MI SECRETARIA PRIVADA
Hace ya un tiempo not� que me era necesario contar con una
secretaria que se ocupara solamente de mis cuestiones administrativas; tanto las
estrictamente privadas tales como mis impuestos, correspondencia personal,
agenda particular. Y tambi�n las que ten�an que ver con mi profesi�n: historias
cl�nicas, registro de pacientes etc.
Esta persona no deber�a ser, como el resto de mis empleadas,
una mujer vistosa, ya que no quer�a distraerme para nada, porque ello
conspirar�a contra la eficiencia en el trabajo.
La Gerente de Recursos Humanos de la cl�nica, con las
instrucciones precisas, hizo una cuidadosa selecci�n y, como acostumbra, me
present� tres candidatas al puesto.
Eleg� la m�s fea, que era tambi�n la m�s eficiente. Marisa
era una se�orita, soltera, de treinta y cinco a�os, flaca, de rostro nada
agraciado, carente de curvas. Se present� vestida con ropa muy amplia, pollera
larga y sweater grueso y enorme.
Demostr� muy buena dactilograf�a, agilidad mental para los
c�lculos y buen criterio administrativo.
Le exig� dedicaci�n full time, para lo cual le asign� un buen
sueldo.
Los horarios en los que trabajaba con ella eran generalmente
los de la siesta y luego de las 19, siempre que no hubiera cirug�as programadas
o urgencias. En esas horas nos reun�amos en mi oficina privada, anexa a mi
consultorio.
Como no siempre hab�a tareas a realizar comenzamos a mantener
algunas charlas personales. As� supe que nunca hab�a tenido novio, raz�n por la
que a su edad se manten�a virgen; y que ten�amos algunas afinidades en materia
de lecturas, de m�sica, de cine y de TV.
Meses despu�s se cort� el pelo, lo llevaba largo a los
hombros y lo dej� corto. Tambi�n acort� sus polleras y mostraba unas piernas
como palitos. Luego empez� a llevar pantalones que revelaban su carencia de
culo. Y termin� por estrechar sus blusas y pronunciar los escotes; descubr� que
ten�a un par de tetas grandes y bien formadas, su �nico atributo femenino
visible.
Observ� que aunque hab�a cumplido con creces su horario, y no
quedaban tareas pendientes, se quedaba conversando conmigo hasta bastante tarde,
circunstancia que yo aprovechaba para distenderme con la charla intrascendente.
En uno de esos anocheceres me sirvi� un caf�, y al dejarlo en
mi escritorio se inclin� hacia �l, llevaba un soutien de esos que juntan ambas
tetas, y la visi�n del par de globos apretados me excit�.
Llev� la pl�tica hacia temas de sexo, su virginidad que
explic� por la raz�n de que nunca un hombre se hab�a interesado en ella. La
halagaba de intento minti�ndole que era una linda mujer.
Ambos est�bamos sentados en nuestros escritorios enfrentados.
Cuando me par� para retirarme ella hizo lo mismo. Coincidimos a la altura de un
fichero que estaba cerca de la puerta. All� la abrac� y busqu� su boca con la
m�a, respondi� con avidez. Toqu� sus tetas sobre la ropa, y luego metiendo mi
mano bajo su blusa y su soutien las palp� sin nada en medio. Los pezones no
estaban formados pero igual se pusieron duros. Entre suspiros entrecortados me
confes� que hac�a tiempo que esperaba ese momento.
� Est�s segura de que quer�s dejar de ser virgen conmigo ?
Muy segura.- contest�.
Como no tolero los condones le pregunt� por sus reglas;
estaba en per�odo f�rtil por lo que resolvimos posponer el acontecimiento para
la �poca propicia, que ser�a en unos diez d�as. Eso me dio tiempo para planearlo
todo.
Transcurr�a el tiempo y Marisa me miraba hambrienta cada vez
que est�bamos solos en la oficina. Se alimentaba con besos apasionados y
caricias que le daba levantando su pollera, y sobre todo metiendo mi mano bajo
su ropa para tocarle las tetas. Por sobre sus calzones le insinuaba mis dedos en
la concha que se le pon�a empapada de la calentura que llevaba. Eran treinta y
cinco a�os sin tener una verga para ella.
El d�a previsto me desocup� temprano, Marisa sali� antes y me
esper� a dos cuadras, la recog� en mi auto y nos encaminamos hacia mi casa. En
el viaje puse su mano sobre mi pija semi erecta y me la apret� con ganas pero
sin pericia.
Entramos y Yolanda nos sirvi� dos whiskys. Marisa me confi�
que nunca tomaba alcohol.
Tom� que te va a relajar.
Tengo miedo que se me suba a la cabeza.
Te va a venir bien estar un poco mareada.
La llev� al dormitorio y le fui sacando la ropa. Su cuerpo en
ropa interior daba l�stima: piernas flacas, nada de muslos, nada de culo, nada
de caderas. Solamente destacaban sus grandes tetas.
Esta noche vas a hacer un curso acelerado; ten�s que
recuperar muchos a�os juntos.
Es lo que estoy esperando, quiero saber si es cierto que es
tan lindo el sexo.
Le ped� que se acostara y me qued� desnudo de espaldas a ella
para meterme bajo las s�banas. Sin acercarme la bes� y le fui quitando el
soutien y la tanga mientras acariciaba todo su cuerpo.
