Varias veces toque la puerta, pero nada, el r�tulo anunciaba
que la oficina estaba abierta, pero la realidad era que no hab�a nadie a la
vista. Al entrar pude escuchar una m�sica que parec�a provenir de una puerta que
hab�a entreabierta en la oficina. "Sr. Olavaria, hola, hay alguien por aqu�?"
� pregunte a la vez que entraba en la misma. S�lo la m�sica parec�a
recibirme, y me se dirig� a la puerta entreabierta. "Sr. Olavaria, se
encuentra usted?"�asome la cabeza, viendo que al final del pasillo hab�a
otra puerta. Lenta, mirando hacia todos lados, prosegu�, "Sr. Olavaria" � suave
empuje la puerta al final del pasillo y grande fue mi sorpresa al ver que era un
ba�o. Y vaya que ba�o, ten�a un enchapado en loza victoriana precioso, un gran
espejo, adornado con unas flores hermosas, junto con unas velas que
sencillamente daban al lugar un toque de gran romanticismo. Un hombre, el Sr.
Olavaria imagino, se encontraba justo al final, sumergido en una ba�era llena de
agua y espuma. Sus ojos de un color casta�o me observaban fijamente,
"Disculpe usted, es el Sr. Olavaria, pues ten�amos una cita y no encontr� a
nadie en mi entrada." � balbuce� notando sus cabellos h�medos, mis ojos no
pudieron evitar deslizarse por su pecho, viendo sus bellos, que al estar
mojados, se enrollaban d�ndole un aspecto sensual, del que �l, no parec�a darse
cuenta. Pero el Sr. Olavaria a la vez que yo lo observaba, �l, hac�a lo propio y
sus ojos, vieron desde el gran escote que yo tra�a, hasta la minifalda que se
ce��a a mis caderas, dando paso a unas hermosas piernas largas vestidas por unas
pantymedias, negras culminando en un hermoso par de sandalias de gran tac�n que
me daban un aire de sensualidad dejando a Olavaria evidentemente impresionado.

Sin m�s el Sr. Olavaria se paro, no pude contener un gritito:
"Ahh"�pero no pude desviar la vista, mis ojos irremediablemente se
dirigieron a su virilidad, que al percatarse del morbo de la situaci�n, se
encontraba presta a la acci�n. Nuestros ojos se encontraron, �l tom� la toalla y
se seco el rostro, yo no sab�a el porque, o quiz�s si, pues de una manera casi
primitiva, me percataba de la atracci�n que �l estaba provocando en m�, una
excitaci�n proven�a de la adrenalina que corr�a mi cuerpo como fuego, haciendo
que el centro de mi feminidad se mojara sin remedio. Entreabr� los labios,
mordiendo el labio inferior sin darme cuenta que este gesto tan inocente, estaba
cargado de sensualidad. Daniel, me miraba sin poder dar cr�dito a esta
situaci�n. Me miraba como quien no puede creer que esto le estuviera pasando a
�l, y dando un paso hacia delante parece haber pensado: "Al diablo, esta
hembra tiene que ser m�a. Que rayos si luego pierdo el trabajo al menos, mi
polla se dar� el gustazo de tener esa chochita." Sigui� caminando hasta
llegar frente a mi, todo el tiempo desnudo, mis ojos ya no disimulaban y se
daban banquete recorriendo el cuerpo de Daniel.

--Mi reina, si sigues mir�ndome as�, te dar� lo que pides
a gritos." �llegando a mi, detuvo su mirada en mis labios, provocando que
nuevamente mordiera mi labio inferior. "Que, que es lo que estoy pidiendo?"
� balbuce�. "Esto"�al decirlo, paso su brazo por mi cintura y acerc�ndome
se adue�o de mis labios. Mientras con el brazo me atra�a a su cuerpo, sintiendo
yo, como su polla crec�a cada vez m�s. Casi no pod�a respirar Daniel, se hab�a
adue�ado de mis labios, parec�a querer sacarme el alma con aquel beso. Su lengua
me lam�a, sus dientes me mord�an, s�lo pod�a sentir lava corriendo por mi
cuerpo, mi conchita vibraba, provocada por las acciones de aquella lengua.
Daniel bajo el brazo y meti� la mano debajo de mi falda, sintiendo mi tanguita,
con una de sus manos me apretaba el trasero redondo, y con la otra mano, comenz�
a palparme la conchita, mientras su boca segu�a posesion�ndose de la m�a sin
darme la m�s m�nima oportunidad a negarme, cosa que tampoco hubiera hecho.
Mientras yo le hab�a pasado los brazos por sus hombros entreg�ndome a ese beso
ardiente, que no admit�a rechazos. Daniel ante mi evidente aceptaci�n me
levanto, y le rodee la cintura con mis piernas, sintiendo de inmediato su polla
entre ambos, dura, muy dura, mientras se encamino a la oficina, dirigi�ndose al
sof� que �l ten�a en la oficina.

