Un trasero casi como el de J-Lo

Milagros era una chica simp�tica, de 1.65m, cabellos lacios y
negro, ojos del mismo color, piel bronceada. De su cuerpo puedo decirles que era
una versi�n a escala de Jennifer L�pez, su trasero no era tan exageradamente
voluptuoso como el de J-Lo, pero si muy apetecible. Encontr� esta foto en
Internet, puede darles una idea de la apariencia y formas de Mili y, a decir
verdad esta ni�a tiene las nalgas un poco mas abultadas que las de Mili.

Volviendo al relato, nosotros estudi�bamos en la misma
facultad, ella siempre estaba rodeada por chicos. A mi no me llamaba la atenci�n
unirme a su club de fans, me contentaba vi�ndola pasearse por la facultad con
sus jeans apretados y mas de un pensamiento morboso cruzo por mi mente� y la de
muchos.

Un amigo, Javier, llego a ser su enamorado. Era un tipo
divertido pero tambi�n mujeriego. Mili conoc�a su fama y aun as� lo acepto,
quiz�s pensaba que su curvil�neo cuerpo cambiar�an su promiscuidad. Poco me
importo, yo tenia enamorada, as� que pens�: Bien por Javier, y que disfrute de
ese jugoso trasero... por cosas del destino, seria yo el primero en
disfrutarlo...

Poco despu�s coincid� con ella en un curso. Deb�amos
presentar informes casi todas las semanas. Yo no conoc�a a nadie en ese sal�n,
cre� que a Mili le ir�a mejor, pero al final de la clase ella se me acerco y me
pregunto si ten�a compa�ero. No me hice ilusiones, pens� que me quer�a agrupar
con alg�n amigo o amiga suya que estuviera solo.

Tome sus palabras en doble sentido, me hubiera abalanzado
para hacerlo ah� mismo, pero no se refer�a a eso. Mili se dio cuenta de c�mo
son� su propuesta y antes de que yo dijera algo, repuso:

As� nos fuimos haciendo amigos. �bamos a su casa o a la m�a a
hacer los informes y presentarlos casi a la hora de entrega.

Casi al final del ciclo, Mili fue a mi casa a terminar un
informe, cre�mos que nos tomar�a tiempo, as� que decidi� quedarse. El trabajo no
fue dif�cil, terminamos a las 2 de la madrugada. Pens� que se ir�a, hasta ofrec�
llamarle un taxi, pero Mili prefiri� quedarse. Se hab�an escuchado casos de
taxistas violadores �ltimamente, usaban un polvillo para adormecer a sus
pasajeras y luego se deleitaban con ellas. Hoy agradezco que se quedara y
maldigo mi torpeza por casi dejarla ir.

Nos quedamos conversando en mi cuarto, le ofrec� un refresco,
pero...

- �No tendr�s un vino?... me pregunto con sonrisa coqueta.

Baje al primer piso, saque un par de botellas del mini-bar,
cog� unas copas de la cocina, sin hacer ruido, porque mis padres dorm�an y no
quer�a aguarme la fiesta.

Con el vino, la conversaci�n fue m�s amena. Nunca hablamos de
cosas personales pero esa noche hablamos hasta de sexo. Me hizo prometer que
nunca le contar�a a nadie lo que esa noche hablamos (despu�s me har�a prometer
que no le contara a nadie lo que hicimos). Aunque un poco cohibida al principio,
luego fue hablando sin complejos. Con el vino en la sangre y la conversaci�n
sexual, mi pene iba endureciendo, mas aun con Mili y su redondo trasero
hundi�ndose en mi cama. Tem� que fuera evidente lo tieso que tenia mi
entrepierna.

Llego el momento de hablar de Javier y como les iba en la
cama. Con una copa m�s de vino y bajo otra promesa solemne de silencio de mi
parte, me hablo de sus intimidades con �l:

! Maldito suertudo! , �Llevan poco tiempo juntos y ya lo
hacen como conejos!... ella noto mi expresi�n:

Por primera vez hablaba tan abiertamente de sexo con una
chica, a la que quer�a practicarle m�s de una posici�n. No me importaba que
fuera enamorada de un amigo, ni tan amigo, compa�ero de joda puede decirse.
Llegue al punto en que me olvide que yo tenia enamorada.

