Relato: Historias de adolescentes: Aclarando las ideas





Relato: Historias de adolescentes: Aclarando las ideas

Me hab�a costado mucho hacerlo, pero definitivamente me hab�a
decidido a averiguar cu�l era mi verdadera inclinaci�n sexual. No es que no lo
tuviera claro. Yo ya hab�a estado con chicos, me hab�a enrollado con bastantes
de ellos, hab�a tenido sexo oral y tambi�n hab�a perdido la virginidad
recientemente, apenas dos meses atr�s.


Pero el caso es que durante una noche loca (como si no lo
fueran todas), una desgraciada apuesta me hab�a conducido a darme un beso con
una amiga. Risita por aqu�, risita por all�, el caso es que el beso se convirti�
en un pedazo de morreo en el que nuestras lenguas no cesaron de pelear entre s�.
Var�an las versiones de los que vieron aquella haza�a. En alguna incluso se
comenta que hubo hasta magreo, cosa que yo sinceramente no recuerdo (...o no
quiero recordar? ay, que indecisi�n!). Pero todos coinciden en una cosa: no
bajamos de los cinco minutos amorradas la una a la otra. Bueno, para ser
francos, tambi�n coinciden en otra cosa, en la cara de vicio y perversi�n de
ambas.


Yo aquella noche no le d� mayor importancia al tema, algo
ciertamente normal con la tajada que llevaba. Pero mientras iba oyendo los
rumores y habladur�as que empezaron a escucharse por los pasillos del instituto,
fui empezando a hacerme preguntas. La principal de ellas, qui�n hab�a sido el
hijoputa que se hab�a ido de la lengua, que se iba a enterar de c�mo se usan
unas tijeras de podar.


Mi percepci�n de la vida y, para qu� enga�arnos, del sexo,
fueron cambiando gradualmente. Antes se me habr�an pasado (y seguramente se me
pasaron m�s de una vez) por alto el escotazo de la profesora de ingl�s, que al
agacharse ense�aba la marca y modelo de sujetador; que la profesora de historia
se sentaba con las piernas abiertas ense�ando algo que parec�an unas bragas
negras; que la jovencita profesora de educaci�n f�sica marcaba los pezones sobre
el ajustado (qu� digo ajustado? ajustad�simo!) top de adidas en cuanto realizaba
alg�n ejercicio y se pon�a a sudar y... bueno, las fantas�as para otro momento.


Pero no s�lo en el instituto, por la calle me fijaba en los
pechos de una y otra, en el culito resping�n de la dependienta de Bershka o en
los labios carnosos de la panadera. Salir por la noche era un tormento, todas
estaban buenas y mi tanga llegaba empapado a casa, donde yo solita ten�a que
apagar mi fuego interior. Si hasta el Beckham de mi carpeta hab�a dejado de
atraerme y estaba pensando en poner una foto de Victoria!


As� que decid� llegar hasta el fondo del asunto, ten�a que
saber si era o no era una lesbiana redomada. Aquel s�bado por la noche, puse una
excusa ante mis amigos y amigas y me prepar� para salir por un barrio de
reconocida fama homosexual de mi ciudad.


Dado que iba a salir para ligar (en realidad, a ligar no, yo
iba de caza!), me arregl� para la ocasi�n. Una hora de ba�o con sales, depilarme
las piernas y rasurarme el chichi (s�, el chichi tambi�n, que no veas como pica
una semana despu�s. Vamos, que se lo va a volver a afeitar su...), otra media
hora de secador para dejarme una bonita media melena rubia, otra media hora para
maquillarme: sombra de ojos, pesta�as largas, p�mulos realzados, labios con
efecto mojado, ...


Mientras esperaba a que se secaran mis u�as reci�n pintadas
(pies y manos), me puse a ojear una revista de moda, y qu� desesperaci�n cuando
me d� cuenta de que lo que estaba mirando no eran los diversos trapitos, sino a
las propias modelos!


