
Mi lengua le humedec�a ampliamente toda esa zona suya, la cual no era tan plet�rica, orgullosa y firme como la de Astrid, pero s� digna de ser acariciada e incluso penetrada... Ella suspiraba y gem�a suavemente al sentirse complacida y deseosa de m�s carnalidad, susurr� leve mas decidida: -"ya, ya, ahora s� ven a m� all�; d�jame abrir bien las piernas para que entres en m� all�... Ahora s�, m�ntate y me posees, lo quiero todo en m� all�... S�, s�, as�, despaci� para sentir m�s placer; uff, uff, qu� duro lo tienes, sigue, sigue entrando todo, todo, todo, lo quiero todo"-. Mientras la penetraba, le embadurnaba su cuello y espalda con mi lengua, le mord�a sus l�bulos, le lam�a su mejilla y leng�eteaba sobre la comisura de su boca para que la abriese y ella me mordisquease con sus blancos dientes; mi pubis se apoya sobre sus gl�teos y mis test�culos se apoyan en ese v�rtice suyo, ella ordena: -"ahora hazme mete y saca lentamente para disfrutar mucho rato de esa carne tuya dura y caliente all� atr�s... S�, s�, as�, s�calo bien lento; s�, eso, as�, y ahora emp�jalo igual; �ahhh, qu� placer!, sigue as� m�s y m�s; m�teme la mano en mi alcanc�a y me frotas la perlita para sentir doble placer... Uyyy, s�, as�, acelera en la perlita para que me hagas flotar de dicha... �Ahhhh, me voy, me voy!, m�s y m�s r�pido para que llegues conmigo, ven, ven, ven, s�, m�s, m�s, m�s"-.
Su cuerpo yace tremulante debajo del m�o, le mordeloneo cari�osamente su mejilla y l�bulo cercanos, ella suspira incongruencias y se deja acariciar totalmente. Nuestras respiraciones se van calmando, permanezco sobre ella con mi miembro incrustado totalmente en su ano, ella est� feliz, cierra sus piernas y las cruza para presionar y as� palpar mejor la penetraci�n, murmullea muy queda: .-"no te bajes, qu�date all� hasta que se devuelva solo; quiero disfrutar al m�ximo contigo, pues seguro no nos volveremos a ver en mucho tiempo o quiz�s nunca m�s; abr�zame y apri�tame bien fuerte entre tus brazos y piernas, mu�rdeme el cuello, lambete�me la mejilla y chupa de mi l�bulo, m�teme la lengua en el o�do; dame todas esas caricias, cierra los ojos e imag�nate que soy ella, tu hermanita; anda y sigue con todas esas caricias, tenemos toda la ma�ana para nosotros... S�, as� quiero que me acaricies, sigue as� con esos cari�os"-. Continu� con los arrullos como ella deseaba acompa�ado por sus suspiros y quejidos pre�ados de placer.
Poco a poco se fue calmando, entonces trat� de girar su cuello para susurrar: -"anda l�vatelo, me lo quiero meter en mi boca y chup�rtelo para premiarte, estuviste muy bien y adem�s, adem�s, quero llenarme mi boca con toda esa carne tuya todav�a dura y r�gida, anda, ap�rate"-. Fui a la ducha para cumplir su deseo y regres� pronto al lecho, me empuj� para que cayese boca arriba y ella se apoder� de �l con ambas manos mientras sus labios envolv�an el glande succionando fiera al tiempo que su lengua frotaba fiera la cabeza del miembro. Largos minutos estuvo chupando y lamiendo hasta casi ocasionarme un temblorcillo total... Minutos despu�s est�bamos ambos tendidos de frente mir�ndonos en silencio, ella lo rompi�: -"uhmmuah, uhmmuah, uhmmuah, tres besos porque me complaciste al m�ximo en todos los aspectos, nunca olvidar� esta noche contigo; le contar� a ella, tu hermanita, que me hiciste tan feliz como a ella... Ahora durmamos y despu�s salimos a caminar, ven"-. Luego esa tarde sal� con ella a pasear un poco por el Berl�n de mis amores y dolores; fuimos a sitios ya conocidos por ambos, pero que se deben visitar porque siempre se encuentra all� algo nuevo que ha pasado desapercibido en la �ltima visita a aquel lugar. Entre escarceos visuales y manuales paseamos por la ciudad. Al regresar al apartamento hall� una nota de su Karl indic�ndole que ya estaba de vuelta. Ella sali� en estampida hacia el apartamento de ellos, se despidi� de m� con un fugaz besito y desapareci� para siempre de mi vida despu�s de mi retorno a Dortmund.
Esos d�as en Berl�n transcurrieron muy interesantes, pues en las ma�anas me encontraba con mi grupo para salir a conocer la cuidad y en las tardes retornaba a la vivienda de la Hermosura en donde siempre estaban ambas cont�ndose cuitas �ntimas. A veces estaba all� el antiguo novio -Amigo- quien desaparec�a al verme llegar. Y as� se lleg� la �ltima noche. Ni ella ni Guesine se aparecieron, pues la flaca estaba con su Karl y ya no tuvo m�s tiempo para m�; y la Hermosura estaba muy empatada con su nuevo amor... Dej� una nota en su mesita de noche agradeci�ndole por su hospitalidad y me fui a la estaci�n, pues el tren sal�a a medianoche... All� me encontr� con mi grupo y me olvid� de todo. Ya nunca m�s volver�a a Berl�n ni a verla a ella, as� como tampoco a tener contacto con mis amigos all�, mucho menos con ella... El tren sali� lento, lerdo como elefante paseando por la sabana. Algunos d�as m�s tarde me lleg� una divertida carta de Guesine en donde me agradec�a por haberla comprendido, as� como por haberle regalado horas de inspiraci�n, dicha y ternura, la guard� en mi estuche privado y me dediqu� a prepararme para mis clases en el tecnol�gico... Nunca m�s volv� a Berl�n Occidental. L�stima.
Continuar�. Cap. 23. Adi�s Alemania.