Por Wilsi

Me dio mucho dolor que mi hermana Lor antepusiera sus
sentimientos hacia m� por unos perfectos extra�os. Cuando estuvimos con Cristo
Jes�s a ambas nos gustaba y fue nuestro primer hombre; con la prima Manuela fue
algo de familia que ambas compartimos, pero �qu� me cambiara porque le gustaba
un hombre? Y peor, �qu� le gustara otra mujer?

No s� que me estaba pasando, quiz�s eran celos, pero no pod�a
evitarlo. Cristo Jes�s era de ambas (pero no puedo negar que ella me invit� a
estar tambi�n con el profesor); con Manuela no hab�a problema, pues, adem�s de
ser prima, era solo una gochita de doce a�os, �Lor podr�a cambiarme por una
carajita? No, no lo har�a, pero� �y por una mujer? Quiz�s ese era mi problema,
que Silfa si era toda una mujer y estaba m�s buena que yo. Eso creo.

No me atrevo a decir una mala palabra en la calle y soy muy
educada, pero en la soledad cuando escribo estas cosas, pienso las mil y un
obscenidades y digo las groser�as m�s escabrosas, porque creo que el ser humano
es eso, alguien que se comporta, seg�n el sitio y las condiciones donde est�.

Yo no estaba acostumbrada tampoco a andar de rama
en rama, y, el hecho de que mi hermana se acostara con un tipo no estaba
mal, pero �ten�a que ser con un viejo? Le llevaba por lo menos diecis�is a�os,
que a cierta edad de madurez ni se nota, pero mi hermana se ve�a muy carajita
ante �l. Claro, tampoco es que era vox populi su relaci�n, pero a m�, a
m� me daba arrechera.

Mi hermana es muy linda, �qu� ten�a que hacer con un tipo
casado? Eso estaba mal. No es que ella fuera la otra, la amante
como tal, porque la misma Silfa se lo estaba permitiendo. Mi hermana igual
estaba siendo muy puta y Silfa una cabrona.

Reconozco que me dio mucha rabia cuando Lor me cont� de la
proposici�n y m�s que recato, fueron los celos los que me mataron y me hicieron
arrecharme con ella. Lor no es tan lesbiana como yo, puede estar con los tipos
que quiera, pero �con otra mujer? Insisto: ambas quedamos en sernos fiel y ella
me traicion�. No es que sea prohibido el estar con otra chica, porque eso no es
menos prohibido que el estar conmigo, solo que�, yo la quiero mucho y la
necesito.

S� que estuvo con ellos aquel d�a y s� que se escap� la otra
noche y la pas� en casa de Silfa. Vi cuando sali� y estuve despierta hasta que
regres�. No soy la misma tonta de antes y no me chupo el dedo. Por eso, cuando
Lor intent� hablarme una vez m�s, no pude evitar el dec�rselo y recriminarle por
volverse puta otra vez. Ese d�a discutimos mucho y nos dijimos hasta del mal que
nos �bamos a morir.

-�Sabes que, Wilsi, me sabe a mierda lo que pienses!- me
grit� ella- Eres una ego�sta y desde hoy no me importa lo que sienta por ti. Por
lo menos esa gente est� pendiente de m� y me valoran.

-��Ah, s�?! �Entonces vete al carajo con ellos y cuando se te
salgan las cosas de las manos no vengas llorando como una carajita!

La discusi�n se torn� a�n m�s fuerte y en medio de l�grimas,
quise decirle que la amaba y que solo estaba celosa, pero no di mi brazo a
torcer y la dej� que se fuera arrecha para la calle.

Esa noche estuve pendiente, la vi salir nuevamente del
cuarto, salir al patio y saltar el muro. Iba vestida con un short azul, franela
corta y esta vez no llevaba zapatos. Me dio rabia que lo hiciera y envidia
quiz�s, porque mientras yo estaba all�, trag�ndome mi arrechera ella estaba all�
arriba, gozando una bola. Si alguno de mis padres se levantaba y se le
ocurr�a ir al cuarto de Lor, se armar�a el peo.

