Relato: Mi adorada cu�ada (II) MI ADORADA CU�ADA (II)
Despu�s del episodio vivido anteriormente con mi cu�ada,
volvi� a repetirse una situaci�n similar, pero totalmente distinta.
Hola de nuevo cibernautas, aqu� sigue la historia con mi
adorada cu�ada; de m�s, esta decir, que esta historia es cien por ciento
ver�dica, y que no dar� datos, ni descripciones personales por razones sociales
obvias, para mantener en secreto esta relaci�n que ahora se hace imprescindible
.
La historia continu�; y ahora, paso a relatar lo que sucedi�,
transcurridos unos d�as de nuestra primera experiencia:
Pasados ya, unos d�as, despu�s del primer acontecimiento
relatado anteriormente con mi adorada cu�ada; volvi� a repetirse la
situaci�n al tener que pasar por ella, por encontrarse ella nuevamente sola y
sin coche, para llevarla a su casa; y que, como les contara la vez anterior,
ella es empresaria agr�cola, as� es que su trabajo queda retirado de la ciudad,
y por ser una zona rural escasean los medios de transporte al no contar con uno
propio.
Esta vez, tuve que esperar por ella, pues el trabajo del d�a
se hab�a extendido precisamente por no haber podido transportar a unos
trabajadores del turno de noche, por lo que nos retiramos, ya entrada la noche
de su lugar de trabajo. Como era costumbre, en estas ocasiones quedarme a
pernoctar en su casa, por encontrarse muy cerca de mi lugar mi lugar de trabajo,
y permitirme as�, descansar un tiempo mayor; pero esta vez era v�spera de un d�a
feriado, por lo que al d�a siguiente no me correspond�a trabajar, y ella s�lo
tendr�a que asistir a supervisar su labor al mediod�a siguiente; por mi parte,
yo s�lo ten�a en mi mente poder estar nuevamente junto a ella en su habitaci�n,
y a cada momento que transcurr�a, me iba sintiendo m�s excitado y expectante de
lo que podr� ocurrir esa noche.
Por lo que, al llegar a la ciudad, la invite a comer algunos
bocadillos en un local, como excusa para servirnos posteriormente unas cuantos
tragos, y se hiciera a�n m�s tarde, para quedarme a pasar la noche en su casa, y
de esta manera, preparar mi plan a seguir, y facilitar una posible ocasi�n para
gozar nuevamente de sus encantos. Transcurridos unos tragos, me dijo que a ra�z
de la jornada extenuante que hab�a sido el d�a, prefer�a que la llevara a casa
para continuar all� nuestra pl�tica.
Al llegar a su casa, conversamos algunos momentos de cosas
relacionadas con nuestros respectivos trabajos, y como mi excitaci�n iba cada
vez en alza, le ped� me dejara ducharme antes de dormir, ella dijo que tambi�n
le apetec�a tomar una ducha caliente; por lo que le respond� que fuera ella
quien usara primero la ducha, a lo que accedi� de inmediato; entrando a la sala
de ba�o, me dijo al pasar que despu�s de ducharnos, podr�amos ver alguna
pel�cula en su dormitorio como la vez anterior, pues al d�a siguiente ninguno de
los dos no tendr�amos que madrugar para asistir a nuestros trabajos. Al momento
acept�, imaginando lo que podr�a suceder m�s adelante.
M�s tarde, al salir yo de la ducha, me llama desde su
habitaci�n, dici�ndome que hab�a elegido una pel�cula en formato DVD, por lo que
me pidi� que trasladara el equipo el equipo DVD del living a su dormitorio, para
estar ella m�s c�moda en su cama por haberse vestido en la ducha con ropas de
dormir, y que yo me acomodara como la vez anterior en el sill�n situado al borde
de su cama. Esta vez, yo tambi�n me hab�a quedado vestido solamente con una bata
de ba�o, para propiciar alg�n posible acercamiento.
Pero en esta ocasi�n, mi cu�ada no mostraba intenciones de
dormir, a diferencia de la vez anterior, siguiendo con atenci�n la trama de la
pel�cula; y solicit�ndome de vez en cuando que le sirviera uno que otro trago.
Como el tiempo transcurr�a, y ella continuaba despierta, y yo pensaba que mi
momento de gloria se hab�a esfumado, pens� en retirarme a mi habitaci�n. Ella se
recuerda de su trabajo, y me pide que revise en su PC un programa que hab�a
dejado inconcluso, por no haber entendido algunas f�rmulas matem�ticas, que
deb�a aplicar al d�a siguiente, y que la explicara por la ma�ana. Acced� a su
petici�n, y me situ� en su PC. Los minutos transcurrieron sin darme cuenta, y al
mirarla para comentarle las funciones del programa, la veo durmiendo
placidamente, en la misma posici�n en que hab�a quedado.
