Relato: Pelirroja... peligrosa (5)





Relato: Pelirroja... peligrosa (5)

PELIRROJA... PELIGROSA (5)


Cuando Nuri sali� de la habitaci�n caminando con dificultad,
yo ya hab�a recogido la casa, me hab�a dado una buena ducha y estaba
prepar�ndome para salir. Nuri se acerc� a m� con la cabeza gacha, la ropa
totalmente arrugada y caminando con dificultad.


- Hola - le dije, mientras sacaba una taza y serv�a caf�.
Ella ni siquiera me contest�, simplemente se sent� en silencio. Le puse la taza
delante, y ella se sirvi� un poco de az�car y bebi� a sorbitos.


- Oye C***... - Levant� la cabeza y vi que ten�a los ojos
h�medos y que estaba muy colorada, nerviosa.


- Dime, Nuri - Yo tomaba otro caf� de pie, frente a ella,
apoyado en la encimera.


- Lo que ocurri� anoche... bueno, esta ma�ana... - Cada vez
le costaba m�s hablar. Yo la miraba, procurando permanecer impasible. - ... lo
que ocurri�... bueno yo... vaya... quiero decirte que no... que estoy muy
arrepentida...


Es en estos momentos cuando un hombre se siente desorientado.
�Arrepentida? �Arrepentida de qu�? �De que te emborrachases? �De que te me
echases encima como una loba? �De que me pusieses a cien mil por hora y nos
interrumpieran a mitad del polvo? �De que te quedases frita y pr�cticamente te
violase mientras dorm�as desnuda con ese cuerpazo que tienes?�Arrepentida de no
haber disfrutado de un buen polvo?


Naturalmente no le dije eso. No soy el colmo de la sutileza y
la diplomacia pero tampoco totalmente gilipollas.


- Ya... bueno, yo tambi�n... - le dije, serio cual esfinge.
Ahora era el momento de quedar como un se�or. Atenci�n a la jugada - Creo que
fue culpa m�a. Beb� demasiado y me dej� llevar...


- Bueno... - Nuri me miraba casi agradeci�ndome que le dijese
lo que quer�a o�r. En el fondo la culpa era m�a, �no? Al fin y al cabo, fui yo
quien se meti� su lengua hasta la tr�quea, fui yo quien le quit� las bragas, fui
yo quien pregunt� por un cond�n, y fui yo quien la sent� encima de mi polla. -
... yo creo que la culpa fue de los dos...


Ya le he dorado la p�ldora, ahora hay que procurarle una
salida airosa.


- Mira, Nuri... da igual. Ver�s... a m� Silvia me gusta
mucho, y yo... me siento como un cabr�n por lo que he hecho. - La pelota est� en
su tejado. Veo c�mo a Nuri se le llenan los ojos de l�grimas.


- Joder C***... Silvia es mi amiga...


- Nuri, lo mejor es que olvidemos lo que ha pasado... por
favor, no le digas nada a Silvia. No s� c�mo pudo ocurrir... - Hombre, tengo una
ligera idea, pero...


- Tienes raz�n. Joder, estaba superborracha...


- Es igual Nuri, mira, no pas� nada, y ya est�.


A Nuri parec�a que le bastaba con eso. A m�, para qu�
decirlo. As� que nos tomamos un caf�, y como ya era bastante tarde, me ofrec� a
llevarla a su casa. Cuando par� delante de su portal, me dio un beso en la
mejilla.


- C***... de verdad... no s� lo que...


- No importa Nuri. Venga, hasta otro d�a.


Se dio la vuelta y se march�. Yo me qued� mirando su culo
ajustado en esos pantalones rojos... realmente estaba buena. Pero dentro de una
hora ten�a una cita con Silvia, y era mejor tomarse un par de tragos por si
acaso. No s� si Marga habr�a largado lo de Nuri, pero ten�a que estar preparado
para cualquier cosa.


Tres cuartos de hora y tres copas m�s tarde me dirig�,
paseando, hacia el restaurante.


* * *


Era un restaurante caro. No de los m�s caros, no s� si me
entienden, pero s� uno bastante pijo, muy de moda. Aunque llegu� un poco tarde,
Silvia a�n no estaba all�, as� que me sent� en el bar... perd�n, hice
equilibrios en el bar sobre una de esos endemoniados taburetes diminutos y
alt�simos que ponen en los pubs de dise�o, y ped� otra copa.


La vi entrar y casi se me cae el vaso. Supe enseguida que no
sab�a nada de lo de Nuri, porque estaba radiante, y preciosa. Caminaba con
lentitud y con alguna dificultad, pero estaba realmente guapa con ese vestido
corto, color granate, muy escotado y entallado, y un abrigo blanco. Adem�s se
hab�a cambiado de peinado y su larga melena rizada ca�a sobre sus hombros. Me
levant� y fui a su encuentro, bes�ndola en los labios. Dios m�o, hasta su olor a
perfume me encantaba.


No sentamos en la mesa, ella con evidente incomodidad, y
apenas puedo recordar de qu� hablamos. Pero si s� que durante esa cena, me sent�
cautivado una vez m�s por el embrujo de sus ojos oscuros y su cara de ni�a
buena. Era dulce, inteligente, pero con ese candor t�pico de las chicas t�midas.
Y yo le gustaba de verdad, lo notaba en c�mo me miraba, en c�mo jugaba con mis
dedos encima de la mesa. Y en como apoy� su cabeza en mi hombro cuando salimos,
agarrados, del restaurante.


Nunca he sabido qu� hacer en esta clase de situaciones.
Paseando un s�bado por la noche por el centro de la ciudad, como dos enamorados
en una comedia rom�ntica... buf. Entonces ocurri� lo de mi ex y las cosas se
enredaron un poco m�s.


* * *


No les he hablado de mi ex porque no ha salido el tema, no se
vayan a pensar. Lo tengo m�s que superado. �Que salimos m�s de seis a�os?
Tampoco es para tanto �Que convivimos durante dos a�os? Bueno, y qu�. �Que
cuando me dej� tuve que volver a casa de mis padres porque no soportaba vivir en
la misma casa que cuando est�bamos juntos? Cosas de la vida.