�Culito?, pero si tienes un �CULASO!... quise gritarle. Todos
en la facultad fantaseaban con romperle el culo en una buena cogida, y ella no
se daba cuenta que hasta los mas recatados profesores, al menos de reojo, la
ve�an meneando su cola con su coqueto andar...

Quise re�rme pero deb�a comprender a Javier, tanto tiempo
estuvo detr�s de ella, que al tenerla no se aguanto y se la clavo lo m�s r�pido
que pudo, como para que no se le escape... no dije nada y Mili contin�o
quej�ndose:

Oyendo lo que dec�a, mi verga estaba por explotar, la leche
casi manchaba mi ropa interior.

Quise sacarla y mostr�rsela, total, estaba recontra dura...
pero me contuve y me limite a decir:

La ve�a preguntar con una curiosidad que iba mas all� del
querer conocer, con una mano sobre el pecho, parec�a que se estaba excitando.
Sus ojos me miraban atenta.

A esas alturas creo que yo tampoco me diferenciar�a mucho de
Javier, con el tremendo trasero de Mili, quiz�s yo la perforar�a en una y la
cabalgar�a salvajemente para exorcizar el recuerdo de todas las veces que mis
ojos siguieron el vaiv�n de sus caderas.

Ahora era evidente que yo no era el �nico excitado, la vi
morderse los labios, su mano sobre su pecho se mov�a sigilosa pero con cierto
nerviosismo.

Al mencionar esto me pareci� ver como contra�a sus muslos,
como imagin�ndose que en realidad yo lo hacia y al parecer no le fue
desagradable. Creo que hasta lo disfruto.

Y surtieron efecto, la vi retorcerse un poco, podr�a jurar
que su conchita se hab�a mojado.

No lo pod�a creer, pr�cticamente me estaba pidiendo que le
hiciera una demostraci�n. Mi fantas�a podr�a realizarse: �Ser el primero en
romper el, por muchos codiciado, culito de Mili!

Era obvio que Mili estaba s�per-excitada por lo que le
describ�. En este momento no pod�a dejarme ganar por mi ansiedad y abalanzarme
sobre ella o espantarla de otra forma. Si quer�a disfrutar de su estrecho ano y
tener su enorme culo entre mis manos, tenia que calmarme... tenia que darle el
puntillazo final para que ella cayera y no dudara en dejarme proceder...

Con nerviosismo me desabotone el pantal�n, casi disparada
sali� la cabeza de mi pene, ella se encargo de sacar el resto.

Cre� que se arrepentir�a, maldije mi infortunio: Ser� otra
paja mas... pens�... pero no fue as�, Mili llego al punto en que no hay marcha
atr�s, su conchita deb�a estar empapada. Disimuladamente sobaba su entrepierna
intentando acallar esa picaz�n que incrementaba en sus intimidades...

No creo que sienta gran remordimiento por serle infiel al
aventurero de Javier, que conoci�ndolo, le habr�a puesto los cuernos a Mili m�s
de una vez, buscando refugio en sus amigas cari�osas cada vez que Mili le negaba
su culito. Yo no me sent�a tan culpable, despu�s de que adiestrara el ano de
Mili, seria Javier quien disfrutar�a de todo el sexo anal que quisiera con ese
enorme trasero. Al fin y al cabo el saldr�a ganador, as� que digamos que le
estaba haciendo un favor...

Con el pantal�n que se me ca�a busque en mi mesa de noche.
Tenia una provisi�n de crema para cuando desvirgara el culito de mi enamorada...
fugazmente pens� en ella, pero hombre y d�bil al fin, ante la posibilidad que se
presenta una vez en la vida... no me iba hacer para atr�s... imag�nense a J-Lo
en su dormitorio, desnuda, en la pose del perrito, pidi�ndoles, casi rog�ndoles
que se le metan por el culo... �Uds. se negar�an?... si dicen que si y no est�n
mintiendo, los felicito... por que yo no podr�a negarme...

