Relato: Madre, no pude guardar silencio (1)



Relato: Madre, no pude guardar silencio (1)

MADRE ....NO PUEDO GRADAR SILENCIO....1.-


La verdad es que mi familia directa es bastante reducida, mi
madre Tania, hoy cuarenta y nueve, Loreto mi media hermana, nacida del primer
matrimonio de mi madre, 30 a�os casada con Luis Eduardo, y yo Rafael hoy de 23,
con mi progenitor fallecido hace nueve a�os de un despiadado infarto al
miocardio.



A ra�z de la sorpresiva muerte de mi padre, es que mi vida
cambia radicalmente, de nacer y vivir en una ciudad provinciana distante a mas
de 500 kil�metros al sur de la capital de mi pa�s, (Los Angeles - Chile ) una
muy bella ciudad y con hermosos entornos tanto en el valle, como hacia la
cordillera de Los Andes, o como al mar Pac�fico, donde est�bamos equidistantes.
Yo en ese entonces reci�n terminaba mi ense�anza b�sica, la que en mi pa�s dura
ocho a�os y me alistaba a entrar a proseguir mis estudios en mi ciclo medio, con
cuatro a�os m�s, para reci�n empezar a pensar en ingresar a una Universidad, por
tanto en el per�odo que les estoy relatando contaba con apenas catorce a�os de
edad.



Saben ustedes lo que pasa por la agobiada cabecita de un ni�o
de esa edad, al perder a su padre, tutor y gu�a para siempre, que se queda solo
con su madre y una media hermana, casada y distante a tantos kil�metros de donde
tu vives, seguramente se dan cuenta, pero no les quiero agobiar con un tratado
de psicoan�lisis, mi confesi�n va por otro lado, por el lado donde la vida la
debes aceptar como se te muestra, generosa a veces, esquiva y ego�sta en otras,
pero vida al fin y al cabo, donde tu en conciencia deber�s sacarle el mejor
provecho pues pienso que ello nos ira formando como personas.



De com�n acuerdo con mi madre y otros familiares cercanos.
Loreto mi hermana, me llev� a vivir con ella y su marido a la Capital, Santiago
de Chile, fui aceptado en un muy buen Colegio de Ense�anza Media y r�pidamente
me met� en la vor�gine de estudios, nuevas amistades y ensamblar con los h�bitos
de mi nuevo hogar. Loreto en ese tiempo llevaba algo as� como tres a�os
solamente de casada, muy joven de 22 a�os, trabajaba tres veces a la semana en
una Oficina de Comercio Exterior, donde su marido Luis Eduardo, 31 a�os formaba
parte de la sociedad comercial. Mi querida hermana llev� el cuerpo y los rasgos
de belleza de mi madre, se parec�an como dos gotas de agua, acotando sin dudas
la edad que las separaba y a que mi madre ten�a algunos kilillos de m�s, aunque
armoniosamente distribuidos y que le asentaban muy bien, por lo que a sus a�os
segu�a conquistando suspiros, cosa que a mi en vez de molestarme, me halagaba de
tener una madre tan guapa.



El cambio de residencia y de colegio, me fue entregando otras
visiones y a mostrarme las facetas de otro mundo tan desconocido para mi, que me
sent�a muy feliz y asombrado de todo lo que iba conociendo. En casa era m�s
reservado, aunque muy cooperador en las labores del hogar, cosa que ten�a a mi
hermana muy contenta y en muy buena armon�a con Luis Eduardo, mi medio cu�ado.
Pero, pronto fui notando junto a mi desarrollo f�sico, un tremendo despertar
sexual que aumentaba todo su potencial, al ver a Loreto en casa deambular en
ropa interior o semi desnuda sin importarle mi presencia. A veces se arreglaba
muy sexy y glamorosa para salir a una comida a alg�n club, junto a Luis Eduardo,
y me ped�a cosas, tales c�mo que le subiera el cierre del vestido o por favor
p�same esos calzoncitos de tal color de esa caja y se los calzaba delante m�o
por lo que me dejaba helado ante tan hermosa e imprevista visi�n. Luis Eduardo
entraba apurado como una tromba, cambiaba su vestuario en un minuto y sal�an
raudos. Ella luc�a radiante y atractiva, con un par de piernas engalanadas en
finos zapatos de altos tacos, que se me olvidaba por completo que era mi media
hermana y me iba a mi cuarto con el miembro erecto que ya se me escapaba del
pantal�n, vi�ndome obligado a masturbarme con el deleite que me produc�a la
imagen y figura de Loreto. A veces les escuchaba muy tardes llegar de regreso y
con algunas copas de m�s, luego que se met�an en su dormitorio, desde donde
llegaban a mis adormilados o�dos, la devoci�n con que �l se la devoraba antes de
intentarle hacerle el amor. Una de las cosas que me intrigaba, era que a veces
sus gemidos no parecian de completo placer, si no m�s bien de dolor.


