Ha sido un fin de semana perfecto. Lo vivido ayer con Rub�n
me colma de felicidad. El descubrimiento de Marcos, aunque con cierto recelo, ya
que no me apetece compartir a mi chico, ha supuesto una experiencia �nica.
Antes de desayunar voy a dejar todo preparado, pues comer�
con mis padres, como todos los domingos.
Hemos quedado en vernos con Rub�n en el parque a mediod�a. Me
apetece despedirme de �l como se merece, pero creo que no ser� posible, as� que
tendr� que conformarme con estar juntos ese rato y esperar la siguiente ocasi�n.
-Que, �ya estas despierto? �es Marcos, que entra en mi
habitaci�n.
-Llevo un rato preparando mis cosas. Quiero aprovechar bien
el tiempo antes de irme.
-Bien, voy preparando el desayuno.
Despu�s de desayunar y charlar un rato con mis t�os nos
dirigimos al parque antes de lo previsto ya que mis t�os nos han pedido que a la
una en punto estemos en casa para dar un paseo todos juntos, pues mis padres van
a venir a buscarme y de paso a visitarles. Por supuesto nuestras protestas no
han servido de nada.
Llegamos al portal de Rub�n y le avisamos que ya estamos
all�. No se hace esperar, viste unos nuevos vaqueros anchos y una sudadera azul
celeste con capucha, que le sienta perfectamente. Su cara desprende una
felicidad contagiosa.
Entramos en el parque. Estamos los tres solos, si alg�n amigo
aparece, seguramente ser� mas tarde.
-Esta noche no he dormido mucho �nos comenta Marcos.
-�Y eso? �le respondemos a un tiempo intrigados.
-He estado pensando en lo que hicimos ayer. La verdad que
estuvo bien. Pero no creo que quiera repetirlo.
-No tendr�s miedo o algo as� �Le comento.
-No, no es eso. Me alegro mucho por vosotros. Se que os
quer�is un mont�n, se os nota en la cara en cuanto os junt�is � yo le miro a
Rub�n y le sonri�, el me gui�a un ojo -y me da mucha envidia como lo disfrut�is.
Yo ten�a ganas de probar y hacerlo con vosotros dos ha sido genial. Pero se que
no me va. No es lo m�o.
-Pues tus gemido de ayer no dec�an eso �digo entre risas, a
lo que el me responde con un simp�tico empuj�n haci�ndose el ofendido, pero
entre bromas.
Rub�n esta pensativo. Parece analizar las palabras de Marcos.
-Me parece genial que seas tan maduro, Marcos. Mucha gente
que conozco no reaccionar�a as�. Seguramente nos hubiese dejado de hablar y
andar�a por ah� contando no se que cosas. �dice al fin �de todas formas, si
alg�n d�a te apetece, no dejes de ped�rnoslo, verdad Iker, que estaremos
encantados de complacerte en lo que sea �a�ade entre risas y abraz�ndome
fuertemente a �l con uno de sus brazos.
Yo estoy encantado. Rub�n vuelve a ser todo para m�. Mi primo
sabe lo nuestro y nos respeta. Es genial.
Cuando por fin aparece alguno de los chicos, dejamos de lado
este tema y por supuesto las caranto�as, aunque no nos separamos m�s de medio
metro ni un segundo.
Ha llegado la hora de ir a la cita con nuestros padres y de
despedirme de mi amor hasta la pr�xima. Le he pedido su n�mero de m�vil, tengo
la sensaci�n que nos costara volver a vernos y necesito estar en contacto.
Seguro que los pr�ximos fines de semana no puedo escaparme tan f�cil a casa de
mi primo. No tendr� una justificaci�n l�gica y tampoco hay que forzar la
situaci�n. Aunque le prometo que me lo voy a currar y teniendo a Marcos de
c�mplice, la cosa no pinta mal.
Las semanas pasan sin pena ni gloria. El curso avanza. Rub�n
y yo seguimos en contacto v�a Internet y so�amos con nuestro pr�ximo encuentro.
Sea por mail o en el Chat nos decimos lo mucho que nos queremos y fantaseamos
con las cosas que vamos a poner en practica en ese encuentro. Yo le hablo de
pasi�n y de cari�o. �l me contesta con posturas imposibles y corridas
inagotables. En resumen todo lo bueno de una relaci�n adolescente.
Al fin se nos presenta la oportunidad. Las navidades est�n
cerca y las compras son la excusa perfecta. As� que me pongo en contacto con
Marcos, tras convencer a mis padres, logro organizar un fin de semana de basket,
tiendas y lo que surja.
Como de costumbre, hago el desplazamiento en tren. Con mi
mochila llena de ilusi�n me dirijo esta vez directamente al partido de mis
chicos. Al llegar al campo, el juego esta iniciado. Rub�n y Marcos est�n
jugando. Que ganas tenia de verlos. Marcos me ha visto y me saluda, en cuanto
puede llama la atenci�n de mi chico, que r�pidamente me busca en la grada y
sonr�e.
