BLACK BLOOD VI
�La Saga�
(Antes de continuar, lea los cap�tulos anteriores para
encajar mejor la historia: Hijo de la Noche, Destino cruzado, Una noche
diferente, Enemigos, Viejos amigos)
En aquel tiempo, s�lo exist�a un mundo en donde todos deb�an
convivir, tanto como los buenos como los malos, mortales e inmortales, vivos y
muertos. Era un mundo en donde no hab�a fronteras ni limites, creados por
cuatros Supremos quienes ten�an el absoluto poder ante todos los que conviv�an
en dicho territorio. Triller, el Supremo de la Vida; Weik, el Supremo de la
Muerte; Qinn, el Supremo del Destino y Alpher, el Supremo del Tiempo. Y como sus
poderes eran ilimitados, abusaban de ellas cre�ndose, destruy�ndose, gui�ndose,
y apoder�ndose cada uno de su manera, creando un constante caos en el �nico
mundo. La vida y la muerte se mezclaban, la realidad y la fantas�a tambi�n, no
hab�a el inicio ni el fin en las cosas, nadie pod�a definir exactamente lo que
estaba pasando, s�lo era un ciclo de caos y desequilibrio. Y cuando por fin se
dieron cuenta que no hab�a manera de c�mo parar sus caprichosos, los Supremos
crearon a unos seres poderosos quienes ten�an la misi�n de contrarrestar los
excesos de sus poderes, retorn�ndole as� la paz y la armon�a que merec�a el
mundo. Ellos eran los Dioses, los Cuatros Dioses... Apolis, quien hab�a nacido
de las plumas de Triller, ten�a la misi�n de cuidar el nacimiento de la vida.
Leisghan, quien naci� de las l�grimas de Wiek, controlaba los padecimientos.
Olpfhin, quien ha nacido del cabello de Qinn, hab�a que cuidar el balance de los
acontecimientos. Trailer, quien surgi� de las rimas de Alpher, deb�a controlar
el pasado y el futuro.
Y con el nacimiento de los Dioses, la armon�a rein� en el
mundo, pero a cambio surgi� otro problema. Nacido de los Supremos, no s�lo
hab�an heredados sus poderes sino tambi�n sus incertidumbres convirti�ndose
tambi�n en abusivos. De tal padre a tal hijo, como todos dicen... y no s�lo eran
abusivos, sino tambi�n violentos. Constantemente buscaban razones para estar en
guerra entre ellos y con los dem�s seres dejando para atr�s la misi�n que ten�an
que cumplir. En fin, uno se vuelve abusivo y violento cuanto tiene el poder...
Cansados, los Supremos buscaron una manera de conllevar la situaci�n que ellos
mismos hab�an creado. Pensaron que estando ellos cuatros atados en trabajos,
nunca m�s volver�an a confrontarse. Con dicha ideolog�a, crearon las Cajas
M�sticas. Bueno, la verdad no eran unas cajas ordinarias como exteriorizaban sus
aspectos, pues en ellas guardaban sus poderes y las lanzaban hacia el mundo.
Antes que alguien se apodere de ella, los Dioses deb�an recogerlas y llevarlas
de nuevo a sus due�os. Pues si llegase a abrir, los poderes amparadas saldr�an
provocando una consecuencia fatal para el mundo. Y cuando sucediese eso, los
Dioses ser�an castigados... de todas formas, uno se aprende a comportarse cuando
se implementa un castigo.
A lo mejor, si hubiese funcionado el prop�sito de que los
Dios estuvieran ocupados en la b�squeda de las Cajas M�sticas, el mundo seguir�a
como aquellos tiempos, hasta hoy en d�a... Pero no lo es... No s�lo hab�an
adquiridos sus poderes y sus necios, sino tambi�n sus sabidur�as. No eran tontos
de estar todo el tiempo detr�s de las cajas. No, ellos eran Dioses, seres
favorecidos con poder y autoridad antes los dem�s. Ingeniaron de crear a unos
seres a los que llamaron Engean. Los Engean, o simplemente buscadores, eran
criaturas nacidas de los sollozos de los Cuatros Dioses y se mov�an a su bondad
viajando por la tierra, el mar y el cielo en busca de las cajas... Indignados y
furiosos ante la viveza de sus procedentes, los Supremos aumentaron las cajas y
las lanzaron sin parar... Era como una especie de guerra fr�a en donde nadie
ganaba ni perd�a hasta que el gran Qinn, el Supremo del Destino, hizo algo que
pusiera en fin toda esta historia. Hab�a lanzado una caja hechizada con su beso.
