Relato: Un padre responsable y amoroso: Los hechos



Relato: Un padre responsable y amoroso: Los hechos

Prosigo mi historia.



Como les dec�a, me encontraba realmente angustiado ante las
perspectivas que amenazaban el futuro de mi hija, de la ni�a de mis ojos, todo
por culpa del Sexo. En Internet ubiqu� muchas personas, amigos y amigas que
desde el anonimato me daban cualquier clase de consejos ante el problema que les
planteaba. Voces contradictorias me daban miles de sugerencias entre pol�micas
burlonas o serias (en un punto, reconozco, no supe distinguir hasta donde
hablaban en serio y hasta donde hablaban en broma). Por fin, tom� una decisi�n
radical, a casi ninguno de ustedes les gustar�, si, s� que me mandar�n al
Infierno, no me importa. Y todo me dec�a que deb�a actuar r�pido, ve�a el
peligro �muchachos- alrededor de mi ranchito, y Cristina, ansiosa, temerosa y
desconfiada de m� �cosa que no me gustaba- tanto de d�a como de noche pude
apreciar como se masturbaba con furia �sin que ella me viera, por supuesto- no,
ten�a que actuar con diligencia, y as� lo hice.



- �Qu� vas a hacer con esa perra, pap�? �Nos la vamos a
quedar? �Me pregunta Cristina, al verme llegar con una peque�a perra callejera,
sucia y maloliente- yo quiero un perro bonito, pap�, te lo hab�a dicho, pero no
quise traer uno de la calle porque pens� que no te iba a gustar.



- No Cristina, no nos la vamos a quedar, -le respondo, viendo
la cara de disgusto de mi ni�a- es solo�es solo como un acto de caridad, unos
carajitos la estaban molestando y yo me la traje amarrada, la vamos a cuidar un
tiempo, parece que est� herida tambi�n �le dije, en parte era verdad, pero
claro, hubo algo que no le dije.



La verdad era que �sta perrita estaba "maluca" como se dice,
le di de comer, la limpi� un poco, la sostuve mientras se repon�a de una cojera
en una pata�y durante esos d�as, sin que Cristina me viera, logr� llenar en un
frasquito de compota abundante l�quido que rezumaba la perra por su cuchara.
�sta "ag�ita" logra despertar hasta el perro mas viejo y agonizante �lo he
visto, un perro se olvida del hambre, de la lluvia, de la heridas que tenga,
cuando huele una perra en celo- �sta sustancia, seg�n lo que me hab�an dicho,
iba a servir para mis prop�sitos, las mismas personas en los "chats" me dijeron
que el secreto era una cosa llamada "feromona" que estaba en las aguas de la
perra y que a los perros los vuelve locos. Otros me hab�an dicho que usara miel,
leche, dulce, pero por consejos de unos, y sabiendo yo mismo como reaccionaban
lo perros, opt� por �sta alternativa.



Una vez hecho esto, me llevo la perra lejos, d�ndola en
adopci�n a un compa�ero de trabajo, mi pr�ximo paso era buscar un perro
apropiado a lo que yo pensaba, busqu� por todas partes, con amigos y compa�eros,
en la calle, en otros barrios y no lograba dar con el ejemplar adecuado, bonito
(o al menos con potencial), grande y que fuera manso, para poder manejarlo.



Hasta que logr� ubicarlo �y en mi propio barrio! Lo v�
vagando por la zona, perdido y cabizbajo, algo sucio y "costill�o", lo llam� y
atendi� en seguida, lo toqu�, se dej� tocar, era manso realmente, toqu� su lomo,
sus patas, su cola y su vientre.



- Si, perrito, -le dije- pareces que t� eres el afortunado,
espero que te guste mi hija.



Estaba con las manos temblorosas, el coraz�n palpitante, mis
ojos se aguaron de repente �en que me estaba metiendo? �En que iba a meter a mi
hija? �Ser� que se me estaba "pasando la mano"? Tuve un momento de duda�pero fue
breve.