Yo no deseaba que esto pasara, por eso siempre estaba
pendiente, pero co�o, la verdad es que hubiese preferido saltar el muro tambi�n.

�Y por qu� no? Solo bastaba saltar y unirme a ellos. Estoy
segura que m iban a recibir con los brazos abiertos, pero no�, mejor no.

Intent� devolverme al interior de la casa, pero algo me
detuvo. "Salta el muro", me dijo una voz, mi conciencia mala tal vez. "No lo
hagas", me dijo mi conciencia buena. Carajo, no s� que pas�, pero sin darme
cuenta ya me estaba trepando por la pared y saltaba hacia la casa de los
vecinos. Me colgu� cautelosamente por el �rbol hasta llegar al pasillo del piso
superior y me asom� por la ventana.

All�, en la semipenumbra, se estaba desarrollando una escena
xxx que nada ten�a que envidiarle a ninguna pel�cula barata. Mi hermana estaba
sentada sobre el profesor y se cog�a a si misma mientras Silfa estaba abrazada a
ella y se basaban apasionadamente.

Me dio rabia verlos en ese plan, pero �qu� co�os hac�a yo
all�, espi�ndolos? Ten�a tres opciones: o lo estaba haciendo para chantajear a
mi hermana, lo cual no iba a funcionar porque un chantaje entre nosotras no
valdr�a de nada porque ambas est�bamos empatucadas del mismo barro;
segundo, me ir�a de pajudita con mis padres, lo que tampoco era cierto porque no
soy una chismosa, o; tercero, me estaba gustando la vaina.

Eso �ltimo sonaba m�s l�gico, porque la verdad es que me
hubiese gustado entrar y unirme al revolc�n, pero no me atrev�.

Me conform� entonces con meter mi mano bajo el calz�n, bajo
la pantaleta y hacerme una paja, mientras hac�a de fisgona. Mi otra mano se
meti� bajo la franela y juguete� con mis tetas y pellizc� mis pezones
delirantemente, mientras espiaba a mi hermana y a sus amantes en plena joda.

Pasaron por lo menos dos horas y yo me paje� en aquel pasillo
fr�o sin dejar de mirar como ese tipo se cog�a a mi hermana por cualquier lado y
lo mismo hac�a con su esposa. Verga, mi hermana la estaba pasando muy bien sin
m�. All� estaba, echada en la cama mientras le mamaba el bicho a ese tipo. Le
lam�a los huevos y lo pajeara al mismo tiempo y su esposa; �ja!, ella se gozaba
la poncha de mi hermana (�Mi poncha!).

Me levant� molesta y con cuidado volv�a a mi casa. Las
l�grimas corr�an por mis mejillas y las ganas de matar a Lor eran cada vez m�s
intensas. Yo no era capaz de matarla en verdad, pero si de darle una buena
paliza.

Estuve pendiente hasta las cuatro de la madrugada cuando mi
hermana volvi�. Si no hubiesen estado mis padres all�, en la casa, la hubiese
matado a co�azos.

Esa ma�ana me qued� en casa y busqu� una excusa entupida para
no ir a la escuela. Dorm� toda la ma�ana y medit� mucho. Cuando Lor regres� yo
estaba en la ducha. Ten�a all� al menos veinte minutos gastando agua y tratando
de enfriarme el cuerpo. Recordaba mis experiencias con ella y lo que vi en la
madrugada en casa de los vecinos.

No pude evitar que una de mis manos comenzara a acariciara
una de mis tetas y a pellizcar el pez�n. Un rato despu�s, la otra mano estaba en
mi poncha y mis dedos entraban y sal�an de ella como perro por su casa.
Estaba excitada, pero la arrechera y la frustraci�n no me dejaban concentrar,
as� que me dej� caer y termin� sentada el suelo mojado. Llor� amargamente y
quise salir de all� y gritarle a Lor en su cara que la odiaba.