Mejor dicho, era un beso de despedida para el mundo. Y cuando
la caja fue encontrada por uno de los Engean, �ste la cogi� como de costumbre y
la llev�. Pero lo que no se dio cuenta que el contenido hab�a escapado cay�ndose
en la tierra disfraz�ndose como un p�talo de flor, esperando a que alguien lo
tocase para soltar su furia. Y como si fuera cosa del Destino, un ser viviente
conocido como Ehrien, la encontr� rond�ndose por la arena como si fuera un
c�mulo de aire. Como era un ser muy curioso, la toc�... Y la desgracia que
guardaba en aquella bola de aire, solt� como un hurac�n en el mundo. Era la
ENFERMEDAD... Y con esto, el mundo cay� de nuevo al caos... La enfermedad abati�
toda clase de vida dej�ndola seca, como un desierto. S�lo los inmortales y
algunos seres sobrevivieron...
Enfurecido, el Dios Olpfhin imput� a Leisghan por el c�digo
roto. El Engean quien hab�a cometido dicha falta, pertenec�a a este �ltimo.
Ofendido, Leisghan provoc� una guerra en contra de sus colegas. Mientras Olpfhin
y Apolis estaban en su contra, Trailer, se puso a su lado convirti�ndose en su
aliado. La guerra dur� hasta que el Supremo Alpher pusiera el fin, parando el
tiempo con su poder. Y lo que rest� despu�s de la guerra, s�lo era una peque�a
parte del mundo donde ya no hab�a m�s vida y seres.
Arrepentido, los Supremos castigaron a los Dioses
separ�ndoles del cuerpo f�sico y hurt�ndole la mayor parte de sus poderes,
convirti�ndose as� algo espiritual. Y juraron que nunca m�s cre�an otro mundo.
Pero como su nombre indica, ellos necesitaban dominar algo, pues para ser
Supremo deb�a estar encima de los otros y para eso, necesitaban un mundo. Con
suma delicadeza, decidieron crear otro mundo desde aquel pedazo que hab�a
quedado, uno m�s complicado y completo que el anterior, mas para no cometer el
mismo error que antes, esta vez fundaron tres mundos diferentes a los que se
llamaron: Tierra, Para�so e Infierno. En el Para�so, estar�an las almas que a�n
no nacieron, esperando su momento para llegar al otro mundo. Y bajo este mundo,
encerr� al Apolis, quien se lo conoce hoy en d�a bajo el nombre de Dios para los
Cristianos. En el Infierno, estar�an las almas condenadas y muertas, gobernadas
por Olpfhin quien se lo conoce ahora como Lucifer o Satan�s seg�n la religi�n
Cristiana. Y para la Tierra, lo dejaron para los seres vivos, incluyendo a
Ehriens, quienes hoy se lo conocen como humanos. Y justo, en ese mundo encerr� a
los dos restantes Dioses, Leisghan y Trailer quienes ten�an otras condenas. No
s�lo le hab�an quitado su autoridad, su honor, su dinast�a, su orgullo, su pode,
sino tambi�n lo hab�an condenado como seres m�s despreciados del mundo por ser
el responsable de la �ltima guerra entre los Dioses. Deb�an pagar sus condenas
vivi�ndose en la Tierra, como unos seres ordinarios, pero con un cuerpo muerto.
Y para prolongar sus vidas, deb�an pagarlas con la sangre de los otros. En
simple palabra, estaban condenados de llevar una vida de par�sito. Que nunca
jam�s volver�an a ver el brillo de Sol, era el castigo del Supremo Alpher; que
nunca procrear�an, era el castigo del Supremo Triller; que nunca gozar�an de una
muerte digna, era el castigo del Supremo Wiek; y que nunca jam�s volver�a a ser
como antes, era el castigo del Supremo Qinn. Con estas censuras, nacieron de
nuevo Leisghan y Trailer, no como los Dioses que eran antes, sino como los
muertos-vivos... Y con el tiempo, a ellos se lo conoc�an como Vampiros...
- En qu� est�s pensando tanto? � pregunt� una voz haciendo
que William volviera a la realidad.