Cuando me pegu� a ella y sinti� mi verga en su vientre se
inquiet�. Le puse la poronga entre las piernas rozando su concha. Le chupaba las
tetas mordiendo suave sus pezones informes. Llev� una mano hacia su vulva
depilada y con los dedos separ� sus labios mayores encontrando su cl�toris,
notaba como se iba mojando deprisa.
Baj� y le dediqu� una comida de concha muy profesional, se
resist�a a acabar, o no sab�a c�mo hacerlo. Empec� a dudar de mi capacidad
amatoria.
Intent� meter un dedo en su vagina y la encontr� tan estrecha
que opt� por lubricar mi dedo a pesar que sus jugos ya hab�an mojado toda el
�rea. Ya con bastante gel introducido en la cueva decid� intentar la
penetraci�n.
Apoy� la punta de mi verga en su concha y con esfuerzo
introduje la cabeza.
AYYYYYYY me duele.
�Te la saco?
NOOOOO segu� por favor. Me hab�an dicho que la primera vez
dol�a.
Empuj� m�s, Marisa no se quejaba, pero lloraba en silencio,
apretando los labios y cerrando los ojos. Me dio trabajo, pero se la met� entera
sin encontrar se�ales de himen, algunas mujeres grandes y v�rgenes suelen sufrir
una atrofia de la preciada membrana, me qued� muy quieto. Segu�a llorando y en
su cara se notaba el dolor que estaba sintiendo. Como no quer�a prolongar su
sufrimiento me mov� con calma dentro de ella, y a prop�sito eyacul� enseguida.
�Te doli� mucho?
S� mucho, se ve que o yo la tengo muy chica o vos muy
grande.
No gozaste nada.
No importa ya llegar� el placer con el tiempo.
Marisa pensaba que la iba a coger siempre. Descansamos un
buen rato, en el que no dej� de tocarle las tetas, y a consecuencia de esto se
me volvi� a parar la verga. Quise cojerla otra vez pero me fue imposible, ve�a
que en verdad le dol�a mucho.
Perdoname, pero no puedo, me duele mucho, no lo aguanto.
No es nada Marisa, no te aflijas.
Pero te vas a quedar con las ganas.
Y... salvo que te animes a que te la ponga por el culo.
Siiii probemos, creo que me va a doler menos.
No ten�a ganas de ense�arle a mamar una verga en esa ocasi�n,
de modo que eleg� intentar la penetraci�n anal. Lubriqu� su ano, lo dilat� todo
lo posible con los dedos. Cuando sinti� que la poronga le iba entrando dio un
grito.
�Por ah� tambi�n te duele?
S�, pero menos, lo voy a aguantar. Segu� por favor, quiero
que me acabes en el culo.
No pod�a ver su cara, pero sent�a que le dol�a cada embestida
de mi verga que iba invadiendo la virginidad de su culo. No obstante el recto si
iba acostumbrando al intruso. Cuando le estimul� el cl�toris con los dedos de
una mano, y una teta con la otra, se empez� a mover muy despacio al principio, y
m�s r�pido a medida que aumentaba su excitaci�n. Aunque el culo no era nada
atractivo desde el exterior, su interior era c�lido y estrecho, me aprisionaba
con fuerza la verga. Ya nos mov�amos los dos, y pude iniciar un bombeo muy breve
que me hizo acabar pronto.
Esa noche se frustraron mis expectativas con Marisa. Nos
vestimos y la llev� de vuelta a su casa. M�s tarde fue Yolanda quien se encarg�
de sacarme la calentura que me sobraba.
Al d�a siguiente la llev� a Marisa a mi consultorio y con un
exhaustivo interrogatorio y un correcto examen le diagnostiqu� una endometriosis
que le produc�a su dispareunia (dolor en el coito). Una TAC y una biopsia
confirmaron el diagn�stico. Por su audacia al querer estrenarse conmigo le
regal� una intervenci�n quir�rgica que normalmente cobro bastante cara.
Ya recuperada volvimos a cojer, esta vez sin problemas.
Aunque no dej� de visitar su culito.
Marisa se convirti� en una verdadera puta privada para m�.
Aprendi� a mamar una pija con verdadero arte y a tragarse todo el semen posible.
Se inici� en la cubana o paja rusa hasta llegar a ser una maestra aprovechando
sus grandes tetas. Prob� el lesbianismo en tr�os conmigo y Yolanda. Casi nada
del sexo le fue ajeno.
Por su propia voluntad particip� en fiestas donde prob� otras
pijas. Lleg� a tener tres vergas en su cuerpo simult�neamente. Compensaba sus
escasos atributos con una dedicaci�n envidiable. Pronto dej� de ser mi puta
privada para serlo tambi�n de otros y otras. Eso le permiti� conservar su
trabajo, ya que de haberme pedido exclusividad la hubiera despedido.
Hoy la cojo muy de tanto en tanto, aunque hace poco me
confes� que lo que m�s le gustaba era el sexo l�sbico, y ten�a una pareja
femenina viviendo con ella. Pero siempre es un recurso cercano para relajarme
inmediatamente luego de una operaci�n muy tensionante. En esos casos corro del
quir�fano a mi oficina, y con una buena mamada me afloja la espalda enseguida.
Ya planeamos un encuentro en su casa con ella y su pareja
lesbiana, que esa s� est� bien buena. Y a m� me encanta coger con dos lesbianas,
porque me exprimen hasta la �ltima gota. Me excita verlas hacerse gozar
mutuamente y luego penetrarlas a ambas por todos sus agujeros. Generalmente
maman muy bien.
Eso ser� tema de otro relato.
Sergio.