Me acurruqu� como una ni�a malcriada y, por instinto quiz�s,
mis manos comenzaron a estrujar mis tetas salvajemente. Quer�a arranc�rmelas,
magull�rmelas�, no s�. Creo que mis gemidos no eran muy fuertes, pues trataba de
reprimirlo, pero el lugar era tan chiquito que hac�a eco. En unos minutos, ya me
estaba masajeando la panza y apret�ndome el abdomen, hasta que termin� con ambas
manos masaje�ndome la poncha.

Creo que estaba como loca y estruj�ndome a rabiar, hasta
ten�a un dedo en el culo, cuando escuch� la voz de mi hermana afuera.

-�Wilsi, qu� haces? Yo�

Y corri� la puerta del ba�o para encontrarme en plena paja.

-�Oye, te est�s pajeando! �Qu� bien!-dijo sonriente.

-�No es tu problema lo que yo haga!- contest� con aspereza al
tiempo que me levantaba- �No te han ense�ado a tocar la puerta? �A respetar la
intimidad de los dem�s?

-�Y desde cuando tengo yo que tocar tu puerta o dejar de
verte si quiero?

-�Desde el momento en que preferiste cambiarme por lo
vecinos!

-Wilsi. Ya est� bien. No he estado otra vez con ellos, yo�

-�No mientas! �O es que me vas a negar que antenoche y anoche
mismo estuviste en casa de ellos?

Lor se timbr�.

-��A-a qu� te refieres?!

-�Te vi!

-��M-me viste?! �D�nde?

-�No te hagas la gafa, te vi cuando llegaste la otra noche
casi al amanecer y anoche te segu� hasta la casa de los vecinos! �Lo vas a
negar?

Lor se qued� callada.

-�Vas negar que estabas all�, revolc�ndote en la cama con
ellos?

-��Qu�?! ��Estabas all�?!

-�Si, en el pasillo, vi�ndote como te revolcabas con ellos
como la propia puta con ese tipo y la cabrona de su mujer!

-�E-eres una� �Desgraciada!!

Me molest� tanto lo que dije que la tom� por la franela y la
met� a la ducha, golpe�ndola con fuerza contra una de las paredes.

-�La desgraciada eres t�!- le grit� con mi cara muy cerquita
a la de ella- �Qu� crees que pensar�an nuestros padres si les voy con el cuento?

-�Pues, cu�ntaselo y yo les dir� que tu y yo tambi�n nos
hemos acostado! �Tienes rabo de paja!

-�Puedo negarlo todo, zorra, pero no me interesa decirle nada
a ellos! Pero, �sabes qu�? �Eres t� la que me decepcionas y a la que me provoca
darle un par de cachetadas!

-��Y entonces por qu�, co�o no me las das?! �As� pasas tu
rabia de una vez!

-��Eso es lo que quieres?!

-�Pues, s�, p�game ya y deja las pajas!

No aguant� m�s y le di par de cachetadas. Ella trat� de
forcejear y volv�a cachetearla. Sac� fuerzas quien sabe de donde y me empuj�
fuera de la ducha. Yo la estaba agarrando por la franela y ella, me abraz� con
violencia y me empuj� hasta que ca�amos y rodamos por todo el suelo. Parec�amos
dos fieras, revolc�ndonos y grit�ndonos las mil y un groser�as.

Yo estaba completamente desnuda y bastante mojada, lo que me
permit�a escurrirme y caerle encima para co�asearla. M�s de una vez me sent�
sobre ella y la golpe�. Lor estaba vestida con un short blanco muy pegadito y
una franela cortita que ten�a un coraz�n rojo estampado en el pecho.

-��Te gusta joder, verdad?!- le dije sin dejar de
cachetearla- ��Te gusta tirar, no?!

Y la tom� por el cuello tratando de ahogarla. Una rabia
inmensa me carcom�a las entra�as y aunque ella me tomaba de las manos o me
golpeaba en la espalda, yo segu� apretando hasta que la vi ponerse morada.

