Llevo tiempo leyendo los relatos publicados en esta p�gina y
nunca hasta hoy me hab�a decidido a contar una experiencia propia.
No hace mucho tiempo me compr� un piso. Despu�s de a�os de
vivir alquilado pude por fin cumplir mi sue�o de tener una casa propia decorada
a mi gusto. En fin. El caso es que visit� varias tiendas de muebles para comprar
todo lo necesario para convertir aquel �tico en un hogar. Disfrut� mucho con
ello porque me encanta el dise�o, la arquitectura y el interiorismo, y porque en
muchas de esas tiendas me encontr� con dependientes muy guapos con los que me
recre� la vista mientras me ense�aban mesas, sillas y sof�s...
Pero con ninguno de ellos pas� a mayores, a�n con la
seguridad de que alguno era gay. Pero a m� no me atraen especialmente los chicos
poco varoniles, sino todo lo contrario: siempre he preferido los hombres viriles
y peludos que se ven por la calle con los cuales las posibilidades de ligue
suelen ser bastante escasas.
El caso es que en una de aquellas tiendas compr� un par de
muebles para el sal�n que era necesario montar en el lugar donde iban a
colocarse. De eso se encargan normalmente en la tienda. Quedaron en traerme esos
muebles una tarde que yo no trabajaba y ese d�a, despu�s de comer y recoger mi
cocinita reci�n estrenada me acomod� en un sill�n para leer mientras esperaba.
Eran casi las 6 de la tarde cuando llegaron los encargados del transporte a
traerme los citados muebles. Eran dos. Un jovencito casi imberbe que no me
atrajo en absoluto y un chicarr�n fuertote y de mediana edad que estaba para
com�rselo: moreno, fornido, con perilla y pelos por todas las partes visibles de
su cuerpo, en aquel momento �nicamente los brazos y la parte del pecho que se
pod�a ver gracias a su camisa desabrochada hasta el segundo bot�n. Enseguida
dejaron todas las piezas en mi sal�n, despu�s de lo cual el hombre mayor le
indic� al chico que volviera al almac�n porque �l era el que ten�a que montarme
los muebles. El joven se march� y nos quedamos los dos solos. De repente y sin
avisar el hombre se despoj� de su ropa para ponerse otra m�s apropiada para
hacer el trabajo manual que ten�a delante. Fue bastante r�pido, pero no lo
suficiente como para que me impidiese ver en todo su esplendor aquel cuerpazo.
Como yo pensaba, ten�a todo el pecho cubierto de una espesa y negra mata de
pelos, igual que las piernas y los brazos. Creo que se dio cuenta de mis miradas
lujuriosas pero no dijo nada en ese momento. Simplemente empez� a hacer su
trabajo. Mientras tanto, yo rondaba por all� haciendo como que hac�a cosas,
cuando en realidad lo �nico que pretend�a era com�rmelo con la vista de arriba
abajo. De vez en cuando habl�bamos de cosas sin importancia y de lo bien que, en
su opini�n, estaba decorando la casa. De pronto me dijo:
El �nico inconveniente ser�a que disfrutases s�lo de un
piso como �ste, pero seguro que lo compartir�s con tu mujer o tu novia, no?.
Pues la verdad es que no tengo ni mujer ni novia � le
respond� � pero no es algo que me preocupe demasiado.
No s� por qu� le di esa medio explicaci�n, pero en ese
momento me mir� de reojo como pensando "ya dec�a yo que este t�o me parec�a
maric�n"...
Sigui� a lo suyo hasta que al rato me pidi� permiso para usar
el ba�o. Por supuesto acded� y le indiqu� donde estaba. Cuando volvi� le
pregunt� si quer�a tomar algo fresco ya que hab�a hecho sitio en su vejiga, a lo
cual accedi� con una sonrisa por mi chiste malo.
No podemos aceptar una invitaci�n de un cliente, pero
tampoco podemos usar el ba�o y ya lo he hecho, as� que creo que va a dar
igual saltarse las normas dos veces.
No te preocupes � respond�- no me chivar� a tus jefes. Y
diciendo esto, le gui�� un ojo de manera inocente. En realidad estaba
pensando: si quieres saltarte las normas de otra forma tampoco les dir�a
nada...
Est�bamos de pie en la cocina, uno enfrente del otro pero a
cierta distancia, cuando sin saber muy bien por qu� le dije:
Corporaci�n Dermoest�tica har�a el a�o con un par de
hombres como t� que fueran a depilarse...
Es verdad � respondi� soltando una risa -. Alguna vez
pens� depilarme pero creo que me resultar�a muy chocante verme despu�s
completamente lampi�o. En cambio contigo, no tienen nada que hacer.
Pues no. Los �nicos cuatro pelillos que me salen en el
pecho me los saco yo mismo. Pero no creas, quiz� me hubiera gustado ser m�s
peludo, eh?.