Como me encontraba en
el PC, ingreso a Internet para leer algunas Historias, justamente encuentro una
que versa sobre una relaci�n entre cu�ados; y que la historia ocurre en el ba�o,
por encontrarme vestido s�lo con la bata de ba�o, tomo mi pene y lo comienzo a
masajear suavemente. Vuelvo a mirar a mi cu�ada, y esta vez esta con sus piernas
descubiertas, con su camis�n de dormir cubriendo el inicio de su tesoro, me
vuelvo, la miro por unos momentos, le hablo al no contestarme la toco
suavemente, no da muestras de haber estar conciente, llevo mi mano a su camis�n,
y descubro para m� su tesoro; sigo movi�ndomela unos instantes, frente a ella
con la bata totalmente abierta, pasados unos momentos, ella se voltea tap�ndose
con las cobijas; espero algunos segundos y la vuelvo a destapar para seguir
admirando su maravilloso tesoro, en ese momento, ella me toma sorpresivamente mi
mano que retiraba la cobija; y me pide que le haga un masaje en sus piernas, que
estaba esperando, a que yo la oliscara como la vez anterior, para poner a mi
alcance su botoncito del placer.
Enseguida me confiesa, que la vez anterior
hab�a sido ella quien propiciara lo ocurrido, igual que esta noche, ya sin
ning�n tipo de represalia, me saco la bata, y me situ� junto a ella acariciando
cada parte de su cuerpo con mi lengua, y mis manos, para despojarla de toda
vestimenta que lleva, y dedicarme a lamer sus partes sensibles a esas alturas
totalmente h�medas, dedicando especial cuidado a su bot�n sobresaliente,
mientras ella con sus dedos fricciona aceleradamente sus pezones totalmente
erectos, se corre en un orgasmo fenomenal, tom�ndome de la nuca, y apret�ndome
contra su sexo, frotando aceleradamente su cl�toris contra mis labios, d�ndome a
mamar el m�s exquisito elixir de sus entra�as, para acabar con un grito que debe
haberse escuchado por varios vecinos del lugar.
Despu�s de unos cuantos
estertores, que la hicieron saltar varias veces de la cama elevando al m�ximo su
pelvis, y ya relajada me dice que es mi turno, porque esta noche ella quiere
quedar satisfecha totalmente, por lo que har� que saque la excitaci�n primera
para poder gozar al m�ximo despu�s, que sab�a que mi calentura de ese momento
era mucha, y se quedar�a insatisfecha si yo proced�a a penetrarla en esas
condiciones, por lo que ella saciar�a, la excitaci�n primera, para gozar total y
plenamente nuestras ansias mutuas de placer. Acto seguido, procedi� a mamarme
descaradamente, introduci�ndose totalmente mi verga en su boca, hasta que sent�
tocar su garganta, vini�ndome en una corrida espectacular; y ella trag�ndose
todos mis flujos; muy ricos me dijo, pero ves que ten�a raz�n, ahora
disfrutaremos merecidamente, lo que ambos necesit�bamos desde hac�a mucho
tiempo..., �verdad?, me dice, y se r�e sarc�sticamente.
Sigamos, dice, y vuelve a mamarme, hasta que mi pene vuelve a
ponerse duro, ahora s� est�s en forma para satisfacerme, dice, pen�trame hasta
que no puedas m�s; y por donde se te ocurra, desde hace tiempo me estoy
guardando parta ti; esta noche ser� tuya; � se que es tu fantas�a! �te conozco
muy bi�n! ... �aprovechame!.
Yo extasiado, sin creer lo que estaba ocurriendo, y con mi
pene en su m�xima expresi�n, me situ� entre sus piernas, llev�ndolas sobre mis
hombros; y procedo a penetrarla desesperadamente, hundiendo mi pene en un solo
impulso hasta la ra�z en el maravilloso tesoro de mi cu�ada, bombeando
r�pidamente; ella, atenta al goce que pretend�a alcanzar, me incita a que me
calme, y lo hagamos lenta, acalorada, caliente, y morbosamente para alcanzar el
m�ximo goce posible; pues est�, ser� la primera y una de la pocas veces que
podamos hacerlo conscientemente, en la plenitud de nuestros sentimientos
conscientes de seres humanos que pueden controlar sus placeres; esa noche,
gozamos interminablemente, cada relaci�n era interminable, estuvimos haciendo el
amor hasta que tuvo que retirarse a la supervisi�n del mediod�a; que por cierto
la realiz�, terminada la tarde. Haci�ndome notar nuevamente, que hab�a sido
ella, qui�n me sedujo la vez anterior por estar caliente conmigo desde el d�a en
que nos conocimos.
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Relato: Mi adorada cu�ada (II)
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