Mi ex se llama Beatriz, Bea. Tiene el pelo casta�o, ondulado,
y es guapita de cara, con una sonrisa amplia y unos ojos preciosos, verdes. Por
lo dem�s, es bajita y est� rellenita. No es que est� gorda, pero tiene las
caderas bastante anchas y un pandero amplio, y siempre le acomplej�, cosa que
trataba de combatir con un car�cter fuerte y bastante mal genio. Fuimos juntos a
la universidad, y cuando acabamos la carrera nos fuimos a vivir juntos. Yo
llevaba dos a�os trabajando en la tienda de ordenadores, y ella enseguida
encontr� trabajo en una empresa de telefon�a, como comercial. As� que sin
posponerlo ni medio mes, cogimos los b�rtulos y nos fuimos a un piso del centro.


Y pas� lo que ten�a que pasar. Bea descubri� que para follar
e ir al cine, nos entend�amos de f�bula, pero que no soportaba mi cinismo, mis
neuras, mis man�as y mi inmadurez. No quise darme cuenta, pero nuestra relaci�n
se fue deteriorando, y lleg� el d�a en que me contaron que me estaba poniendo
los cuernos con uno de sus compa�eros, as� que, aunque segu�a enamorado hasta
las cachas, finalmente me convenc� de que las cosas se acaban y que era mejor
dejarlo antes de tirarnos los trastos a la cabeza. Entonces ella me dijo que iba
a mudarse a Madrid, y fue as� como, de un d�a para otro, nos perdimos la pista
mutuamente tras dejarlo "como amigos", repartirnos los discos, las cintas de
video y un pu�ado de buenos recuerdos. Nunca la he vuelto a ver.


�A qui�n trato de enga�ar? Han pasado tres a�os de aquello y
todav�a pienso en ella.


* * *


Silvia y yo pase�bamos por una de las calles peatonales del
centro de la ciudad, confundi�ndonos con un buena cantidad de parejas que
deambulaban por las cafeter�as. En una de ellas not� c�mo unos dedos se clavaban
en mi cintura. Sorprendido, me giro y me encuentro cara a cara con Bea.


- �Hola guap�simo! - Me dice, sonriente. Yo, totalmente
cogido por sorpresa, me callo y me quedo mir�ndola con una cara me imagino que
harto graciosa, porque ella se echa a re�r. - �Pero qu� te pasa? �No me digas
que ya no me conoces!


Cuando me repongo de semejante shock, la miro de arriba abajo
y noto que no ha cambiado demasiado. Si acaso, est� un poco m�s delgada, pero
sigue poni�ndose esos vaqueros que resaltan su amplio trasero. Balbuceo un
saludo, y le doy dos besos. Me vuelvo hacia Silvi, que no parece estar a punto
de dar saltos de alegr�a, y las presento.


- Silvia, esta es Bea, mi... mi ex novia. Bea, Silvia. -
Prescindo de nada m�s, antes de meter la pata. Las dos se dan dos besos, muy
corteses, pero cre�nme, el aire entre las dos podr�a haberse cortado con un
cuchillo y vendido en filetes. Sobre todo por Silvia.


- Bueno C***, qu� casualidad. �C�mo est�s, a qu� te dedicas?
- Bea se sent� en nuestra mesa tras hacer un gesto a un grupo que estaba de pie
en la barra.


- Uf... yo bien, sigo de inform�tico... pero cu�ntame, �qu�
haces aqu�? Hac�a la tira que no te ve�a. - Estaba bastante inc�modo, m�s que
nada porque estaba frente a la chica que me hab�a dejado hace tres a�os, y al
lado de una pelirroja con la que, qu� caramba, me encontraba muy a gusto.


- Nada chico, estoy de vacaciones y he venido a ver a mis
padres. Siento no haberte llamado, pero... ya sabes.


�Siente no haberme llamado? �Cu�ndo? Hace tres a�os, tres,
que no s� nada de ella, y de repente me la encuentro por casualidad en un bar. Y
me dice que siente no haberme llamado. No s� que contestarle, as� que la dejo
seguir charlando y charlando.


As� era siempre. Ella hablaba, era el centro de atenci�n, y
yo me limitaba a pensar c�mo era posible que una chica as� estuviera con un tipo
como yo. Ojo, no me considero ni m�s listo ni m�s tonto que nadie, ni m�s guapo
ni m�s feo, ni nada parecido. Sencillamente es que ella tiraba de m� a todas
partes, mientras yo me derret�a en cuanto me pon�a la mano encima o me miraba a
los ojos.


Y ocurre exactamente as�. No lo de derretirme, sino lo de
tirar de m�. De repente me encuentro junto a los amigos de Bea, unos madrile�os
que han venido hasta aqu� con ella, y present�ndoles a Silvia. Son tres chicos y
una chica, una tal Olga, totalmente insufrible, que sale con uno de los tipos,
Javier, el gilipollas m�s integral que imaginarse puedan. Los otros dos son
pareja, se llaman Pau y Marcos, son creativos publicitarios, y ellos mismos
parecen anuncios de una marca de ropa. Los cuatro son super cool, y trabajan en
una agencia de publicidad, donde tambi�n trabaja Bea.


Apestan a snob. Cuando se enteran de que trabajo en una
tienda de ordenadores me miran como pensando "qu� pintoresco", pasando enseguida
a charlar sobre lo guapos que son todos, la mucha pasta que ganan, y lo grotesco
que es todo en cuanto abandonas la capital. No los soporto, y noto que Silvia
tampoco, pero Bea no para de charlar conmigo y al final terminamos todos en un
bar de esos muy bohemios, con velas en las mesas, decorados con madera, y con
actuaciones de jazz todos los mi�rcoles por la noche.


Un rato despu�s, Silvia se va. La acompa�o hasta la puerta
del bar, y una vez fuera me encojo de hombros. Ella se r�e y me da un beso. "Ven
hasta mi casa cuando quieras", y me alarga una llave. Me quedo a cuadros. As�
que para eso era la cena. En apenas unos d�as, me acaba de convertir en su novio
formal.


Cuando ella se aleja, se da la vuelta y me lanza un beso.
Tengo su llave en el pu�o, bien apretada. Entro en el bar otra vez y me la
guardo en el bolsillo de la chaqueta.