-�Te odio Lor!- le grit�.

Segu� apret�ndola con una mano mientras con la otra le
pellizcaba o le golpeaba salvajemente las tetas. A ella le dol�a y yo, disfrut�
morbosamente de halarle las tetas y de magull�rselas hasta casi arranc�rselas.

-�Te gusta que te den duro, no?- le grit� ech�ndome a un lado
y apret�ndole salvajemente su poncha sobre el short como si mi mano fuese una
tenaza.

Lor grit� ahogadamente y yo, enloquec�a cada vez m�s
golpe�ndole y apret�ndole su entrepierna. Ella estaba llorando y yo, no pude
evitar hacer lo mismo. Perd� el control, y mi hermana volvi� a sacar fuerzas y
nos dimos otra revolcada. Cada mueble, silla, cortina..., estaban por el suelo.
La habitaci�n era un desastre.

-�Te odio, puta!- le grit� a Lor sin dejar de cachetearla.

-�Y- yo tambi�n, desgraciada!- mascull� ella, defendi�ndose
como pod�a.

-�Yo solo quer�a que fu�semos una para la otra!- chill�.

-�Eres t� la del problema, porque yo nunca te enga��, m�s
bien te invit� a estar conmigo y t� no quisiste!

-�C�llate, puta!

-�No, no entiendo cual es tu arrechera porque pudiste haberla
pasado bien, y�

-�C�llate! �No entiendes nada!

-��Qu� tengo que entender?!

-�Qu� estoy celosa, co�o!

Ahora si que me hab�a delatado y eso me molest� m�s. Seguimos
forcejeando en aquel suelo desordenado y termin� al lado de Lor grit�ndole que
estaba celosa y llorando como una carajita. Mi hermana gritaba tambi�n y creo
que ninguna nos entend�amos nada.

No s� como, pero en medio del revolc�n, de la ceguera y los
gritos, le pegu� mi boca a la de Lor y terminamos�bueno, d�ndonos un beso
bestial.

Yo nunca hab�a besado a alguien de esa manera tan escabrosa y
obscena. Nos met�amos o nos chup�bamos las lenguas, nos lam�amos la cara, los
labios, nos lam�amos el cuello� nos acarici�bamos la puntita de las lenguas y
creo que esa tarde, tragu� la saliva de mi hermana m�s que nunca.

-�P-perd�name, hermanita!- mascull� sin dejar de lamer su
lengua.

-�No, perd�name t� por haber sido tan ego�sta contigo!-
mascull� ella sin dejar de acariciarme.

All�, sobre el piso fr�o, Lor y yo, volvimos a reconciliarnos
y a jurarnos una y mil veces que ya no �bamos a pelear. All� mismo, entre beso y
beso, firmamos un armisticio de paz. Yo me lam� la sangre de sus labios y
nariz y ella se lami� la m�a y ese sabor a sangre, fue m�s que una cochinada, un
pacto de amor eterno.

Arrodilladas, le levant� la franela y me dediqu� a mamarle
las tetas, magulladas por mis golpes.

-�C�metelas, son tuyas!- gimi� Lor y yo, pose�da por un
demonio, se las mord� y chup� como nunca.

Le saqu� la franela, luego le baj� el short y la dej�
desnuda. La acost� nuevamente en el piso y hund� mi cara en sus tetas. Se las
mam� durante una eternidad y mi hermana jadeaba como demente. Despu�s, tom� sus
senos con mis manos y me las estruj� en la cara, lami�ndolas como pod�a. Lor
explot� de placer y la escuch� gemir y gritar desesperadamente. Quiz�s los
vecinos nos iban a escuchar, pero esta vez me dio igual. No era momento para
estar pensando en mariqueras, sino de amar.

Baj� poco a poco y me detuve en su poncha para deleitarme con
el divino manjar. Ten�a tiempo que no mamaba, as� que me sent� como una perra
hambrienta, masticando hueso o carne.