Al llegar al sof� me tiro, me incorpore, Daniel me recost� y
procedi� a abrir mis piernas, viendo que mi cuevita, h�meda ped�a a gritos que
la atendieran, y Daniel no me hizo esperar m�s. Abri�ndome las piernas enterr�
su cara en el tesoro que yo escond�a entre mis piernas, d�ndose el gusto de
lamer, me mord�a, me besaba, o solamente me pasaba el rostro absorbiendo el
aroma de sus l�quidos desliz�ndose entre mis piernas. De pronto sent� como mi
cuerpo se tensaba, como comenzaba a vibrar indicio certero que un gran orgasmo
se aproximaba, pronto empec� a gemir, mi cuerpo a contorsionarse, Daniel comenz�
a penetrarme m�s profundo con su lengua, sac�ndola, s�lo para dar paso a sus
dedos que siguieron penetr�ndome hasta que ca� exhausta en el m�s maravilloso
�xtasis temblando y gimiendo sin poder contenerme.

De pie en la entrada de la oficina un hombre nos observaba,
"Que perra, como se lo esta gozando, ufff este contable le esta dando como a
ella le gusta�"�pensaba Leo mientras se ocultaba un poco para que a�n no lo
vi�ramos, en tanto se iba quitando tambi�n la corbata y camisa, pensando muy
bien lo que har�a. En el sof� a�n no terminaba de recuperar bien el aliento,
cuando Daniel en un gesto r�pido, me levanto sent�ndome sobre su falo, que cada
vez m�s duro reclamaba atenci�n. Abr� mis piernas, ofreci�ndole la m�s c�lida
recepci�n, mientras que reclin�ndome sobre su pecho me deje llevar por los
movimientos de Daniel. Sumergidos ambos, en el ritmo intenso de tal candente
pasi�n, no vimos cuando Leo se nos acerc�, hasta que estuvo frente a nosotros
completamente desnudo, con su virilidad tan dura, no dejaba la menor duda que
disfrutaba y se hab�a calentado viendo como el Daniel Olavaria me cog�a.

Ya junto a nosotros, sencillamente se acomodo entre mis
piernas, al sentirlo me voltee, a mirar y vi�ndolo, le sonre� de manera coqueta,
invit�ndolo a un�rsenos, �l me jalo levant�ndome las piernas quedando yo en lo
que conocemos como el cl�sico s�ndwich, Daniel debajo, penetr�ndome por mi
culito, y Leo entrando en mi cuevita,

marcando un nuevo ritmo de movimientos. Daniel viendo mi
marido unirse a nosotros, tuvo que hacer esfuerzos para no explotar ah� mismo ya
que su fantasia m�s guardada era hacer el amor con una desconocida y su pareja.
Que en la misma ambos caballeros la penetraran a la vez, cosa que sin duda
estaba ocurriendo. Leo sigui� entrando m�s y m�s r�pido en m�, yo no dejaba de
gemir, envuelta en el torbellino de sensaciones que sent�a al ser penetrada por
dos vergas grandotas, cada una le daba m�s duro, y yo me sent�a en el para�so.
"Vamos, denme, clavensen dentro de mi, vamos h�ganme suya, vamos, denme esas
pollas vamosss ahoraaa�"�gem�a sin poder contenerme, Leo disfrutaba vi�ndome
gozar, Daniel agarr�ndome de los senos, no cejaba sus movimientos hasta que
comenc� a gemir de una manera descontrolada, mi cuerpo comenz� a contorsionarse,
y ambos hombres sent�an las contracciones de mi orgasmo en sus pollas, dej�ndose
llevar tambi�n por mis gritos enloquecidos, los que no pod�a contener,
"Aahhh, ahhahhh ahhhhhh co�o.. denme m�ssssss!!!!" �gritaba cayendo presa
del m�s intenso orgasmo vivido antes, Daniel no pudo aguantar m�s y exploto,
llenando mi culito, de su semen caliente, Leo por su parte saco su polla de mi
cuevita y termino sobre mis senos, tirando sus l�quidos por todo mi cuerpo, a la
vez que tambi�n mascullaba en la pasi�n del momento: "Toma perra, toma
zorrita, como te gusta que te cojan, aqu� tienes mi leche�"�al decir esto me
ba�o con su esperma caliente�

Despu�s de un buen rato, y varios orgasmos m�s, pudimos tener
la opini�n experta del contable Daniel Olavaria, con quien acordamos que nos
reunir�amos m�s tarde para poder analizar una que otra buena inversi�n� Besos
Esther� Tu Fantasia!