Relato: confesiones de una ni�era: jugando con pablito
hola, me llamo Caro, tengo 19 a�os y estudio en la universidad, a causa de dichos estudios he tenido que trabajar, para pagarme la escuela, �sta, es una de las muchas vivencias que he decidido compartirles. siempre he sido muy caliente, mi primera relaci�n fue a los 12, y fue con uno de mis t�os; desde entonces me encanta disfrutar del sexo con mis peque�ines (los ni�os de los cuales cuido), ya que me desempe�o como ni�era; �sta fue la primera vivencia, esa tarde me estren� como ni�era, me qued� a cargo de Pablito, uno de mis vecinitos, �l tendr�a unos 10 a�itos, me encantaba verlo jugar, ya que era un chico muy guapito; ese d�a, despu�s de que sus padres me dieran las indicaciones pertinentes, me dijeron que estar�an en casa a eso de las 11 de la noche, lo cual me dejaba libre la tarde con ese chico tan lindo; �l se encontraba jugando videojuegos en su habitaci�n, mientras yo me masturbaba viendo pornograf�a por internet; me imaginaba chupando el peque�o falo de pablito, me imaginaba desnuda frente a �l, en mi fantas�a, imaginaba claramente a pablito sentado en su camita de spiderman mientras yo le lam�a su penecito una y otra vez; justo cuando record� que estar�a a solas con �l por un buen rato, decid� compartir lo maravilloso del sexo con ese chiquit�n. ya ten�a algo de experiencia en provocar ese instinto con los hombres, lo hac�a con mi novio y mis amigos; decid� quitarme la chaqueta de mezclilla que tra�a puesta, tambi�n me deshice de mi sost�n, as� que lo �nico que sobresal�a por debajo de mi blusa, eran mis dos pezones que aliados con mi sudor, se hac�an notar con claridad; sub� hasta donde pablito se encontraba y empec� a jugar video juegos con �l, de inmediato not� como ve�a at�nito mis dos pechos cada vez que se acercaba a mi;ambos decidimos cambiar de juego,"me encanta jugar a las luchas", -me coment�-, el problema era que sus padres no lo dejaban jugar rudo, puesto que ten�an miedo que se lastimara, "anda, juguemos, no le dir� a tus pap�s, yo tambi�n conozco un juego muuuy padre, juguemos a ambos y no le diremos nada a nadie, �vale?", fue as� como comenzamos a representar una arena de lucha en su habitaci�n, nos aventabamos el uno al otro mientras yo me excitaba cuando jugando, me pon�a encima de �l, "quisiera un helado, �puedo tomar uno d ela nevera?", -me pregunto con suspicacia, sabiendo que quiz�s no lo dejar�a-, "esta bien, pero primero juguemos a mi juego", "�que juego"?, -me cuestion� con energ�a-, "en d�nde sentimos m�s rico", -le contest�-, "pero para jugarlo tenemos que quitarnos la ropa", una expresi�n de sorpresa, combinada con un poco de temor se deline� en su carita; "no tengas miedo, as� es el juego pablito, adem�s, no le dir� nada a nadie, tu tambo�n lo prometiste, �recuerdas?, �l asinti� con algo de malicia; una carga de excitaci�n me invadi� al miarar la boca abierta de aquel ni�ito al verme c�mo me iba despojando de mi ropa, no pude evitar tocarlo al ver su falo erecto, era un peque�o pene durito, adornado con ese par de testiculos peque�os; "�c�mo se juega el juego?", -respondi�-, "lancemos una moneda, cuando toque cara, yo te hago sentir rico en donde m�s te guste, y cuando toque cruz, t� lo haces", de inmediato, me toc� el turno a m�; tom� el peque�o falo de pablito y lo introduc� en mi boca, chupaba con esmero su penecito una y otra vez, mientras escuchaba c�mo se retorc�a en la cama gimiendo una y otra vez; tom� entonces la moneda y ahora el turno fue suyo, de inmediato empez� a besarme los pezones con su boquita, mientras yo mov�a su cabecita contra mis pechos, pablito, ese ni�ito de 10 a�itos, me estaba regalando un orgasmo de lujo; el impulso, combinado con la enorme excitaci�n, me llev� a jalar a pablito hacia m�, y ah�, recostados en la cama, abr� mis piernas, de inmediato comenc� a sentir como pablito empezaba a meter torpemente su pene dentro de m�, sent� claramente c�mo su falo peque�o se abr�a paso dentro de mi vagina mientras �l gritaba: "�qu� rico, que rico!, �as� as� as�!". era una sensaci�n indescrptible, ve�a a trav�s del espejo en la pared, c�mo disfrutaba ese peque��n mientras estando recostado en la cama, yo lo montaba; sub�a y bajaba con su peque�o pene dentro de m�, ambos terminamos cansados cuando �l me regalo una peque�a carga de leche en mi rostro, hicimos el amor dos veces m�s, una dentro de su casita de juguete, y la �ltima en la sala mientras ve�amos porno por internet; ambos decidimos no contarle nada a nadie, como lo prometimos, por supuesto, a�n es un gusto para �l, cada vez que lo cuido, como ha de esperarse, soy su ni�era preferida.