Estaba en la biblioteca principal, sentado en una silla
enfrente de una ventana, sujetando un libro. Como no hab�a a d�nde quedarse
despu�s lo que ha pasado con su apartamento, decidi� quedarse en la base por
algunos d�as hasta que encontrara otro lugar reemplazable.
- No... s�lo estaba leyendo el libro... � respondi� sin
necesidad de fijar de quien era, pues hab�a reconocido su voz.
- Veo que t� puedes leer los libros a rev�s � y ri�
inocentemente � estuve preocupado por ti, pues he escuchado rumores que hab�as
muerto.
William mostr� una sonrisa corta, pero sincera en todos los
sentidos. Era el �nico a quien lo consideraba como su verdadero amigo. Lo hab�a
conocido desde el entrenamiento y ahora que eran cazadores profesionales, se
hab�an convertido en colegas. Bueno, �l estaba en nivel Ay el otro en C. Pero la
diferencia de sus poderes no era raz�n de estarse lejos uno a otro.
- Sabes que no morir� f�cilmente
- Eso tiene raz�n � y otra sonrisa � y bueno, qu� te ha dicho
el viejo burl�n (apodo del comandante)?.
- Nada en especial, s�lo me explicaba algo de la Saga...
- Saga? �repiti� la �ltima palabra con una cara de confusi�n
� y dime, qu� se trataba?
- Bueno... � y record� lo que hab�a dicho su jefe.
-� A final, estamos luchando contra un Dios � - opin�
William.
- � Mejor dicho, era un Dios... Ahora s�lo es un ser
condenado � - dijo Wolf levant�ndose del sill�n � debes descansar. Tus heridas
son profundas y necesita tiempo para que se curen por completo.
- � Y qu� pas� despu�s?�
- � No lo s�... Pues una parte del manuscrito fue destruido
en el a�o 1763 cuando hubo un incendio en la base central. Desde aquel entonces,
nadie sabe del todo... a excepci�n de...
- � Black... � agreg� r�pidamente � pues �l lo ha vivido
todo... �
-� Si... �l es Trailer, pero con el tiempo, adopt� el nombre
Black cuando el vampirismo fue revelado a la humanidad �.
William comenz� a entender mejor la situaci�n en que estaba
viviendo. Tanto de sus enemigos como de sus aliados.
-� Si los vampiros vinieron de Trailer, creo que somos de
Leisghan � � continu� de la forma m�s indiferente posible.
-� Me temo que s�... Pero a final, somos de la misma
familia... una familia condenada...� � expres� el comandante dirigi�ndose hacia
la puerta.
-� Y qu� significa el poder SORA?� - pregunt� antes que el
anciano saliera de la sala. - � A qu� se debe esta diferencia de poder?�
-� SORA es el resto de poder que se ha quedado en la alma de
los Dioses condenados. Recuerdas que los Supremos han quitado su poder, pero no
del todo... Esos poderes ps�quicos y f�sicos que usan tanto las bestias como los
cazadores, son los poderes de los antiguos Dioses � - explic� estando en el
umbral de la puerta.
-� Y una �ltima pregunta... Por qu� no haz dicho a otros
cazadores sobre la Saga?�
Esta vez, el comandante tard� de responderla.
-� A final, la guerra continua... por qu� ha de saber la
causa de la lucha si estamos condenado a luchar por siempre... Hay cierta cosa
que es mejor no saberlo, y creo que �sta tambi�n... �
- No es nada especial � dijo William mirando los ojos
curiosos de su amigo. � nada en especial...
- No te creo � dijo Pierro dejando escapar alguna risa �
William, eres p�simo cuando se trata de mentir... Pero no voy a insistir. A
final eres tan terco como el burro...
- Qu� dices � manifest� su enfado, pero pronto sonri�. Era
una de las cualidades que a �l le gustaba, dejar de insistir las cosas.
Desde hace tiempo, sab�a que Pierro estaba completamente
enamorado de �l. Esos brillos en sus ojos deduc�an que lo estaban. Pero William
nunca se atrevi� a tocar a su amigo. Sab�a que la amistad y el amor nunca debe
mezclarse, por m�s que parecieran iguales en mucho sentido. Pierro era su mejor
amigo, el �nica que comprend�a sus sentimientos, el �nico que entend�a sus
caprichos y el �nico con quien pod�a contar su compa��a cuando sent�a solo.
