El guerrero llega a su primer parada
Para situarlos en �poca... la historia esta ambientada en una
�poca turbulenta de Jap�n, las casas Taira y Minamoto estaban luchando por
hacerse con el poder y para ello deb�an vencer a los poderosos Fujiwara; esto lo
lograran luego de cruentas guerras de las que hoy apenas se tiene memoria. En
estas guerras muchos nombres resaltaron pero muy pocos pasaron a ser leyenda...
El guerrero emergi� de entre los cuerpos, estaba ba�ado en
sangre. En su mano aun estaba su Tachi que brillaba a la luz de la luna como un
espejo. Frente a esta horrible visi�n, los pocos soldados que quedaban en pie
huyeron de su aterradora presencia ya que sus ojos parec�an matar con solo
mirar. Uno de ellos lo ataco al galope, pero al momento de asestar el golpe no
lo vio... el guerrero desapareci� de su visi�n, pero su caballo cayo a tierra
con las patas desgarradas por las manos del guerrero; el caballero desenvainando
su tachi volvi� al ataque pero solo encontr� la muerte ya que su cuerpo quedo
partido en dos por un r�pido corte; la sangre salt� a borbotones del cuerpo que
al instante cayo junto a la pila de cad�veres. �l envaina su arma y se aleja del
campo de batalla; alej�ndose en busca de nuevos rivales, nuevas t�cnicas, nuevas
historias. Era un lobo solitario, hambriento de luchas, un demonio en la
batalla.
Se lavo un poco, limpi�ndose la sangre que tenia impregnada
en la armadura y en la cara en un arroyuelo y continuo su camino. A se encamino
a un lugar para descansar, detr�s de esas monta�as hab�a una aldea; estaba
seguro de ello. Se interno en el tupido monte subiendo trabajosamente la
empinada cuesta. Sus ojos exploraron en la oscuridad en busca de un lugar donde
dar descanso a sus huesos y campear la inminente tormenta. Encontr� refugio en
un hueco, ah� se acurruco quedando listo para desenvainar en caso de un ataque
sorpresa.
Se entretuvo mirando como las finas gotas de lluvia ca�an al
suelo formando min�sculos arroyuelos que descend�an por la ladera, hasta que se
quedo dormido. Al d�a siguiente, ya mas descansado reanudo su peregrinaje...
vadeo arroyos sin nombre, cruzo montes, bajo desniveles... atraves� ca�averales,
con sus gigantescos bamb�es amenazando con llegar hasta el mismo cielo. Hasta
por fin, con las sombras pis�ndole los talones llegar a la aldea.
Poco menos que agotado golpeo en la primer casa que encontr�
esta era una construcci�n baja, casi enteramente realizada en madera con tejas
en color verde, un p�rtico hecho con gruesos maderos hacia de entrada mientras
las puertas permanec�an cerradas, cosa comprensible en estos tiempos tan
turbulentos; una anciana sali� a atender. En el ajado y arrugado rostro de la
viejecita se dibujo una mueca de asombro.
Soy un guerrero, necesito un lugar donde pasar la noche. Le
dijo el hombre.
Pase, siempre es bueno tener visitas... s�game. Le indico
la anciana.
La venerable se�ora lleva al guerrero hasta una habitaci�n de
paredes gastadas y tierra apisonada.
Aqu� podr� descansar, puede ponerse c�modo, le dir� a mi
nieta que le traiga algo de comer. Prometi� la anciana,
El hombre, haciendo caso omiso a las palabras de la vieja
procedi� a quitarse la pesada armadura que cayo a sus pies y descubri�ndose el
torso; evalu� las heridas recibidas durante la escaramuza. El sonido de unos
pasos lo alertaron, instintivamente se dio vuelta con intenci�n de atacar; pero
todo se desvaneci� al ver a la causante del ruido. Una joven de unos 16 a�os
aproximadamente, de tez blanca con unos ojos negros rasgados preciosos, el pelo
largo de color azabache y estatura media; que le miraba azorada a la vez que
asustada.
