Relato: Las chicas de don Abundio (primera parte LAS CHICAS DON ABUNDIO.(PRIMERA PARTE)
INTRODUCCION.
En el taller de herrer�a, el viejo Abundio se encontraba trabajando, el sol ca�a a plomo en la ciudad De M�xico, era un mediod�a de verano, caluroso.
Don Abundio, era el herrero de esa colonia proletaria, un hombre que rayaba los cincuenta y cinco a�os de edad, moreno por no decir prieto, con una barriga producto de las cervezas que consum�a. Padre dos hijos, uno de los cuales Sa�l se hab�a divorciado de Corina una chica que no pertenec�a a su clase ya que sus padres eran gente de dinero. Viv�a Solo desde hace a�os porque se hab�a separado de su mujer por sus constantes infidelidades.
�Qui�n es Corina, se preguntaran? Corina es una chica alta, blanca de cabello negro hasta los hombros, vest�a siempre juvenil, sus grandes atributos eran ese enorme trasero que sab�a lucir y ese par de melones que Dios le dio por pechos, un monumento a la belleza, con una sonrisa siempre atenta, aunque muy en la intimidad se pod�a decir que coqueta.
CAPITULO UNO.
Don Abundio y Corina, el encuentro
_
Suegro, me acompa�a. A ver lo de la casa que est�n por entregarme_ Dijo una voz al otro lado del auricular.
-Pero Corina, sabes que yo estoy siempre dispuesto a complacerte_ Contesto Don Abundio, quien extra�ado contesto con un dejo de alegr�a
La cita se hab�a concertado para las cuatro de la tarde, el viejo se arregl� cual adolescente para la cita con la que hab�a sido su nuera. Presto lleg� al lugar de la cita.
Subieron a la vieja camioneta de Abundio, quien atento platicaba con Corina, ella llevaba un vestido corto que dejaba ver sus sensuales y torneadas piernas, el espect�culo que se iba dando el viejo.
Despu�s de recorrer la ciudad, llegaron a una colonia exclusiva, la casa la hab�a comprado la madre de ella y a don Abundio la hab�an llevado para hacer algunos trabajos de herrer�a.
Recorrieron la casa, cuando en una de esas subidas, ella fingiendo un resbal�n fue a caer a los brazos de don Abundio.
_�Ay perd�name suegrito, fue sin querer_
_No te preocupes, bonita_ le dijo al mismo tiempo que le daba un beso en la comisura de sus labios.
_Quiero confesarte que siempre me has gustado, que so�aba contigo, pero nunca pude tenerte cerca-
Corina entrecerr� los ojos, lo cual aprovecho el herrero para robarle un beso, ella sonri� , lo agarr� de la mano y lo conduj� a la parte alta de la casa, al llegar a una de las habitaciones, el viejo cerr� la puerta y abraz� a la bella muchacha buscando ansiosamente su boca.
_Nunca pens� que te podr�a tener asi, que seas m�a Cori_ murmull� don Abundio excitado.
Las manos de �l recorrieron el bien formado cuerpo de su nuera hasta detenerse en las redondas nalgas de la muchacha, quien tan solo dej� escapar un ligero gemido:
_aaaaah, me gusta papi_
Suavemente deposit� a Corina en la cama, quit�ndole el vestidito el cual oli� aspirando su fragancia, lo mismo hizo cuando le quito la diminuta tanga que ella tra�a oliendo y extasi�ndose con el olor ; comenz�ndola a besar, lentamente en la cara, hasta detenerse en la sonrosada boca, buscando la lengua de ella, quien tan solo la entreabri� y �l, experimentado succiono �vidamente su lengua., chup�ndola en forma por dem�s deliciosa, fueron mas de diez minutos que don Abundio se deleit� con la boca de su nuera. En verdad que era un cuadro por dem�s inimaginable, �l feo, moreno y pasado de peso, ella una verdadera belleza.
El viejo bajo hasta los redondos pechos de Corina y cual bebe hambriento comenz� a chuparlos con desesperaci�n, mordisqueando los rosados pezones de la hermosa y escultural Corina, ella buscaba con su mano la ya erecta verga del viejo.
_Mami, en verdad que eres linda, que rico hueles, te voy a coger rico,
_Papi, la quiero, me vas a dejar que te la mame_
Corina, musitaba excitada cada vez mas por las atrevidas caricias que le daba el viejo Abundio, quien para entonces ya estaba frente a la vagina de la muchacha, �l mam� a placer aquella fuente de placer, succionando �vidamente el bello cl�toris, metiendo su �spera lengua proporcion�ndole un placer indescriptible. Acto seguido la volte� coloc�ndola en cuatro patas, el viejo se coloc� detr�s de ella mir�ndola extasiado:
_�que rico culo tienes Corina, me muero por que sea m�o.
Su lengua recorri� cada mil�metro del bello trasero de su nuera, deleit�ndose con la majestuosidad de ese culo blanco, redondo, jugoso y agradable a la vista.
La sensual chica se cimbr� extasiada a la llegada de un orgasmo: _�Ay, papi! �Me matas mi amor_
_Muy bien mamita, abre la boca, que ahora te toca disfrutar de un regalo que traje para ti_ Dij� el viejo.
Ante los ojos de la bella muchacha apareci� una verga como de 20 cent�metros,, morena, venuda, con la cabezota mojada por el liquido preseminal que le hab�a fluido, don Abundio la blandi� y ella en forma coqueta la introduj� a su boca.
Corina le dio unos besitos en la punta y le pasaba la sensual lengua alrededor del glande de la verga del extasiado viejo.