- William, yo... quiero... decirte...
- Bueno, ahora no es un buen momento para eso � dijo William
apuntando con su dedo hacia una direcci�n. Pierro volte� para ver que era. Era
el capit�n Schwan con una expresi�n dura en su rostro.
Ruborizando su rostro, Pierro salud� a su superior agachando
su cabeza.
- Bueno, tengo que irme... Tengo unos asuntos que resolver...
� dijo a William con un rostro nervioso � con su permiso, capit�n � y se retir�
lo m�s r�pido posible.
- Veo que estabas divirtiendo con tu amigo � dijo Schwan al
estarse solos.
- Veo que aun no te haz por vencido, capit�n � expres�
fijando su mirada hacia la pagina del libro. � sabes que lo nuestro ha
terminado...
- Sabes que soy obstinado...
- Era algo que no me gustaba de ti...
- Pero si esto � y lo sorprendi� con un beso � s� que te
gustaba esto de mi... � y sigui� bes�ndole salvajemente.
Por un lado, William puso resistir usando sus poderes, pero
por otro lado, dejaba que el sujeto lo dominara. Sinceramente le gustaba que lo
trate como una posesi�n, como un objeto de placer, como un animal en celo. De
todas formas, era su otra pasi�n despu�s de la caser�a, un sexo sin compromiso.
- Despu�s de todo, un poco de sexo entre nosotros, no estar�a
mal � dijo William sonriendo ir�nicamente y dej� que el sujeto regocijara su
cuerpo a su manera.
Cuando Albert abri� sus ojos, vio la cara dormida de Black a
su lado. Diligentemente, llev� su mano para tocar su mejilla... Fr�a, fr�a como
un hielo... Hab�a tenido de costumbre, una noche bastante agitada. Despu�s de
todo, Black hab�a regresado reci�n en el fin de semana dejando a Albert m�s que
ansioso, sino desesperado de ser pose�do. Fue una noche con lleno de placer...
Eso justificaba el dolor de su cuerpo, pero tambi�n la satisfacci�n que viene
despu�s del orgasmo. Pero por otro lado, sent�a un vac�o en su mente. A lo mejor
estaba pensando mucho, mucho por una simple cuesti�n l�gica. En fin, hab�a
decidido quedarse con �l porque lo quiso. Sab�a que Black lo amaba, que nunca le
har�a da�o, que nunca lo lastimar�a, que nunca lo traicionar�a... pero aun con
eso no bastaba llenar el vac�o de su mente. Por qu�?...
- Buenos d�as, mi �ngel � dijo Black abriendo lentamente sus
ojos.
Por unos instantes, Albert mir� esos par de ojos plateados
como si apreciara un par de joyas preciosas. Joyas que nunca lo pertenecer�an...
- Qu� sucede? � y lo rode� entre sus brazos, suspirando entre
sus cabellos.
- No es nada... � y cerr� sus ojos. Sent�a su piel fr�a como
una capa de nieve cubriendo su cuerpo.
- Enojado? � pregunt� apretando suavemente su barbilla para
que fijara sus ojos � a�n sigues enojado conmigo por no dejarte ir al colegio?
Un suspiro brot� en su labio en vez de la respuesta.
- Sabes que es muy riesgoso salir solo afuera... Sabes que
tengo muchos enemigos � dijo Black bes�ndole suavemente en su mejilla. � Har�n
lo posible para separarnos...
- Ya s�... los cazadores... � dijo Albert dando otro suspiro.
- No s�lo ellos... � y se levant� de la cama y busc� una bata
para cubrir su cuerpo. � Hay muchos que me quieren ver muerto... Incluso dentro
de esta casa...
- Qu� dices?... Piensas que uno de los tuyos ser� capaz de
traicionarte...
- Por qu� no?... Si ya he experimentado la traici�n de mi
mejor amigo... Y tambi�n de mi mejor aliado... � y corri� la cortina para que la
luz de Sol entrara a la habitaci�n.
- Algunas veces pienso que morir� en manos de la persona que
m�s amo... � y se acerc� a Albert quien lo miraba con los ojos sobrecogidos.
Y los dos miraron con sus rostro prudentes, como el dicho
fuese algo en serio. Pronto, Albert empez� a re�r pensando que era s�lo una
broma de su amante. Entre risas dijo:
- Pero t� nunca podr�s morir... � e intentando levantarse,
pero el dolor caus� que gimiera un poco.
