A veces, cuando se leen este tipo de relatos
uno piensa que son falsos, que algún escritor frustrado se encarga de
darle vuelo a la imaginación y que nada de lo que se lee tiene posibilidad
de ocurrir en el mundo real sin embargo, basta con abrir un poco los ojos para
reconocer que algunos de ellos bien pueden ser reales y que tal vez no solo
se conoce a alguien que conoce a otro que supo de una vez, sino por el contrario
ser actor de los mismos, si se esta en el momento y lugar adecuados.
Durante mi niñez conviví estrechamente con la familia de mi padre,
particularmente con Fersa mi tío y sus hijos, cinco chiquillas traviesas
a las que bien podía llamar hermanas que por las circunstancias y a medida
que transcurrió el tiempo, las ocupaciones familiares e intereses particulares
nos fueron separando irremediablemente al punto de prácticamente perdernos
la pista por años.
Fue recientemente que contacte y por casualidad a Laura, la hija mayor de Fersa
en el campus universitario en la que ambas estudiábamos, ella al ser
siete años mayor que yo llevaba prácticamente la misma cantidad
de tiempo ejerciendo la veterinaria, carrera que detestaba y que sin embargo
había estudiado por coerción de mi tío únicamente
por el bien del "patrimonio familiar" un rancho ganadero en las afueras
de ****** y que era el orgullo de Fersa, para este entonces un viejo enfermo
de casi 70 años que le había hecho miserable la vida a sus hijas,
en especial a Laura quien fuera prácticamente obligada a fungir como
el hijo varón que nunca pudo tener, de mi parte recientemente egresada
me debatía entre mandar todo al diablo o emprender la difícil
tarea de ejercer mi aberrante carrera como diseñadora gráfica.
El encuentro con Laura fue especial, después de tantos años de
perdernos la vista teníamos mucho que contarnos tanto que un solo día
no era suficiente para ambas, de este modo y ya que contaba con demasiado tiempo
libre luego de mi graduación, acordamos que pasaría un fin de
semana en el rancho.
Al llegar y pese a lo que hubiese imaginado dado la forma en que siempre hablo
Fersa de él, el rancho era en realidad una empresa venida a menos, la
crisis económica en la que siempre ha estado hundido el país no
hacía muy fáciles las cosas y desde "el error de diciembre"
las grandes cuadras de caballos de antaño se habían vendido una
a una conservando solo unos cuantos de ellos, no era difícil imaginar
entonces la enorme frustración de Laura, obligada a las responsabilidades
de un rancho que no daba mas que para salir medianamente mes a mes y sin el
apoyo de una pareja pues a pesar de ser una mujer atractiva, a sus 32 años
apenas podía contar un par de novios que obviamente se había encargado
Fersa de ahuyentar pues "la distraían de sus obligaciones".
Los primeros días del par de semanas que pase en el rancho transcurrieron
en la normalidad, realmente el trabajo del campo no me atraía en lo absoluto
sin embargo deseaba ayudar a laura hasta donde me fuera posible, durante mi
estancia en las cuadras pude notar el nerviosismo que mostraba frente a un caballo
cuando al resto de los mismos los manejaba como toda una profesional de su carrera,
eso me tenía muy intrigada amen de la insistencia velada con que le dirigía
la mirada siempre cuidándose de que ningún peón la viera.
Con el transcurrir de los días tanto mi curiosidad como su nerviosismo
fue en aumento, al grado que una tarde y ya repuestas del trabajo y al calor
de unos tragos de ron barato, la cuestione por el interés que mostraba
por "size" como se llamaba el animal y que en ningún modo podía
compararse con la atención que le prodigaba al resto. Desviando la mirada
y apurando el trago que tenía en a mano balbuceaba que era mi imaginación
y que no había nada de raro en sus acciones.
Tal cosa a mi no me convenció en lo absoluto por lo que luego de un par
de vasos mas de ron y a fuerza de insistir de mi parte estallo en llanto. En
ese momento no alcanzaba a entender cual había sido el problema y ya
estaba resuelta a olvidar el asunto cuando pidiéndome discreción
dijo que me lo contaría todo, esperando que supiera entenderla por el
tiempo que habíamos compartido juntas de niñas. Algo en mi decía
que era mejor no insistir y que realmente no me importaba sin embargo, la duda
me quemaba y quería saber no importando lo que se tratara.
Luego de calmarse un poco empezó la historia, una de la que nunca llegue
a imaginar fuera protagonista alguien que conociera peor aún, que fuera
de mi propia familia.
