Relato: Rocky en Marbella Os cuento m�s cosas de Rocky. Es un tipo c�nico, en el buen
sentido de los griegos, y duro, ha dado la vuelta a todas las esquinas de la
vida. Mira con indiferencia y,como Manuel Machado, tiene el alma del nardo del
�rabe espa�ol. De cuando encuando, un beso y un nombre de mujer...Vale,
vale,sigo...Esto le pas� en Marbella. Hace a�os. Era joven Rocky. Ten�a brazos
fuertes y poderosos y unas piernas moldeadas como columnas. Era un boxeador en
su apogeo, llamaba la atenci�n a cada paso que daba. Una noche acudi� a una
fiesta en casa de un actor conocido. Era un adorno. "Este es Rocky". Hab�a mucha
gente, todos bebiendo y meti�ndose cosas para el cuerpo. Le presentaron a una
danesa alta y rubia, con tetas poderosas. Miro a Rocky como si fuera a
com�rselo. "Soy Ingrid". "Encantado, princesa�" Y Rocky pas� de ella.
Estuvo dando vueltas por la casa, un chal� inmenso. Hab�a
gente por todas las esquinas. En un momento se acerc� a la cocina y all� estaba
Ingrid. Se fue hac�a ella y no hizo pre�mbulos. "Estas guap�sima, giri". "Qu� es
giri". "Que aqu� hay que follar que si no no nos divertimos". Y Rocky le puso la
mano en el muslo, levant� la minifalda cort�sima y le acarici� por encima de las
bragas. "Eres muy atrevido", dec�a Ingrid. No lo sabes bien, pensaba Rocky. "Yo
soy viuda, pero he venido con un amigo". Rocky la acariciaba el chocho por
encima de la falda y dec�a todas las tonter�as que se le ocurr�an. "Me enamor�
en cuanto te vi, t�a. Pens�: a esta la comer�a el chochito al primer descuido".Y
ella se re�a como una tonta. Y Rocky se arrodill�, le quit� las bragas entre las
protestas de la danesa y meti� su cabeza entre sus piernas. Empez� a lamer
desesperadamente. Y ella ya no protestaba. Le agarraba la cabeza y apretaba para
que su lengua no se detuviese. Rocky le chupaba el cl�toris con delectaci�n. Era
como un perrillo desesperado. Y Ingrid se humedec�a y ped�a m�s y m�s. "Dejame
tu polla, cari�o, quiero tu polla". Gritaba la danesa y Rocky empez� a
preocuparse hasta que pens� que en aquella casa todos estaban follando como
cabrones y que nadie se preocupaba de �l.
Se equivocaba. Lo descubri� cuando mir� a la puerta de la
c�cina. Ella estaba all�. Era la mujer m�s bella que hab�a visto en su vida.
Ten�a los ojos infinitos, negr�simos. Y una melena negra hasta la cintura.
Llevaba una especie de t�nica blanca que se le ajustaba al cuerpo. Estaba all�
mir�ndoles, s�lo mir�ndoles. Rocky no sab�a que hacer, pero ella s�. Le hizo un
gesto de silencio, llev�ndose los dedos a los labios y luego le dijo
vocalizando, sin palabras: "Foll�tela". La danesa estaba con los ojos casi en
blanco, tumbada en la c�cina, con las piernas abiertas anhelantes. Rocky se
tumb�, meti� su polla en el chocho y se movi� arriba y abajo. Not� como la
belleza morena se acercaba, le acariciaba el culo, le empujaba arriba y abajo,
not� como se estrechaba contra �l. Sinti� tambi�n su deseo y quiso darse la
vuelta. "No, no, le dijo al o�do. Sigue, sigue". La danesa flotaba en un para�so
y el galopaba como un corcel alado, como nunca lo hab�a hecho. Entonces escuch�
en su o�do la palabra calida de aquella mujer inigualable: "Me llam� Luc�a.