El juego se desarrolla normalmente, por todo menos por el
detalle de que Rub�n esta como descentrado, nervioso y excesivamente fall�n. No
le recordaba as�. Antes de llegar el descanso, me dirijo hacia el vestuario,
como en nuestra anterior experiencia.
Poco despu�s de sonar la bocina de final del primer tiempo,
aparece all� Rub�n, con la llave m�gica. Si llegamos a quedar no hubiese quedado
tan bien. Sin decir palabra abre la puerta del vestuario y entramos.
Solo tenemos diez minutos �dice mientras cierra por dentro-
as� que vamos a aprovechar.
Al momento me planta un beso ansioso, que respondo del mismo
modo. Mientras tanto nuestras manos se desviven por liberarnos de la ropa. Para
�l es sencillo, enseguida esta desnudo. Yo sufro un poco m�s intentando evitar
despegar mis labios de los suyos.
Al fin desnudos, noto como sus manos sujetan mis hombros
separ�ndome de �l. Mi boca instintivamente sigue buscando la suya.
Parece que me has echado de menos de verdad �me susurra- ya
veras como disfrutas.
Entre aturdido y sorprendido, me dejo guiar. Me apoya contra
la pared, el banco me obliga ha arquearme al golpear bajo mis rodillas. Rub�n
coloca un pie sobre �l, a un lado de mi cuerpo. Sujet�ndose en el perchero, se
alza, colocando el otro pie sobre el banco rodeando mi cuerpo con sus piernas.
Intuyo lo que sucede, pero la postura no me da para alcanzar con mi boca su
erecto miembro.
Quieto �me dice- ac�rcamela al agujero.
Como puedo meto mi mano entre sus piernas y agarro mi
empalmado pene, colocando la punta en la entrada de su hoyo.
Sujeta la ah� �susurra de nuevo, mientras se hinca poco a
poco la cabeza � que vamos a flipar.
Cuando ya la tiene toda dentro, hace una demostraci�n de
fuerza y comienza a subir y bajar sobre mi miembro, consiguiendo una profunda
penetraci�n, que a pesar de la incomoda postura, esta haciendo que goce como
nunca.
Es espectacular, observo como Rub�n mirando al techo disfruta
de mi follada. Como arquea hacia atr�s la espalda de placer y vuelve a abrazarse
a m� para rozar su miembro en mi vientre y as� sentirme m�s pr�ximo
Estoy apunto de acabar a pesar de hacer todo lo posible por
continuar aguantando y disfrutando, pero es irremediable, en seguida le lleno de
semen. El tambi�n esta exhausto y al notar la humedad en su interior, aprovecha
las ultimas envestidas sobre mi todav�a vivo pene, para roz�ndose en mi pecho,
alcanzar su orgasmo y ba�ar mi vientre de jugos, pausando a continuaci�n sus
envite, quedando ambos abrazados.
Muy despacio, como el soldado agotado tras el duro combate,
al que cada movimiento le supone un sufrimiento, va liber�ndose del
auto-empalamiento, regresa sus pies a tierra firme, permiti�ndome caer rendido
en el banco.
Al girarse para acercarse al lavabo, donde se refresca, me
muestra una imagen preciosa de su culo enrojecido chorreante de mis jugos, que
me hace estremecer.
Despierta �me dice mir�ndome a trav�s del espejo- tenemos que
darnos prisa. En mi bolsa tienes una toalla para limpiarte. Ah, y te he tra�do
tus pantalones, seguro que los has echado de menos.
M�s te he extra�ado a ti � le digo mientras me limpio � �los
has usado?
Solo un par de veces �responde mientras me quita la toalla de
la mano.
Con toda la delicadeza, termina de limpiar mi pecho y
suavemente mi propio pene mientras yo disfruto de su maniobra, sentado.
No ser�a como en el cine con alg�n otro, �verdad?
Entre divertido y enternecido por mis celos, comienza a
limpiarse el mismo y mir�ndome a los ojos, se acerca, besa mis labios.
Que va, solo lo hice para recordar aquel momento contigo
�dice � me pase todo el tiempo empalmado.
Tras terminar de vestirme, salgo del vestuario dejando a
Rub�n todav�a dentro. Ha sido mejor de lo que nunca hubiese imaginado. Al llegar
a mi sitio en la grada, el partido esta apunto de comenzar. Marcos me mira
inquisitivo, recrimin�ndome la tardanza de Rub�n, que hace su entrada por el
fondo del campo, lo que le hago notar para que se tranquilice.
El segundo tiempo discurre con normalidad. Esa en la que
Rub�n vuelve a ser el de siempre, ese jugador perfecto, castigo insalvable para
sus rivales y valuarte de sus compa�eros, lo que les permite remontar y ganar el
partido con comodidad.
Ya sabes, espero tus comentarios o si lo prefieres, agr�game
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