La perra era yo
Me cas� a los 20 a�os y tuve dos hijos que pronto crecieron.
Mi marido trabajaba como agente de ventas y siempre estaba viajando, por eso
solo venia a vernos una vez por mes, y era solo entonces cuando me cog�a. Pero
los dem�s d�as, me quedaba sin atenci�n y era dif�cil para mi por mi
temperamento tan caliente.
Cuando los ni�os empezaron a ir a la escuela me quedaba sola
en casa. Tenia 35 a�os cuando comenc� a sentir una ardiente necesidad por estar
con alguien que me atendiera todo el tiempo. Aun cuando procuraba relajarme con
alguna actividad o llamar a alguna amiga para distraerme, de todos modos no
lograba calmar esos deseos entre mis piernas.
Fue por ese tiempo que empec� a salirme a los caf�s con ellas
y a estarme por unas horas charlando de muchas cosas. En particular me gustaba
ir con Florencia, que era divorciada y le encantaba andar de loca con los
hombres.
Con ella disfrutaba mucho las tardes porque me contaba todo
lo que hac�a con sus amantes y todo eso me calentaba. Cuando regresaba a mi casa
iba ardiendo, y entonces me masturbaba furiosamente para quitarme el ardor.
Cierto d�a Florencia me invit� a su departamento donde viv�a
sola. Me fui con ella y estuvimos tomando caf� por un rato, cuando de pronto
son� el tel�fono. Florencia contest� y yo le dije que ir�a al ba�o. Cuando entr�
vi que una pantaleta estaba tirada en el piso. Me sent� y me puse a hacer pipi.
Comenc� a sentir los picores en mi cuca y, caliente y
excitada, agarr� la pantaleta de mi amiga. Empec� a olerla y a olerla mientras
me tocaba. Despu�s me puse a lamer la parte sucia que le rozaba la concha. Me la
met� en la boca y la saboree con los ojos cerrados.
Me met� dos dedos con fuerza en mi bollo hasta que empec� a
pujar y me vine como una loca. Agarr� la pantaleta y me la met� entre los
calzones para llev�rmela. Esa noche cuando regrese, me revolqu� en mi cama como
una puta, mordiendo la braga de Florencia hasta que me vine muchas veces.
Pocos d�as despu�s me llamo Florencia. Me dec�a que ten�a un
amigo al que quer�a presentarme para que lo conociera. Mande a mis hijos con su
abuela para quedarme sola y esa misma tarde vino ella con el amigo.
Era un hombre maduro de buen ver que pronto se hizo mi amigo.
Comenzamos a salir a escondidas y a los pocos d�as me pidi� las nalgas. Como
estaba tan ansiosa por tener a un hombre de cabecera, le dije que s�, y en
seguida me llevo a un motel.
Me culi� rico, con muchas ganas e intensidad, y me hizo venir
un par de veces. Pero lo malo es que el tipo ten�a la verga muy delgada y
peque�uela y no me llen� del todo. Yo ansiaba una pija dura y larga de
preferencia, que se mantuviera parada por muchas horas.
Se lo coment� a Florencia por la confianza que nos ten�amos,
y ella me dijo que entonces lo que yo necesitaba era otra cosa. Me coment� que
conoc�a a otro hombre al que le gustaban las org�as y que el podr�a darme lo que
yo necesitaba.
A los tres d�as Florencia llego a mi casa con un tipo negro,
de pelo crespo, musculoso y con rasgos de mono. Le vi el bulto y se adivinaba
una buena polla bajo el pantal�n. Los pas� a la sala pero mi amiga se disculpo
inteligentemente, dej�ndonos solos despu�s de habernos presentado.
Orestes, que as� se llamaba, fue al grano, y luego de cambiar
puntos de vista quedamos de vernos en su departamento. Me dio la direcci�n y una
cita para el siguiente s�bado. Yo prepare todo para que mis hijos se fueran a
quedar con la abuela y el s�bado en la noche tome un taxi para ir a la cita.
Llegue y me abri� Orestes. Dentro estaban sus amigos. Eran
puros hombres de raza negra, del mismo estilo de Orestes, solo que algunos m�s
j�venes y otros m�s viejos. De inmediato sent� el deseo que me quemaba la cuca.
Desde que llegue Orestes me tom� de los brazos y me avent�
contra el grupo. Ellos me acogieron y empezaron a tirar de mis ropas, haci�ndola
a�icos. Yo proteste al principio pero no pude hacer nada porque sent� el tumulto
de manos agarr�ndome por doquier, mientras me pegaban dos calcoman�as en las
nalgas.
Despu�s, algunos se concentraron en apretarme las chiches
mientras otros me las chupaban, otros se me bajaron al co�o y me met�an los
dedos, y otros me apretaban las nalgas y me met�an los dedos en el culo.
Orestes se encarg� de besarme y chuparme el cuello, y as� de
pie me fueron calentando hasta que me llevaron a la cama. Cuando se desnudaron
pude ver la colecci�n de vergas mas grandes que hab�a mirado en mi vida. �Y
todas estaban m�s duras que un palo!
Entend� que era todo aquel arsenal de carne dura y caliente
lo que yo estaba necesitando, y me abandone a todo lo que quisieran hacerme.
