Los domingos solemos comer juntos toda la familia en casa
de nuestra suegra. El domingo a�n no hab�a vuelto a�n mi esposa de Sevilla. Ya
desde el momento en que vi a mi cu�ada masturbarse en el sal�n de su casa
despert� en m� una maldita tentaci�n que como hombre no pod�a o no quer�a
evitar. Cuando entr� en casa de mi suegra, salud� evitando mirar a mi cu�ada
que estaba sentada tranquilamente viendo algo de la tele, llevaba un vestido
de falda corta que alargaba sus hermosas piernas. La comida fue copiosa, como
siempre que comemos en casa de mi suegra (cocina una paella para
chuparse los dedos, que todo ah� que decirlo.)
La tarde fue avanzando entre los comentarios de sobremesa
y los habituales cubatas que relajaban el ambiente. Mi cu�ado me invit� a caf�
en su casa, con la intenci�n de marcharse pronto pues es poco bebedor y aquel
par de cubatas lo dejaron para el arrastre. Llegamos a su apartamento y
mientras su mujer preparaba caf�, mi cu�ado se qued� dormido tendido
pl�cidamente en el mismo sof� donde su mujer se masturb� delante de mis
narices. Ella se sent� enfrente de m�, haciendo un breve comentario sobre el
sue�o tan profundo en el que hab�a ca�do su marido a la vez que cruzaba las
piernas. Continuamos con una conversaci�n de lo m�s trivial, de cuando vuelve
mi mujer de Sevilla y esas cosas. De eso est�bamos hablando en el justo
momento que descruz� las piernas dejando a la vista su braguita la cual era
blanca con encajes semitransparentes que clareaban totalmente la negrura de su
conejito. Ante esta situaci�n, mi pen� creci� inmediatamente, y aunque intent�
disimular al m�ximo ella se percat� de la situaci�n y se arregl�
tranquilamente la falda. Yo desconcertado me dirig� urgentemente al cuarto de
ba�o, no ten�a m�s remedio que hacerme una paja por la excitaci�n que me
causaba esa mujer. Me masturbaba sentado sobre el retrete cuando de sopet�n se
abri� la puerta del ba�o.
-�Est�s bien? �pregunt� mi cu�ada � He o�do un ruido
raro.
Yo intent� disimular pero ella sab�a exactamente lo que
hac�a.
- �Ay, guarrete! �como no vuelva pronto tu mujer te vas a
quedar sin una gota que darle!
Y entr� sin cerrar la puerta se acerc� a m� acarici�ndome
el pelo, instante que yo aprovech� para meter mano por debajo de la falda y
tocarle el co�ito por encima de la braga de encajes. Ella abri� m�s las
piernas y yo met� los dedos por uno de los lados y busqu� el placer de
recrearme en la textura de su raja. Con una mirada muy p�cara me dijo que
hab�a notado desde hace rato mi excitaci�n
- Te gustar�a que te la haga yo? �me pregunt�, a lo que
por puesto estaba encantado.
Ella cogi� h�bilmente mi polla entre sus dedos mientras
nos d�bamos un beso apasionado. Mis manos tocaban su cl�toris y aumentaba el
ritmo del frotamiento, que le provoc� un leve quejido de placer. Era una
sensaci�n fascinante, continu� de rodillas en el suelo, bes� mi verga y la
introdujo en su boca, �Que bueno estaba aquello! Pens� que mi cu�ada la
chupaba como un ni�o chupa un caramelo, recre�ndose, lamiendo de arriba a
bajo, sorbiendolo. Inici� la aceleraci�n la respiraci�n y le dije que me
corr�a pero ella sigui� lamiendo hasta que no aguante mas y termine en su
boca, no pudo contener toda mi leche y le sal�a por sus labios. Se limpi� la
comisura de los labios con papel higi�nico y se march� sin decir nada m�s. Yo
la segu� subi�ndome a�n los pantalones. Desde atr�s vi como trataba de
despertar a mi cu�ado.
