Lentamente me fui quitando la pata de la silla de mi co�o,
estaba completamente manchada por las corridas de los chavales y de Antonio el
cual no pudo evitar como el resto del personal el sacarse de los pantalones su
miembro para masturbarlo salvajemente. Mis pezones estaban literalmente en punta
y a�n completamente excitados por lo ocurrido y mi co�o abierto como nunca hab�a
estado hasta ese momento como consecuencia de la brutal penetraci�n.

A pesar de todo, hab�a logrado uno de los orgasmos m�s
fuertes de toda mi vida hasta ese instante e incluso notaba, seg�n como iban
saliendo las bolas de mi funda, como estas segu�an d�ndome un placer
indescriptible a consecuencia de los numeros�simos relieves, rugosidades y
filigranas del artesanal trabajo en madera. Los chicos segu�an all�, quietos,
callados y mir�ndome con unos ojos inyectados en el deseo m�s puro y primitivo
que se pudiera llegar a pensar. Antonio permanec�a tambi�n quieto pero su
expresi�n era muy distinta. Era la expresi�n del maestro cuando en alg�n momento
te ha pillado en un renuncio, una expresi�n sombr�a, autosuficiente, de saber
con total exactitud y precisi�n qu� hacer a partir de ese acontecimiento. A todo
esto, yo cog� de inmediato mi vestidito corto, me lo puse r�pidamente, sobre los
a�n calientes y abundantes chorros de esperma que me hab�an lanzado esa jaur�a
de lobos hambrientos de sexo, me calc� m�s veloz a�n si cabe mis chanclas
blancas de verano y sal� a toda prisa de all� antes de que cualquiera de ellos
pudiera decir algo o reaccionar en alg�n otro sentido.

Mientras corr�a por el pasillo del Liceo, notaba como las
eyaculaciones de los chiquillos iban resbal�ndose hacia abajo, pero ante el
temor interior que ten�a del inmediato toque de la campana que indicaba el
cambio de clase del alumnado y la salida de estos en estampida para coger sitio
privilegiado en la siguiente clase no me di cuenta hasta que ya hab�a salido al
exterior de que estas no s�lo se iban resbalando en direcci�n a mis caderas,
co�o, muslos y resto de mis piernas sino que tambi�n y l�gicamente como habr�a
de esperarse, estas iban humedeciendo y pegando a mi piel el vaporoso vestido
veraniego. Me detuve un momento ante la puerta de El Liceo y me qued� perpleja
ante la situaci�n en la que me encontraba. El semen se iba filtrando por el
vestido y hac�a que este se me pegara la cuerpo. Mis tetas se ve�an a�n m�s
voluptuosas y mis pezones entre la humedad y lo excitados y duros que estaban
parec�an que quisieran atravesar la tela estampada. Las caderas se me marcaban
con exageraci�n y con horror me di cuenta que en le aula me hab�a dejado el
tanga. Al m�s m�nimo movimiento se adivinar�a que no llevaba. Ten�a que pensar
deprisa.

No hab�a tiempo y la campana del Liceo estaba a punto de
sonar. Ten�a que hacer algo y r�pido. Tom� la determinaci�n de ir en direcci�n
al Parque Central que se encontraba a unos escasos 200 metros de El Liceo. Corr�
hacia all� sin perder ni un solo instante con el miedo y el temor cada vez m�s
creciente de que me viera la gente. Por suerte era la hora de comer pero no por
ello la calle que se dirig�a al parque no estaba desierta y me cruc� con no
pocos viandantes que por los gritos que algunos de ellos me dedicaban pareciera
que conocieran toda la historia que me hab�a pasado...

Jode, �qu� bestia el t�o!, y lo malo que el individuo gritaba
a pleno pulm�n mientras me internaba ya en el parque y viandantes de los
alrededores se dieron cuenta de c�mo iba...

Yo segu�a corriendo tan deprisa como pod�a sin atender a las
demandas, reclamaciones, insultos, piropos y dem�s improperios que me dedicaban
los transe�ntes del parque. Ten�a que hacer algo �pero qu�?. No sab�a qu� hacer,
no ten�a la menor idea hasta que a unos 10 metros m�s o menos, la vi. Era una
fuente circular, con delfines de bronce que flanqueaban su per�metro en un banal
intento de disimular un trocito de oc�ano. Salpicado all� y all�, sobresal�an
unos peces tambi�n de bronce de cuyas bocas surg�an tres, cuatro y hasta cinco
chorros de agua en distintas direcciones haciendo un enrejado de agua
fascinante... No me lo pens� dos veces.