- No te muevas, a�n... � y lo bes� en su labio � debes
descansar...
- Pero hoy planeamos ir al cine... � protest� poniendo una
cara triste.
- Si quieres, puedo ordenar que instalen un equipo de cinema
aqu�. As� podemos ver la pel�cula sin que salgamos � y sonri� como un ni�o
feliz.
- Esta bien, si puedo estar contigo todo el d�a, el lugar es
menos importante...
Cuando el ascensor lleg� al penthouse y lo primero que top�
Bill, eran unos cuerpos desnudos de mujeres y hombres tirados en el piso.
Aparentemente todos ellos sin vida. Entre ellos, hab�a uno que se mov�a
perezosamente entre los cueros curtidos de los animales. Era Justin quien abri�
sus ojos para ver quien era su convidado.
- Veo que tuviste tu propia fiesta de bienvenida � dijo Bill
desviando su mirada hacia el otro �ngulo, pues el joven estaba completamente
desnudo.
- Quise invitarte, pero no consegu� ubicarte a tiempo, amor �
dijo Justin tir�ndole besos en el aire.
- Ya basta de juegos, Justin � y se sent� en un sill�n, no
antes de quitar las ropas que estaban all� tiradas.
- Sabes que siempre hablo en serio, al menos contigo � y se
levant�, camin� hacia a �l con suma delicadeza, como si estuviera modelando �
eso sabes muy bien, mi amor...
- Ya basta de llamarme as�...
- Por qu�?... Si eres un amor para m� � y se acerc� su labio
� s� que aun me quieres... � y se sent� sobre sus rodillas, abriendo sus piernas
lo m�s que pod�a.
Bill vir� su mirada cerrando sus ojos. No quer�a caer de
nuevo en su juego de placer. Para Justin, el sexo era s�lo una actividad f�sica
que deb�a practicarse diariamente, sin importar con quien fuese.
- S� que me quieres... aun intentas ocultar tus pensamientos
en el fondo de su conciencia, yo puedo leer la sinceridad en tus ojos � dijo
lamiendo con su lengua la mejilla de su oponente � buen sabor...
- Ya basta! � y quiso levantarse pero unos manos expectantes
en su pecho hizo que se cayera en su asiento.
- Ad�nde piensas irte?... La fiesta a�n no ha acabado, amor �
dijo esta vez sujetando su cara con sus dos manos para que le mirara a sus ojos.
� sabes que no puedes hacer nada...
Y intent� besar sus labios, pero no le correspondi�.
- Bueno, al menos tengo tu cuerpo para besar � y entre risa,
lami� su cuello, una y otra vez como si tuviera la intenci�n de clavarle sus
comillos. Con sus manos expertas, desboton� uno por uno, sin prisa. Sab�a que a
Bill le gustaba bien lento. Cuando su t�rax perfecto estaba a su vista, �ste
empez� hundirle de besos, cuando lleg� a nivel de su mamila la cual succion� con
pasi�n provocando a que se escapara unos gemidos a Bill.
- Ves... te gusta... amor... � y succion� la otra con misma
delicadeza.
- Ya basta! � grit� Bill furiosamente, pero antes que pusiera
en pie, un dolor intenso impidi� su acto. Con cara sorprendida, vio la causa.
Justin hab�a clavado sus dedos en su hombro derecho donde flu�a su sangre,
sangre negra...
- Te dije que no escapar�s � y tosi� su mano haciendo que la
herida sea m�s grave.
Hab�a un leve quejido de dolor en el rostro de Bill, pero no
exclam� ni mucho menos agredi�. Sab�a como era Justin. Un ni�o caprichoso y
terco que consigue las cosas de su manera. No ser�a extra�o que hayan muerto
muchos de sus amantes en sus manos, aunque de verdad eran sus juguetes
preferidos. Justin era as�, un chiquillo agresivo y opresor.
Sin importar la herida de su oponente, pues sab�a que pronto
sanar�a, continu� su acto desliz�ndose lentamente hasta que su cabeza se quedara
a la altura de su pantal�n. Como todo un experto baj� la cremallera con su boca
con los movimientos bien sexuales. Y cuando por fin tuvo acceso, con los ojos de
desilusi�n agarr� su sexo.