Como dije inicialmente había sido obligada a la veterinaria, carrera
que detestaba y que sin embargo desempeñaba con bastante éxito,
al poco tiempo de egresar cambio su vida en la ciudad por el rancho, solo ocasionalmente
regresaban como aquel día en que la encontré en el campus, pero
prácticamente había sido "casada" a las cuadras. Un
día y luego de una férrea discusión con Fersa por uno de
sus pretendientes del pueblo cercano, se había refugiado llena de ira
en el establo, el mismo que era toda su vida la misma que odiaba. Tal era su
furia que muchos pensamientos cruzaron por su cabeza, se sentía atada,
prácticamente esclavizada al campo y a los caballos, si tan solo le permitiera
tener un novio sería tolerable era vida sin embargo, hasta en ello era
máxima autoridad su padre y no podía opinar en lo absoluto. Decidida
entonces a "cobrárselas" fue hacia los caballos y conocedora
de los mismos se planto frente al más grande y que llamaba "size",
con el cual se desquitaría de la opresión paterna y justo ahí
empezó.
En mi desconcierto no entendía nada de lo que trataba decirme, estaba
totalmente confundida, había lastimado al caballo o que? Que había
pasado y eso que tenía que ver con su situación actual? Luego
de un suspiro y hacer una mueca que en su momento pensé se trataba del
producto de la borrachera confeso que por el contrario y lejos de lastimar al
animal lo había hecho su amante, mismo que era hasta ese momento y que
por mi presencia no podía atender como era debido lo que obviamente la
tenía desesperada.
No podía creerle, me parecía una estupidez alcohólica por
lo que enojada, me levante en ese instante diciéndole que respetaba que
no quisiera decirme la verdad pero no tenía que inventarme tales sandeces.
Justo estaba por abandonar el salón en el que nos encontrábamos
cuando se levantó también y caminando hacia la puerta y antes
de salir dijo que ya que sabía la verdad no tenía por que esconderse
mas de mi, no le importaba si le creía o no solo esperaba que guardara
silencio y que si lo deseaba podía acompañarla, nada había
cambiado para ella respecto a mi, acto seguido salió rumbo al establo,
mostrando tal seguridad lejos de los traspiés lógicos del alcohol
que empecé a creer que era cierto.
Lentamente y a un par de metros de distancia la seguí, me detuve por
unos minutos frente a la puerta, antes de cruzar y tratando de ordenar las ideas
en mi cabeza pues no alcanzaba a entender la situación ni lo que estaba
por presenciar.
Finalmente abrí la puerta y busque hacia el fondo del establo, justo
donde acostumbraba dormir "size". Lo que vi me dejo sorprendida por
completo y creo hasta el día en que muera no podré olvidar jamás.
El caballo se encontraba de lo más tranquilo como si se tratara de cualquier
cosa o lo que era peor, como si fuera de todos los días para el que laura,
hincada a su costado le masajeara con ambas manos, la funda negra en la que
se ocultaba su miembro y que por lo que alcanzaba a ver empezaba a asomar.
Ella apenas me dirigió una mirada, sonriendo placidamente mientras el
miembro ahora fuera de la funda negra se mostraba rozado y colgante, seguramente
era lo que ella estaba deseando desde hacia mucho pues apenas estuvo afuera
lo suficiente lo tomo en su boca.
No lo podía creer las imágenes se hacían nudo en mi cabeza,
recordaba una joven de 17 años con sus hermanas riendo como cualquiera
a su edad mientras que observaba a una mujer las mas de las veces deprimida
mamandole el miembro a su caballo, totalmente feliz y resuelta casi como si
tuviera otra vez 17.
El "espectáculo" siguió un rato mas, alternaba lamidas
aquí y allá, besitos ocasionales en la punta para luego introducirlo
hasta donde su garganta se lo permitía, una vez que pareció saciarse
de miembro equino se lo saco de la boca reluciente de saliva y me lo ofreció.
Verla ahí hincada debajo del caballo con el miembro apuntándome
era una explosión de sexualidad que me tenía con las pantaletas
encharcadas pero no estaba dispuesta a hacer nada mas, rechace su ofrecimiento
con la cabeza mientras ella se desnudaba, no sabía en ese momento que
pretendía hacer pero deseaba verlo.
Dejando sus ropas en la paja se coloco nuevamente debajo de él y colocándose
el miembro entre los senos lo apretó uno contra el otro dándose
un masaje con él, al mismo tiempo que con los dedos se apretaba los pezones.
No pude mas he hice lo mismo, me deshice de los botones de la blusa y bajando
las copas de mi bra me dedique a acariciarme los senos observando como se lo
hacía con el caballo imaginándome a mi misma en la escena.
Minutos después y cuando hubo conseguido su orgasmo se tendió
en la paja para recuperar el aliento. Acarició por unos largos y tiernos
momentos al caballo y preguntándome si me encontraba bien abandonamos
el establo.
Luego y ya más tranquilas confeso que, al principio lo hacía cuando
discutía con Fersa y a manera de venganza pero que con el pasar del tiempo,
el gusto le había entrado hasta los huesos y que ya no podía prescindir
de él. Eventualmente a ese día le siguieron otros al principio
solo como espectadora, después... se veían tan lindos los dos
juntos que llegue a hacer un par de dibujos a lápiz en su honor, ojalá
y algún día pueda compartirlos con alguien.