Una Nueva Vida
Siempre me gusto la ropa femenina y en la intimidad me
encantaba sentirme toda una belleza y una mujer s�per sensual, durante mi ni�ez
llegue a usar bastante ropa de mi madre y de mi hermana quien era 5 a�os mayor
por lo que a mis 11 a�os ella ya usaba ropa s�per sensual y muy atrevida que a
mi me encantaba, adem�s de sus uniformes escolares que me hac�an sentir muy
coqueta y muy femenina.
Me encantaba mirar como se maquillaba y as� fue como
fij�ndome en ella llegue a hacerlo muy bien quedando completamente transformada
cada que no hab�a nadie en casa. Debo decir que en cuanto a mis preferencias
siempre me consider� heterosexual ya que cuando me transformaba me hacia pajas
monumentales siempre pensando en llegar a poseer a una mujer como la que ve�a en
el espejo.
Al cumplir los 16 a�os comenz� la edad en la que ya tenia
permiso para salir con mis amigos hasta tarde y paseando por la ciudad con ellos
fue que por primera vez visite una zona de mi ciudad llamada zona roja que era
una zona de tolerancia en la que se encontraban los bares, cabaret y prostibulos
de la ciudad y uno en particular en el que unas hermosas "chicas" trabajaban y
piropeaban a los hombres que pas�bamos por ah�.
Ese lugar me dejo curioso y como quedaba cerca de mi casa me
convert� en un visitante constante de esa calle, aunque nunca llegaba a entrar
me gustaba pasar por ah� y admirar a esas bellezas que hac�an lo que yo no me
atrev�a, salir a la calle vestidas de diosas y maquilladas como princesas con
peque�as minifaldas y tacones alt�simos que era lo que a mi mas me gustaba, en
mas de una ocasi�n pasaba por ah� teniendo puestas unas hermosas medias negras
brillantes y un tanga diminuto bajo mi ropa de hombre y ahora me encantaba
tratar de imitarlas en la intimidad llegando incluso a comprar zapatillas como
las que ellas usaban y vestirme como ellas, haci�ndome unas enormes pajas
pensando en esas bellezas.
Hab�a una en particular que me llamaba la atenci�n, era
particularmente bella y siempre que pasaba por ah� me miraba con curiosidad y
siempre me sonre�a mas no como se le sonr�e a un cliente, mas bien como a un
c�mplice. Ella era bajita con unas piernas de concurso (casi siempre que la vi
llevaba puestas unas micro faldas que apenas ocultaban sus bondades), unos senos
que hac�an dudar al mas seguro de que no era una mujer, ella es bell�sima y
usaba el maquillaje como nadie, en fin hasta la mujer mas bella habr�a sentido
envidia por ella.
En una ocasi�n pasando yo por ah� mientras ella se hallaba en
la puerta de esa casa me llamo, yo dude entre acercarme o alejarme ya que sent�a
algo de pena que me vieran por ah�. T�midamente me acerque y ella me dijo: -
Hola, �como te llamas? , yo me llamo mariana, mientras me extend�a su mano con
unas u�as largu�simas y de un color rojo intenso, yo le conteste: -Me llamo
Francisco y solo atine a estrechar su mano. � Cuando est�s listo puedes entrar.
Esto ultimo me dejo un poco confundido, pero el caso es que segu� mi camino.
Durante d�as deje de ir por ah� ya que me hallaba muy
atareado, sin embargo no dejaba de pensar en lo que Mariana me hab�a dicho, por
eso en cuanto tuve tiempo regrese. Ah� estaba ella como siempre con un vestido
rojo largo con una abertura lateral que le llegaba a la cadera y un escotazo con
zapatillas altas con plataforma transparente y sin tal�n con unos labios rojo
intenso y el pelo suelto, estaba junto a la puerta de las casa que permanec�a
abierta, en cuanto me vio me hizo una se�a con la mano para que me acercara; yo
solo atine a acercarme y sin decirme nada, me tomo la mano y me introdujo en la
casa, la cual traspasando la puerta tenia una escalera al final de la cual hab�a
otra puerta por la cual solo se ve�a un resplandor de color rojo provocado por
la iluminaci�n. Al entrar por esa puerta me encontr� en una habitaci�n a manera
de sala y en derredor se observaban tres habitaciones independientes con
cortinas en las puertas y junto a la ventana que daba a la calle un enorme
tocador donde resaltaba un espejo con luz y sobre el una cantidad importante y
maravilloso de cosm�ticos donde realizaban sus transformaciones.