Ella se paseaba nerviosa, mientras yo m�s nervioso aun
buscaba el gel... hasta que al fin lo encontr�... Mili se dio cuenta, y sin
tener que decirle nada se fue acomodando en mi cama:

Obedientemente se ubico como una perrita ansiosa,
arrodill�ndose en la cama primero y luego inclin�ndose hacia delante hasta que
su cabeza toco el colch�n, sus codos apoyados en la cama cubr�an su rostro.
Sentir�a un poco de verg�enza o tal vez no quer�a que su cara delatara su
ansiedad... la observe por unos segundos, aunque su posici�n no era como la
hab�a imaginado porque su espalda formaba una joroba, aun as� era una imagen
digna de recordar.

Mili un poco impaciente no sabia si bajarse el pantal�n
deportivo o dejar que yo lo hiciera, su mano nerviosa hizo m�s de una vez el
adem�n de querer hacerlo, pero no se atrev�a. As� que yo, lentamente fui
descubriendo el objeto del deseo de muchos. Ante mi fue apareciendo un bronceado
y carnoso trasero, de solo verlo casi se me sale toda la leche, mas aun
observando la diminuta tanga negra que desaparec�a entre sus abultadas nalgas...
me quede sin aliento.

Sin dar mayor pie a que Mili dudara, decid� continuar, tome
su tanguita y la fui bajando suavemente. Su piel se erizo, quiz�s por el fr�o o
porque era la primera vez que alguien que no fuera su enamorado la ve�a as�...
lo cierto es que, al bajar completamente su tanga note que estaba mojada. Al
escudri�ar un poco en sus intimidades, su lampi�a conchita lucia empapada, sus
labios vaginales parec�an aguardar ansiosos que los penetraran... alg�n d�a,
pens�.

No quise distraerme, mis manos recorrieron sus redondas
formas, ella se retra�a un poco, as� que continu� haci�ndolo hasta que la sent�
menos tensa... luego separe cuidadosamente sus abultadas nalgas para ver mejor
su arrugado anillo, objeto del deseo de muchos universitarios y de cuanto macho
la haya conocido u observado. Nuevamente ella endureci� sus nalgas, quise darle
un palmazo para que las relajara pero opte por acariciarlas y nuevamente surti�
efecto...

Esparc� sobre su esf�nter el fr�o gel, que hizo que su piel
se pusiera como de gallina. Aun as� no se hizo para atr�s, se mantuvo firme,
ansiosa esperando que mis dedos hicieran todo lo que dije...

Mili estaba excitada pero consciente, no quer�a finiquitar su
infidelidad. No me desanime, tenia esperanza de que mis caricias la hicieran
cambiar de opini�n. Al saber que aceptaba sus t�rminos, Mili se relajo mas, su
espalda que antes formaba una joroba r�gida, ahora se iba distendiendo... y ya
no ocultaba tanto la cabeza...

Mis dedos masajearon su arrugado esf�nter y las zonas
adyacentes, con movimientos circulares, luego a manera de espiral, de afuera
hacia adentro, presionando suavemente al final, de tal forma que su ano se fuera
haciendo a la idea de que mi dedo iba a penetrarla...

Cuando sent� que su estrecho anillo no opon�a mayor
resistencia, le unte m�s gel y embadurne mi dedo me�ique. Luego mi dedo hizo el
mismo recorrido en espiral un par de veces, solo que esta vez presionaba con m�s
fuerza al final y note que su ano ced�a f�cilmente. Fue entonces que decid�
profanar su peque�a cueva... lentamente fue ingresando mi dedo hasta la u�a...