* * *


No les voy a aburrir con detalles, porque desgraciadamente
est� claro c�mo termin� todo aquello. No lo pude evitar. Hubo un momento, un
segundo, en el que pude cambiar el desenlace de aquella noche, pero se pas�.
Cuando Silvia me laz� aquel beso, desde media calle de distancia, estuve a punto
de despedirme y salir tras ella. Sin embargo...


Me aburro como una ostra. Estos cuatro pijos me hacen sentir
como un fracasado por no tener tanto talento ni tanto �xito como ellos. Viven en
lofts, tienen coches caros, se van de vacaciones a Egipto y a Bali, y no tienen
que montar tarjetas de memoria o viajar en furgoneta por media ciudad. Si me
quedo y no les mando a la mierda, es por Bea.Ha cambiado, si no por fuera, s�
por dentro. Es m�s alegre, menos trascendental. Ya no trata de esconder sus
inseguridades tras una m�scara de extroversi�n: ahora realmente disfruta siendo
el centro de la conversaci�n, el centro de las miradas.


Hacia las cuatro de la ma�ana, me entero de que los amigos de
Bea van a un hotel, pero de que ella va a su casa. As� que me ofrezco para
llevarla.


Dice que s�.


Cuando montamos en el coche, todav�a podr�a simplemente
conducir hasta su casa, despedirme de ella e ir a buscar a Silvia. Pero algo
sucede en el coche que me obliga a claudicar.


Al principio conduzco en silencio, pero desgraciadamente
pasamos por delante del portal donde viv�amos hace a�os. Bea lo se�ala y comenta
en voz alta.


- �Joder C***! Pero si es donde viv�amos, �te acuerdas?


- Aj� - Yo ni siquiera la miro.


- Hace ya... buf, tres a�os por lo menos, �no?


- Hum... s�, m�s o menos, por ah�...


- �Te acuerdas de cuando...? - Con esa frase, vencida y
desarmada mi templanza, tom� la nostalgia sus �ltimos objetivos emocionales. La
resistencia hab�a terminado.


Aparqu� el coche en la falda del monte, en un mirador sobre
el manto luminoso de la ciudad que dorm�a a nuestros pies. Hablamos durante una
hora, por lo menos, de los viejos tiempos. Ella me dijo un mont�n de cosas, que
se equivoc�, que se acordaba mucho de m�, pero que el orgullo le impidi�
llamarme y dec�rmelo. Yo le cont� lo mucho que la ech� de menos. Antes de que
saliera el sol, est�bamos bes�ndonos en el asiento de atr�s.


Hab�an pasado tres a�os y alg�n tiempo m�s desde la �ltima
vez que lo hicimos, pero recordaba perfectamente lo bien que nos compenetr�bamos
haciendo el amor, lo insaciable que era. Apenas nos besamos y le toqu� un poco
la espalda, ella se lanz� sobre mi bragueta y me desaboton� el pantal�n,
liberando mi polla que se irgui�, casi saltando. A�n la sent�a irritada y
ardiendo, pero en cuanto Bea la engull�, glotona, golosa, me invadi� de nuevo la
excitaci�n y no pude sino prepararme para lo que ven�a.


* * *


Siento que mi polla crece en su boca mientras ella la recorre
por completo, meti�ndosela hasta la garganta, chup�ndola, trag�ndola,
devor�ndola, lami�ndola m�s tarde como un helado de carne, haci�ndome cosquillas
con su lengua, mordisque�ndome el capullo, foll�ndose ella misma la boca,
acarici�ndolo con sus labios carnosos. La mama con aut�ntica devoci�n,
haci�ndome estremecer de gusto. Se coloca de rodillas en el asiento, inclinada
sobre mi nabo como si estuviera rezando, con su gran culo apuntando hacia la
ventanilla empa�ada.


Yo voy bajando mi mano por su espalda inclinada sobre mi
regazo, poco a poco, hasta llegar hasta esos dos globos carnosos que esconden
sus tesoros. Su pantal�n es como un segunda piel, y magreo sus nalgas
abundantes, un poco fofas, desbordantes. Llego hasta su co�o, y lo froto con
fuerza, despacio, recorriendo su entrepierna desde el monte de venus hasta el
culo. Ella gime con la boca llena de mi polla, meneando el trasero como una
gatita. Cuando vuelvo a recorrer sus nalgas con mi mano y a apretarlas, ya s�
c�mo hacerle pagar estos tres a�os.


Con la polla bien tiesa y embadurnada de saliva, la levanto
un poco y la desnudo como puedo. Su camiseta roja vuela hacia el asiento de
delante, y pronto le sigue su sost�n. Sus tetitas son muy peque�as, y apuntan
hacia arriba, con unos pezones color marr�n claro, peque�itos, que recuerdo me
volv�an loco. Las chupo un poco y las acaricio, apret�ndolas en mis manos, poco
m�s grandes que pelotas de tenis, y trato de meterme una entera en la boca.
Enseguida la emprendo con el pantal�n y el tanga. Ajustados como son, nos cuesta
un rato y un poco de contorsionismo el poder bajarlos por sus piernas, pero
pronto est� completamente desnuda junto a m�. En la penumbra puedo adivinar su
piel morena, el tatuaje de su hombro (un delf�n), y noto casi la oleada de
ardiente fuego que se desprende de su cuerpo. Sin esperar ni un segundo se
vuelve a lanzar sobre mi polla, arrodill�ndose otra vez a mi lado en el asiento,
as� que yo vuelvo a frotar el culazo que tiene, un poco ca�do, pero todav�a
hipn�tico, rebosante. Cuando acerco mis dedos a su orificio posterior, se saca
la polla de la boca y comenta, apart�ndose el pelo de la cara, sin mirarme, con
voz traviesa:


- Hmmm... �quieres darme por el culo, cabronazo?


Por respuesta yo poso mi dedo coraz�n en su esf�nter, que yo
recuerdo oloroso y dulce, haciendo c�rculos en torno a ese arrugado anillo,
hasta que finalmente empujo para clavarlo dentro de su orificio. S� que lo
hac�amos regularmente por ah�, y que deber�a tenerlo bien entrenado y el�stico,
pero noto una sorprendente tensi�n, una tenaz resistencia. Eso quiere decir que
no le han abierto bien el culo �ltimamente. Bea sigue chupando, pero se detiene
con un gemido cuando le inserto el dedo por la puerta de atr�s. Se saca mi polla
de la boca y levanta la vista.


