Recuerdo perfectamente ese deseo de convertirnos en uno solo
que ten�amos en ese momento despu�s de estar separados durante un mes.
Porqu� ten�amos que hacer lo que todo mundo, si desde el
principio nuestra relaci�n a roto con las normas sociales y las reglas ya
existentes?
Nos fuimos a Ruidoso.
Llegar ese d�a a la recepci�n, sentir una vibra de amor, de
ilusi�n, de pasi�n y deseo, provoc� una sensaci�n �nica entre nosotros dos. La
caba�a era perfecta. Una caba�a que al abrir la puerta nos abr�a un panorama
antes no explorado. A la derecha una mesa para dos personas, contaba con todos y
cada uno de los utensilios que pudiera contar una mesa lista para pasar ah� una
noche rom�ntica como nunca antes en nuestras vidas, desde el tenedor para la
ensalada hasta las copas para servir un exquisito vino. Del otro lado ten�amos
la chimenea lista en caso de que la temperatura descendiera en el momento de
estar haciendo el amor. Un par de sillones individuales que aunque en ese
momento ten�an la �nica funci�n de servir como descanso cerca de la chimenea,
inspiraban otra cosa m�s. Al fondo y a la izquierda una sedienta de pasi�n y
provocativa cama. En el extremo contrario a la cama, un tocador a la entrada del
ba�o, en el cual con cierta vanidad y sensualidad te observabas en el espejo
logrando as� seducirme.
Victoria, lo �nico que recuerdo en ese momento es que al
tenerte tan bella frente a m�, despu�s que el tiempo y la distancia nos hab�an
separado, quer�a comerte a besos y creer que ese momento que estaba apenas
comenzando jam�s terminar�a.
La noche anterior, una noche de desvelo, de un choque de
emociones y sentimientos pero sobre todo de pasi�n y deseo, provocaba en
nosotros un cansancio incontrolable.
Dorm�as como un �ngel.
Al despertar ese �ngel que estaba dormido, se convert�a en la
diosa del amor, del placer y la lujuria.
En ese mundo en d�nde s�lo sent�a las ganas de tocar tus
senos, de chuparlos, de agarrar tus piernas, esa desesperaci�n que sent�a de
besarte, de sentir c�mo nuestras lenguas se volv�an a reconocer, me hicieron
perder la raz�n y olvidarme de todo lo que a mi alrededor acontec�a.
Olvidamos cerrar las cortinas, haciendo part�cipes a las
personas que pudieran acercarse a observar la m�xima obra del mundo, dos
personas que am�ndose hacen el amor con el m�s ferviente deseo.
Todo mi cuerpo en ese momento estaba dese�ndote, y la forma
m�s obvia es que mi pene estaba tan erecto por la enorme excitaci�n que me
provocabas como nunca antes lo hab�a sentido.
Tus labios tan llenos de sabor a amor y placer me iban
excitando cada vez m�s, hasta que lleg� el momento en que sent�a tan erecto mi
pene que ya no pod�a pensar en otra cosa nada m�s que en penetrarte. En ese
instante te quit� la blusa que llevabas puesta y que toda la ma�ana de estarte
observando, causaba erecci�n tras erecci�n en mi al ver tus hermosos senos y
sobre todo al estar pensando en c�mo los iba a estar disfrutando el resto de la
tarde y la noche. Por m�s que intent� no quitarte todav�a el brassiere no pude,
no pude resistir a esos senos, que son la medida exacta de mis manos, unos senos
tan hermosos, tan reales, tan excitantes que no pod�a evitar el sentirlos con
mis manos. El tocar con mis dedos tu pez�n, el sentir c�mo poco a poco tus
pezones se iban poniendo cada vez m�s duros, el c�mo te estremec�as al yo ir
tac�ndolos y dentro de todo pellizcando en algunas ocasiones y en otras
presion�ndolos un poco.
De inmediato sent� que tambi�n t� estabas tan excitada como
yo. Tambi�n hab�as olvidado que ten�as puertas y ventanas abiertas. Que la gente
nos pod�a ver. Y eso todav�a me excitaba m�s.
Mientras yo estaba acostado de espalda, no desaprovechaste la
oportunidad para en ese momento sentir mi pene que estaba deseoso de salir de la
poca ropa que llevaba puesta. Comenzaste a frotar por encima de la ropa que a�n
nos quedaba. Yo todav�a no quer�a estar de esa forma, porque me hubieran bastado
unos cuantos segundos para perder el control por completo y entonces penetrarte
en ese instante sin disfrutar todo lo que nos faltaba.