Mili se contrajo, apretando las nalgas y a su vez su esf�nter
presiono mi dedo... fue un acto reflejo que poco a poco fue calmando, dej�ndome
proseguir... mi dedo hacia un corto trayecto de ida y vuelta, sin sacarlo, desde
el comienzo hasta el final de la u�a, un temblorcillo recorri� su cuerpo. Cuando
su cuerpo cedi�, mi dedo fue ingresando de a pocos, repitiendo la misma
operaci�n... hasta que su ano se comi� gustoso todo mi dedo me�ique...

Se mov�a algo nerviosa, separo un poco las piernas, como para
que sus carnosas nalgas se abrieran y dejaran que mi dedo ingresara sin
dificultad. Su espalda por momentos se arqueaba dej�ndome observar su
esplendoroso trasero en toda su dimensi�n... Mili aun no se atrev�a a voltear
para ver como desfloraba su hasta hace poco virginal ano.

Mi dedo me�ique hacia un recorrido m�s largo, desde la mitad
del dedo hasta el final, hasta donde su arrugado anillo me lo permit�a. Al
principio las incursiones eran lentas luego, a medida que su ano se hac�a mas
flexible, lo fui haciendo con mayor rapidez, simulando la penetraci�n real del
acto sexual... y sent� que Mili comenzaba a disfrutarlo...

Era momento de que otro dedo hiciera su incursi�n. Saque el
me�ique, observe el descontento que causo en su cuerpo que se hab�a acostumbrado
a aquel intruso. Unte el �ndice con gel y esparc� mas en su peque�o agujero. Mi
dedo repiti� las mismas maniobras... y todas fueron bien aceptadas por el cada
vez m�s dilatado y flexible ano de Mili.

Cuando saque el �ndice, fue ella quien sigui� su recorrido
hacia atr�s, para no dejarlo ir. Contuve su trasero con mi mano, as� Mili
entendi� que era el turno de un dedo m�s grande: el dedo medio. Aguardo ansiosa
su ingreso. Lo fui introduciendo lentamente y ella misma hizo el recorrido hacia
atr�s... insert�ndoselo mas...

Pod�a decir que disfruto cuando mi dedo medio estuvo todo
adentro, m�s aun cuando su recorrido simulando el acto sexual era m�s r�pido. La
ve�a mover su cabeza nerviosa... tal vez mordi�ndose los labios, evitando que
alg�n gemido suyo la delatara por completo.

Cuando mi dedo medio fue pan comido para su goloso ano,
decid� introducir dos dedos a la vez. La vi impaciente aguardando lo que segu�a.
No escuche ninguna queja por mi labor (sus ahogados gemidos y su profunda
respiraci�n me lo confirmaban) pero tampoco hab�a ninguna palabra que dejara de
lado aquel acuerdo de solo usar mis dedos en su adiestramiento anal...

Fui introduciendo el �ndice y el anular a la vez, su
voluminoso trasero fue escapando, temeroso de esta nueva incursi�n... sin
embargo cuando los dos estuvieron dentro suyo, su huida acabo. Su cabeza se
enterr� nuevamente entre las sabanas, al fin pude ver su rostro, apoyado de lado
sobre la cama, cubierto por sus negros cabellos, sus mejillas encendidas,
acaloradas, en sus carnosos labios una mueca de dolor y placer, sus ojos
entrecerrados lagrimeaban...

No solo yo hacia los movimientos de ingreso y salida, ella
tambi�n se un�a a m� accionar, moviendo su trasero, dejando que mis dedos le
entraran hasta la ra�z... Se levantaba, con sus manos apoyadas sobre la cama,
sus dedos estrujaban las sabanas transmitiendo su dulce dolor y todo su placer,
arqueaba la espalda, abr�a mas sus muslos... me mostraba todos sus atributos.

Estaba enloqueciendo, ve�a su tremendo trasero ir y venir, su
voz disfrutando de mis caricias, su cuerpo estremeci�ndose... pero no escuchaba
nada que me permitiera clav�rmela de verdad, dejarme de esos inocentes juegos.
Quise apurar la situaci�n; saque mis dos dedos... pasaron unos segundos, ella
aguardaba en silencio....

