Platicando Largo y Tendido 03
Como te dije Lala, el Chucho fue el responsable de que se
abrieran a nosotros las puertas de un mundo lleno de perversi�n.
�Alquil�ndolos al mejor postor?
Si, as� fue�
�Pero ustedes no hicieron nada? �Nunca se dieron cuenta de
lo que les hac�a?
Claro que si, pero el �nico que dijo no fue David,
Francisco y yo seguimos adelante. Era algo raro, sab�amos que nos usaba y que
lo que nos hac�a no era bueno� pero no gustaba tanto. Yo lo hac�a por eso
principalmente, por la travesura de hacer algo indebido y por el placer que
ser penetrado me daba. Pero el Piojo no, Francisco pon�a su coraz�n en todo
eso.
�C�mo as�?
El siempre se sinti� delegado a un segundo plano por todo
el mundo, nunca tuvo autoestima, as� que si aparec�a alguien que le quisiera
dar un poco de cari�o, se lo ganaba inmediatamente. El lo hac�a para sentirse
amado, para sentirse aceptado, por nada m�s.
Pobre.
Si, pobre� y lo peor es que ni David ni yo nos dimos cuenta
a tiempo. Pero mejor te sigo contando acerca de mis relaciones�
Bueno, te escucho�
Hablando sobre la triste suerte de su amigo Francisco, mi
hermano se entristeci� visiblemente. Por un lado se sent�a culpable de lo que le
ocurri�, aunque en el otro sab�a que no era su culpa. Pero igual el estuvo ah�,
estaba presente mientras su amigo se hund�a cada vez m�s y m�s. Sin embargo, el
no habr�a podido hacer nada por el, era demasiado joven entonces.
Se llamaba Estuardo, pero los dem�s le dec�an Toto y todo
el mundo lo conoc�a como el Trozo�
�El Trozo?
Si, fue un apodo que le pusieron por una prominente parte
de su anatom�a, je, je, je�
Me imagino.
Lo conoc� una vez que fui a ver al Chucho a su casa. Los
encontr� cogiendo, pero lo que ninguno de los 2 sab�amos es que era una trampa
de Guillermo.
�Una trampa?
Si, una trampa� yo era un regalo que el Guille le iba a dar
al Trozo ese mismo d�a.
"Pues bien, como te imaginar�s hermanita, termin� empalado� o
mejor dicho, empalada, por 2 vergas esa tarde. Con lo que no contaba el Chucho
es que su amigo se iba a aficionar tanto a mi culito. Tanto, que me propuso ser
su novia, claro, bajo mi identidad de Felicia. Pero como su novia, ten�a
prohibido tener aventuras afuera de el, por lo que el Chucho tuvo que pasar a la
historia de una forma u otra.
El Trozo era un muchacho muy varonil, ten�a 17 a�os cuando
anduve con el, y duramos casi un a�o entero. Siempre se preocupaba de mantenerse
en forma, practicaba nataci�n, tenis y pesas, as� que ten�a un cuerpo muy
atl�tico y bien desarrollado, cuya principal joya era una muy buena verga 23 cm
con 4 de ancho. Buen culo, buenas piernas, labios gruesos, ten�a pegue con las
mujeres y se aprovechaba de eso, aunque en la intimidad era un buen culo de
macho lo que lo volv�a loco.
Empezamos nuestra relaci�n desde el d�a en que me cogi� en la
casa del Chucho, a espaldas de este al principio, pero en cuanto le dije que si
quer�a ser su novia se lo tuve que decir, no tengo que ahondar en su reacci�n.
Ten�a los 13 acabados de cumplir entonces. Por supuesto que al ser su novia,
ten�a que ser y actuar como mujercita para el todo el tiempo, y ser Felicia cada
minuto que anduviera junto a el.
Antes, con Guillermo, ya hab�a salido a la calle vestida de
mujer, pero muy pocas veces y de forma muy furtiva. Pero Toto esperaba que yo lo
hiciera regularmente, as� que me tuve que volver una aut�ntica maestra en el
arte del transformismo. Mi guardarropas lo tuve que medar de la casa de Guille a
la nuestra Lala, no se c�mo logr� ocultarlo todo de mam� y de pap�. Y para
vestirme, ten�a que sacar la ropa y llevarla a la casa del Trozo."
Momento� �guardabas tu ropa de ni�a en la casa, aqu�?
Si, aqu�.
