Entre a tomar una copa antes de ir a dormir. Salí del hotel pensando que en una
ciudad costera la marcha estaba asegurada a pesar de ser martes pero siendo invierno
y al estar lloviendo debería haber imaginado que la gente de la localidad
se quedaría en su casa, y los pocos extranjeros de vacaciones tenían
sus propios locales en los que hablaban su idioma y yo estaba harto de concentrarme
en entenderlos en el seminario en el que mi empresa me obligaba a participar como
representante de la delegación en España.
De hecho la mayor parte
de los asistentes al congreso habían salido y me habían invitado
a ir con ellos, pero yo decline la invitación para internarme por las calles
de la localidad donde esperaba encontrar gente que hablase mi idioma.
Llueve.
Prácticamente no ha parado en todo el día. Me protejo debajo del
balcón de una casa esperando inútilmente una tregua del cielo para
poder acercarme hasta mi coche mojándome lo menos posible.
Analizo el
camino que me separa de mi coche y veo que la calle esta llena de grandes charcos
que tendré que sortear. Demasiada agua para una ciudad que no esta acostumbrada.
Las alcantarillas no dan abasto y en algunas zonas el agua corre por la carretera
como si de un río se tratase. Seguro que algún garaje ya esta inundado.
Junto
a mi otro noctámbulo busca la escasa protección que brinda el balcón.
Esta oscuro, las farolas parecen fundidas, pero la luz que sale del bar me permite
verle la cara y me resulta familiar.
Esta maldita lluvia nos ahogara a todos
- parece que tiene ganas de hablar. Esta bien, no tengo prisa.
Ya sabes lo
que dicen. Siempre que ha llovido ha escampado. De todas formas el agua siempre
viene bien y la zona parece que lo necesita.
Si hace falta. Pero al caer tan
seguido la mayor parte se ira al mar y en un par de meses volveremos a estar igual.
¿Perdona,
te conozco de algo? No soy de aquí pero me resultas familiar. - estoy seguro
de que le conozco pero no logro saber de que.
Trabajo en el hotel. En recepción.
Ah
claro, sabia que te conocía. - ahora le recuerdo, el lunes me dio la llave
de mi habitación y luego le he visto un par de veces por allí. -
he salido a tomar algo y a separarme de los "guiris" estaba buscando
algún sitio de aquí pero no he encontrado a mucha gente.
Hoy
es mal día para salir. Hace malo y la gente estará pendiente de
que no se inunden sus casas, sobre todo por la parte de la playa, Aquello esta
lleno de chiringuitos y es fácil que entre el agua.
Mis "compañeros"
han ido a la parte nueva. Allí no habrá problemas supongo.
No,
todo aquello aguanta bien, y seguro que habrá mas ambiente, pero en los
bares prácticamente sólo dejan entrar extranjeros, si hubieses ido
con ellos abrías entrado, pero igual ahora te ponen pegas, a menos que
hables ingles con el portero, son todos "machacas" y no distinguirán
si eres de fuera o nacional, las veces que he entrado ha sido así, haciéndome
pasar por "guiri".
No, ya estuve ayer y no me gusto mucho, además
si he venido por aquí a sido para no tener que hablar en ingles al menos
hasta mañana. Creo que me volveré al hotel. Si consigo llegar hasta
mí coche claro.
Yo también vuelvo a casa. - sus palabras, la
conversación que manteníamos, saber que al día siguiente
le vería en el hotel y que tener un conocido en él, que me debiese
un favor, podría beneficiarme, me lleva a ofrecerme.
Si quieres te llevo,
y así me indicas luego como llegar al hotel sin perderme.
Se lo esta
pensando. Mira al cielo y parece convencerse de que no va ha parar.
De acuerdo,
es aquel negro verdad.
Asiento y aprieto el mando a distancia para que el coche
nos espere con las puertas abiertas.
Inicio la carrera sorteando como puedo
los charcos y oigo como mi nuevo amigo, que por cierto aun no se como se llama
me sigue de cerca.
Abro la puerta y me cuelo dentro. El tiene algún
problema con el tirador y al final le abro desde dentro.
Pasa que te vas a
empapar.
Lo siento, te voy a poner el coche perdido.
No importa. Por donde
vamos.
Tira recto, no estamos lejos.
Por cierto me llamo Luis.
Lo sé.
Yo Carlos.
Sigo sus indicaciones y antes de lo que espero llegamos a su casa.
Reconozco la calle, es una de las paralelas al hotel.
Detengo el coche. Pienso
en una frase de despedida amable, como "bueno mañana nos vemos",
algo que le recuerde que me debe un favor.
Aún es pronto. Porque no
aparcas ahí mismo y subes a tomar una copa. Te lo debo por traerme.
Mientras
me dice esto, su mano se apoya en mi muslo. Un escalofrío me recorre la
espalda. Me trae recuerdos de la juventud que creía olvidados. Dudo. Y
sin tener claro porque le digo.
Esta bien. Vamos.
Dejo el coche junto a
la acera. Sigue lloviendo. Baja del coche y corre hasta el portal. Es el ultimo
momento para echarme atrás. Abro la puerta y corro a mi vez. Estoy en el
portal, me abre la puerta y me indica que lo siga.
Subimos por la escalera,
el delante. Yo me fijo más. Se que es joven veintitantos, mas bajo que
yo, aunque apenas unos centímetros, rondara el 1,70, su camiseta totalmente
empapada por la lluvia me deja ver los músculos muy marcados de su espalda,
su culo pequeño y duro a la vista se mueve delante de mis ojos balanceándose
demasiado para un hombre, se esta exhibiendo para mí. Es delgado y su cara
un tanto redondeada me indica que apenas ha salido de una pubertad tardía.
