Cosas Sobrenaturales (1)
Nota Personal: Disculpen la ortograf�a.
Introducci�n:
El Sr. Porter fue asesinado, despu�s de sospechar que alguien
quer�a matarlo y su viudad, Amanda, muri� meses despu�s de un ataque al coraz�n,
dejando as� deshabitada una maravillosa casa, en la que, algunos inquilinos
dicen, se encuentra habitadas por los esp�ritus del matrimonio Porter.
Entre mi mejor amiga, Celeste, y yo, nunca pensamos en creer
esas tonter�as sobre fantasmas, pero el hecho de que los rumores se empezaron a
propagar tanto en la zona de la ciudad que ya no pudimos hacer o�dos sordos a
todos los comentarios.
En el diario sali� un peque�o art�culo sobre cosas
sobrenaturales que le� con mucha atenci�n. No dec�a nada importante salvo las
creencias de la gente y la direcci�n de un cient�fico encargado sobre estos
temas.
- Me ha llegado un informe. - coment� Celeste, en mi casa,
tir�ndose en el sill�n. - Se trata de una casa en donde se cree que es habitada
por un fantasma. Un contacto me lo dio.
- �C�mo podemos saber que es fiable?
- Oh, lo es. Es muy de fiar. - me respondi�. - Me dijo por
chat que ten�a una gran verga y lo comprob� cuando me acost� con �l.
La mir� entra�ado. Celeste era una de las personas que no
cre�a en lo que sus contactos le dec�an por chat, pero ten�a un extra�o
presentimiento sobre �ste en particular. �Deber�amos ir a investigar la casa
abandonada?
- Pero si nos descubre la polic�a, estaremos en problemas. -
dije. - Es propiedad privada. No podemos adentrarnos s�lo porque somos nosotros.
Tom� un poco de gaseosa de la heladera y baj� mi mirada hacia
el cesto de ropa sucia. Ten�a que lavarla. �ltimamente, desde que comenc� a
vivir solo, soy m�s desorganizado que antes. Seguramente mi billetera a�n est�
en los jeans que me saqu� ayer. Deb�a organizarme con urgencia.
- La casa est� abandonada. - respondi� de lo m�s calmada. -
Nadie notar� nuestra precensia si vamos de noche.
1 - Alexander, el Cient�fico Especializado en Cosas
Sobrenaturales
Era viernes. Preferimos esperar a que pase el fin de semana
para poder ir a la casa que est� abandonada y saber si lo que dijo el amante de
Celeste era cierto o no. Pero a�n as� lo que m�s me intrigaba era la casa Porter
y ya que esos comentarios realmente los hab�a escuchado yo, era preferible que
me intruya primero con el cient�fico que aparec�a en el peri�dico.
Estudi� su direcci�n y la memoric�. Ese viernes por la tarde,
agarr� mi auto y me dirig� con toda la confianza del mundo, pero ya llegando un
miedo no apropiado me paraliz� por completo. Posiblemente ese hombre, que seg�n
la nota se llamaba Alexander, pensar�a que estoy loco cuando le comente lo que
mi amiga y yo pensamos hacer. A�n as� no me importaba, ya estaba frente a su
estudio y no pensaba retroceder.
Baj� de mi auto y toqu� el timbre en la puerta de entrada. La
casa era muy detallista y elegante. Por dentro se escuch� un ladrido de un perro
que no parec�a tener control y yo agredec� al cielo que esa puerta se interpon�a
de despedazarme. La puerta se comenz� a abrir.
Del interior sali� un joven hermoso. Ten�a la piel blanca y
una cara de ni�o de �ngel. Supuse que deb�a de ser el hijo de cient�fico, pero
cuando intent� preguntarle algo la voz no me respondi�. Me hab�a quedado
paralizado ante su presencia que me irradiaba una intranquilidad indescriptible.
No quer�a pensar en que me sent�a atra�do a su joven cuerpo porque nunca me
sent� atra�do hacia otra persona que no sea �l, si es que leyeron mis relatos
anteriores, s�lo a Nestor, un amigo que ya no vive conmigo porque comenz� una
relaci�n formal con un hombre.
- �S�? - me dijo el chico, viendo que yo no respond�a.
- Hola. Estoy buscando al cient�fico Alexander Ruiz. �Puede
ser? - pregunt�, juntando fuerzas.