- Hmmm... hazlo suave... t� eres el �ltimo que me la ha
metido por ah�.


Por mucho que lo intente, no me pienso apiadar. Le pienso
perforar ese culo de ni�a pija que tiene, me la voy a menear con sus tripas, la
pienso encular hasta que se me desgaste la polla. Saco el dedo de su ano, me
acerco la mano a la boca y me escupo en los dedos. Los froto humedeci�ndolos
bien, y empiezo a masajear su orificio a la vez que ella se traga mi miembro,
cada vez m�s duro, ahora lubric�ndola bien. Sabe que se la voy a percutir por el
ojete, y quiere que est� bien preparada. Se tensa cuando le meto un dedo, y
despu�s, venciendo la resistencia de su ojal, dos. Los meto y los saco, gozando
con el tacto de su culito, ella gime y menea el culo en c�rculos, lubricando mi
polla a la vez con su saliva.


- Bea, col�cate. - le digo finalmente.


Ella se incorpora y se pone delante de mi, medio acuclillada,
de espaldas, y lista para sentarse sobre mi polla. Cuando veo ese culazo
enfrente de mi polla, me siento en el para�so. Bea se abre el culo con una mano,
y con la otra mano se apoya sobre mi pecho para controlar la penetraci�n. Yo
mantengo mi polla bien tiesa con la mano, bien dirigida hacia su negro agujero.
Ella baja esas dos nalgas redondas que tiene, muy despacio, hasta apoyar su culo
en la punta de mi nabo, y entonces se deja caer un poco.


- Aaaaaaaaaaaayy... joder... - Est� bastante tenso, y cuando
noto que entra el capullo, Bea se detiene con un grito. Ya no recordaba su
culo... �qu� gozada! Est� superapretado, y me da un gusto de la hostia. Bea
respira fuerte, tratando de acostumbrarse a tener el culo otra vez relleno de
polla. Pero no estoy dispuesta a dejarla tomar la iniciativa de la enculada.
Llega el momento de la venganza. Con un movimiento brusco aparto su mano de mi
pecho, y entonces cae con todo su peso sobre mi polla, ensart�ndose sin remedio,
hasta las pelotas, con su culo todav�a sin dilatar del todo.


- �����Oooooooouuuuuuu!!!!!! - Me ha dolido hasta a m�, y el
grito de Bea ha tenido que o�rse hasta en su casa. Con sus nalgazas apoyadas en
mis piernas, temblando, sacudi�ndose, con esas dos monta�as apretando bien mi
polla, la escucho quejarse y casi sollozar, mientras a m� me duele horrores, en
serio, por culpa de la fricci�n. Noto como si me la fuera a arrancar de lo que
aprieta el esf�nter la muy puta. Su culo est� ardiendo, y lo noto bastante seco
y muy cerrado. A�n as�, en medio del dolor, escalofr�os de placer recorren mi
espina dorsal. Dejo pasar medio minuto, entre los gemidos de Bea, pero sin
descanso la levanto por la cintura y la desempalo hasta el capullo. Miro mi
polla entre esas dos masas de carne, que parecen querer engullirla, y la suelto
dejando que su propio peso la clave otra vez y literalmente embuta mi nabo en su
intestino.


- �Auuuu!... �Joder!... - No la dejo descansar, cuando siento
que sus culazo se posa en mis piernas vuelvo a levantarla, gozando de cada
mil�metro de sus tripas que me pajean la polla como un pu�o bien cerrado.


- Aaaaaaayyy... joder cabr�n... �m�s suave! - No hay
contemplaciones. Ya no soy aquel chaval que dejaste tirado hace tres a�os,
guapa. Ahora soy una polla que te va a dar por el culo hasta que te salga por la
boca. As� que la dejo caer otra vez, excit�ndome con sus quejidos. Sigo arriba,
abajo..., disfrutando con el tacto del blando coj�n de sus nalgas golpe�ndome
los muslos, resoplando de puro gustazo al abrirle bien el culo a esta zorrita.
Despu�s de seis o siete penetraciones profundas y presumo que dolorosas, Bea se
cansa de protestar al ver que yo sigo perfor�ndole el trasero sin tregua, as�
que gimiendo de dolor y placer, se agarra al reposacabezas del asiento
delantero, lo muerde y se deja hacer... al fin y al cabo, no hay m�s remedio.


Ahora la subo hasta sacarle la polla, y no me limito a
dejarla caer, sino que tiro de ella con fuerza, meti�ndosela bien, venciendo a
puros tirones la rigidez de su anillo y de sus entra�as. Bea gime al comp�s de
mis penetraciones, sin duda disfrutando tambi�n del agudo dolor mezclado con el
placer de la enculada. Tanto es as� que cuando le suelto la cintura para
agarrarle bien las tetitas que tiene, es ella misma quien se la mete, levantando
el culo y bajando, jadeando y gimiendo de puro gozo.


- Mmmm... as�... s�... ooohhh.... - Habla en voz alta, me
pone muy burro darle por el culo, mirar c�mo mi nabo se pierde en su interior,
c�mo se lo come ese antes cerrado agujerito.


- T�mala por el culo... te gusta que te den por el culo,
zorra... - No me contengo, casi grito y le acompa�o en sus gemidos,
insult�ndola, clav�ndole mis dedos en sus pechitos, pellizcando sus pezones,
mordiendo su cuello, agarrando con las dos manos ese culazo que me obsesionaba
desde hace tres a�os.


- S�... dame por el culo... r�mpeme el culo... - Eso me pone
a mil. Hasta ahora estoy sentado, pero entonces la agarro de la cintura y la
empujo contra el asiento delantero hasta que �ste se inclina hacia el volante.
Ella queda apoyada con su pecho en el asiento inclinado, las piernas
flexionadas. Yo me coloco de rodillas sobre el asiento, con la polla bien metida
en su culo, y veo como ella se abraza al asiento y se prepara para la cabalgada.
Yo la agarro por los hombros y emprendo un metesaca endemoniado, furioso. Ella
chilla, sacudida por espasmos de dolor, de gusto, excitada y dolorida.