Me dirig� hacia ella con el firme prop�sito de quitarme los
restos de los procaces sementales que me hab�an dejado empapada de fluidos. El
agua de la fuente me cubr�a hasta las rodillas y me dirig� hacia el centro con
el fin de que las bocas de los peces bronc�neos me dejaran libre de los restos
que ya se estaban cuajando en mi piel y en el vestido. Toda yo quer�a una sola y
�nica cosa en ese instante: lavarme. Me desprend� del vestido y comenc� a
ba�arme en la fuente restreg�ndome lo m�s en�rgicamente que pude. Los pechos los
ten�a totalmente impregnados por lo que me inclin� un poco hacia adelante con la
intenci�n de que varios peces- surtidores me sirvieran para limpiarme mejor
estos. Ello motiv� que uno, de las varias docenas de surtidores que me rodeaban,
me diera sin yo haberlo buscado deliberadamente, directamente sobre mi co�o. Me
di cuenta en aquel preciso instante de que segu�a totalmente excitada.

La fuerza del chorrito era la justa, ni fuerte ni d�bil, se
me met�a en mi co�o produci�ndome oleadas de placer cada vez m�s creciente. Mis
sonrosados pezones parec�an que hubieran alcanzado vida propia, habiendo
alcanzado pr�cticamente las dimensiones de una casta�a. El frescor del agua
junto con el contraste de la ya sofocante tarde veraniega, me produc�a unas
sensaciones de creciente placer y calentura. Manteniendo la posici�n en la que
me encontraba, me llev� ambas manos a mis pechos y comenc� a masajearlos en una
b�squeda del placer olvidando por completo la inicial idea de limpieza que me
hab�a llevado a la fuente. Mis pechos, en esta posici�n, colgaban voluptuosos en
paralelo al agua del estanque en la que se recortaba mi figura totalmente
desnuda salvo por las chanclas blancas que a�n llevaba puestas. Baj� mis manos
hacia mi vientre plano, acarici�ndomelo y arranc�ndome ya alg�n gemido
inconsciente. Segu� baj�ndolas hasta apoyar ambas palmas en mi firme culo y
separ� las cachas lo m�ximo que pude en un intento de que el chorrito intruso de
mi co�ito me diera m�s de lleno. Ajena al mundo exterior, inconsciente a todo lo
que pasaba a mi alrededor... hasta que los gritos, exhortaciones, demandas y
peticiones varias del improvisado p�blico se hicieron audibles para mis
sentidos...

Rededor de la fuente predominaba un peque�o grupo de tres
alba�iles que estaba arreglando al parecer unas canalizaciones de riego, una
madre con una ni�a de unos 9 a�os que se fue literalmente escandalizada
corriendo calle debajo de la mano de su peque�a, una vieja de unos 70 o 75 a�os
que me amenazaba con el pu�o, lanzando vistosos espumarajos por su desdentada
boca y que se fue todo lo deprisa que pudo a buscar a la polic�a seg�n dijo y un
joven universitario que desde un banco de piedra y rodeado de libros hab�a
dejado estos en pos de un mayor divertimento que a lo m�s seguro yo le estaba
proporcionando.

Me reincorpor� de la posici�n en la que estaba y no pude
evitar el hacer lo que, en cierta forma, me ped�an los cuatro tipos que se
hab�an quedado al espect�culo...

Me adelante un poco hacia donde estaban ellos, me sent� en
uno de los delfines que rodeaban la barroca fuente y... abr� mis piernas para
que pudieran ver mi co�ito depilado.

Me encontraba sentada en uno de los delfines, abierta y
expuesta a la improvisada concurrencia. Todos se tocaban sus paquetes por encima
de los pantalones y me miraban con ojos vidriosos y llenos de deseo. Estaba
caliente, preparada y mojada como una aut�ntica puta y es que hasta ese momento
no hab�a sido conciente que lo que verdaderamente me excitaba era lo que hab�a
dicho el joven estudiante... ense�ar, exhibirme, ser mostrada y estar expuesta a
todos, eso y sin lugar a dudas ya, me llevaba a unos l�mites de excitaci�n sobre
los cuales perd�a completamente el control sobre mi misma y en el que el �nico
fin y objetivo que quer�a alcanzar en esos momentos era la satisfacci�n de mis
m�s primitivos y sensuales placeres. All� me encontraba, abierta de piernas
totalmente, abriendo mis labios con una de mis manos mientras que con la otra me
frotaba fren�ticamente el cl�toris para llegar al cl�max anhelado, al placer que
deseaba, ante unos desconocidos...