Lo ba��, le di de comer y hasta lo perfum�, la verdad no
estaba mal, un poco flaco, pero eso se arreglar� con los d�as, de marr�n tierra,
su pelaje se revel� de color amarillo brillante y sedoso, deb�a tener algo de
labrador, pero le faltaba m�s cuerpo. Cuando lleg� mi hija de la Escuela, su
rostro de grata sorpresa, ojos expresivos y una gran sonrisa me indic� que hab�a
hecho una buena selecci�n.



- �Pero que tenemos aqu�, pap�!


- Un perro, �no quer�as uno? Te traje �ste, no est� tan feo
�verdad?


- �Est� lindo! �dice, entusiasmada, agach�ndose para
acariciar el perro, quien responde con lametones a su cara y meneando la cola
con energ�a, al agacharse mi hija, no puedo evitar verle su entrepierna, sin
querer le lanza un "pic�n" a su padre, ense�ando su pantaletica amarilla, pienso
en los planes de los pr�ximos d�as y me tiemblan las piernas.



- �Qu� nombre le pusiste? �me pregunta Cristina.


- No s�, ninguno, �Cu�l se te ocurre a ti? �le pregunto.
Cristina sigue acarici�ndolo, observo la "qu�mica" entre los dos, sigue Cristina
agachada, ense��ndome su puchita, el perro olisquea por ah�, Cristina r�e -�Eh
no, por ah� no, tranquilo, ji, ji, ji! �lo piensa un poco y me dice:



- Yellow.


- �Qu�?


- Yellow, se llamar� Yellow, pap�.


- �Y que vaina es �sa?


- "Amarillo", es en ingl�s.



Acertada su escogencia, pues el perro es como amarillo, y a
mi hija le gusta el ingl�s.



Los d�as transcurren, el peligro acecha, una vez mas, malas
noticias, me llegan chismes, Cristina "sebera", Cristina puta, va a meter la
pata, Cristina esto, Cristina lo otro, �co�o! No ten�a paz en ning�n momento.
Finalmente me llega una citaci�n del Liceo, mi hija, una de las mejores alumnas,
hab�a bajado mucho su promedio, incluso en ingl�s, su materia preferida. Ya se
hab�a jubilado de clases en dos oportunidades, su profesor gu�a me cuenta que la
han visto de brazos de otros chicos mala conducta, e incluso de uno que no es
estudiante, un zangalet�n, mayor de edad, que suele merodear los liceos con muy
malas intenciones. Esas "malas intenciones" no pod�an tocar a mi hija, no, mi
hija no, toda duda se me quit� esa tarde, decid� que esa noche era la noche.
No hab�a retorno.



Lo prepar� todo, les juro que no me explico como no me dio un
colapso ese d�a, mis manos temblaban, mis piernas enflaquec�an, mi coraz�n
palpitaba a mill�n y no paraba �Qu� era todo eso?



En la tarde lleg� Cristina, no hablamos mucho, le prepar� una
buena comida, com� yo tambi�n, "vamos a necesitar mucha energ�a �sta noche",
pens�, Yellow tambi�n comi�, y de la mano de Cristina prob� alg�n bocado
tambi�n.



Anocheci�. Recuerdo que era como las diez de la noche, s�lo
se o�an algunos grillos, nuestro rancho est� un poco retirado de las dem�s
casas. Sent� ruido en el cuartito de Cristina, peque�os quejidos, sab�a lo que
estaba haciendo a esa hora, era el momento, Enciendo la luz y all� esta ella,
piernas abiertas, cuerpo desnudo, ojos cerrados, una mano en su cuca.



-�Pap�!


R�pidamente se tapa con la cobija. Yo me acerco a ella,
todav�a me asalta alguna duda, �lo estar� haciendo bien? �El resultado ser�, al
final, positivo? De todas maneras, con dudas o sin dudas, ya estaba ah�, no
hab�a marcha atr�s.



- Cristina, hija �le digo, sent�ndome en la orilla de su
cama, el frasquito que tengo en el bolsillo me molesta un poco, ella me observa
apenada, con todo su cuerpo cubierto, salvo parte de su rostro �Creo�creo que es
hora de hablar, de que hablemos t� y yo, o mejor, d�jame hablar a m� mas bien.