- Tu verga no est� listo... � y solt� su risa de siempre,
como la de un ni�o inocente. � pero tengo la soluci�n...
Y empez� a lamerlo, primero en la punta y luego hacia m�s
fondo, con cari�o y ternura que �l estaba acostumbrado. Con sus manos expertas,
empez� a dar masajes a sus test�culos. Cuando el objeto emprendi� a crecer, una
sonrisa de victoria dibuj� en su labio. Y sigui� d�ndole atenci�n, lami�ndole,
chup�ndole, succion�ndole con mucho placer.. hasta que indicaba que todo estaba
listo.
Sabiendo que Bill no lo cooperar�a, Justin se coloc� de nuevo
en el musculoso vientre donde pod�a sentir el contacto de su sexo erecto lo cual
guiando con su mano, ubic� justo en su entrada donde a�n hab�a el resto de semen
de los otros placeres de la noche pasada. Y de un solo golpe, dej� caer su peso
haciendo que la penetraci�n sea brusca. Los dos no contuvieron su gemido de
dolor. Sin perder tiempo, Justin empez� a mover broncamente, subiendo y bajando,
gimiendo suavemente. Pero cuando abri� sus ojos para ver el rostro de Bill, el
acto se detuvo como el fin del espect�culo. Era un rostro sin sentimiento. Ni de
placer, ni de odio... algo que a Justin no goz� para nada.
Enfurecido, se levant� y ech� a Bill de la silla dejando que
cayera entre los cad�veres. Sorprendido por el repentino cambio de conducta,
Bill se qued� atolondrado.
- Y si no viniste para cogerme... Para qu� viniste? �
pregunt� Justin visti�ndose una bata de seda a estilo japon�s.
Quiz�s esperaba algo de �l.. Qu� fingiera algo por �l... pero
no... Bill nunca cambiar�a, como Justin.
- My lord quiere que investiguemos algo. Parece que hay unos
movimientos sospechosos en el �rea de Zin � dijo Bill arregl�ndose su ropa.
- Zin... Zillger... nuestro antiguo l�der y ex-miembro de la
caballer�a... �se s� sab�a coger � y disimul� con sus manos el tama�o de su
verga entre risas. � Y c�mo ha estado, nuestro querido enemigo?...
- Desde que te fuiste, Zin aument� su territorio. Incluso
hemos perdido el �rea 34 sureste y 21 del noreste. Sinceramente, a este nivel
opino que el n�mero de sus aliados sobrepasa lo del nuestro � dijo Bill con una
expresi�n seria.
- Ya veo... Eso le pasa porque Black fue demasiado generoso
con �l. Aunque antes fuese uno de nosotros, no significa que debemos tener
compasi�n. Si es enemigo, debe eliminarlo � opin� Justin dirigi�ndose al bar
para preparar unas bebidas.
- Eso si... � y se puso a pensar.
La verdad, la traici�n de Zin Zillger fue algo inesperado.
Fue un golpe que cay� hace unas d�cadas atr�s. Quiz�s aquel cambio hizo que
Black tomara ciertas actitudes, de hecho nunca hab�a visto tan distra�do cuando
se trataba de la provincia. Antes quer�a tenerlo todo, todo bajo su poder, pero
ahora... Y desde que lleg� Albert en su mundo, Black hab�a convertido en un le�n
sin garras, pero eso no significa que est� fuera del mandato. Pues de todas
formas, Black era el rey, el hijo de la noche, el condenado...
- Me temo que debo irme... contigo � y gru�� Justin tir�ndole
un vaso de vodka.
- Y si... sabemos que Zin es peligroso, aunque no creo tanto
como vos - y solt� una risa.
Continuar�...
NOTA: y como me han pedido, he escrito ese capitulo en un fin
de semana, dejando para atr�s todo mis compromisos, concentr�ndome
exclusivamente con la intenci�n de salvar la historia... Si aun as� sigue
p�sima, sorry... pues creo que no soy digna para esto (�_�). Pero si le
gustaron, bueno, por lo menos vali� la pena... Creo que a este nivel, la
historia est� bastante interesante. Ya sabemos c�mo surgieron los vampiros y los
cazadores (en mi manera...ji..) y tambi�n el pasado de las protagonistas. Espero
aclarar todas las tonter�as que escrib� en los cap�tulos anteriores... Gracias
por los msj y comentarios... hasta la pr�xima.... Besos!