Una de esas noches, muy excitado pero a su vez preocupado, me
levant� en puntas de pie y evitando hacer ruido me acerque hasta su puerta que
hab�a sido dejada semi abierta, ambos desnudos sobre la cama, �l tendido de
espaldas y ella arrodillada con su cabeza perdida entre sus piernas, daba
lecciones lengua y succiones a su miembro y que desde mi posici�n no ve�a, pero
si pod�a observar el hermoso trasero de Loreto y la brillante partidura de una
ansiosa y rasurada vagina que seguramente se encontraba lista para guardar el
falo de Luis Eduardo. En un momento vi a �l cambiar de posici�n con la intenci�n
de penetrarla completamente, ese movimiento a luz encendida dej� ante mi vista
un tremendo miembro, grueso, largo y curvado, ella abierta de piernas y el
tratando de meterle esa tremenda cosa, al parecer la t�cnica de �l era de
penetrarla con solo una porci�n del pene, pues ella gozaba en forma maravillosa,
Esa era mi primera visi�n tan directa de un acto sexual, no me pude aguatar y
acab� convulsivamente saltando mi caliente semen por todos lados.


En vano trat� de no delatar mi posici�n, pero mis
involuntarios movimientos producto de mi incontrolable eyaculaci�n, atrajo la
atenci�n de Loreto, quien me mir� entre sorprendida y agradada, no dijo nada
desde la posici�n en que se encontraba, s�lo atin� a hacerme un gesto con uno de
sus ojos, como aprobando mi espionaje e indic�ndome que se estaba deleitando con
sumo placer. No se como retorne a mi cuarto, esa noche me cost� mucho
reconciliar mi sue�o, las im�genes vistas han pasado a constituir esas cosas
imborrables de mi vida.



Al d�a siguiente todo retorn� a la tranquilidad, pese a mi
preocupaci�n con que me fui a clases por enfrentar a mi medio hermana, al
retornar a casa y en forma muy extra�a para mi, Loreto me enfrent� como si nada
hubiese ocurrido la noche anterior. Yo tampoco quise comentarle nada, pero su
imagen me persegu�a en todo momento. Al d�a siguiente me pidi� le acompa�ara al
Aeropuerto, pues iba a dejar a Luis Eduardo que viajaba a Punta Arenas, quiz�s
la ciudad m�s austral del mundo, lo hacia por ampliar sus negocios. Retornamos
pasadas las diez de la noche a casa, donde ambos est�bamos ahora solos.



S�rvete lo que desees que yo vuelvo enseguida, pues me
voy a poner una vestimenta m�s c�moda--- me dijo ---. Me dirig� a la
heladera y llene un vaso de leche, junto con prepararme un emparedado, me
alistaba a llev�rmelo a mi alcoba cuando apareci� ella, lo hacia cubierta
s�lo de un diminuto calz�n tanga , unos blancos brazier y continuaba
calzando sus tacos altos que la hac�an aparecer como una s�per modelo de TV.
Ella tambi�n se sirvi� un vaso de leche y tom�ndome de una mano me dijo.


Mi peque�o, como hemos quedados solos, quiero que me
acompa�es en mi cama esta noche que soy muy miedosa cuando estoy sola en mi
cuarto --- � Recuerdas cuando dorm�as conmigo cuando eras mas peque�o?


Si, --- lo recuerdo, le respond�,--- pero pensaba para
mi, que esos eran otros tiempos cuando el sexo o el contacto femenino no me
preocupaban, pero ahora ocupaba un primer�simo lugar en mi mente y en mi
cuerpo y la incertidumbre de no tener otra experiencia parecida, elevaban
mis instintos a cien.


Loreto, estaba convertida en toda una potente mujer, su
bien conformado cuerpo armonizaba completamente a su bello rostro de joven
mujer. Ella misma se ocupo de quitarme mi vestuario y acorde a la
temperatura casi veraniega que ten�amos me dej� solo en calzoncillos, abri�
la ropa de la suave cama y se me acogi� a mi lado, sintiendo de inmediato el
perfume de su cuerpo y la suavidad de su piel, sus inquietas manos fue a
tomar mi pene, que indudablemente demostraba una gran diferencia en todo, al
que ella acostumbraba a tener, como es el caso de Luis Eduardo, pero tampoco
me sent�a defraudado pues para mi edad era de buen porte


Rafael ---me dijo insinuante --- �hace un par de noches
te sorprend� espi�ndome mientras hac�a el amor con Luis Eduardo?�Fue por
curiosidad o porque deseabas vernos


La verdad � dije con cierta timidez -- me atrajo la
curiosidad y porque sent� unos quejidos que me parec�an irradiaban dolor,
eso me asust� y quise saber su origen.


Y que descubriste � consult� Loreto


No se, para mi todo ello era nuevo, nunca hab�a visto una
pareja en esa situaci�n, pese a que estaba demasiado excitado, me pareci�
que al ser penetrada por esa tremenda cosa que posee Luis Eduardo, te
causaba cierto dolor, fueron esos mis temores que se me agolparon en la
cabeza al escucharte as�.