- Ay... ay... s�... au... r�mpemelo... au... dame duro... -
Bea me pide que le reviente el culo, as� que no me corto ni un pelo. Empujo como
si quisiera sacarla del coche por el parabrisas, con fuerza, de un solo golpe se
la enchufo hasta las pelotas, la saco entera, y cuando su orificio se vuelve a
cerrar la penetro con todas mis fuerzas gozando con sus gritos y sus lamentos.
Sus entra�as me orde�an la polla, y yo las abro con sa�a, las arraso, las hago
papilla, ara�ando casi su grupa y ese culo que estrujo y masajeo. �Qu� culo,
joder! No hay nada mejor que darle a tu ex bien duro por detr�s para gozar de
verdad.


- Hmmm... ay... s�... dame... dame... s�... - Quiero hacerle
migas ese culazo, as� que la emprendo a azotes con sus nalgas, que se sacuden
con cada cachete. Bea grita, pero noto que menea el culo en c�rculos d�ndome un
gusto tremendo, con mi polla percutiendo como un �mbolo enloquecido, as� que que
azoto su culo una y otra vez, hasta que se pone rojo como un tomate, y las
marcas de mis dedos se pueden ver perfectamente.


- Auu... c�mo me gusta que me des por el culo... ay... dame
duro C***... - Suspira, grita, gimotea, y aprieta bien el culo para sacarle el
jugo a mi polla. Pero no pienso correrme tan pronto. As� que grito como un
endemoniado:


- A m� me gusta darte por el culo... te lo voy a dejar bien
abierto... - La saco entera, y entonces le cierro las piernas, apret�ndolas
bien. Sin contemplaciones, abro sus culazo con una mano y con la otra se la
endi�o sin hacer caso a sus lamentos, que ahora son de dolor. Siento su esf�nter
tratando de impedir la invasi�n, pero la tengo dura y bien lubricada, as� que
entra revent�ndole el ojete.


- Auuuu... oooooouuu...��aaaaauuuuu!!! - Bien metida, bien
apretada por sus tripas y sus gl�teos, otra vez me pongo a meterla y sacarla a
golpes, sin piedad, disfrutando una barbaridad al notar su esf�nter volverse de
dentro afuera siguiendo a mi polla, abraz�ndola, aprision�ndola, d�ndome un
placer acojonante. La agarro del pelo, tirando de su cabeza hacia atr�s, y con
mi cintura empujo, empujo, empujo, a pura fuerza, casi como queriendo met�rsela
hasta el est�mago.


- Aaaaaah... sigue... uuuummmm... - Se la meto as�, sin
pausa, a empujones largos, todo el rato que puedo, y ella se corre soltando
jugos como una fuente por su co�o. Cuando noto que se estremece debajo de m�,
contrayendo a�n m�s su culo y provoc�ndome una aut�ntica catarata de gusto, noto
como una sacudida el�ctrica en los huevos, un temblor me recorre por completo
desde los dedos de los pies hasta la punta de mi pelo, y finalmente mi polla se
contrae y crece a espasmos, escupiendo dentro de sus tripas. Se la meto todo lo
profundo que puedo, y la dejo ah�, abrigada, cobijada en sus tripas escocidas
por la fricci�n, abiertas como una granada, calientes y acogedoras, mientras los
dos recuperamos la respiraci�n. Bea se afloja, se queda reclinada sobre el
asiento, y s�lo bufa y resopla. Los dos sudamos a chorros, y por las ventanillas
resbalan gotas de agua. El aire dentro del coche es denso, casi l�quido, y
apesta a jugos, a semen, a sudor, a sexo.


Despu�s de unos momentos su culo palpitante expulsa mi polla
ahora fl�ccida. D�ndole una palmadita me siento, me subo los pantalones y sin
darle tiempo a decir nada, salgo por la puerta del conductor y me monto en el
asiento delantero.


Esto lo termino yo en mi casa, tranquilamente.


* * *


El viaje hasta mi casa fue una peripecia. Bea se visti� con
bastante dificultad, y yo tuve que conducir con los cristales empa�ados. Se
sent� medio de lado en el asiento trasero., y no dijo ni una palabra hasta que
llegamos a mi portal y la ayud� a bajar del coche. Bea andaba con bastante
dolor, apoy�ndose en mi hombro. En el portal nos besamos, nos comimos la boca
con pasi�n, hambrientos, enredando las lenguas. Subimos en el ascensor
meti�ndonos mano, sob�ndonos, mordi�ndonos el uno al otro. Casi no pude abrir la
puerta de la excitaci�n. Bea me agarraba el paquete, subiendo y bajando a lo
largo de mi polla otra vez hinchada, paje�ndome con suavidad por encima del
pantal�n.


Dej� las llaves sobre la barra de la cocina, y casi sin darme
a tiempo a reaccionar se arrodill� frente a m� y me baj� los pantalones, dejando
el bulto de mi polla aprisionada en mis calzoncillos, a punto de estallar. Me
apoy� contra la barra, arroj� mi camisa al suelo, mientras ella fortaba mis
muslos, me acaricaba el culo, y me miraba desde abajo con una cara de vicio que
me asustaba. Ten�a el maquillaje totalmente corrido, con manchas negras
alrededor de los ojos. Sin decirme nada, me baj� lentamente los calzones, y mi
polla salt� delante de su cara. Bea clav� la mirada en mi nabo, un poco sucio, y
lo empez� a pajear con su mano derecha, movi�ndo la piel de arriba abajo con
soltura. Yo suspiraba de placer, dej�ndome masturbar por esta zorra pija.


De pronto dej� de pajearme, se incorpor� y se estir� para
darme un beso en los labios. Trat� de cogerla por los hombros, pero se zaf�.


- Espera espera... tengo que ir al ba�o... - Vi como su
culazo reci�n abierto se meneaba mientras ella iba hacia el ba�o, tensando la
tela vaquera de su pantal�n. Me mir� la polla, que estaba tiesa otra vez, con
las venas resaltando como cables. No me explicaba como era posible que todav�a
fuera capaz de tener una erecci�n, despu�s de tres d�as de follar sin parar. La
ten�a un poco sucia, as� que me la limpi� con un poco de papel de cocina. El
tacto del papel me molestaba, me escoc�a, pero ten�a ganas de follarme a Bea a
base de bien.