Detr�s de los t�os hab�a un vigilante jurado de un aspecto
amenazador, iba ataviado con un uniforme azul oscuro y con unas insignias
paramilitares en los lados del brazo que delataban la compa��a de seguridad a la
que prestaba sus servicios. Ten�a una gorra tan calada en la frente que casi no
se distingu�an sus facciones pero lo que s� se distingu�a bien eran sus brazos,
tan anchos cada uno de ellos como uno de mis muslos y la porra que bland�a a
modo de advertencia si alguno le llevaba la contraria. Deber�a de medir casi los
dos metros de altura y el ancho de sus espaldas era verdaderamente descomunal.
Nunca antes hab�a visto un t�o m�s grande en mi vida. Detr�s del gorila
uniformado estaba la vieja "corre-caminos" que, a falta de "coyote", hab�a ido
en busca de la primera autoridad que se cruzara en su pat�tica ch�chara. Y la
cabrona vieja segu�a con eso, con su ch�chara, y venga y venga y venga �jod� la
t�a no se cansaba!...

Recog� el vestidito de en medio de la fuente, estaba
enganchado a uno de los peces que sobresal�an de la superficie lo que hizo que
me doblara por la cintura para poder recogerlo, exponiendo mi culo y parte de mi
sexo desde atr�s a las miradas de los concurrentes. En ese momento estaba
asustada. Ya hab�a tenido mi orgasmo y estaba un poco m�s calmada, sin embargo
el seguir exhibi�ndome hac�a que estuviera en un estado de calentura constante
que era dif�cil de explicar. Me puse el vestido, con la peque�a esperanza de
cubrirme un poco y pasar desapercibida pero este estaba completamente empapado
lo que unido a lo ya ce�ida que era de por si la prenda se pegara a mi anatom�a
como una segunda piel y m�s que tapar ense�aba, suger�a, provocaba...

Entramos en una peque�a caseta con un peque�o ventanuco en un
lateral de esta y una pesada puerta de roble que franqueaba la entrada. En ella
s�lo hab�a una taquilla, seguramente donde se mudaba de ropa el gorila, una mesa
llena de partes de seguridad, l�pices, bol�grafos, un tel�fono y unos cuadrantes
de guardias, un peque�o taburete y un calendario en la pared de t�as desnudas en
diversas poses que me hicieron ver que el gorila no era maric�n...

Diciendo esto me sent� tal y como estaba en la atestada mesa
llena de papelotes cayendo un reguerito de agua por el borde de esta y empapando
los cuadrantes del gorila...y con las manos a�n esposadas a la espalda abr� mis
piernas y le ense�� en su plenitud mi co�ito rasurado y preparado...

El vigilante estaba moviendo todo le pu�o en mi interior, no
me lo pod�a creer, era una verdadera bestialidad y a�n as� estaba disfrutando
como una loca. El t�o me follaba cada vez m�s deprisa permiti�ndose incluso el
cerrar y abrir los dedos de la mano, me estaba jodiendo como a una perra. Estuvo
as� como unos 5 minutos hasta que me corr� una vez m�s aquella tarde, sin
embargo claro el tio no hab�a llegado a nada y yo ya estaba para el arrastre
vamos.

Con todo lo que me hab�a metido en el co�o en esa misma
sesi�n, entre la pata en la clase anatom�a de Antonio, la paja de la fuente y
ahora el pu�o del bestia del vigilante, mi co�ito comenzaba a irritarse pero el
t�o quer�a su sesi�n �hay que joderse! As� que cuando este me dijo que me diera
la vuelta que me la iba a meter por el culo casi lo agradec� y sin pens�rmelo
dos veces me baj� del escritorio y me puse en el suelo apoyando mi cara y mis
pechos mojados y apretados por la humedad del vestido que todav�a llevaba
puesto, el culo ofrecido y mis piernas todo lo separadas que pod�a permitirme la
dif�cil postura que supon�a el tener los grilletes a la espalda...

Cuando me ense�� su verga me qued� helada, no por su
longitud, ni por su grosor sino m�s bien por los "a�adidos" que del pene
colgaban. �Ten�a tres piercings en la polla! Dos en los laterales del devastador
cilindro sexual y un tercero justo en la punta del glande a modo de aro... era
como decirlo... extra�o, muy extra�o pero al mismo tiempo tremendamente morboso
y por qu� no decirlo aquellos "a�adidos" me hab�an llevado sin yo saber lo que
eran, y una vez m�s en aquella tarde, a un nuevo orgasmo.

Diciendo esto Alejandro se quit� la guerrera del uniforme y
la camisa que a�n llevaba puesta y me ense�o sus brazos. �Qu� brazos! �Qu�
cachas estaba el t�o! �Madre de Dios! Era realmente impresionante, una aut�ntica
pasada. Y m�s a�n lo eran las filigranas que el mismo se hab�a tatuado. Era una
verdadera y aut�ntica obra de arte andante...