- Con �l est�s hablando. - me dijo, abriendo la puerta y me
extendi� su mano. - �Quieres pasar?
La sorpresa de que una persona tan joven se dedique a estas
cosas, no me la esperaba. No deb�a de tener m�s de veinticinco a�os y ya se
consideraba un cient�fico en cosas sobrenaturales. Cuando ingres� y vi los
t�tulos colgados en la pared, adornados por cuadros de elegante marco dorado,
deduje que no se consideraba, sino que lo era.
- Si�ntate y ponte c�modo. - me indic� Alexander cuando
entramos a su consultorio, que quedaba en el �ltimo sal�n de la casa. -
Disculpar�s que te atienda as� de r�pido pero tengo una reuni�n importante en
media hora. As� que vayamos al punto. �Qu� es lo que buscas? - pregunt�.
- Estoy buscando informaci�n sobre fantasmas y esas cosas. -
expliqu�, sent�ndome en una silla, del otro lado de su amplio escritorio,
repleto de papeles y documentos. - Le� su art�culo en el diario.
Alexander me mir� con si fuese la primera persona que en su
vida le preguntara una cosa semejante. Me vino el repentino arrepentimiento de
encontrarme all�. �Y si tal vez le� la nota mal y estaba en el lugar incorrecto?
Quedar�a como un est�pido preguntando por fantasmas. Por eso y por el hecho de
que ya tengo 23 a�os como para andar detr�s de unos fantasmitas. Sin embargo
cuando el doctor se sent� en su escritorio y prendi� un cigarrillo supe que
hab�a dado con el lugar correcto.
- Debo reconocer que eres la primera persona que viene por
eso. - explic�, sin dejar de mirarme con sus ojos que me inspiraban
intranquilidad. - Quiz� te resulte que hablas con una farsante al decirte que
creo que no est�s loco como para venir a preguntarme estas cosas. Los fantasmas
son almas que no se han ido ni al cielo ni al infierno. S�lo vagan por el
universo y est�n aqu� porque no han cumplido su misi�n en la vida. Esperan a que
alguien los encuentre, quiz� en centenas o miles de a�os, pero no se marchan
hasta cumplir un objetivo. - Hizo una pausa y me mir�. - �Para qu� es lo que
realmente quieres esta investigaci�n?
- Familia Porter. - contest�. - �Has o�do hablar de ello?
- En efecto. - respondi�. - Son los fantasmas de la ciudad.
Apoyo tu decisi�n sobre investigarlo. Mira, lo �nico que te puedo decir hasta
que tenga m�s detalle es que los fantasmas no pueden hacerte da�o. Posiblemente
traiga concecuensias atroces el tratar de huir de ellos que enfrentarlos. No hay
que tenerles miedo, porque no son nada. Si necesitas de mi ayuda en esta
investigaci�n, ll�mame. Prometo no cobrarte nada por acompa�arlos.
Un momento. Algo no encajaba en su �ltima oraci�n. Espero que
s�lo sea un malentendido.
- �Qu� me quiere decir? - pregunt�, arrastrando las palabras.
- �Qu� tengo que pagar por esta consulta?
- De algo tengo que vivir. Son $20. - y sonri�, esperando una
respuesta, en efectivo, de mi parte.
Suspirando, toqu� mi pantal�n para sacar mi billetera, pero
cual fue el horror al acordarme que la dej� en los jeans, junto al canasto de la
ropa sucia y no all�.
- No traigo dinero. - exclam� digustado. - Olvid� mi
billetera.
Esperaba a que Alexander se enojara conmigo por lo que dije,
pero a cambio, para mi terror, en su rostro se dibuj� una gran sonrisa de
triunfo.
2 - Honorarios:
- Bueno, si no me pagas con dinero, tendr�s que recurrir a
otro modo de pagarme. - expres�. Luego, apurado, agarr� el tubo del tel�fono y
comenz� a discar. - �Hola? Luisa, avisa que tendr� una demora de media hora, por
favor... Bien, gracias. - y colg�.
- �Qu� quiere decir con otra forma? - pregunt�, aunque la
pregunta de por s� ya era est�pida.
- Ya sabes. - me dijo. - Necesito unos masajes... -
respondi�, pasando sus manos por su cuello. - ... Unos besos de una boca tan
bien formada como la tuya... - Pas� su lengua excitantemente alrededor de sus
labios. - ... Una mamada en mi verga.