Hago una pausa, mi �ltima duda me salta�y se va. Respiro
profundamente, y prosigo.



- S� lo que te est� pasando �le digo- s� como eres y lo que
sientes porque, bueno�porque s� de donde vienes. Te he criado y, bueno, mas o
menos educado, en lo que yo pod�a, pero s� que no lo he hecho muy bien, ah� est�
el caso de tu hermana, y yo�yo he visto tantas cosas, he visto tantas vainas
malas en �sta casa y fuera de ella�


- Pap�, pero �Qu� dices? No entiendo nada.


- Y yo�yo no he sido un buen padre.


- No pap�, si eres bueno, yo te quiero papito.


- No, no, no he sido bueno, pero esta noche voy a cambiar
eso, yo�recuerda que yo te quiero Cristina y no puedo permitir que caigas en los
peligros que yo he visto por culpa de�bueno�como eres.


- Pero �Qu� dices t�? Yo no s�


- Y t�, t� no me tienes confianza, como yo quisiera, mas
bien, como que me tienes miedo, claro, yo soy hombre y t� eres una� mujer, y yo
no soy tu mam� y entonces�



Sent� que con tanto di�logo, con tanta "habladera de paja" no
estaba llegando a nada, una pausa que se me hace eterna, el rostro bello y con
gesto extra�ado de mi hija, protegida por la cobija. Suspiro nuevamente, era
hora de dejarse de pendejadas, mi rostro se pone serio, emito una orden:



- Cristina, qu�tate la cobija.


- �Qu�? No pap�, estoy�estoy


- Si ya s�, est�s desnuda, qu�tatela.


- �No pap� no! �ahora mi hija se cubr�a mas, rechazando la
orden, retroced�a en la cama, con rostro de miedo, algunas l�grimas comenzaban a
florecer.


- �Que te la quites, co�o!


- �Nooooo, papaaaaaa!


Le arranco el cobertor, dej�ndola desnuda frente a m�, se
acurruca tratando de taparse y estalla en llanto. En mi ignorancia intuyo que
debo hacer algo, lo pienso unos segundos y se me ocurre algo que no estaba en el
plan original, quiero que mi hija me tenga confianza, comienzo a pensar que todo
esto es extremadamente audaz (al fin lo deduzco), as� que, un movimiento osado
m�s, no importa mucho: Comienzo a desnudarme.



- Mira, no tengas miedo, no tengas pena �te d� miedo o pena
de que tu pap� te vea desnuda? Okay, quiero que haya confianza entre los dos,
como lo hay, seg�n me han dicho, entre las hijas y sus madres, pero t� no tienes
mam�, s�lo a m�.



Dicho esto me bajo el pantal�n y el interior, los ojos
desorbitados de Cristina se posan en mi pene.



- Anda, t�calo.


- �Nooo!


- �Que vengas te digo!


Por fin la tomo de un tobillo y la arrastro hacia m�, con su
rostro empapado en llanto, tomo sus brazos y mientras me dice llorando "�Pap�,
no quiero, pap� no quiero!" tomo sus manos y las poso sobre mi miembro viril, el
mismo que ayud� a crearla, catorce a�os antes. Parado yo, sentada ella, se me
hace un nudo en la garganta al abrazarla y acercar su rostro mojado contra mi
bajo vientre, por fin me agacho ante a ella y frente a su cuerpo desnudo le
digo:



- Por favor, Cristina, soy tu pap�, el �nico que te quiere,
ser�a incapaz de hacerte da�o, todo lo que quiero es tu bien (sic).