Mariana se dirigi� al cuarto de la izquierda (el mas cercano
a la escalera) sin soltarme hasta que entramos en el.
Una vez adentro y sin decir palabra alguna, ella me abrazo y
comenz� sin mas a darme un apasionado beso al cual yo no opuse resistencia e
incluso ya al calor de la pasi�n comenc� a introducir mi lengua y buscar el
contacto con la suya.
En ese momento ya no era due�o de mis actos, me encontraba
sumamente excitado y Mariana lo noto, dici�ndome: - vaya que reaccionas r�pido
reinita, a lo que yo sorprendido reaccione solt�ndome y apart�ndome de ella.
Ella me tomo de las manos y me dijo:- por que te vas mi amor?, crees que no me
hab�a dado cuenta que eres una de nosotras?. Yo te voy a hacer realidad tu sue�o
y nuevamente acerco su boca a la m�a mientras sus manos se acercaban a mi
bragueta tratando de desabrochar mi cintur�n y posteriormente mi pantal�n el
cual cayo a sus pies, descubriendo que nuevamente me encontraba usando mis
prendas favoritas de tanga negra y medias satinadas negras.
En ese momento a mi ya no me importo nada , ya que contrario
a lo que se pudiera pensar a mi ya no me dio pena esconder mi secreto y por el
contrario sent� una libertad tremenda y un descanso de verme descubierta.
Mariana sonri� y solo dijo: -lo vez, mi instinto no me fall�
contigo, pero ac�rcate para ver que se puede hacer contigo.
Yo me acerque y lo primero que noto ella fue mi excitaci�n
por esa situaci�n, por lo que nuevamente comenz� a acariciarme y besarme, a lo
que yo respond� sus caricias, fundi�ndonos en nuestra pasi�n. Sent� como con sus
enormes u�as me comenzaba a hacer cosquillas en el vientre mientras buscaba
bajar mi tanga para dejar en libertad mi miembro. Una vez lo tomo, lo saco y
poco a poco fue dirigiendo su cara hacia el hasta encontrarse de frente, lo
acaricio con la punta de la u�a y luego de un tierno beso se lo introdujo casi
por completo en la boca comenzando a juguetear con la lengua, y haci�ndome
cosquillas poco a poco fue tomando ritmo hasta que en un frenes� en el cual
sent� mis ojos en blanco y un tremendo mareo, explote expulsando mi liquido
seminal en su boca de la cual no dejo escapar ni una sola gota, terminando
completamente exhausta en la cama y ella acariciando mi pecho.
- Bueno ahora que ya sabes como se hace te toca a ti, me dijo
Mariana mientras me segu�a acariciando y tomaba con su mano mi mano,
dirigi�ndola hacia debajo de su micro falda que aun llevaba puesta.
Con mi otra mano busque el broche de su falda y una vez que
lo encontr� proced� delicadamente a despojarla de su hermosa prenda, dejando
desnudos sus muslos que se me presentaron enormes y preciosos cubriendo su pene
por una tanga que solo a medias lograba su cometido, aunque he de reconocer que
mariana lograba ocultar muy bien a su "amiguito".
Cuando retire su preciosa tanga blanca que por detr�s solo
estaba conformada por un hilo dental de esos que se te meten en medio del
trasero, me encontr� de frente con su miembro y aun sin pensarlo lo tome con la
mano derecha y lo acaricie hasta que estuvo bien erecto, despu�s y aunque dude
un poco lo bese y lo comenc� a introducir en mi boca sin saber si lo estaba
haciendo bien, repitiendo lo que de ella hab�a aprendido momentos antes. Su
miembro inmediatamente comenz� a reaccionar depositando lentamente liquido en mi
boca lo que provoco que yo quisiera hacerla terminar lo antes posible para tener
mi boca inundada de sus jugos.
Mariana lo estaba disfrutando mucho ya que con la voz entre
cortada solo me dec�a, -si.... �mas.... -mami as� ....-lo haces muy bien mi
putita, y yo en el �xtasis de la excitaci�n la hice terminar arroj�ndome con una
presi�n impresionante lo que a mi me pareci� un liquido interminable y delicioso
del cual por mas que intente se me escaparon varias gotas por las comisuras de
los labios.
Mariana me beso nuevamente y despu�s me dijo, ahora vamos a
ver quien esta all� adentro. Me tomo de la mano y me hizo ponerme de pie....
En el siguiente relato les cuento como continua esta
historia.