S�gueme". Ella sali� de la c�cina y Rocky la sigui� como sigue el perro al
pastor. Y otra vez le babl�: "Has todo lo que yo te diga y no hables, no quiero
palabras. �Cumplir�s mis deseos? "Hasta el �ltimo". Llegaron a una habitaci�n. Y
luc�a sac� unos anteojos y se los puso a Rocky. No ve�a nada, pero decidi�
seguir el juego �ya sab�is que Rocky es enamoradizo, y se hab�a enamorado de los
negr�simos ojos de Luc�a y de los cabellos del color de la noche--. Luc�a cogi�
una mano de Rocky, con mucho cari�o y le at� a una especie de cadena. Hizo lo
mismo con la otra. Tambi�n le sujet� los pies en una especie de agarradera que
hab�a en el suelo. All� estaba �l, el poderoso Rocky, indefenso. No las ten�a
todas consigo: "ahora entran dos maromos y me dan por el culo, soy un panoli".
En cinco minutos no sinti� nada. De repente not� como Luc�a le acariciaba por
encima de la ropa, los brazos, el pecho la cintura. Con unas tijeras iba Luc�a
destrozando la camisa de Rocky. Se qued� desnuda de cintura para arriba.
Entonces sinti� la desnudez de Luc�a. Ella apretaba su pecho contra su pecho. Se
hab�a subido a alg�n sitio para ponerle las tetas en la boca y Rocky lami� el
mar. Not� los pezones de Silvia irse poniendo rigidos, erectos. Hubiera querido
apretarlas pero no pod�a. Era ella quien se restregaba contra �l. Cuando m�s
excitado estaba Rocky se separ�.
Hubo otro minuto eterno y not� que Silvia se hab�a puesto
detr�s de �l, tambi�n utiliz� las tijeras para deshacerle los pantalones y el
slips. La polla de Rocky estaba dura y fuerte, impresionante. Pero Luc�a le
acariciaba el culo m,uy suavemente, y le meti� un dedo poco a poco y daba
vueltas alrededor de su ano. Luego apret� todo el cuerpo contra el suyo,
mientras le agarraba la polla. "Dios, esto es el cielo", susurraba Rocky.Le
agarraba la polla y la movia de arriba abajo con una mano, mientras con la otra
entraba y sal�a en su culo, ahora con dos dedos. Notaba la respiraci�n jadeante
de Luc�a, que tambi�n disfrutaba con todo lo que hac�a. Volvi� a separarse de
�l. Y Rocky esper�, ya tranquilo.
Not� cuando estuvo delante, cuando puso sus tetas en su
pecho, cuando le agarr� la polla con las dos manos y se la puso entre sus
piernas. No se la meti�. Luc�a utiliz� la polla de Rocky como si fuera un dedo
coraz�n. Se la puso entre los labios del chocho y se la restreg� contra su
cl�toris, arriba y abajo, de un lado para otro, se la met�a un poquito y se la
sacaba. Luc�a aullaba. Sis orgamos eran espl�ndidos. Jug� mucho tiempo con la
polla de Rocky contra su cl�toris y luego le dijo al o�do: "ahora Rocky me la
voy a meter y vas a gozar como nunca". Fue el extasis. Rocky, atado, ciego, se
mov�a como un hurac�n de adelante hacia atr�s, como si estuviera combatiendo con
el m�s encarnizado enemigo. Luc�a hac�a circulos con la pelvis y apretaba con
los labios de su maravilloso chocho la polla de Rocky. Cuando todo acab�, Luc�a
le desat� a Rocky una mano y las piernas y le dijo: "S�lo puedes quitarte el
antifaz dentro de cinco minutos". Rocky esper�, �por qu� no cumplir tambi�n este
deseo?". Cuando se desat� el todo y se quit� el antifaz, vio una nota encima de
la cama: "Pasea dentro de dos d�as por el malec�n. All� hay una baranda de
piedra y delante el mar. Solos antes el mar. Y el silencio. Des�ame,
des�ame�Lucia".