Mi tono de voz suave parece haberla calmado un poco, ella
agacha la cabeza, todav�a con verg�enza, yo poso mis manos sobre sus rodillas,
las manos de ella est�n sobre la cama, entonces poco a poco voy abriendo sus
piernas y queda ante m� su hermosa vulva de ni�a, con su capullito orgulloso, y
sus plieguecitos carnosos, sus labios, h�medos y brillosos, la tomo del ment�n y
le alzo la cabeza, veo con alegr�a interna que mi ni�a es una mujercita
realmente linda, su cuerpo espigado, blanco y desnudo, con sus pezones rosados
coronando sus pechos, y su pelusa casta�o oscuro su pubis albo, ahora que lo
recuerdo, noto el gran parecido de Cristina, en aquel entonces, con una conocida
actriz, llamada Natalie Portman (Par�ntesis de Susana: V� la
fotograf�a, ub�quense en la Natalie Portman de "El Profesional" de Luc Besson
�con Jean Reno- no en la Princesa-Senadora Padm� Amidala de los "Episodios" ni
mucho menos la putona sucia de "Closer").




- S� lo que necesitas, debes confiar en m�, haz lo que te
digo.



Mucho mas calmada, la acuesto en la cama con sus pies en el
piso, tomo el frasquito de mi pantal�n que se encontraba en el suelo. El
l�quido, lo hab�a transferido del frasco original de compotas donde lo
recolect�, a una botellita de vidrio de salsa picante, limpio , peque�o, largo y
con un pico dosificador, lo cual era muy conveniente, vierto una gotas en la
cuca de mi hija.



- �Pap� que haces? �Qu� es eso?


- Tranquila, es por tu bien, yo estoy contigo, �Yellow!
�Yellow!



Viene nuestro perro, alegre y trot�n, su fino olfato detecta
el olor enseguida, seg�n su nariz hay una perra en celo, y viene donde est�
Cristina.



-�No Pap�! �Qu� quiere el perro? �No Yellow! �Deja, deja!


- Abre las piernas bien, Cristina.


- �No!


- �Que las abras bien te digo!


- �Noooo!



Tengo que apoyar mi rodilla derecha en le pecho de Cristina
para que no se levante, mientras la tomo de los tobillos, abri�ndole las pierna
en "V" lo mas que puedo, Cristina se revela, intenta safarse, pero est� a mi
merced, y a merced del perro, con decisi�n, Yellow alcanza la apetitosa cuchara,
su lengua comienza el trabajo.



- �Uggh! �Asco! �No Pap� nooo! �uaghh!



Lametones firmes, profundos, insistentes, atacan la vulva de
mi ni�a, sollozos, quejidos, bufidos y suspiros se confunden con los chasquidos
de aquella lengua canina que explora con avidez cada profundo pliegue del
"altar" de mi ni�a.



- �Ugh! �Pap�! Pap�Pa�p�



Poco a poco iba cediendo, pronto no fue necesario sostenerle,
abr� su piernas lo m�ximo que pude, formando dos "eles" (L) invertidas, rodillas
flexionadas. Cristina mira a Yellow lamiendo su cuca�y cierra los ojos.



- Si mi ni�a, disfruta, disfr�talo.



Veo su hermoso cuerpo desnudo recibiendo placer, �qu� padre
puede darse ese lujo? Observo su piel, perlada por el sudor, su vientre plano de
porcelana, sus senos. Noto que sus pezones han adquirido un color m�s oscuro,
palpo sus pechos de adolescente y percibo claramente que se han endurecido,
Cristina estaba realmente excitada, su rostro rubicundo tambi�n me lo indicaba (Otro
par�ntesis de Susana:
S� lo que algunos piensan, pero no: �sta no es una
historia para el apartado "Filial", habl� mucho con Jes�s al respecto, si bien
ama mucho a su chama, me asegura que nunca hubo, ni en ese momento ni en ning�n
otro, alg�n deseo de tipo sexual entre ellos, nunca tuvo inter�s en follarse a
su propia hija
).



- �Ah! �Oh!


- Si mi ni�a, goza.


- Pap�Pap� �qu�es�esto?