Pues yo creo que est�s muy bien as�, me dijo.
Supongo que tendr�s mucho �xito con las mujeres, no?. Si
mi pregunta fue atrevida la respuesta me dej� completamente KO.
No te creas; hoy en d�a est�n muy de moda los
metrosexuales esos. En cambio, a muchos chicos les gustan los hombres
peludos como yo. Y diciendo esto se fue acercando lentamente hasta m�, cogi�
mi mano y la acerc� a su pecho
Creo que t� eres de esos � me dijo -. Lo cual significaba
que se saltar�a de nuevo las normas de comportamiento de su empresa.
Comenc� a desabrochar los botones de su camisa y mientras
dejaba todo su torso al descubierto iba acariciando aquella maravilla. Pelos y
m�s pelos negros y suaves de los que disfrut� como nunca. �l se dejaba hacer al
mismo tiempo que met�a las manos por debajo de mi camiseta y acariciaba tambi�n
mi pecho lampi�o y mi espalda. En un momento me despoj� de la camiseta y se
acerc� para besar y lamer mis pezones. Pase� su boca por mi pecho y mi cuello
hasta que encontr� mi boca y me plant� un tremendo beso que casi me hace llegar
al orgasmo. Yo en ese momento ya no acariciaba su pecho sino que lo agarr� por
las nalgas para acercarlo a m� y sentir su polla pegada a la m�a (con eso ya
adivin� que estaba muy bien dotado el chiquillo). Despu�s de comerme la boca un
buen rato, tir� hacia abajo del pantal�n de mi ch�ndal y arrastrando con �l mi
calzoncillo. Qued� entonces al descubierto mi tremenda erecci�n. Yo volv� a la
carga con su pecho y le bes� desde el cuello hasta el ombligo; esto me oblig� a
agacharme un poco hasta que conclu� que ponerme de rodillas me resultar�a m�s
c�modo. Fue entonces cuando baj� su pantal�n y vi de nuevo el calzoncillo que ya
antes hab�a tenido ocasi�n de vislumbrar cuando se estaba cambiando de ropa. Lo
baj� y descubr� una tremenda polla circuncidada y de unos 16/18 cm de longitud;
algo m�s grande que la m�a. No pude evitar besar su glande al descubierto y
comenzar despu�s una mamada como nunca antes hab�a hecho a nadie; pero era como
si mi boca me lo estuviese pidiendo.
Despu�s me indic� que me acostase en el suelo (era verano,
as� que no estaba demasiado fr�o) y se tumb� encima de m�. Con su pecho sobre el
m�o pude sentir la placentera sensaci�n de ser acariciado por aquel torso tan
peludo. Era definitivamente lo que m�s me gustaba de �l. Pero no se conform� con
eso y fue deslizando su cuerpo sobre el m�o hasta que su cara se situ� a la
altura de mi polla, la cual se meti� en la boca para empezar a chupar. Su
perilla me hac�a algunas cosquillas, lo cual aumentaba m�s mi placer. Le dije
que parara si no quer�a que me corriese ya.
s�, me paro, que no quiero que te corras todav�a.
Levant� entonces mis piernas y moj� con su lengua la entrada
de mi culo. Estuvo un ratito lubricando mi hoyito hasta que crey� llegado el
momento propicio.
Espera, ponte esto; a ver si te sirven. Le dije yo
mientras me incorporaba un poco para coger de un caj�n una caja de
preservativos (s�, ya s� que no se guardan en la cocina, pero los hab�a
comprado recientemente y fue el primer lugar que encontr� para dejarlos).
Jam�s he follado sin protecci�n.
De esa manera ya estaba listo para introducir despacio su
polla en mi trasero. Lo hizo con gran cuidado para que no me doliera. Era algo
que yo tem�a un poco dado su tama�o pero no me doli� lo m�s m�nimo. Cuando hab�a
dilatado lo suficiente empez� a bombear haci�ndome rugir de placer. Pudo incluso
recostarse sobre m� al tiempo que me follaba de manera que volv� a sentir sobre
mi cuerpo aquella delicia de pecho que ten�a. Cuando vio que estaba a punto de
acabar cogi� mi polla y comenz� a masturbarme, suavemente al principio, y con
m�s ritmo despu�s, hasta hacer que me corriera como nunca sobre mi pecho. El
apenas tard� unos segundos en hacerlo tambi�n. Exhausto se dej� caer sobre m� un
rato y luego nos fuimos juntos al ba�o para darnos una relajante ducha juntos.
Aquel d�a, como podr�n imaginar, no termin� de montar los
muebles en cuesti�n. Necesit� dos tardes m�s, con sus dos respectivos
"descansos".
Mientras escribo esto, contemplo su pecho maravilloso. Est�
recostado en el sof�. Comparto mi piso y mi vida con �l.