Mi nenito --- me dijo --- sin soltar mi pene que se
erectaba a m�s no poder --- Te voy a confesar algo que no se, si estas en
condiciones de entenderme.


Y me habl� que ella hab�a nacido con un peque�o problema
de malformaci�n vaginal, llamado "vaginitis infantil en grado medio"
y de ello s�lo pudo percatarse



al contraer matrimonio con Luis Eduardo, me informo que su
vagina se desarroll� normalmente hasta la mitad de su canal vaginal y hacia el
�tero, tiene una estrechez no desarrollada y eso le causa alg�n grado de dolor
al hacer el amor con su marido, del que ya les he relatado posee un miembro
que bien merece un premio. En consulta con su ginec�logo, este le ha indicado
que lo suyo tiene soluci�n pero debe someterse a una intervenci�n quir�rgica,
a la cual se ha resistido por tenerle verdadero terror, pero tambi�n le dijo
el m�dico que al hacerlo con un m�s reducido en envergadura, no deber�a tener
problemas.


Esa era nuestra noche, ella estaba decidida a experimentar
con un pene m�s reducido como el de un muchacho de catorce y yo ansioso por
hacerlo por primera vez con una mujer, sin importarme que ella fuera mi so�ada
medio hermana.


Nos entregamos con verdadera pasi�n al acto, ella era mi
ardiente gu�a y yo su embelesado alumno, la penetr� completamente sin sentir
sus acostumbrado quejidos de dolor, sino gemidos de mucho placer que me
incitaban ha hac�rselo m�s fuerte y m�s profundo con un deleite para m� nunca
experimentado. En pleno mete y saca, contemplaba su hermoso rostro y lo bien
que lo estaba pasando, pero una tremenda fantas�a invadi� mis sentidos por
completo, sent�a que ese rostro y de ese cuerpo en constante movimiento como
respuestas a mis envestidas, era el de mi madre --- realmente extra�o
lo que me suced�a --- y evoc�ndola a ella, en vez de producirme una
disminuci�n de mis deseos y un rechazo a lo que estaba haciendo, muy por lo
contrario, les confieso que de solo pensar en esa posibilidad, me produc�a una
excitaci�n casi incontrolable, la que pronto me hizo eyacular con una
sensaci�n tan placentera que influ� para que tambi�n Loreto obtuviera su
orgasmo n�mero tres en ese s�lo acto.


Esa noche logramos fundir nuestros j�venes cuerpos un par
de veces m�s, con tanto o m�s placer que en un principio.



Al d�a siguiente despert� en su cama, con mi pene
fuertemente erecto, justo en el momento en que ella se desped�a con un beso
pues se marchaba a su trabajo. Al observarla tan radiante y apetecible no
resist� y corr� tras ella, me suplic� que guardara mis deseos para su regreso,
pero yo desnudo y armado, cual ni�o goloso y mal criado, me enrolle en su
delicioso cuerpo, palpando enloquecido con mis manos sus partes m�s intimas,
su fragilidad de mujer ardiente la vi sucumbir r�pidamente y como pude la
arrastre hasta un sof� de la sala de estar, la incline hacia delante y
separando sus diminutos calzoncitos la penetr� insaciablemente mientras ella,
en cuanto se sinti� penetrada, cooper� con mucho deleite para hacerme
nuevamente gozar y por a�adiduras gozar ella intensamente.


Ese era mi despertar sexual, con la fuerza y la
inconciencia de un muchacho pr�ximo a cumplir los quince, en que su hambre de
sexo se desata en su propia casa, donde con la participativa complicidad de su
media hermana, se nutre y sacia su voraz apetito, cuyo �nico l�mite lo pone la
propia Loreto y que es : Guardar el secreto y salir bien en los estudios, pues
si estos �ltimos desmejoraban, el castigo ser�a limitar los encuentros
sexuales, cosa que no estaba dispuesto a perder por ning�n motivo.



�Urraca! --- Afortunadamente y pese a que mi mente la ten�a
medio embobada en el sexo, result� ser un buen estudiante, negar�a si les digo
que me fue f�cil lograrlo, para nada , pues por un lado, Loreto empez� a
controlar nuestros encuentros, dado que a pesar que yo notaba que ella
disfrutaba enormemente del sexo, tambi�n deb�a de continuar trabajando y
cumpliendo su rol de esposa, frente a un s�per macho que ten�a como marido y
por otro lado ahora yo viv�a sobre excitado, en atenci�n que a esa edad ya
sab�a yo lo que era mantener una relaci�n con una mujer y como mi colegio era
mixto, ve�a en cada una de mis compa�eras, como una potencial pareja de cama y
que les digo de algunas profesoras j�venes y no tan j�venes, a quienes las
so�aba desnudas y complacientes imagin�ndolas a Loreto. Es por eso que no me
era f�cil ocupar mi mente cien por cien en mis estudios.



Nos quedamos hasta aqu� por ahora, pero si le gust� mi
relato, este lo encontrar� en el siguiente cap�tulo, donde les relatare cosas
muy erotizante que me han sucedido despu�s de este relato.



Rafael...




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