Me acerqu� un poco mas a su entrepierna, pude ver la energ�a
que le imprim�a Yellow a su "trabajo", Cristina suspiraba. Me percato de la
polla del perro, a medio salir de su funda, tambi�n me hab�a preparado para
esto, ya me lo hab�an dicho, comenzaba mi etapa de "mamporrero", me bajo y palpo
el pene de Yellow, lo manipulo en su funda, sale en todo su esplendor, al menos
unos 17 cent�metros de carne viva, venosa gris�ceo, h�medo y caliente, era la
hora de llegar al final, de consumarlo todo, doblo la misma cobija y la pongo en
el suelo, Cristina posar� sus rodillas en ella.



- Cristina, mi ni�a.


- Que�papi�que�cosa� �Aaaah!


- Ven, es hora de que todo acabe, p�rate, pon tus rodillas
aqu�, apoya tu pecho en la cama, no tengas miedo, yo estar� aqu�.



Cristina obedece, a�n turbada por las nuevas sensaciones en
su �todav�a- virginal cuerpo, se apoya en la cama, expectante, Yellow hace lo
suyo: La monta enseguida.



- �Pap�!


- Tranquila, tranquila, yo estoy contigo, d�jate hacer (sic).



Movimientos en�rgicos, pero err�ticos por parte de Yellow,
debo intervenir, tomo su verga jugosa y la dirijo a la no menos jugosa gruta de
mi hija, la suerte est� echada, se consuma la violenta penetraci�n.



- �Aaaaaagh! �Aaaay!



Debo sostenerla por la espalda, empujarla contra la cama,
pues el dolor la hizo querer levantarse, como un reflejo.



- No te levantes, hija.


- �Me duele, me duele!


- Aguanta, aguanta, espera que te acostumbres.



Ya me hab�an dicho de la energ�a de los perros en sus
folladas, pero no es lo mismo verla en vivo, aquella dulce, d�bil y bella
mascota de d�as atr�s se hab�a transformado en una potente e implacable m�quina
de Sexo brutal� �y se estaba cogiendo a mi hija frente a m�!



- �Ay pap�! �No! �Ay pap�!



Una cogida fren�tica, sudores, fluidos, gemidos, olor a Sexo,
me pongo del otro lado de la cama, tomo a mi ni�a de las manos, le doy �nimo,
sus rostro contra�do de dolor va cambiando, empapado en sudor, su expresi�n se
transmuta, yo conozco esa expresi�n, la vi muchas veces en su madre, tan
parecida a ella: Es el rostro del placer.



-�Ah! �Papi�Yellow� �Mmmmm!



Seco sus brazos y su cara, estoy mas tranquilo, Cristina est�
disfrutando la penetraci�n canina, el acople es perfecto, arm�nico, Yellow
desacelera su follada, de repente, veo que la faz de mi ni�a comienza a cambiar,
casi esbozaba una sonrisa de satisfacci�n sexual, cuando se pone seria, comienza
a gemir, pero de dolor, ojos abiertos, casi desorbitados y un fuerte alarido:



- �Ay! �Aaaagh!



Le tapo la boca mientras le pregunto que ocurre, s�lo pasan
unos segundos para percatarme de lo que pas�: Yellow le enterr� el nudo, la bola
de carne que permite que los perros se queden pegados con las perras, tambi�n
era algo que esperaba, pero no es lo mismo la teor�a que estar en el sitio,
menos cuando la "perra" es mi propia hija (un tiempo despu�s, comentando esto
con los "Expertos", algunos me dec�an que siendo Cristina "primeriza" yo no deb�
permitir eso la primera vez, deb� preparar su cuca virginal con exploraciones
iniciales del pene canino y un buen tiempo despu�s, ya ensanchada, proceder con
el acople completo, pero bueno, tomen en cuenta que esa noche todos �ramos
"primerizos"), le doy la almohada para que la muerda, tem� que sus gritos
pudieran despertar alg�n vecino.



- �C�lmate, c�lmate, no joda! �Aguanta como las buenas! Estoy
contigo �me oyes? �Aqu� contigo! �le digo, la tiempo que la tomo de la cabeza
con fuerza- �No te muevas! �O�ste? �Qu�date as� como est�s! �Aguanta!