Ya estaba casi completamente desnudo y yo disfrutaba el
abrazarte, sentir tu espalda, tus labios, tu cuello, pero sobre todo tus senos,
tus pezones erectos que se asemejaban dentro de todo a m� pene. Sentir la mitad
de tu cuerpo desnudo, no fue algo al que me resist� por mucho tiempo. Quer�a
disfrutar de esas piernas tan duras y hermosas que tienes, sentir c�mo me iba
perdiendo desde tus labios, cuello, senos, abdomen, ombligo, piernas, hasta
llegar a tu pubis tan bello y tentador.
Te quit� el resto de la ropa y quedaste por fin desnuda ante
m�.
Que hermosura de mujer, que cosa tan m�s excitante tenerte
as� enfrente de m�. No me cans� de observar la perfecci�n que ten�a delante de
m�. Esa bella cara, esa mirada de lujuria y ternura a la vez, esos senos que de
verlos me volv�an a excitar, esas piernas y nalgas que deseaba morder y chupar,
y esa hermosura que estaba en tu vulva.
No ten�a otro deseo nada m�s que recorrer con mi lengua todos
y cada uno de tus rincones. Recuerdo qu� placer tan intenso nos causaba el
murmurarte, respirar y chupar tus o�dos, continu� d�ndote besos e ir recorriendo
con mi lengua tu cuello, mientras acariciaba un lado de tu seno. Ir bajando
hacia tus senos por tu pecho, hasta perderme entre ellos e irlos acariciando con
delicadeza pero a la vez yo con un deseo ardiente de morderlos y estrujarlos.
Chupar tu axila hasta de nueva cuenta llegar a tu seno izquierdo, mientras
chupaba mis dedos y acariciaba tu pez�n derecho, para continuar haciendo lo
mismo pero ahora con tu pez�n izquierdo. Ah� me qued� durante mucho tiempo,
chupando tus pezones, tocando tus senos, en ocasiones en forma circular, otras
enfrent�ndolos, y otras simplemente con m� deseo desesperado, frot�ndolos, no
sabes de qu� forma me ten�as excitado tambi�n.
Sentirte, o�rte, ver c�mo te mov�as con el placer que a penas
estaba comenzando me causaba una gran excitaci�n, cada vez eran m�s mis ganas de
penetrarte, de terminar con tan intenso placer que estaba logrando.
T� sab�as que no me pod�a resistir a tus labios y a tu
cl�toris. Me fui bajando poco a poco mientras iba con mi lengua disfrutando de
tu sudor. Me perd� en tu plano abdomen y me entretuve durante un rato jugando
con el piercing de tu ombligo, pero sentir tu cintura, morderte justo antes de
tu monte de venus, comenzar a recorrer con mi lengua todos esos lugares tan
�nicos en ti mujer, me hicieron llegar a una de las mejores partes de esta
tarde. Comenc� a morder tu entrepierna, a jugar un poco con tus ingles, a sentir
ese calor, a respirar y sentir esa humedad tan deliciosa y ardiente. No lo hac�a
porque tu lo estabas disfrutando, lo hac�a porque yo estaba m�s excitado que
nunca, porque quer�a saborear de tus jugos, pero tambi�n quer�a que disfrutaras
y gimieras de placer, que me pidieras que nunca lo dejara de hacer. Comenc�
entonces a jugar un poco con tus labios, y as� empec� a excitarte, entre
lami�ndolos y no lami�ndolos, creando un poco de expectativa y deseo. Hasta el
momento en que, el que no resisti� m�s las ganas fui yo. Poco a poco comenc� a
comer de tus jugos, a saborear de tu humedad, a sentir tu calor, a probar de tus
labios, a chuparlos, no sabes cu�nto disfrute de comerlos, lamerlos, chuparlos,
era el manjar m�s delicioso. En ning�n momento me olvid� de tus piernas y tus
nalgas, mientras disfrutaba de tus labios y de tu cl�toris excitado, te
apretujaba las nalgas y acariciaba tus piernas con deseo y placer. En ocasiones
met�a uno de mis dedos por tu vagina, me encantaba ver como tanta humedad me
excitaba m�s, c�mo saboreaba tus flujos, el sabor tan �nico, y c�mo sent�a cada
vez m�s el deseo de no dejar de comerte. Estaba disfrutando de la mejor comida
del mundo, tu sexo.
La excitaci�n que eso nos causaba fue tal, que me dec�as que
me detuviera que ya ibas a llegar, que estabas a punto de venirte pero yo no me
quer�a detener aunque yo quer�a verte disfrutar, en realidad yo era el que
estaba excitado por estar lamiendo toda tu intimidad. Que ricos labios, que
hermoso cl�toris erecto, que placer tan �nico es estar ah� contigo, Victoria. No
me detuve y ca�ste en un intenso orgasmo. Te sent� temblar, te sent� gemir, te
sent� estremecerte, sent� como todos tus poros se abr�an, como tus vellos se
erizaban, como disfrutabas del orgasmo en el que estabas. Poco me falt� para con
tan solo contemplarte as�, llegar yo tambi�n a un orgasmo.