Cuando me acabaron de quitar todo, dos de ellos se tendieron
en la cama con las vergas hacia arriba. Me subieron y me obligaron a ponerme a
horcajadas sobre la pija mas negra y gruesa que se me fue metiendo hasta las
cachas. Despu�s, el que estaba a nuestro lado se acomodo de tal forma que busco
el mismo hoyo para meterme tambi�n su polla.
Con un poco de problemas logro ponerme la cabeza en la raja y
comenz� a empujar. Poco a poco la verga me fue entrando, hasta que tuve dos
grandes y jugosas vergas dentro de mi co�ito.
Despu�s se quedaron quietos. Otro negro se me puso por detr�s
y me coloco la picha en el culo. Empujo y empujo hasta que me penetr�. Luego
vino otro ye hizo lo mismo, intentando met�rmela por el mismo hoyo del culo.
Pero era algo dif�cil. Ya tenia tres pollas perdidas en mi ser y la cuarta se
negaba a entrar, sobre todo por lo apretado del culo.
Pero Orestes, empe�ado en que fuera traspasada con dos vergas
por los dos hoyos vino en ayuda del ultimo y el mismo se la fue agarrando hasta
que me la insert�.
Y entonces todos empezaron a moverse al mismo ritmo, que
pronto se transform� en un ritmo tan salvaje como fren�tico. El negro Orestes se
me puso por delante y me abri� la boca para meterme su pito caliente y lechoso.
Entonces ya estaba llena por todos mis agujeros. Yo estaba
tan caliente que solo gritaba y aullaba como una perra embramada, gritando y
diciendo palabrotas que ped�an que me cogieran, que me culiaran, que me
destrozaran el culo, que me destrozaran la concha, que me rompieran la boca.
NO se cuantos orgasmos tuve pero fueron muchos con tantas
vergas metidas en mi cuerpo. Pero lo mejor vino cuando ellos sintieron que se
ven�an. Uno de los que me cog�a por delante se vino fuertemente y me lleno de
leche, pero el otro me saco la polla y quito a Orestes de mi boca para met�rmela
�l.
Se derram� en leche en mi boca y tuve que tragar y escupir
como una loca. Despu�s fue otro de los negros que me ten�a atravesada por el
culo quien me escupi� el semen en mi trasero, pero el otro hizo lo mismo y se
volvi� a venir en mi boquita.
Yo gritaba y gritaba que era una puta, una perra, una zorra,
y eso a los negros les gustaba porque me daban de cachetadas y de nalgadas
mientras me venia una y otra vez.
Al final fue Orestes quien me ech� la leche en la boca y
acab� como una zorra sucia, con todo el rostro lleno de esperma caliente que me
escurr�a por todas partes.
El �ltimo negro, antes de derramarse en el culo, me la saco y
me la puso entre las tetas. Me estuvo tallando la verga en el pecho, en el
camino entre las dos bolas, hasta que se me vino en torrentes, llen�ndome todas
las chiches de leche tibia.
Cuando acabaron yo me sent�a muy cansada, pero muy llena. Eso
era lo que hab�a ansiado desde que era una jovencita, pero no me hab�a atrevido
a hacerlo y menos decirlo.
De pronto vi. que apareci� mi amiga Florencia, quien lo hab�a
visto todo desde un rinc�n tapado con una cortina, y vi que tra�a una c�mara en
la mano.
Me explic� que Orestes ten�a por costumbre filmar a las
mujeres que acced�an a sus org�as y que s�lo si yo lo aceptaba podr�an
comercializar el filme, y que si no, me lo dar�an para que yo lo guardara y lo
viera cuando quisiera.
Les dije que era un peligro que mi marido lo viera, pero me
dijeron que eso no era problema porque ellos tapar�an mi cara editando la
pel�cula. Entonces acept� porque siempre quise que la gente me viera culpar,
aunque me daba pena que supieran que era yo.
Pas� el tiempo y cierta vez que mi marido tom� sus
vacaciones, and�bamos en uno de los videos de renta de la ciudad y �l quiso que
vi�ramos solitos una pel�cula XXX antes de coger. Le dije que si, que la
escogiera.
Cuando llegamos a casa la puso y entonces me vi a mi misma en
plena org�a con aquellos cinco machos negros de vergas tremendas. Al principio
me puse nerviosa, pero la cara no se me ve�a para nada. Mi marido me dijo: Mira
nada m�s que cogida le est�n dando a esa puta.
Yo sonre�a para mis adentros diciendo que si supiera quien
era se morir�a de la muina.
Esa noche me cogi� como hac�a tiempo no hac�a.
Pero fue gracias a la org�a que hice con aquellos negros que
pude recuperar la pasi�n y el deseo por mi marido, pues de no haberme filmado
Florencia y Orestes no hubiera podido ser.
Hoy, siempre que viene de viaje, vamos y rentamos la pel�cula
y nos ponemos a verla antes de que coger. Una noche mi marido me dijo que el
cuerpo de la mujer del video se parec�a mucho a mi. Yo no le contest� nada, pero
el me volvi� a decir que si no fuera por los tatuajes que ella ten�a en las
nalgas, hubiera jurado que era yo en persona.
Le agradec� a Orestes y a Florencia el detalle.
Y ahora les agradezco tambi�n la ocasi�n por haber recuperado
mi matrimonio.
Espero les guste y me voten con puros 10.
Espero sus comentarios, chicos y chicas.
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