Disculpe, pens� que era un enemigo. Se excuso el guerrero.
La joven segu�a embobada mirando el rudo cuerpo del hombre;
este viendo que nada sacaba con asustarla se le acerco y con una mano tomo el
cuenco de arroz con nari de las manos de ella.
Tomando los palillos, el hombre comenz� a devorar el alimento
mientras la ni�a lo miraba con curiosidad y diversi�n... ese var�n ejerc�a una
inexplicable atracci�n sobre ella. Las facciones del rostro de ese hombre, sus
ojos y sus manos la atra�an como si fuera un im�n.
T�midamente fue acerc�ndose al comensal que parec�a no
prestarle atenci�n, continuo su acercamiento hasta que �l, alzando los ojos le
clava la mirada.
La chica no retrocedi�, se quedo en el lugar mir�ndolo,
observando cada detalle de ese hombre, el termino de comer mientras ella
continuaba con su actitud.
Dime, �Qu� es lo que miras?. Pregunto el guerrero.
La joven se puso colorad�sima, muerta de verg�enza tomo el
cuenco y se retiro del lugar. El hombre se queda desconcertado ante la actitud
de la joven, pero al rato el sue�o termino por vencerlo y se queda dormido.
La ni�a volvi� a la casa apurada, a lo que la anciana le
pregunto:
�Paso algo?
Le encanto la comida, yo me quede mir�ndolo; pero cuando �l
me dirigi� la palabra no supe que hacer, soy una tonta. Comento la joven con
algo de congoja.
Aaah... �me vas a decir que ese hombre realmente te
interesa?. Volvi� a preguntar la anciana.
La chica no respondi�, pero la respuesta era obvia para la
anciana... y para ella tambi�n; ese hombre hab�a conmovido su cuerpo, sus
pezones estaban erectos por la excitaci�n. Algo se despert� en su interior
aunque la joven aun ignoraba que.
Ella se encerr� en su cuarto y mientras cepillaba su largo
pelo azabache recordaba al guerrero, con sus manos comenz� a acariciarse; como
si un amante invisible lo hiciera... lentamente sigui� bajando hasta llegar a su
rajita; froto los labios de su cl�toris con desenfreno, deseando que fuera ese
hombre quien la poseyera y la hiciera suya de mil maneras.
En la oscuridad de la noche se escabullo de su cuarto y se
dirigi� a donde estaba ese le�n durmiendo; se acerco sin hacer ruido, se solt�
el mo�o dejando suelto su pelo y cuando busco su boca para besarlo, el hombre
reacciono; la toma fuertemente de las mu�ecas al tiempo que miraba a su
enemigo... su asombro no tuvo limites al ver a la luz de la luna el rostro de la
nieta de la vieja.
�Que haces aqu� a estas horas?, Podr�a haberte matado. Le
dijo el guerrero.
No s� que me pasa; pero tenia que estar cerca de ti.
Comento la joven mientras sus ojos destellaban.
El hombre comprendi� lo que pasaba, a pesar de ser una ni�a,
se hab�a enamorado de el... sus intenciones eran las de una criatura sedienta de
sexo. Solt� las mu�ecas de la chica que se le abalanzo d�ndole un beso; un
�sculo puro, ingenuo, sin malicia. El se dejo llevar al principio por lo besos y
caricias de inexpertas de ella, para luego tomar tambi�n parte activa en el
asunto, al tiempo que comenzaba a desnudar el cuerpo de ella a besos. Era un
enorme contraste, en el campo de batalla era un demonio y en la cama un amante
complaciente.
