Relato: Su propio flujo Por fin la mujer de mi amigo se me ofreci�. Fue todo tan repentino y discreto que apenas tuvimos que mediar palabras. Llam� al portero de mi piso y me dijo: "vengo a que hagas conmigo lo que quieras". Y de veras que lo hice. Tal como abr� la puerta nos besamos, pero no mucho, no quise yo. La tend� en la cama, la desnud� dej�ndola simplemente en ropa interior, muy sexy por cierto, y sin concultarle siquiera nada de nada la at� de manos y piernas pero de una forma abierta. Parec�a la "X" de las quinielas. Sus tetas eran como las imaginaba, enormes y tan s�lo ligeramente inclinadas hacia los lados. Empec� a tocarlas y a notar al mismo tiempo su mayor excitaci�n, sus pezones casi erectos como mi verga. Decid� vendarle los ojos con algo negro, muy negro. No quer�a que viera nada de lo que iba a hacerle. Me pidi� que le tocara "por ah� abajo". Romp� sus bragitas negras y me dej� ver su co�o. Lo imaginaba grande y peludo, pero no, era peque�o y totalmente rasurado. Pas� un dedo suavemente de arriba hacia abajo y not� su suavidad. Estaba totalmente mojado por un flujo blanco y viscoso pegada en los bordes de sus labios. No lo dud�, apart� un poco con mi dedo coraz�n y me lo met� en la boca. Estaba salado pero buen�simo. Me excit� sobremanera. Me pregunt� qu� hac�a y le dije que abriera la boca. �sta vez met� dos dedos hasta bien dentro de su co�o para impregnarlo profundamente de flujo. Su sustancia era pringosa y en una cantidad que me sorprendi�. Met� los dedos directamente en su boca. Ella la cerr� con ansia como si deseara comer lo que le afrec�a y sus labios, �sta vez los de arriba,se cerraron en torno a mis dedos. V� como peque�as partes blancas se adher�an inmediatamente en su lengua y c�mo tragaba sus propios flujos. Me pidi� m�s, repet� la operaci�n una segunda vez aunque �sta vez con menos sustancia y me pregunt� si estaba comiendo directamente de su cuerpo. Cuando le contest� que s�, se puso quiz� m�s caliente y me pidi� que la follara con una �nica condici�n: quer�a que la hiciera correrse, para lo que le quedaba, seg�n dec�a, muy poco y que luego le metiera mi polla en la boca para que yo acabara de esa manera. Lo �nico que recuerdo es que tuve que ponerme a pensar en cosas inveros�miles para no acabar antes que ella. Finalmente lo consegu�. Not� algo muy h�medo en mi polla coincidiendo con su orgasmo y r�pidamente, mojado y al borde del abismo se la introduje en la boca, le quit� la venda y v� la cara que puso cuando saboreaba primero sus propios flujos y luego mi chorro de semen que le hizo incluso atragantarse un poco. Cuando acababa ya despacito, con mucha menos presi�n, segu�a lamiendo y tragando. Nunca cre�a que Estela fuese tan deshinibida. Fue el polvo de mi vida. Tras aquello es inevitable pensar en ella saboreando todo aquello que pasara por su boca.
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Relato: Su propio flujo
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