Relato: Mi amante adolescente
Soy Margarita, tengo 34 a�os mido 1.74 m peso 67 kg soy rubia y tengo el pelo ondulado y largo hasta la cintura. Soy una mujer adinerada pero hasta hace poco sola, todos los hombres que me pretend�an eran descaradamente interesados y los mandaba al diablo hasta que conoc� en un albergue a Marcos un muchacho de 17 a�os feo f�sicamente (chaparro, prieto y gordo) pero muy cari�oso, apasionado, ardiente y leal. En un santiam�n se gan� mi cari�o y mi confianza y r�pidamente se volvi� mi amante pues me coge maravillosamente, me acompa�a a todos lados y siempre lo traigo pegado a mi literalmente, pues siempre se me est� recargando por atr�s y me est� acariciando las piernas. �l me cuida y yo le doy gusto en todo lo que me pide, entre otras cosas me visto y me arreglo a su entero gusto para tenerlo siempre deseoso de mi. Sin embargo, un d�a en una fiesta que organic� en mi casa conoc� a Ignacio, un hombre de 60 a�os que sin p�rdida de tiempo me expres� su deseo hacia mi y sus ganas de hacerme suya, �l era galante y muy seductor y yo poco a poco fui cayendo en su juego al grado de que acept� irme a vivir con �l. Cuando Marcos se enter� me rog�, me suplic� que no me fuera y yo le dije que mi decisi�n estaba tomada, que �l estaba muy chiquito para mi mientras que Ignacio era un hombre maduro m�s afin conmigo. Marcos se puso muy triste y yo s�lo acert� a invitarlo a la feria del pueblo donde tengo mi rancho, una feria que se satura de gente de la regi�n y que incluye charreada, �l acept�, pero yo no le dije que tambi�n me hab�a citado con Ignacio ese d�a en la plaza de toros del pueblo. Cuando llegamos a la feria entramos por la calle principal que estaba atestada de gente, ese d�a yo llevaba un vestido negro de cuello redondo sin mangas y cortito a medio muslo, unas zapatillas de tac�n alto de aguja y medias transparentes. Marcos me rode� por la cintura y me recarg� su verga entre mis nalgas y me meti� las manos por debajo de mi vestido acarici�ndome las piernas, as� me llev� varias cuadras hasta llegar al parque que est� frente a la iglesia, ahi me detuve y Marcos segu�a pegado a mis nalgas y acariciando mis piernas, yo le dije que me acompa�ara a un puesto de ropa que hab�a en la hilera de comercios frente a la iglesia, en el me compr� un vestido escotado de tirantes m�s corto que el que tra�a y unas sandalias de tac�n alto de aguja, ahi mismo en el puesto me cambi� el vestido y los zapatos y me quit� las medias, cuando sal� Marcos me recorri� con la mirada y me dijo que me veia bien buena y que le encantaban mis piernas. Me tom� de nuevo por atr�s recarg�ndome su verga entre mis nalgas y me meti� las manos debajo de mi vestido acarici�ndome las piernas, le ped� me acompa�ara a la plaza de toros pues yo sab�a que ahi iba a encontrar a Ignacio. La plaza de hecho estaba cerrada, sin embargo pudimos entrar por una reja abierta y caminamos por uno de los pasillos entre gradas, al llegar a uno de los arcos de ornato me sub� a el y me par� con las piernas abiertas para ver si descubr�a a Ignacio, Marcos se coloc� entre mis piernas y debajo de mi vestido y mientras miraba mis pantaletas acarici� mis piernas exit�ndome, sent� tan rico sus manos desliz�ndose por mis piernas que me estremec�, �l me ayud� a bajar y me llev� a la escalera que conduce a los toriles, al llegar abajo me derrib� en la paja y me levant� el vestido, me baj� las pantaletas y me abri� las piernas, me dijo que �l era mi macho y no iba a permitir que un anciano me arrancara de su lado, dicho esto se sac� su verga bien parada y se acomod� entre mis piernas, me ensart� con fuerza y se frot� fren�ticamente dentro de mi haci�ndome primero gritar de dolor y luego gemir de placer, despu�s de un rato se vino arrojando su semen caliente dentro de mi panocha. Luego de un breve descanso nos levantamos y salimos de ahi, Marcos me abraz� y me bes� en la boca con mucha pasi�n y me dijo que me amaba y no quer�a perderme, yo le dije que tambi�n lo amaba y nunca me iba a perder. Ignacio si acudi� a la cita jam�s me encontr�, seguramente pas� por la plaza de toros mientras Marcos me ten�a ensartada con su verga, nunca lo sabr�, lo cierto es que de Ignacio nunca volv� a saber pero Marcos es y sigue siendo mi amante adolescente, no importa que est� tan feo.