- �Joer! �te has hecho eso t� s�lo?

Nos fuimos a su "tienda".Me sorprendi� un poco porque en
realidad era un gimnasio. S�, s� hab�is le�do bien, un gimnasio. No era
demasiado grande pero estaba equipado con unos aparatos supermodernos, de lo m�s
"in" vamos. All� hab�a a simple vista como unos cinco t�os machac�ndose los
m�sculos a base de bien. Todos saludaron a Alejandro como a un amigo de toda la
vida, como a un hermano, como a un colega m�s y el me present� a ellos como una
"vieja" amiga... �Caray si acab�bamos de conocernos!.

Me pas� a una trastienda que seg�n �l usaba tambi�n de
despacho para las facturaciones y la contabilidad de su negocio y all� me puso
en una camilla con las piernas completamente separadas y d�ndome un spray
anestesiante, bactericida y desinfectante comenz� con la labor de taladrarme el
labio derecho del co�o tal y como le hab�a dicho... mientras lo hac�a me cont�
que trabajaba de vigilante porque se aseguraba un nivel de ingresos m�nimo sin
demasiado esfuerzo y porque no ten�a que aguantar a ning�n jefe gilipollas que
le diera la murga todos los d�as. Me dijo que otra afici�n suya de toda la vida
era el deporte y las artes marciales y que era cintur�n negro, 3er DAN de Aikido
y que en dos d�as se iba de viaje al extranjero a realizar una competici�n que
le mantendr�a alejado de Espa�a durante un par de semanas. Nos hicimos bastante
amigos y quedamos en volver a vernos cuando el regresara.

Cuando termin� Alejandro me fui directa a casa, por la hora,
las once y media de la noche, mi padre estar�a trabajando en la f�brica y mi
hermano de 16 a�os... como siempre... viendo la televisi�n en el sal�n.

Me fui a darme una ducha bien caliente. Mientras me
enjabonaba, notaba el peque�o arito que ten�a en mi labio derecho. Lo notaba
extra�o pero al mismo tiempo totalmente excitante. No pod�a creer todo lo que
hab�a pasado aquella tarde. Descubr� a partir de entonces mi propia sexualidad y
c�mo me excitaba el exhibirme y el provocar a los dem�s. El sentir que mi cuerpo
era objeto de deseo, el llegar a situaciones tremendamente m�s y m�s morbosas y
raras y sobre todo el reto personal que pudieran estas suponerme, me hac�an
llegar a extremos de �xtasis que hasta ese momento no hab�a experimentado jam�s.

Mientras le daba vueltas a la cabeza entorno a todo lo
ocurrido en aquella tarde, me iba enjabonando lentamente mi largo cuello, mis
generosos, perfectos y a�n excitantes pechos, mis inflamados y lascivos pezones,
mis sinuosas y destacadas caderas, mis largas piernas... y mi ahora adornado y
despierto, creo que de por vida, conejito. Notaba el peque�o arito que me hab�a
puesto Alex all� donde antes no hab�a nada, notando junto a mi excitaci�n un
poco de dolor a causa de la perforaci�n realizada y por desaparici�n en aquellos
momentos de la anestesia t�pica aplicada. Ello no obstante, no supuso un
obst�culo para caer en la cuenta que en realidad no me hab�a visto el trabajo
realizado por Alex por lo que saliendo de la ducha y poni�ndome el albornoz cog�
un peque�o espejo que uso para maquillarme por las ma�anas. Lo coloqu� en el
suelo y agach�ndome hasta donde se encontraba este y separando mis piernas lo
vi... �cielos! Estaba abierto como una flor, expuesto, palpitante, latente.

Los labios mayores estaban inflamados mientras que los
menores se abr�an ellos solos mostrando el inicio de mi cueva de placer,
insinuante, sugerente, provocativo, libre totalmente de vello y adornado con el
arg�nteo piercing parec�a que estuviera pidiendo a gritos ser de nuevo, una vez
m�s en aquella tarde, sofocado y tambi�n porqu� no decirlo, admirado. En aquel
momento tuve en el pensamiento dos opciones... el hac�rmelo yo misma o... mi
hermanito. Mi adolescente e impetuoso hermanito estaba abajo viendo la tele...
�y por qu� no?

CONTINUAR�...

Pod�is escribirme vuestras cr�ticas, sugerencias y consejos a
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mailto:POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO Espero que os guste la serie "Mari Mar"
consta de cinco entregas m�s programadas, saludos a