- Cari�o, �no te tomas el caf�? Se va enfriar �le dijo
mientras le endi�aba un gran beso en la boca.
El despert�, aun adormilado se tom� del tir�n la taza de
caf� solo. �l protest� por lo fuerte que estaba y porque le gusta con un poco
de leche.
- S� llevaba un poco, �No te has dado cuanta cari�o?
�dijo la muy picararona.
Aprovech� para marcharme, pues aquella situaci�n me
inquietaba. Me desped�, y mi cu�ada dijo que ten�a que ir a mi casa a
por unos documentos que mi mujer hab�a preparado par ella y que necesitaba
para su trabajo. Realmente era cierto, y mi mujer me dijo que se los pasara
por la terraza pero yo no sab�a cuales exactamente eran y no lo hice. Como
coment� en mi anterior relato mi casa est� justo al lado y tienen juntas las
terrazas, pero tiene otro portal de entrada.
En el ascensor, yo intent� repetir lo ocurrido en el
cuarto de ba�o, pero ella me par� en seco.
- �No has tenido bastante? -dijo
Una vez en mi casa, ella busc� entre los papeles y cogi�
un par de folio escritos y un disquete del ordenador. Yo me sent� en el sof� y
encend� la televisi�n. Ella me pregunt� qu� ve�a. Como a m� no me interesaba
nada de lo que daban, lo dej� en una pel�cula que ella me coment� haber visto
y que le gust�. Aprovech� para sentarse junt� a m� y me atrev� a poner un
brazo sobre ella. Le acarici� la espalda, lo cual no solo no protest� sino que
adem�s se volvi� para darme un prolongado beso en la boca, luego se tumbo en
el sof�. Yo la desnude lentamente hasta tenerla como dios la trajo al mundo, y
cr�anme es la mujer mas rica que me halla follado con un cuerpo escultural que
quita el hipo. Comenc� besando sus senos, tenia unos pezones grandes y de
color chocolate, para m�s tarde dirigirme a su chochito y se lo bese
lentamente luego le met� mi lengua hasta lo m�s profundo posible. Ella gritaba
de placer, pidi�ndome que no parara, que siguiera m�s, mucho m�s. No tard� en
introducir un dedo en su raja, luego dos hasta tres cuando exploto de placer.
Continu� lamiendo su concha e introduje un dedo en su ano al principio le
molesto un poco pero luego sinti� el m�ximo de placer, para entonces todo yo
tenia la polla tan empalmada, que buscaba desesperada su lindo co�ito para
refugiarse. La introduje de golpe, ella se quejo un poco, y no tardando en
moverse como toda una zorra, era experta en disfrutar del sexo. Yo la
penetraba hasta el fondo y ella se mov�a fren�ticamente.
-�Dame fuerte! �mas, mas! �mas duro cabr�n! �dame m�s!
�gritaba.
Yo segu�a foll�ndola lo m�s fuerte que pod�a,
inmediatamente se coloc� en cuatro, apoyada en el sof� y la penetre por su
almohadillada almeja, no sin antes haber humedecido mis dedos con sus jugos y
haberla saboreado largamente. Despu�s le introduje mi polla poco a poco para
que ella gozara jadeando. Sus jadeos eran muy fuerte y tem� que mi cu�ado los
pudiese escuchar. Tuvo un largo orgasmo en el momento que son� el tel�fono.
Pens� que era mi mujer y la anim� a seguir, pues ya la llamar�a cuando
termin�semos y continuamos con nuestro electrizante mete y saca. Son�
nuevamente el tel�fono. Mi cu�ada se qued� paralizada con grito que no impidi�
que me corriera dentro de ella. Por la terraza su marido asomaba la cabeza con
el inal�mbrico y estaba petrificado por la sorpresa de encontrar a su mujer
desnuda, a cuatro patas y follando.
V�ctor
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