Cuando dijo eso, mi verga se par� instant�neamente, pero como
ten�a jeans pude disimular, aunque lo sent�a en mi interior y me molestaba.
- Ven. - me indic�. - No tengas miedo.
Me acerqu� a �l con paso cauteloso. No sab�a muy bien hacia
donde me dirig�a, y a pesar de que pod�a salir corriendo del lugar, no quise
resistirme.
Alexander segu�a sentado en su silla, as� que me puse detr�s
de �l. Desde el punto de mi mirada, pude ver que con sus manos se estaba tocando
su bulto seductoramente, como sabiendo que yo mirar�a. Decidido, puse mis manos
sobre sus cuellos y con mis dedos pulgares comenc� a hacer c�rculos en su piel.
Baj� mi cabeza y presa de la excitaci�n bes� su cuello como un manjar exicito
que estuve esperando probar. Su cuello ten�a un gusta salado que me enloqueci�.
Alexander lanz� un gemido como una ni�a y se movi�, qued�ndome mi cara a unos
cent�metros de la suya. Me sent� en sus piernas y comenc� a besarlo. Pas� mis
manos alrededor de su cuello y �l puso las suyas rodeando mi cintura.
Le saqu� su remera, quedando a mi poder unos pectorales bien
formados. Descend� de su boca hasta sus tetillas duras, y las comenc� a chupar,
tal cual un ni�o hace con los pechos de su madre. No ten�a ning�n pelo en todo
el t�rax, cosa que hizo que no molestara mi descenso hacia su ombligo.
Me puse de rodillas e inici� una serie de besos en su bulto
dif�cil de describir. Se notaba que en el interior de su pantal�n hab�a una gran
verga esperando que yo la comiera. Desabroch� la bragueta de sus pantalones y de
all� pude sacar un pedazo fibroso y con venas marcadas. La punta de su cabeza
colorada como una frutilla.
Met� su cabeza en mi boca y un sabor salado me embarg�. Trat�
de chuparla lo m�s que pude, pero era demasiado grande como para que entrara por
completo en mi boca. Alexander comenz� a gemir como si el mundo estuviera a sus
pies. Quiz� en ese momento yo era su mundo.
Inici� un mete y saca, como una follada por la boca. Cada
tanto descend�a hacia sus huevos, que me embriagaban de un olor masculino, y
algunos de sus pelos quedaban enroscados en mis dientes. Tambi�n hubo momentos
en que la pajeaba suavemente, y la volv�a a meter en mi boca.
- Me gusta. - dijo, susurr�ndome. - La chupas con mucha
delicadeza. Me gusta mucho. Creo que estoy por acabar.
Y sin siquiera esperarlo, unas gotas grandes de semen
saltaron a mi cara, y otra parte en mi boca. Una gota qued� en mi pesta�a, lo
que me imped�a abrir el ojo, pero no me import�. Parec�a que todav�a hab�a en su
interior l�quido caliente que mi boca quer�a tragar.
3 - El llamado de Celeste
Alexander me hizo prometer que lo llamar�a para hablar sobre
cuando ir�amos a la casa Porter, no sin antes prestarme un ba�o para sacarme el
semen que ten�a en el ojo. Not� que no era completamente blanco, sino que ten�a
rastros transparentes. Pero no me discust�. Nunca pens� que ser�a tan divertido
ir al consultorio de un cient�fico.
Ya era lunes por la noche y otras cosas, ante de la casa
Porter, hab�a en la mente de Celeste, y en la m�a. Estaba por cocinar algo para
comer cuando mi celular son�.
- �Mariano? - me dijo. - Confirmado. Habl� con unas personas
que viven cerca de esa casa y dicen que por la noche se escuchan extra�os
ruidos, a pesar de que la gente no entra all�. Es casi como una gran mansi�n.
Tenemos que ir a verla. �Crees que necesitemos al licenciado Alexander para esta
ocaci�n?
- No. - confirm�. - A �l lo dejaremos para la familia Porter.
Ahora iremos a investigar la casa maldita.
S�. A Alexander lo dejar�a para cuando tengamos que ir a la
casa del matrimonio, o para cuando necesite chupar una buena verga.