Eso era todo. Rocky pas� dos d�as obnubilado, pensaba en
Luc�a, en sus muslos maravillosos...Su boca se hac�a agua al imaginar sus
pechos,
y sentir el olor maravilloso de su cuerpo. Intent� escribir �no os he dicho que
Rocky, adem�s de hacer pinitos en el boxeo, tambi�n es poeta, el boxeador-poeta,
vale, vale, nadie es perfecto--. Era imposible. Folios y folios rotos. Las musas
se hab�an ido con Serrat, o con Sabina, o estar�an colgando del balc�n. Pase�
por las calles de Marbella, recorri� todos sus tugurios."Est�s enfermo, Rocky",
le dijo su amigo Juan, que tambi�n hab�a visto a la belleza morena en la fiesta.
"�O te enamoraste de aquella belleza morena?". "No me toques los cojones,
Juan...�pero sabes t� donde vive esa t�a?". "Ni idea ".
Rocky vivi� dos d�as con una opresi�n en el pecho que casi le
imped�a respirar. El deseo le ahogaba. Pero lleg� la hora. A las nueve de la
noche baj� a la calle. Camin� por el paseo mar�timo muy lentamente, la luna
emerg�a, blanca y llena. Rocky, c�ncer de los pies a la cabeza, amaba la luna.
Camin� y camin� hasta llegar al espig�n que se internaba en el Mediterr�neo
-"quiz� mi ni�ez sigue viviendo en tus playas..."--. Y tarareaba a Serrat muy
bajito -"llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya..."--. Y la luna
dejaba senderos de plata en el agua. Y vio a la mujer que llevaba la noche en
sus largos cabellos en la baranda, de espaldas, mirando a la nada, llen�ndose
los ojos de mar -"verde que te quiero verde... con la sombra en la cintura, ella
sigue en su baranda, verde carne, negro pelo..."-- Treinta metros...Tan cerca.
Estaban solos, �nicamente iluminados por la luna. O�a el sonido del mar. Era
bella. Se sent� en una piedra grande, a cuatro metros de Luc�a.
Y ella ni se gir�. S�lo movi� sus manos y levant� su vestido.
No llevaba bragas. Su culo era un manjar, fresa y nata, delicias para los
dioses. Rocky era una tea ardiente. Se acerc�. La acarici�. Sus manos
recorrieron su espalda con ternura, con mimo, la acarici� de arriba abajo, m�s
abajo, m�s...Su mano, lenta y experta...Deseaba besarla, besarla, introducir su
lengua all� abajo, en su culito precioso �"hoy la tiera y los cielos me
sonr�en"--. Ella parec�a derretirse. Lami� y lami�.Se comi� aquel culo como no
lo hab�a hecho nunca. Y luego se levant�, se apret� contra su culo. Ella not�
toda su fuerza, su dureza, su potencia, su deseo. Luc�a se dio la vuelta. Se
besaron apasionadamente, mecidos por el sonido del mar. Y Luc�a supo que
entonces que Rocky era puro como el oro, y fresco como la brisa del mar. Ten�a
una tetas maravillosas. Estaba deseando que Rocky la penetrara. Lo hizo all�
contra la baranda -"y ella sigue en su baranda, verde carne, negro pelo, so�ando
en la mar amarga..."--. Fue m�gico, el polvo so�ado. Rocky la penetr� por el
culo y ella se movi� como una culebra, o como una diosa. Eran las doce de la
noche cuando Silvia sali� corriendo como una Cenicienta a las doce, con sus
zapatitos de cristal. Ni le hab�a dirigido la palabra. Y s�lo dej� otra nota
para Rocky...Era otra cita... en Madrid.
Bueno ya os lo cuento otro d�a. Se admiten sugerencias y
consejos. Besos a todas y a todos de parte de Rocky
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Relato: Rocky en Marbella
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