Tard� una eternidad, pero sali� del ba�o desnuda, h�meda y
preciosa. Yo estaba desnudo, listo para la acci�n, tumbado en la cama con la
polla apuntando al techo.


* * *


A Bea siempre le gust� chupar pollas, as� que no me extra�a
que se lance de nuevo a com�rmela. Se la traga entera otra vez, hasta la
garganta. Yo la empujo hacia m�, hasta que se coloca a cuatro patas con una
pierna a cada lado de mi cuerpo, ofreci�ndome en sacrificio su entrepierna a la
altura de mi boca para que haga con ella lo que quiera. Yo no me hago de rogar,
y sin perder tiempo paso mi lengua por su co�o peludo y negro. Tiene un olor
fuerte, acre, pero no me importa. Mi lengua recorre sus labios y su vulva,
h�medas y casi goteantes, haciendo que Bea gima de gusto y me chupe m�s fuerte
la polla. Abro con mis dedos su chochito, y lo miro babeante, rebosante de
jugos, de color rosa fuerte, para pasar enseguida a meter mi lengua en su
interior lo m�s profundo que puedo, recogiendo sus caldos densos y de intenso
sabor, restregando mi lengua por el interior de su vagina, estremeci�ndome de
placer a la vez que ella, notando que succiona mi polla como si se la fuera a
tragar. Sigo jugando con mi lengua dentro de su co�o caliente y empapado, lo
sorbo, lo chupo, queriendo devolverle un poco del placer que me est� dando su
mamada.


- Mmmmm... mmmmm ... - Bea emite un sonido gutural con la
boca llena, subiendo y bajando la cabeza. Me est� follando con la boca. Yo
rebusco su cl�toris entre los pliegues de su co�o, y lo encuentro grande,
dilatado... lo aprisiono con mis dientes y empiezo a frotarlo con la lengua, a
chuparlo, a apretarlo, a morderlo, d�ndole suaves tirones, aplic�ndome a ese
peque�o montoncito de carne como si fuera un pez�n. Bea se saca mi polla de la
boca y emite un largo gemido.


- Mmmmmmaaaaaaaah... - Se aparta su larga melena oscura de la
cara y se aplica de nuevo a la tarea, chupando a un ritmo m�s vivo, y
apret�ndome los huevos suavemente con la mano. Yo me encuentro en el s�ptimo
cielo y redoblo mis esfuerzos en su co�o, con las manos acariciando sus
abultadas nalgas, sus muslos prietos, y mi lengua movi�ndose cada vez m�s
r�pido. Me detengo y recorro todo su co�o, con sus pelitos encrespados
haci�ndome cosquillas en la nariz, hasta su ano, que est� algo hinchado e
irritado. Lo miro, arrugado y de color oscuro, amoratado por la enculada de
antes, entreabierto como una flor, rodeado de peque�os y suaves pelos negros, lo
chupo y lo relamo bien con la punta de mi lengua, relaj�ndolo, saboreando su
orificio como un caramelo. Mi lengua se mete un poco por su agujerito, mientras
Bea se retuerce de placer. Le hago un beso negro como dios manda, con paciencia,
con esmero, dedic�ndome a recorrer cada pliegue, cada arruga, cada rinc�n de ese
hoyito con mi lengua, suavemente, e introduciendo la punta con cuidado en el
centro, curv�ndola, masajeando la cara interna del esf�nter, cosquilleando,
bebiendo de �l con mis labios, bes�ndolo con deleite. Bea se detiene a disfrutar
del momento, dejando mi polla refrescarse al aire, h�meda y brillante. Sacude la
cabeza, la hunde entre mis piernas, y jadea, moviendo el culo, hundi�ndomelo en
la boca, tensando todos los m�sculos.


- Aaaahhh... s�... c�memelo... mmmmmm... - Bea se abandona al
placer, culebrea, abre su culo dejado que mi lengua lo repase de arriba abajo,
lo recorra por entero, lo devore. Yo no ceso de darle lametones, de girar mi
lengua alrededor de ese anillo delicioso, de endurecerla, de meterla y sacarla
como una polla diminuta. Cuando despu�s de un rato abandono ese agujerito y bajo
de nuevo hasta su co�o, Bea exhala un largo suspiro y gira la cabeza hacia m�.


- Joder C***... qu� bueno... - Enseguida se pone de nuevo a
chupar como una desesperada mi polla, que no ha perdido ni un �pice de dureza.
Recorre toda su longitud con su lengua larga y h�meda, desde el glande hasta la
base, y entonces juega con mis huevos, los lame, se los mete en la boca, los
acaricia con sus labios, y vuelve a subir por mi polla hasta el capullo, para
abrir la boca y met�rsela sin contemplaciones. Lo hace una, dos, tres, diez
veces, y yo no paro de comerle el co�o como antes el culo, sin prisa,
sabore�ndolo, mordisque�ndolo, deteni�ndome unos segundos en mamar el cl�toris,
frotarlo a toda velocidad con la lengua, y subiendo otra vez hasta la entrada de
su chochito, comi�ndomelo entero sin dejarme nada en el plato.


Durante unos minutos largos y maravillosos, segu� disfrutando
de su mamada experta y de su co�o. Me detuve unos instantes, dejando su
entrepierna llena de saliva, y me apliqu� a la tarea de comerle el cl�toris sin
descanso. Eso la volvi� loca. Dej� de chupar mi polla, y se dedic� a gemir y
berrear de gusto, estirando sus brazos y apretando mi cabeza entre sus rodillas.
En ese instante se sacudi� como si la hubieran dado un correazo, se tens� entera
y con un intenso gemido empez� a echarme encima jugos a litros.


- ����Aaaaaauuummmmmm!!! - Yo sigo comi�ndole la pepita sin
parar, mientras Bea se retuerce y se corre como una perra. Cuando termina su
orgasmo, se tumba encima de m� con la cabeza apoyada en el colch�n, y su co�o
rezuma a�n en mi boca, as� que contin�o chupando y lamiendo mi premio.