Le levant� las piernas a Lor y me atrev� a propinarle un rico
beso negro. Verga, no cre� que me gustara tanto, meterle la lengua en el culo y
probar su sabor.

Ambas est�bamos bien sudadas y magulladas, pero a�n as�, nos
revolc�bamos en ese fr�o piso que nos serv�a de lecho amoroso. Busqu� con la
mirada algo que pudiese servirme para meterle all�, pero nada, solo hab�a una
escoba y una pala. �Y por qu� no?

Alargu� la mano y tom� la pala, le saqu� el palo y cuando Lor
entendi� lo que yo iba a hacerle, ya yo ten�a la punta de garrote colocada en su
culo y comenzaba a empujar. Mi hermana peg� un grito que me asust� mucho.

-�Te duele?- le pregunt� deteni�ndome.

-�S�, pero no te detengas, m�telo todo!

�Todo? No que va, el palo media al menos un metro de largo,
si se lo met�a todo le iba a reventar las entra�as. A�n as�, comenc� a meterlo y
a sacarlo ayudada por los jugos que emanaban de la poncha de mi hermana y que
serv�an para lubricar su culo.

Le met� por lo menos 15 cms y ella chill� de alegr�a, luego
se lo saqu� de golpe, se lo volv� a meter y as�, descubr� que ella estaba muy a
gusto. Entonces comenc� una especie de juego que consist�a en clavarle el palo
una y otra vez como si la estuviese acuchilleando por el culo. Verga, Lor rug�a
y apretaba los dientes para resistir el dolor y yo, solo quer�a clavarle m�s y
m�s el palo� o tomar su lugar.

Un buen rato despu�s, me levant� y me puse el palo en mi
propio culo. Yo tambi�n estaba lubricadita as� que el falo entr� facilito y
comenc� a cogerme a mi misma. Mi hermana estaba all�, boca arriba con las
piernas al aire y yo, de pie, con las piernas semi-flexionadas, me daba lo m�o.

Eso fue genial. Cada vez que yo me empujaba el palo, se lo
empujaba a Lor y as�, nuestros culos se devoraron gran parte del garrote.

Recuerdo que Lor estaba en posici�n de vela, con el
garrote en su culo y con sus piernas enrolladas en mi cintura, yo, agachada,
casi me sentaba sobre ella y me lo hund�a tambi�n.

Despu�s, ambas nos chupamos los extremos del palo (Lor el m�o
y yo el de ella), saboreando nuestros jugos. Luego, ella me acost� en el piso,
me abri� las piernas y comenz� a meterme el palo por delante mientras me pasaba
la lengua tambi�n.

Lor, luego de unos minutos, tom� el cepillo y le sac� el palo
tambi�n. Ahora me toc� a m�, esperar a que hiciera de las suyas. Por delante me
met�a el garrote de la pala y, por detr�s, me meti� el palo del cepillo. Cre�
que me iba a desmayar de tanto dolor y gozo, pero resist� como la mujer que soy
y verga, una r�faga de orgasmos me hicieron enchinar la piel y temblar como si
tuviese mal de san vito.

Nunca hab�a sentido algo as�. Dos palos pinch�ndome por ambas
partes de una forma tan rica, especialmente cuando sent� como se un�an ambas
puntas all�, en mis adentros. Sent� claramente como se tocaban entre las carnes
del culo y la poncha y pens� "�Ser� eso lo que se siente si dos hombres te cogen
as�?" No, deb�a ser mejor.

Nos dimos una rica ducha mientras nos segu�amos amando.
Nadie, nadie pod�a hacer que mi hermana y yo, nos dej�ramos de amar como lo
hac�amos. Nos gustaban los hombres, tambi�n las mujeres, pero Lor y yo,
est�bamos hechas la una para la otra.

Cuando lleg� mam�, mi hermana y yo est�bamos en mi cama,
leyendo nuestros libros como dos ni�as buenas y castas. Desde ese d�a, volvimos
a ser una y nos prepar�bamos para entrar, definitivamente en un mundo m�s
adulto.

Wilsi.

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