�Qu� feo es amanecer de goma! Los ojos se le quieren cerrar a
una cuando trata de abrirlos, las piernas le tiemblas y el est�mago despierta
revuelto� y peor cuando se est� embarazada como yo lo estaba. Quiero aclarar que
no tom� ni una gota de alcohol, soy traviesa pero no imprudente, pero la org�a
que hicimos nos dej� molidos a casi todos.

Y claro, yo tuve que o�r la rega�ada que mi madre nos meti�,
a Juanca y a mi, por haber llegado tan tarde, pero principalmente por mi
condici�n de gravidez. A mi me rega�� por lo irresponsable que fui, a el por no
haberme cuidado. Nosotros tuvimos que escuchar estoicamente sus rega�os, que la
verdad no era injustificados, yo habr�a hecho lo mismo.

Todav�a ten�a en mi cuerpo la sensaci�n de las barbas
punzantes de Omar y de Javier, sus pechos peludos sobre mi espalda o pecho, y el
dulce sabor de sus semen derramado sobre mi cara, cuello, boca y senos.

Aquella fiesta fue de todos contra todos, claro, algunos solo
daban (Javier, Omar y Carla), otros solo recib�an (Ludwika, Diana y yo) y otros
daban y recib�an (Kika y Felicia). Kika y Felicia se dejaron someter toda la
noche, nunca me imagin� que les fuera tanto el dominio sexual, Carla, Javier y
Omar hicieron con ellas lo que se les dio la gana. Y luego Ludwika y Diana se
unieron como otras 2 perras m�s en la manada de Carla.

Despu�s de que pasaron sobre mi (Omar y Javier), supongo que
me qued� dormida como 10 0 15 minutos, cuando unos fuertes gritos me
despertaron. Me levant� de la cama y sal� a ver qu� estaba pasando, y nunca
pens� ver aquello, Diana estaba cabalgando sobre los penes de Omar y Carla, en
una doble penetraci�n que nunca pens� posible. Su rictus totalmente tensado, sus
gritos despavoridos y las l�grimas de dolor que brotaban de sus ojos
contrastaban con sus voz estridente que les ped�a m�s y m�s duro.

No pod�a creer que ella pudiera soportar eso, mucho menos que
su ano se pudiera abrir tanto como para albergas ese par de tremendas talegas,
una de 18 cm (la de Omar) y otra de 30. Su cuerpecito delgado y menudo se
estremec�a, completamente tensado, cada vez que bajaba sobre ese par de vergas.

Mientras tanto, a la izquierda de esa escena, Felicia
penetraba a Ludwika, ambas de costado y con la nena d�ndole la espalda a mi
hermano/a, que le manten�a la pierna derecha en el aire. Ludwika no perd�a
detalle de lo que le hac�an a Diana, sorprendid�sima y s�per caliente. Estaba
cubierta de sudor, su piel morena clara brillaba empapada, gruesas gotas
resbalaban por su frente, que, al pasar sobre su rostro, le corrieron el
maquillaje, dej�ndola como un extra�o h�brido entre puta callejera y ni�o de
casa.

Javier ya se las hab�a se cogido, les dio duro, con ellas en
4, aferr�ndose de sus cinturas. Parec�a taladro, seg�n me cont� mi hermano, pero
no acab� con ellas, hab�a alguien sobre quien tambi�n quer�a pasar. De hecho, en
ese preciso momento se hallaba quemando sus �ltimos cartuchos rabiosamente en el
ano de su se�ora, o sea mi marido, Kika.

A Kika ya se la hab�a cogido junto con Carla (un momento,
tuvo que ser por lo menos una media hora la que pas� dormida), dieron buena
cuenta de ella. Teni�ndola en 4, con los codos y el rostro pegados al suelo, los
2 vergones se besaban apasionadamente mientras le daban una estocada uno, luego
otra el otro. Mientras el cuerpo delgado y blanco de mi amado les ped�a m�s, m�s
duro, m�s fuerza. Me dio miedo pensar que luego podr�an intentar una penetraci�n
doble como le estaban dando a Diana.

Vi el reloj y ya eran casi la 1 de la ma�ana. Mam�
seguramente se iba a preocupar, as� que, muy a mi pesar pues no me gusta ser el
aguafiestas, me acerqu� a mi hermano/a, en medio del griter�o que todos ten�an
all�, y le se�al� el reloj. El comprendi�, y con un adem�s me pidi� un ratito
m�s.

Aceler� entonces las embestidas en el ano de Ludwika,
tom�ndola del pelo y poni�ndola en 4 sobre el suelo. Ella se separaba las nalgas
mientras masturbaba con fuerza su pene parado y duro, acabando en instantes, era
como el cuarto o quinto orgasmo que ella ten�a esa noche, jam�s pens� que podr�a
tener tantos y sobrevivir para contarlos� novata, je, je, je.

Felicia le sac� la verga y se puso de pi�, quit�ndose el
cond�n y paje�ndose con fuerza. Yo corr� y me puse detr�s de ella, apart� sus
manos y tom� su pene para continuar con la paja. Un minuto despu�s eyacul� sobre
la carita de beb� de Ludwika, con su boquita abierta pidiendo ser alimentada de
leche de macho.

Felicia se sent� sobre el sill�n, descansando unos 3 minutos.
Ludwika se aferr� a su pene, lami�ndoselo y mam�ndoselo con mirada tierna. Luego
entr� al ba�o a asearse un poco y sali� convertido en Juan Carlos. Mientras
tanto yo ya me hab�a vestido y estaba lista para salir con el. Antes me acerqu�
al o�do de Kika, que estaba siendo ferozmente cogida por Carla, con Javier
d�ndole por la boca (Diana hab�a quedado ya tirada en el suelo, con el ano
abierto como una flor), y le dije que lo amaba y que me llamara cuando estuviera
de regreso en Zacapa, el se sac� la verga de su otro marido de la boca y me bes�
(un beso salado claro, pero que a mi me gust� much�simo por venir de el), luego
nos despedimos de todos con mi hermano y nos fuimos.

Camino a casa me fui pensando en lo que acababa de pasar.
Pensaba en lo que era mi vida, en el futuro� el futuro. No obstante para mi era
incierto, no le ten�a miedo, aparentemente nada nuevo pod�a pasar en mi vida que
me la alterara m�s de lo que ya estaba� �es m�s, la alteraci�n es parte de mi
vida, la normalidad es entonces anormalidad!

Cu�n equivocada estaba. Todo aquel que piense que lo ha visto
todo, se llevar� inevitablemente una sorpresa, la vida tiene una infinita
capacidad de sorprendernos, de sacudirnos de ra�z. Y si no puede, es que ya no
estamos vivos� y yo cada d�a que pasaba me sent�a m�s viva que nunca.

FIN.

Garganta de Cuero (pueden enviarme sus comentarios a mi
correo, besos y abrazos).