Asienta en silencio, aunque con rostro de desesperaci�n, como
mujer dando a luz; Me paro de la cama y me acerco bien, lo veo todo y se me
salta el coraz�n, los labios y el cl�toris de mi ni�a salidos, palpo y percibo
con claridad la bola carnosa de Yellow trancando la cuchara de Cristina y sin
embargo, un l�quido lechoso se escapaba en abundancia de su vulva: Yellow estaba
"fecundando" a mi hija con su semen.



Fueron minutos que se me hac�an una eternidad, el perro se
baja de la espalda de mi hija �que ahora tambi�n era su perra- pero sin
despegarse de su cuca, parece que el dolor v� pasando, los l�quidos fluyen,
gemidos de placer regresan al cuarto, el tiempo transcurre, todo mi cuerpo suda
tambi�n, en todo �ste espacio de tiempo se me hab�a olvidado por completo que yo
tambi�n estaba desnudo (Ruego a ustedes que me perdonen por relatar �sta
experiencia as� como con exceso de detalles, no es para deleitarme con sadismo
en el posible sufrimiento de mi hija en aquellos momentos, a m� me dijeron que
lo hiciera as�, pues de esa manera los lectores tendr�an una idea exacta de lo
que pas� y las conclusiones y ense�anzas de tan extrema vivencia podr�an ser mas
precisas y �tiles para todos ustedes, cualquier cosa, hablen con Susana, ella
fue la que me dijo), unos gritos mas fuertes, esfuerzo por parte del perro para
"desabotonarse" y �zuas! El despegue se realiza, Corre Yellow fuera del cuarto
(como si supiera que hizo algo malo, que cometi� una especie de pecado contra
natura), me d� tiempo de ver su "nudo", del tama�o de una mandarina mediana (lo
cual, para una ni�a virgen, es demasiado) mi Cristina cae desmayada al suelo por
la cogida brutal. Corro para tomarla, me siento en la cama y volteo su cuerpo
sudoroso.



- �Nooooo!



Horror, all� donde estaba su hermosa ranura vertical, propia
de una ni�a, queda una raja desproporcionada, roja, de labios inflamados,
sanguinolenta y encharcada, flujos rojizos y blancuzcos brotan en abundancia de
la fuente violada, manchando la cama, mis muslos y cayendo al piso tambi�n,
palpo su entrada y dos dedos entran sin resistencia, no hay nada que hacer: Mi
Cristina hab�a perdido la virginidad, se hab�a convertido en mujer esa noche por
un perro, y por mi responsabilidad. La tomo en mis brazos, abrazando su cuerpo
desnudo y desmayado, llorando, pensando en pedir ayuda, en pedir auxilio.



- �Perd�name Cristina, perd�name hija! �Hijaaa!



Sus ojos se abren, me miran, su peque�a manita acaricia mi
rostro, esboza una sonrisa, algunas l�grimas salen con lentitud de sus ojos
dulces y comprensivos.



- Tranquilo pap�, todo est� bien, todo estuvo�bien�muy
bien�yo�estoy�bien.



Me abraza y me besa en la mejilla, quedo con ella alg�n
tiempo abrazado, quiz�s unas dos horas, se duerme, sudorosa y mojada en flujos
viscosos, y yo la arrullo en mis brazos, pronto el cansancio me vence y quedo
dormido a su lado, en su camita, padre e hija desnudos, ahora compinches,
frente a la puerta del cuarto logro ver a Yellow, nuestro fiel perro, y ahora
nuestro c�mplice, con un rostro extra�o, como preguntando: "�y ahora qu�?".



Fue as� como esa noche entr� la Zoofilia a nuestra familia, a
mi casa, y al parecer, no creo que se vaya a ir nunca de nuestras vidas.




Nota de Susana: �sta historia no concluye aqu�, en su
tercera y �ltima entrega se mostrar�n las consecuencias que �sta experiencia
tuvo en �sta familia, y algunas lecciones que podemos sacar para nosotros�




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Relato: Un padre responsable y amoroso: Los hechos
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