Relato: Mi jefe se hizo mi amante Nunca imagin� que mi jefe se volver�a mi amante. Me llamo In�s tengo 29 a�os mido 1.75 m soy morena clara y trabajo en un taller mec�nico como secretaria y cajera. Mi jefe es un se�or llamado Pedro, tiene 62 a�os, es gordo, moreno y calvo, me contrat� porque su anterior secretaria renunci� por matrimonio. Desde el primer d�a me dio un uniforme para laborar en el taller, consistente en un vestido azul rey tipo camisero de manga corta y cortito a medio muslo, unas sandalias azules de tac�n alto de aguja de 10 cm y unas medias transparentes. Mi horario es de lunes a viernes de 9 a 18 horas y los s�bados de 9 a 14 horas. De lunes a jueves debo llevar siempre medias acompa�ando mi vestido, pero viernes y s�bados debo ir siempre sin medias. La primer semana transcurri� normal, con los 4 mec�nicos haciendo su trabajo y don Pedro llevando refacciones y tratando con los clientes. El viernes por la tarde despu�s de despedir a los 4 mec�nicos, don Pedro me dijo que estaba muy contento con mi desempe�o y que me quer�a invitar a celebrar mi primer semana de trabajo y mi primer sueldo en el taller, me invit� a un bar y yo acept� gustosa. Era un sitio con mesitas muy bajitas y s�lo dos sillas chaparritas que hac�an que una quedara con las piernas hacia arriba, don Pedro se sent� justo frente a mi y not� que me miraba con mucha insistencia las piernas, pues mi vestido de por si corto se me hab�a subido m�s al sentarme y al tener las piernas hacia arriba no pude evitar el abrirlas, as� es que seguramente se me ve�an las pantaletas. No hice nada y sent� un placer morboso al ver a ese anciano mirando mis piernas y por dentro de mi falda, not� adem�s como en su pantal�n bajo su bragueta se formaba un bulto, adivin� enseguida qu� lo provocaba. Despu�s de varias copas don Pedro ya no se aguant� m�s y puso su mano en mis piernas y la desliz� por debajo de mi falda, sent� como sus dedos acariciaban la parte interior de mis muslos y luego frotaban mi rajada. Yo que ya estaba tomada y algo mareada no pude evitar sentir rico y abr� las piernas permitiendo que la mano de don Pedro acariciara con m�s insistencia entre mis muslos y mi rajada. Comenc� a calentarme y poco a poco fui mojando mis pantaletas con mis jugos. Don Pedro entonces pidi� la cuenta y me pidi� que nos fu�ramos de ah� a otro sitio, me llev� a un departamento que tiene como a 5 cuadras del taller, est� en un segundo piso, es amplio y tiene balc�n cerrado. Ya ah� me tom� por la cintura cogi�ndome por atr�s y recarg� su verga entre mis nalgas mientras sus manos se met�an por debajo de mi vestido acariciando mis piernas levantando mi falda hasta sobarme mi concha que cada vez se mojaba m�s, despu�s me apret� con fuerza mis senos amas�ndolos y estruj�ndolos, luego se tendi� en el piso boca arriba y se coloc� entre mis piernas abiertas y debajo de mi falda, sent� como acariciaba mis piernas en toda su longitud mientras me dec�a que mis piernas le gustaban mucho as� como el rosa de mis pantaletas, luego se sent� entre mis piernas y peg� su boca a mi rajada y haciendo mis pantaletas a un lado introdujo se lengua en mi agujero atrapando mi cl�toris, chup�ndolo y jal�ndolo provoc�ndome un inmenso placer, despu�s de esto me tom� de la mano y me llev� a una de las rec�maras, ah� me tendi� en la cama y me levant� la falda hasta arriba, me baj� las pantaletas, se quit� r�pidamente sus pantalones y sus calzones y tras acariciarme de nuevo las piernas, se acomod� en medio de ellas y me ensart� con su verga hundi�ndomela toda hasta lo m�s profundo de mi concha, sent� como don Pedro se frotaba fren�ticamente dentro de mi mientras jadeaba y sudaba copiosamente, as� estuvo largo rato hasta que sent� como despu�s de una fuerte embestida en que me enterr� hasta adentro su �rgano empez� a arrojarme chorros de semen caliente y espeso inundando mi panocha. Que experiencia tan fabulosa, aquel anciano de 62 a�os me hab�a cogido y se hab�a venido dentro de mi concha joven de 29 a�os. Desde entonces soy la consentida del taller y todos los viernes me quedo despu�s que los 4 mec�nicos se van para irme con don Pedro a su departamento y darle a �l todo el amor y todo el placer que le hagan falta, a mi me encanta complacerlo y hacerlo gozar y a �l le encanta acariciarme las piernas y luego ensartarme con su verga para terminar vini�ndose bien rico dentro de mi pepa.
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Relato: Mi jefe se hizo mi amante
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