- Uffffff... que gusto... - En silencio dejo de chupar, y Bea
resbala lentamente y se tumba boca arriba a mi lado, totalmente satisfecha. Me
incorporo sobre mi codo y la miro, tendida con las piernas semiabiertas, el pelo
chorreante y revuelto, sudando, con la cara arrebolada y reluciente, los ojos
cerrados, respirando irregularmente, jadeando, recuper�ndose del orgasmo. Mi
polla a�n est� tiesa, y me duelen los huevos de lo excitado que estoy. Me acerco
a ella en silencio, y aprovechando que tiene las piernas abiertas, me coloco
sobre ella y dirijo mi miembro a la entrada de su co�o chorreante.


Ella lo nota en la entrada y abre los ojos, clav�ndolos en
los m�os. Sonr�e un poco y yo le beso las mejillas, la frente, la nariz, la boca
entreabierta de labios roj�simos. No aguanto m�s y empujo con fuerza, con
decisi�n, mi polla en su co�o.


- Aaaaahhhh... s����... - Bea cierra los ojos y deja que mi
nabo separe los pliegues de su co�o... entra de un golpe hasta el fondo con una
sensaci�n maravillosa. Ya no acordaba lo bien que se siente su chocho rosado, su
cueva de terciopelo rosa, tibia, h�meda, que se ajusta como un guante en torno a
mi polla. La dejo ah� mientras ella me abraza y curza sus piernas alrededor de
mis caderas. Entierro mi cabeza en su pelo, h�medo y perfumado, y saco mi polla
con lentitud para volverla a enterrar al momento, gru�endo de puro y primario
placer. Repito el movimiento y sostengo un ritmo estudiadamente cadencioso,
parsimonioso, prolongando en todo lo posible este momento de �xtasis. Su co�o es
perfecto, y ella se mueve con maestr�a, moviendo la pelvis al comp�s de mi
penetraci�n, elev�ndome a una cima de gozo que hac�a tiempo no alcanzaba...
cuando se la meto hasta el fondo gime acompa�ando mis jadeos, y yo siento unos
calambres electrizantes, una sensaci�n deliciosa que recorre todo mi miembro,
desde la punta del capullo hasta la base de mi columna, tan fuerte y tan intensa
que quisiera convertirme todo yo en una enorme polla, sumergirme entero sin
parar en ese co�o de vicio, sentir esa sensaci�n por todo mi cuerpo y por todos
los d�as de mi vida.


- Oh sigue... sigueeee... as�... m�s... m�s... m�s...
sigueee.... - Bea me ara�a la espalda, y no lo puedo evitar, aumento el ritmo, y
empiezo a buscar sus orejas peque�as, sus mejillas cubiertas de rubor, sus
labios ansiosos, y busco en su boca el sabor a polla, y dejo en su lengua el
sabor a su co�o, a sus jugos, a su orgasmo. Me levanto sobre mis codos,
observando mi polla entrar y salir entre esas dos piernas que me encarcelan, que
me atan a este cuerpo de mujer, subiendo y bajando tras ese tupido bosque de
vello oscuro que guarda ese co�ito que me est� matando de gusto. Miro sus pechos
diminutos, de cr�a, moverse al mismo comp�s de mis embestidas, miro su cara,
colorada y sudorosa, sus ojos entreabiertos, y su boca que jadea buscando aire.
No paro ni por un momento de meter y sacar la polla, pero es cuando aumento un
poco m�s el ritmo de mis golpes de cadera cuando Bea parece soltarse de verdad y
mir�ndome a los ojos empieza a soltar obscenidades.


- As� cabr�n... met�mela hasta el fondo... empuja maric�n...
as� as�... mmmm - Me sorprende, porque nunca lo hab�a hecho, pero me gusta, as�
que no hago o�dos sordos a sus sugerencias y empujo m�s fuerte, m�s profundo.


- Oooh... c�mo me gusta... dale joder dale... as�
cabronazo... f�llame duro... - Bea sigue murmurando y yo no paro de larg�rsela
hasta los huevos. Entonces me detengo un poco y la saco. Bea me mira, un poco
desconcertada. -�Qu�... pasa? - balbucea.


- Date la vuelta - Le digo. Ella al principio duda, pero
entonces yo la agarro de las caderas y le voy dando la vuelta.- Ponte en cuatro.
- Ella se coloca ofreci�ndome el co�o bien abierto, y yo observo c�mo se asoma
por debajo de ese culazo indecente. Le palmeo las nalgas - Vaya culo que
tienes...


Ella se gira un poco.


- C***... otra vez por el culo no... - Noto el miedo en su
voz, pero no eran esas mis intenciones... todav�a. La tranquilizo con un
movimiento de cabeza y me acerco de rodillas hacia su trasero. Apoyo mi nabo
contra su co�o, una fruta bien madura, y empujo otra vez sin medias tintas. Hago
tope con su culazo, que me recibe suave y blando.


- Aaaaaaaaa... mmmmm.... - Bea baja la cabeza y gime con un
agudo chillido. Esta vez mi polla se introduce m�s adentro, hasta lo m�s
profundo de su co�o, y Bea lo nota. La agarro bien de las caderas y la emprendo
a golpes, pam, pam, pam, golpeando su culo con mi pelvis, mirando temblar esas
carnes con mis arreones, excit�ndome con el ruido que hace mi vientre al
estrellarse contra esas dos medias lunas morenas. Si antes estaba disfrutando,
ahora estoy directamente en el jodido para�so. �Qu� co�ito m�s bueno!


- Sigue cabr�n sigue... m�temela... f�llame... as�...
as������... - Bea poco a poco se va hundiendo, hasta que apoya la cabeza sobre
sus brazos cruzados en el colch�n, y pone el culo un poco m�s en pompa. Yo la
sigo enterrando en su co�o con un sonido h�medo, acompa�ando sus gemidos y sus
murmullos.


Y otra vez, me preparo para vengarme de ella.


* * *


No bajo el ritmo de mis acometidas, pero me preparo para un
bonito cambio de objetivo. Sin previo aviso, saco la polla, abro su culo con las
manos y empujo mi polla dentro de su irritado hoyo trasero como un poseso.


- ��AAAAAAAAAUUUUU!! - Bea pega un salto tremendo -
�Aaauuuuu!!... �no! �no! ... �Otra vez por ah� no! - Aunque entra bastante bien
hasta el capullo, gracias a la lubricaci�n, enseguida me encuentro con
dificultades para seguir avanzando. Bea grita como una endemoniada, pero yo me
agarro bien a sus caderas, la sujeto y sigo empujando, aunque su culo ofrece una
resistencia importante, seguramente porque est� apretando mucho.