La joven ard�a por dentro y con cada beso de �l, alimentaba
su fuego interior; de un tir�n le bajo el hakama y ese abultado e hinchado pene
le sali� al encuentro. Ella se sorprendi� ante esta novedad, pero no tuvo tiempo
de tocarlo; el se arrodillo y continuo bes�ndola, mientras su erecci�n segu�a
creciendo... cuando paro con sus besos y caricias a ese delicado cuerpo, la miro
a los ojos y le dijo:
Esto va a dolerte un poco, pero luego lo disfrutaras.
Sin mas explicaciones, �l fue abri�ndose paso lentamente
dentro del co�ito h�medo y virginal de ella, la muchacha quiso gritar, pero �l
con su mano cubri� su boca... la anciana pod�a o�rlos; su pene encontr� la
delgada membrana que formaba el himen de la ni�a; cuando la atraves� con fuerza,
la miro...de los ojos de ella brotaban lagrimas, por eso se detuvo.
Sigue... no importa que me duela. Dijo ella, en cuanto el
dejo su boca libre.
�l reanuda su labor, metiendo y sacando su miembro; la joven
ya no lloraba, hab�a asimilado el grueso falo de su amante. La chica se aferr� a
�l tratando de abarcar con sus manitos la ancha espalda del guerrero, este se
incomodo un poco... ya que sin quererlo, ella estaba presionando sus dolientes
heridas. La rustica habitaci�n lentamente fue llen�ndose de gemidos de placer y
pasi�n; con el cambio de ritmo que �l impuso, ella termin� por explotar,
corri�ndose por primera vez... entre espasmos y gemidos sus fluidos vaginales la
colmaron; sus manos lentamente fueron soltando a su amante que aun manten�a el
control de la situaci�n... aunque �l ya no pod�a aguantar mas, por esto termino
por correrse y su semen se mezclo con los fluidos vaginales de la ni�a que ya se
hab�a convertido en mujer.
Los dos se incorporaron, para fundirse en un abrazo y se
regalaron caricias mientras la oscuridad reinaba; con algo de oposici�n de una
luna que ba�aba a los amantes con sus p�lidos rayos. La joven volvi� a su
habitaci�n a hurtadillas, mientras �l retorno a su letargo so�ando con esa
peque�a gema a la luz de la luna.
Al d�a siguiente, cuando la anciana apareci�, el guerrero ya
estaba tomando su arma y envuelto en unos pa�os su pesado yoroi, se ci�o el pa�o
a la espalda y le agradeci� a la venerable se�ora sus atenciones; cuando cruzo
el p�rtico de la casa la vio... la ni�a tenia lagrimas en sus ojos, al saber que
su primer y �nico amor se marchaba ese mismo d�a. El se acerco a ella y con una
de sus manos retiro las lagrimas de la faz de la joven para luego, en un gesto
inesperado tend�rsela... le ofrec�a su compa��a.
No importa de donde vengo... Por ahora voy en busca de
nuevas aventuras y batallas. No puedo ofrecerte otra cosa mas que mi vida para
protegerte. �Vienes conmigo?. Le pregunta �l.
Solo te contestare si antes me respondes algo. �Cu�l es tu
nombre?. Pregunta ella.
Me dicen fantasma, demonio...pero mi nombre es Daisuke.
Respondi� el hombre.
Daisuke...te seguir� a donde sea. Le contesta ella.
La joven se despidi� de su �nica familia aun viva, su
abuela... los suyos hab�an perecido en la guerra y as� se marcho con su amado...
el destino de ambos era incierto pero por ahora solo les quedaba seguir el
camino hasta el pr�ximo destino.
Cuando salieron de la aldea �l levanto a la joven y la puso
sobre su espalda... Una flor como tu no debe pisar el fango y la
podredumbre que cubre este mundo, aqu� estar�s mejor. Fue su
explicaci�n.
Mientras ella se abrazaba a su cuello, le susurro al o�do:
Yo me llamo Koyuki... �a d�nde vamos?
A Kanazawa .... donde est�n en lucha contra los Fujiwara.