Regres� a tu boca y nos perdimos en un largo y delicioso
beso. Not� como disfrutabas del sabor que ten�a, sent� como tu piel ten�a ahora
un nuevo olor, y eso me volvi� a incrementar la excitaci�n que t� notaste.
Notaste como mi pene estaba listo para penetrarte, como mi l�quido preseminal
escurr�a por todo mi glande. Sin pensarlo dos veces, comenzaste a acariciar mi
pecho, a jugar con los vellos de �l, y tambi�n jugabas con mis pezones, que
tambi�n se pon�an erectos al pellizcarlos y morderlos, y as� fuiste bajando
hasta llegar a mi abdomen, y de ah� pasarte a mi pene. Lo viste, lo tocaste,
comenzaste a sobarlo como si me estuvieras masturbando. Despu�s me lamiste las
ingles y los test�culos, not� que disfrutabas lo que estabas haciendo.
Comenzaste a chupar mi pene, cada vez con m�s y m�s ritmo, sab�as perfectamente
qu� me excitaba y as� lo hac�as, ve�as que estaba a punto de llegar al m�ximo
placer y te deten�as para evitar que as� llegara. Saboreabas mis l�quidos y yo
estaba como loco, no pod�a creer el placer y la excitaci�n que ten�a. Que rico
chupabas la cabeza de mi pene, acariciabas con tus dedos mi glande y con tu
lengua recorr�as atr�s de la cabeza de mi pene, que sensaci�n tan placentera el
sentir tu lengua sobre �l. De repente el placer ya no lo pod�a controlar y te
dije que ya no pod�a m�s, comenc� a sentir un hormigueo por todo el cuerpo y en
ese momento te detuviste.
As� regresaste a darme un beso y yo sent�a que me fund�a del
calor en ti. No pod�a m�s con la excitaci�n que ten�a, sent�a mi pene a punto de
explotar. Ya no pod�a pensar en otra cosa nada m�s que en penetrarte.
Me dijiste que quer�as sentirme adentro de ti, y entonces te
pusiste sobre m�, y as� te penetr�. El sentir mi pene adentro de tu vagina, t�
el decirme que sentirme dentro de ti, era la cosa m�s rica del mundo, que te
encantaba sentir mi pene adentro de ti, yo sentir tu vagina y como te estaba
penetrando, fue el m�ximo placer de esa noche. T� controlabas la penetraci�n,
pero en verdad yo disfrutaba el estarte penetrando. Comenzamos con un ritmo
lento, pero con penetraciones s�lidas y profundas, c�mo est�bamos disfrutando de
ese momento. Te acariciaba las nalgas, te apretaba las piernas, acariciaba tus
senos, me mor�a de las ganas de morderte, se fueron haciendo m�s duras y
profundas las envestidas, hasta el momento en que el placer se iba haciendo cada
vez m�s intenso.
Cambiamos el ritmo hasta que se fue haciendo cada vez m�s y
m�s r�pido, yo estaba invadido de un placer que ya no pod�a hacer nada, te ve�a
como tu disfrutabas del que te estuviera penetrando, en ese momento te dije que
ya no pod�a m�s, que estaba a punto de venirme, el orgasmo a ese instante ya era
inevitable, dijiste que te espera un poco, pero ya no pod�a mucho, sentir tanto
calor, tanto humedad en tu vagina, sentir que las paredes est�n hechas a mi
medida, ya no me permit�an soportar ese orgasmo, unas cuantas penetraciones y en
ese instante te dije, que me estaba viniendo, y me dijiste que que rico, que te
encantaba, que as� continuara, segu� penetr�ndote mientras me ve�a, mientras te
llenaba de todo mi semen, mientras culminaba con un enorme placer que hab�a
comenzado desde el primer instante de la ma�ana en que te vi, no dur� mucho
penetr�ndote en cuanto comenzaste a ara�arme, a temblar, a apretarme con tus
labios y piernas, a gemir de placer y apretarme las piernas y manos, te sent�a
temblorosa, sent� en tu vagina una mayor humedad, estabas en ese momento
llegando tambi�n a tu orgasmo.
Nos abrazamos durante un rato mientras nos acarici�bamos, nos
bes�bamos, nos volv�amos a abrazar. As� nos quedamos durante mucho tiempo. Yo
contemplaba tu hermosura, y pensaba en el placer que acab�bamos de disfrutar.
Victoria, ha sido una de las noches m�s placenteras en la
vida, no pod�a creer que el amor, placer, y deseo, lo iba a encontrar en mi
prima. TE S�AXU!