�Y c�mo hac�as para que nadie se diera cuenta?
Consegu� 2 maletas viejas, no muy grandes, y las guardaba
en mi closet. Le dije a mama y a papa que guardaba revistas de s�per h�roes
all�, y varias veces las saqu� en su presencia para prob�rselos. La ropa la
ten�a metida en bolsas negras, en un compartimiento especial que yo mismo cos�
en las maletas.
�Sab�s coser?
Si, fue una de las cosas que Felicia aprendi� a hacer con
el paso de los a�os.
"Junto a Toto aprend� a ser un pasivo sumiso, me encantaba
que me cogiera como un salvaje, que me pasara encima como si yo fuera un objeto,
que me usara para masturbarse literalmente. Me gustaba mucho que mientras me la
met�a me nalgueara hasta dejarme el culo rojo, eso me calentaba bastante. Me
ordenaba lo que deb�a hacer en todo momento, me dominaba abiertamente a tal
punto que termin� por alejarme de David, a el nunca le agrad� mi novio.
Te voy a contar lo que ocurri� un fin de semana Lala. Su
abuelito ten�a una finca cerca de la capital y el me invit� a ir all� con el. le
prest� el carro a su pap� y nos fuimos, yo vest�a un vestido blanco con lunares
negros, muy feo, la verdad, pero me quedaba muy bien y hac�a ver mi cuerpo como
el de una mujer verdadera. Luego sandalias altas blancas, una peluca negra muy
real, brasier relleno y tanguita, iba bien buena para mi macho.
La finca estaba vac�a, extra�o, no hab�a ni un mozo, ni
animales, nada, solo una gran casa vieja. Me invit� a entrar llev�ndome de la
mano.
Alto� � me dijo antes de ingresar � quiero jugar contigo un
rato�
�Qu� me quer�s hacer? � le pregunt� melosa.
Quiero que me dig�s que si.
�Si a qu� amor?
A lo que te quiera hacer hoy.
Mmmmm� bueno, si�
Mi gir� y me puso a de espaldas para poder vendarme los ojos.
Luego coloc� mis manos a la espalda y me puso unas esposas, no era la primera
vez que me esposaba. Me coloc� luego un collar y una correa de perro y me jal�
para conducirme al interior de la casa.
�Qu� me vas a hacer?
Te voy a coger hasta el cansancio mi vida.
�Y c�mo lo vas a hacer?
�Importa eso?
Pues� no� igual yo soy tuya y me pod�s hacer lo que
querr�s.
Mansamente me deje conducir hasta que Toto se detuvo.
Entonces me oblig� a inclinarme, hasta atar la correa a alg�n sitio en el suelo.
Luego, del techo, uni� mis esposas a una cadena por medio de un gancho, e
imagino, haciendo que mis brazos se elevaran mucho, oblig�ndome a estar de pi�,
con las piernas bien estiradas para no lastimarme los brazos. Y finalmente me
at� los tobillos a alg�n otro sitio del piso, separados unos 40 o 50 cm m�s o
menos.
De repente no escuchaba nada m�s, ni siquiera la respiraci�n
de mi novio, nada. empec� a asustarme, m�s cuando no me respond�a mis llamados.
Entonces sent� como me met�a un �spero lazo entre los dientes, y lo apretaba en
mi nuca, dej�ndome casi amordazada.
�Aahhhhh! � me quej�.
�Qu�, no te gusta perra? � me pregunt� Toto, aflojando el
lazo.
Me duele el lazo amor�
�Y qu�? �No pod�s aguantarte por mi?
No, si, si puedo mi vida.
Lo volvi� a apretar, el Trozo sab�a muy bien como
manipularme. Lo siguiente que sent� fue su lengua jugando con mi agujerito,
hurgando en mi culito tierno con tanta pericia que sent�a que se me doblaban las
piernas del placer. A pesar de mi inc�moda posici�n el placer era enorme, Toto
era todo un experto amante, un macho entrenado para dar y, principalmente,
recibir placer.
Poco despu�s Toto abandon� mi culito, lo siguiente que sent�
fue a Toto quit�ndome el lazo, oblig�ndome a abrir la boca y me meti�ndome su
tremenda verga. Sujet�ndome del cuelo empez� un mete y saca que me legaba a la
garganta, pero ya estaba yo muy bien entrenada y no sent�a ni arcadas, todo era
cuesti�n de saber c�mo expandir bien el tracto digestivo. Pero apenas pude
saborearla, el solo quer�a mojarla un poco, como si de un tintero se tratara, y
me la sac� y volvi� a poner el lazo en su lugar.