_Papi, me mor�a de ganas por tenerla en mi boca, �ay, que grande es, papi_
Durante unos minutos, ella se dedico a prodigarle una de las mejores mamadas que el viejo jam�s so�� en que alguna mujer llegar� a proporcionarle y lo mas excitante era que quien se la daba era Corina la que hab�a sido su nuera y con que �l muchas veces fantase�.
__Ch�pala, �aaah! � Que
bien se siente cosita rica_
La chica mamaba y mamaba el miembro del que alguna vez hab�a sido su suegro y que ahora ella se le entregaba sin ning�n recato.
_Mamita, d�jame que te la meta porque ya no aguanto_ dijo con voz entrecortada el lascivo viejo-
Ella obediente le abri� las piernas, acostada boca arriba, ofreci�ndole su intimidad, con cuidado don Abundio le coloc� el enorme pene y lo introduj� en la ardiente vagina de la muchacha, comenzando asi un fren�tico mete y saca, los gemidos y chasquidos de los besos se o�an en la habitaci�n, mientras afuera la lluvia ca�a incansable.
Corina, contraj� los m�sculos de su cuerpo ardiente cuando transcurridos algunos minutos sinti� que le llegaba otro orgasmo, el segundo de esa ardiente tarde.
_�que rico siento papi, no pares m�tamela mas duro, si asi, sigueleee!
En un r�pido movimiento el viejo herrero cambio de posici�n coloc�ndose ahora boca arriba , Corina aprovech� para agarrar el poderoso miembro que se ergu�a ante ella y darle una mamada, el ruido que produc�a con la succionada enloquec�a de placer al viejo.
_Sigue mamita, no pares.
Fueron momentos de inmenso placer, hasta que ella en un sensual movimiento se coloc� encima de don Abundio, coloc�ndose la verga en el inicio de su ardiente rajita.
_Papito, m�temela hasta el fondo, �aaagh, que rica!
El viejo se apoyo en los duros y apetitosos gl�teos de la chica para comenzar una serie de estocadas que culminaban con un gritito de ella, que extasiada ped�a mas.
_�aaaaaaay, aaaaaaaagh,
papi, papi_
Fueron momentos en que la realidad dejo de existir para ellos envolvi�ndose solo en el placer de sexo y lujuria.
Don Abundio saco su enorme tranca de la vagina de la muchacha y d�ndole una nalgada la puso en la posici�n de perrito, buscando con la lengua el ardiente orificio para una fenomenal mamada , que para ese entonces ya se encontraba h�medo por los l�quidos que hab�an salido producto de la fricci�n de ambos.
_Me dejas que te la meta por tu culito, amor_
Pregunto ansioso el viejo
_Papi mi culito es tuyo y solo tuyo_ Respondi� Corina.
Excitado, el viejo saco una crema que para tal prop�sito tra�a consigo y la froto en el anhelante hoyito de ella, quien solo atinaba a dar peque�os gemiditos. Moviendo el trasero por dem�s sensual.
_Mi amor, papi cojeme ya, que esperas, m�temela.
Esa verga morena se fue introduciendo lentamente en la peque�a cavidad de la chica, ella y �l gem�an apasionados, gosozos de esa cogida que se estaban dando, el la empez� a culear despacio para que el miembro se acoplara al estrecho orificio, hasta que se dio cuenta que ya la hab�a introducido en su totalidad.
_Mamita que feliz me haces, nunca pens� que mi verga pudiera estar dentro de tu culito-
_Papi, porque nunca me hablaste, sino desde cuando ya me hubieras culiado_ le respondi� ella volteando hacia el y d�ndole un m�rbido beso.
Las manos de �l, �speras por el rudo trabajo agarraban su breve cintura al mismo tiempo que disfrutaba el espect�culo excitante que se presentaba. La verga prieta y fea de �l y la belleza sin igual del blanco y redondo trasero de la chica, era algo sensacional.
_Papi, �me vengo, me vengo! �aaaggggh!_ grit� Corina, excitada al momento que su bello cuerpo se convulsionaba por la llegada de su tercer orgasmo.
_Papito, que feliz me haces, �c�geme, c�geme!
El viejo Abundio estaba por llegar a su orgasmo, pero se contuvo y sac� la verga del trasero de la belleza y la introdujo en la vagina; D�ndose un fest�n pasional, sinti� su cuerpo tensarse al mismo tiempo que su erecta verga se hacia mas grande.
_Estoy por llegar, mamita, Cori �Donde los quieres?
Corina le respondi� jadeante: _En la boca, papi, quiero saborear tu semen, sentir la rica lechita del que ahora va ser mi macho, mi hombre.
Don Abundio sac� en forma r�pida su miembro de la vagina de la muchacha y se comenz� a masturbar, mientras ella hincada abr�a su boca seductora esperando recibir el semen del viejo.
Una descarga de semen se dirigi� a la boca de ella, quien �vida los recibi� hasta no quedar una gota mas. Cuando se dio cuenta que ya no hab�a mas se los trag� mirando al viejo coquetamente.
_Gracias papito, que rica cogida me diste.
_�uuf, Corina, que linda y ardiente eres_
Por toda respuesta ella atraj� hacia si la verga del viejo y amorosa la limpio con la lengua hasta dejarla completamente limpia.
El viejo se dejo caer pesadamente al lado de ella atray�ndola hacia �l y se abrazaron busc�ndole la boca para fundirse en un apasionado beso, el cual promet�a para mas.
CONTINUARA.
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Relato: Las chicas de don Abundio (primera parte
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