Por primera vez volteo completamente y me vio. La observe
desde atr�s: Mili en cuatro patas, su imponente trasero al aire, sus bien
formados muslos, su pantal�n remangado hasta la rodilla, igual que su tanga, su
polito a la altura de sus senos... su rostro excitado, sus cabellos mojados, sus
coloradas mejillas y en sus ojos una expresi�n de ruego...

Llego a tomar una de mis manos, jal�ndola hacia su trasero,
como para que reiniciara mi faena...

Al principio me contuve, luego ced�, deje que su propia mano
me dirigiera hacia la raja de su trasero. Al verla as� tan sumisa, dominada por
mis caricias, disfrutando de aquello que hasta entonces le hab�a negado a otros,
incluso que se hab�a negado a si misma por temor... pens�: Que diablos... no
debe faltar mucho para que me pida lo que yo quiero.

Agudice la picaz�n en su ano, moviendo lentamente mis dedos
dentro suyo, ella con desesperaci�n comenz� a moverse hacia atr�s, entonces
respond� empujando hacia delante, mi mano rebotaba contra sus nalgas... ella se
estremec�a...

Escucho mi exclamaci�n y, sin dejar de moverse, volteo a
verme, se sorprendi� al ver desenvainada mi tiesa verga. Nuevamente volteo,
quiz�s imaginaba que lo que le proporcionaba placer no eran mis dedos, sino mi
pen�... esta idea habr� podido mas que su conciencia o que su voluntad... fue
entonces que finalmente el placer que sent�a no le dejo mas remedio...

Me despoje como pude del pantal�n, sub� a la cama y
arrodillado me ubique detr�s de ella. Casi me da un infarto al verme ante
semejante panorama: sus enormes caderas y sus redondas nalgas iban estrech�ndose
a medida que llegaban a su cintura... como para tomarle una foto.

Tome todo el gel que pude y se lo embadurne, me eche el
restante, introduc� mis dedos para hacerme espacio... ella disfruto al tener
nuevamente mis dedos expandiendo su ano.

Saque mis dedos y fui introduciendo la cabeza de mi pen�, que
ingreso sin mayor dificultad hasta la mitad, de ah� en adelante forcejee un
poco... con mi excitaci�n no me di cuenta que no tenia que proceder tan
bruscamente...

Entendiendo que sus traumas respecto al sexo anal pod�an
volver, acaricie sus nalgas y su espalda para apaciguarla, luego proced� con
mayor suavidad. Repet� el mismo ejercicio que realice con mis dedos... y su ano
fue cediendo... m�s lentamente que antes, pero con mayores gestos de aprobaci�n
de su parte...

Cuando mi pen� iba por la mitad, Mili volteo a verme; su
rostro lucia excitado pero incr�dulo, seguro no pod�a creer que se la estaban
clavando por el ano y que lo estaba disfrutando... Su expresi�n me excito y
tom�ndola de la cintura le empuje un cuarto m�s de verga.

La vi apoyar un codo, cerrar el pu�o y morderse un dedo para
evitar gritar, yo no me mov�... mas bien empec� a retroceder lentamente...

A pesar de que le dol�a, quer�a seguir teni�ndola adentro,
perfor�ndola por primera vez... le hice caso y rehice mi camino... ahora sus
dedos ara�aban las sabanas...

Tem� que se arrepintiera, le dije que no le iba a doler, pero
su ano era muy estrecho, con semejantes nalgas no quedaba mucho espacio para su
peque�o agujero. Comenc� a acariciarla, se relajo, al menos su ano no estrechaba
tanto mi pene, que ya me comenzaba a doler...

Inicie mis movimientos con cierta oposici�n de su esf�nter.
Unte m�s gel como pude. Su anito lucia rojo, pero poco a poco fue cediendo, con
cada ida y vuelta de mis caderas, le iba introduciendo un poco m�s...