Me dej� un rato en silencio y a oscuras, yo estaba m�s que
nerviosa, temerosa, pero a la vez excitada. Hasta que me la meti� de golpe,
sac�ndome un fuerte grito de dolor pues no estaba preparada a pesar de que ya
ten�a el culo bastante lubricado.
El Trozo me ten�a sometida totalmente, me pose�a amarrada e
inmovilizada de una forma bastante inc�moda, sujet�ndome del lazo a modo de
riendas. La aspereza de esa cuerda me escoc�a la boca, la fuerza con la que me
jalaba hac�a que mi cuerpecito se inclinara hacia atr�s, ech�ndome los brazos
m�s hacia delante y arriba, por lo que me dol�a. Y yo, en ning�n momento, trat�
de zafarme� todo por mi amor.
Debo reconocer que cargaba una erecci�n tremenda, estaba
sumamente excitada. Y mientras tanto, Toto no dejaba de barrenarme con furia. Su
enorme paloma entraba y sal�a a gran velocidad de mi interior, su pelvis se
estrellaba con fuerza contra mis carnosas nalguitas al mismo tiempo que me daba
nalgadas sobre ella. Con la otra mano jalaba de mi rienda, dici�ndome cosas como
"perra sucia recibila toda".
Entonces empez� a darme las se�ales de que su orgasmo estaba
cerca. Comenz� a meterme la verga m�s despacio, pero con mucha fuerza,
sac�ndomela completamente antes de ensart�rmela de un solo golpe seco. Mi culo
se cerraba cuando sacaba su verga y el inmediatamente la volv�a a abrir de un
s�lido empell�n. Aquello me provocaba un placentero dolor.
Toto baj� su mano libre y me agarr� la verga, poni�ndose a
frotarme el glande con el dedo pulgar hasta que lanc� varios chorros de semen
que fueron a dar al suelo. Mi Toto se vaci� dentro de mi en un largo y abundante
torrente tibio."
Yo qued� agotad�sima, en un estado como de trance. El
habr�a podido continuar haci�ndome lo que se le diera la gana que yo ni me
daba cuenta.
�Juanca, pr�cticamente te viol�!
Si, lo hizo� pero para mi eso era normal entonces. Todo lo
que conoc� sobre el placer sexual, era que deb�a ser usado como un objeto,
solo eso. Yo lo ve�a como algo normal.
�Y c�mo fue que te diste cuenta de que no era as�?
Por David. en ese tiempo el andaba con un Rosario� una
hermosa travesti que hab�a sido amante del Trozo, pero que lo dej� para
buscarse mejores tratos. Era un muchacho distinto a los dem�s, muy buena
persona, no como todos con los que el Piojo y yo and�bamos. Gracias a sus
consejos no volv� nunca a enredarme en una relaci�n de noviazgo con nadie que
no llenara mis nuevas expectativas.
�C�mo fue que terminaste con el Trozo?
Bueno, nunca lo hice. Simplemente el se gradu� del colegio
y se fue a estudiar al extranjero. Claro, tuvimos una despedida que me dej�
escaldada varias semanas, pero no lo volv� a ver sino hasta a�os m�s tarde.
Nos quedamos en silencio por unos instantes. Lo ve�a acostado
a mi lado, desnudo, como yo. Ambos est�bamos boca abajo sobre la cama, llenos de
nostalgia, melancol�a. Muchas preguntas pasaban por mi mente.
�Por qu� no pudimos tener una vida m�s normal Juanca?
No s� no s�
�Por papa?
Definitivamente el influy� influy� mucho. A veces creo que
es algo gen�tico. Mirate vos, mirame a mi, a Luc�a�
Vero tambi�n es bien puta. Creo que la �nica que sali�
normal es Majo.
Ni tanto, ella se deja de todo del hijo de puta de Ricardo.
Pero por lo menor tiene carrera.
Si, y a mi me parece extra�o, con el marido que se anda
echando encima� pero mejor no sigamos hablando de nuestra familia, es un tema
demasiado largo. �Quer�s que te cuente de Luis?
�El due�o de la cafeter�a? Ya me hab�as hablado de el� pero
dale, quiero saber m�s.
Vaya, poneme atenci�n Lalita�
Continuar�
Garganta de Cuero.