Realmente es muy guapo y apetecible. Me recuerda a mí con quince años
menos. Pronto aprenderá que para mantener un cuerpo así, implica
muchas horas de gimnasio y empezar a tener cuidado con lo que se come.
Yo mismo
puedo considerarme atractivo. Lo sé, me lo han dicho mas de una vez. Y
aunque estoy empezando a desarrollar una pequeña barriga, la tengo bastante
controlada con ejercicio diario. No puedo ya presumir de un estomago plano con
los abdominales bien marcados, pero comparándome con los amigos de mi edad,
he madurado estupendamente.
Hemos llegado al tercer piso. Se acerca a la puerta
de la izquierda y con la llave preparada en la mano abre y se echa a un lado para
dejarme pasar.
Cierra y me indica que entremos al salón. Me esta hablando
y yo apenas soy capaz de contestarle con monosílabos. Se acerca al mueble
y saca una botella con la que llena dos vasos, no he podido ver la marca, pero
se que es güisqui. Me da uno de los vasos y bebemos en silencio.
Ponte
cómodo, voy a cambiarme.
Sale, me quito la americana mojada y la cuelgo
de una silla. Me siento en el sofá, y doy otro trago.
No esta mal, pero
no es mi marca habitual. Bebo otra vez y termino con el contenido.
Miro alrededor
comprobando que los muebles son de calidad, pienso que un recepcionista gana mas
de lo que esperaba.
Carlos vuelve, se ha quitado la ropa y tiene puesto un
albornoz que compruebo es de los del hotel.
Ve mi vaso vacío y se acerca
con la botella sirviéndome una generosa ración. Se lo agradezco
y bebo una vez más. Los nervios están haciendo que me exceda, lo
noto, pero no me importa, hace que me relaje.
Se sienta a mi lado, muy cerca,
me mira a los ojos, ha cruzado las piernas y puedo verlas desnudas. No tiene vello
ninguno en ellas, son morenas y largas como las de una mujer.
Apoya su mano
en mi pecho y lo acaricia lentamente. Nota mi nerviosismo y sonríe. Espera
que yo haga algo.
Dejo la copa en el suelo y poso mi mano en su muslo desnudo.
Lo acaricio hacia arriba buscando su trasero. El se mueve, abre del todo su albornoz
y se sienta a horcajadas sobre mi muslo. Ahora puedo acariciar libremente su culo
y ver su pecho. Como en sus piernas no tiene un solo pelo, supongo que se depila
entero.
Me desabrocha los botones de la camisa sin quitar sus ojos de los míos
y sin dejar de sonreír.
Tira de la camisa para sacarla de mis pantalones
y yo le ayudo inclinándome hacia él. Aprovecha para besarme en los
labios y noto como su lengua intenta entrar en mi boca. Le recibo con la mía
y nos besamos mientras él termina de quitarme la camisa y yo acaricio con
ambas manos su culo.
Me besa el cuello y baja despacio hasta mis pezones. Chupa
uno con cariño mientras sus manos me acarician la espalda.
Vuelve a
subir por mi cuello y chupa el lóbulo de mi oreja.
¿Tienes alguna
enfermedad?
Me quedo parado, no he pensado en los posibles peligros y me entra
un poco de miedo.
No - es todo lo que puedo contestar.
De acuerdo, normalmente
usaríamos un condón, pero me fío de tu palabra.
Si, pero
debo fiarme de la de él. Su mano acaricia mi polla por encima del pantalón.
Olvido mis miedos y me pongo en pie como él me lo pide.
Esta de rodillas.
Tira el albornoz que aún lo cubre y desabrocha despacio mi pantalón.
El peso de lo que llevo en los bolsillos hace que estos caigan hasta mis pies.
Delicadamente hace que los levante alternativamente, quita mis zapatos y saca
el pantalón dejándolo a un lado.
Baja los calzoncillos, mira
mi polla totalmente empalmada, con una cara que me parece de admiración
y de deseo.
Hace que vuelva a sentarme y de rodillas aún, apoya sus
manos en mis muslos y traga hasta hacer desaparecer mi pene en su boca.
Me
muevo adelante. Me siento en el borde del sofá. Chupa mi capullo y me acaricia
los huevos con una mano, la otra le sirve para masturbarse a si mismo.
Creo
estar a punto de correrme cuando el se levanta y vuelve a besarme en la boca,
noto mi propio sabor en su boca y disfruto de la sensación.
Baja despacio
y sin dejar de besarnos se sienta sobre mí mientras con sus manos conduce
mi polla a su interior. Con su saliva mi miembro esta bastante lubricado pero
la penetración resulta más fácil de lo esperado. Apenas mi
capullo atraviesa la entrada, hace mas fuerza y toda mi polla entra hasta el fondo.
Se
queda parado, sintiéndome en su interior, vuelve a besarme. Llevamos un
rato, comienza a moverse, el ritmo es lento y le dejo controlarlo.
Quiero pasar
a la acción. Lo sujeto por la espalda y haciendo fuerza con mis piernas
lo volteo sin salirme de él, hasta que su espalda queda contra el sofá.
Coloco sus piernas sobre mis hombros y lo bombeo a un ritmo superior.
El se
masturba rápidamente. Miro su cara de placer, sus ojos cerrados y no puedo
aguantar más.
Me corro dentro. Suspira y chorros de semen salen de su
polla hasta caerle sobre el pecho.
Continuara.
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