Sin embargo al poco rato, ella misma se contradec�a pidiendo
que continuara:

Cuando al fin pude empujarle mi verga hasta la ra�z, ella se
desmorono; sus codos y su cabeza presionando la cama, sus manos haciendo
pu�os... as� ella soporto la ultima arremetida...

Quiso huir, pero mantuve mis manos aferradas a su cintura,
quer�a que sintiera toda mi verga dentro suyo, perfor�ndole las entra�as... que
se acostumbrara a ser clavada...

Intento salirse pero nuevamente le empuje mi verga hasta la
ra�z, sus abultadas nalgas chocaron contra mi ingle, el temblor que origino este
choque en su carnoso trasero se propago por sus caderas, su columna se contrajo:

Intento huir y nuevamente me la clave. Durante unos segundos
repetimos esa operaci�n que paso de ser un forcejeo a un incipiente acto sexual.
Cada shock el�ctrico que le produc�a mi pen� perfor�ndola la hac�an desistir de
escapar. Su ano m�s el�stico me permit�a ingresar y salir con menor dificultad.
Ahora ella no hu�a, sino empujaba su trasero hacia mi, cada vez con mas fuerza,
y yo tambi�n arremet�a contra Mili... el dulce sonido del golpeteo de sus
abultadas nalgas contra mi ingle fue uni�ndose a sus gemidos que iban en
aumento.

Mis manos en su estrecha cintura guiaban su voluminoso
trasero contra mi ingle, ve�a desaparecer mi largo pene entre sus redondas
nalgas. Los movimientos eran cada vez m�s r�pidos y fuertes, el sudor nos
invad�a. Sus gemidos, mi respiraci�n, sus nalgas chocando contra mi, la cama
chirriando, todos estos sonidos inundaban armoniosamente mi cuarto...

En un ultimo empuj�n, en que le enterr� hasta el fono mi
musculosa verga, ella se contrajo toda, su espalda arqueada a mas no poder, con
sus dedos desgarrando mis sabanas, fue entonces que mi pene inundo por primera
vez su peque�o agujero con semen hirviendo.

Su cuerpo disfruto por primera vez de un salvaje orgasmo
proporcionado por el sexo anal. Mili, recostada de lado, respiraba forzosamente,
entre la mara�a de sudor y cabellos, su rostro encendido aun saboreaba todo el
placer que le hab�a proporcionado aquella experiencia.

Contemple maravillado sus entreabiertos muslos, por sus
nalgas aun escurr�a mi blanquecino semen. Era para estar satisfecho, aquel
monumento de mujer hab�a sucumbido ante m�...

Cuando ella al fin abri� los ojos, me miro incr�dula, no
dando fe a lo sucedido... no cre�a que aquello que se neg� a hacer durante tanto
tiempo pudiera depararle semejante placer...

Me observo: con mi expresi�n satisfecha y mi pecho aun
jadeante, con mi semi erecto pene que aun tenia algunos l�quidos. En un ultimo
arranque pasional, se arrastro entre mis sabanas hasta llegar a mi pene y
mamarlo en agradecimiento por todo el placer que le hab�a proporcionado.

Esa chica que m�s de uno ansi� poseer, se convirti� en una
especie de ninfomana debido al adiestramiento anal que le di. La chupaba con
gran pasi�n, se desviv�a por acariciarlo, lamerlo hasta limpiarlo completamente.
Solo me atrev� a acariciarle el cabello y observar su semidesnudo cuerpo.
Finalmente se hizo a un lado...

Como volviendo en si, luego de un ataque de locura, se aparto
un poco, cubriendo parte de su desnudez con mis sabanas... volvi� a su estado
racional, ese en el que las culpas y arrepentimientos tienen lugar, donde mora
la conciencia...

Hubo un incomodo silencio, no sab�amos que hacer o decir.
Decid� dejarla unos momentos sola, hice un adem�n de que iba a salir, no me dijo
nada. Fui al ba�o, me limpie mis partes intimas, esperando que Mili se calmase y
que, al menos, al regresar, parte del bochorno se le hubiera pasado.

Continuara...