- �S�calo! �S�calo!... �Joder...! ���Me matas cabr�n!!! - Ni
caso. Sigo empujando, fuerte y sin pausa, hasta que noto que su esf�nter se
afloja y se abre - ��Aaaaauuuuuu!!...- Bea chilla, y de repente se deja caer
otra vez en el colch�n y empieza a gemir en voz baja - ...me has roto... me has
roto cabr�n... mi culo... au... hijodeputa... - Y se echa a llorar. Mi polla
vuelve a poder entrar, sin que nada le haga frente, en ese soberbio culazo.
Empujo, empujo, y me alojo en su intestino con un placer tanto f�sico como
espiritual: le acabo de reventar el ojete a mi ex, a la zorra que me dej� hace
tres a�os. As� que no me paro ah�, sino que la meto y la saco a un ritmo cada
vez m�s acelerado, entre el llanto y los hipidos de Bea. Pero pronto se
acostumbra a mi polla, y se retuerce de placer cuando se la meto bien adentro,
hasta acomodarle las tripas.


- T�mala zorra... �la notas en tu culo?... Te lo voy a
romper... voy a reventar este ojete de ni�a pija - Realmente disfruto con esto,
con el fuerte apret�n de sus entra�as en mi polla, el calor abrasador de sus
tripas.


- Auu... sigue joder... abreme el culo... f�llamelo... - Bea
vuelve a disfrutar, as� que aumento la cadencia hasta que mis huevos parece que
van a reventar. Noto que me voy a correr de un momento a otro, as� que saco la
polla entera, la restriego entre sus nalgas y la vuelvo a meter bien fuerte en
sus entra�as, con un aut�ntico grito de placer y dolor de Bea. Despu�s de cuatro
buenos enviones, mi polla explota en un orgasmo tan duro, tan prolongado, tan
fren�tico, que casi me duele. Dentro de su reventado ano me corro, d�ndole bien
duro, hasta que mi polla se deshincha y yo caigo sentado sobre el colch�n.


Bea se queda en la misma posici�n, culo en pompa, mientras su
esf�nter, terriblemente abierto e inflamado, expulsa gotas de mi semen a chorros
que se pierden en los pelos de su co�o. Tengo la polla embadurnada de semen, de
flujo y de heces, y puede que incluso un poco de sangre. Pero es que no puedo ni
levantarme. Bea respira con dificultad, y se queja.


- Hostias... joder... que da�o... hijoputa... me lo has
dejado roto... - Poco a poco Bea se queda tumbada boca abajo, tratando de
recuperarse - Me duele la hostia... pero qu� gustazo... y qu� da�o... joder...
te dije que otra vez por ah� no... pero qu� bueno...


Estoy absolutamente derrengado. Llevo tres d�as sin parar,
como en mis mejores sue�os. Ahora mismo me siento totalmente vac�o, seco,
acabado. Hago un esfuerzo para incorporarme, pero me desplomo boca arriba,
despatarrado encima de la cama. Giro la cabeza cuando Bea se levanta, con mucha
dificultad, y camina cojeando, quej�ndose a cada paso, agarr�ndose el culo,
hasta el ba�o. Yo tambi�n me levanto despu�s de otro par de intentonas, y
renqueo tambale�ndome tras ella.


La veo sentada en la taza, desnuda, con la cara crispada por
el dolor, los pu�os apretados.


- �Qu� haces? - le pregunto casi sin voz.


- Joder... me has hecho trizas el culo y me han entrado ganas
de... ��sal!!


Iba a salir del ba�o, pero noto como se retuerce de puro
sufrimiento cuando aprieta el culo. Gime y le resbalan dos lagrimones. La miro
con curiosidad, y ella abre los ojos inyectados en sangre y vuelve a gritar.


- �Que salgas!


No le hago ni caso. Me acerco a la ba�era y empiezo a lavarme
bien la polla, frot�ndola con jab�n y con mucho cuidado, porque me escuece la
hostia. Bea se enfada.


- ��Pero quieres salir de una vez, joder!!


- Estoy en mi casa y en mi ba�o, as� que c�llate. Haz lo que
d� la gana, pero no me grites.


Bea no tiene ganas de discutir. Con atroces dolores, porque
su cara y sus lamentos no mienten, termina de evacuar. Se queda sentada un
momento, recuperando el aliento, y me dice sin volver la cara.


- Eres un cabr�n... me has dejado el culo que no voy a poder
sentarme en una semana. - Se limpia con mucho cuidado, bufando y
maldiciendo.Termino de limpiarme bien y me giro hacia ella mientras aprieta el
bot�n de la cisterna.


- Tengo crema en el armario.


Bea abre un caj�n y rebusca hasta sacar un bote de crema
analg�sica. Al principio trata de aplic�rsela, pero en cuanto se toca el ojete
pega un salto y se queja con los ojos llenos de l�grimas.


- Espera. Primero te lo limpio bien y luego te la unto.


Me mira con desconfianza, pero supongo que el dolor de su
culo puede m�s, as� que se mete en la ba�era y se inclina, ense��ndome el culo.
Lo tiene bastante mal, sucio, un poco tumefacto, hinchado, todav�a sin cerrar
del todo, pero sin males mayores. Lo limpio bien con agua fr�a, cuidadosamente,
entre sus lamentos y sus respingos, dej�ndolo bastante limpio. Despu�s le aplico
la crema con un dedo, suavemente, con ternura, aunque noto que le molesta
bastante el contacto.


Al final nos vamos a la cama los dos, ella bastante dolorida
y renqueante. Se tumba boca abajo, y no puedo m�s que admirar su cuerpo, sus
curvas, la raja perfecta de su culo entre sus dos nalgazas. Me tumbo a su lado,
y me pongo a pensar en estos tres d�as de locura, en los que he desvirgado el
culo a una pelirroja, me he follado dormida a su mejor amiga y he echado un
polvo de esc�ndalo con mi ex a la que no ve�a hac�a tres a�os. Me duermo con una
sola idea en la cabeza...


"Esto no puede acabar bien"


FIN (Continuar�)


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Relato: Pelirroja... peligrosa (5)
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