Para la ocasi�n, mi atuendo eran unas sandalias negras y una
cadenita de plata en mi tobillo izquierdo, el mismo en que tengo tatuado un
s�mbolo chino que me dijeron que era mi nombre; unos pantalones piratas blancos
y ajustados; un tanguita color carne para que no se transparentara y una
camiseta rosa ajustada, sin sujetador. Un d�a es un d�a. Por lo dem�s, diversos
anillos y pulseras y mi peque�o bolso, donde suelo llevar el m�vil, dinero,
tabaco y, cuando salgo de marcha, condones, aunque aquella vez no cre�a que
fuera a necesitarlos.


Por la calle, seg�n iba andando pod�a notar las miradas de
los chicos. Tambi�n not� las miradas de alguna chica, lo cual me gust� m�s.
Cuando llegu� al barrio que comentaba anteriormente, yo era un manojo de
nervios. No sab�a a donde dirigirme ni nada. Lo cierto es que pensaba que el
vicio de los homosexuales se notar�a desde el primer momento que pusiera el pie
en aquel barrio, pero no. Todo parec�a normal, de hecho parec�a un barrio
cualquiera. Grupitos de gente bebiendo unos minis, otros haciendo botell�n,
otros charlando sentados en un banco. Vamos, que parec�a aquello una zona de
marcha cualquiera. Y yo que pensaba que las chicas se me iban a tirar encima!


Decid� meterme en alg�n pub y tomar algo para irme animando.
Normalmente suelo tomar algo m�s suave, pero dadas las circunstancias, el copazo
de vodka no me lo quitaba nadie. En cuanto me lo sirvi� el camarero, que aunque
estaba como un queso apenas me fij� en �l, not� una acuciante sed y de un trago
me tom� la mitad de la bebida. En un rinc�n del local, unas chicas bailaban y
re�an incansablemente. Las escudri�� de arriba abajo, mirando cada detalle de su
anatom�a. Su ropa no era muy diferente a la m�a ni a la de cualquier otra chica
que sale de marcha. A primera vista, nada parec�a indicar que fueran lesbianas.
A�n as�, yo ya presupon�a que lo eran y verlas mover de un lado para otro sus
preciosos culitos al comp�s de la m�sica, rozarse entre ellas con cada
movimiento de baile o simplemente las amplias sonrisas que alumbraban sus
rostros, me produc�an un tremendo morbo.


Me termin� la primera copa y fueron cayendo m�s. Dos chicas
ajenas a aquel grupo se estaban enrollando cerca del lavabo. Sus cuerpos se
fund�an el uno con el otro y sus lenguas se entrelazaban en una danza er�tica
sin igual. Mi excitaci�n crec�a a cada segundo que observaba a aquella pareja.
Busqu� con mirada decidida por todo el local una chica apropiada para entrarle.
Me fij� en una rubita de pelo corto y baja estatura. La mir� de arriba abajo y
decid� que ser�a mi primer intento. Agarr� el vaso con mi en�sima copa y lo
apur� de un trago, pero cuando lo dej� en la barra e iba a levantarme para
dirigirme a ligar con aquella preciosidad, una voz femenina me detuvo.




�
Vaya, s� que ten�as sed!



Volv� la cabeza para ver quien se hab�a dirigido a m�. Y all�
pude admirar el bello rostro de una morenaza infartante. Su pelo largo ca�a por
la espalda en ligeras ondulaciones y sus profundos ojos negros sosten�an sin
temor la mirada.




�
Hola, preciosa. No te hab�a visto nunca por
aqu�.



�
Hola.



Fue lo �nico que pude responder mientras el mis mejillas
enrojec�an. Un rubor provocado no s�lo por la situaci�n si no tambi�n por la
furtiva mirada que hab�a lanzado a su escote y que estaba segura de que ella
hab�a notado. Lo pod�a leer en sus ojos. Y se sent�a halagada.




�
C�mo te llamas?



�
Irene.



�
Bonito nombre. Yo soy Elisa. Es la primera
vez que vienes por aqu�?



Asent� y volv� a analizar el resto de su cuerpo. Entallada en
una minifalda de v�rtigo y subida sobre unas botas altas con varios cent�metros
de plataforma, sus piernas se ve�an muy interesantes, e intu� que deb�a tener un
culo encantador. Con las cosas que estaba imaginando, mis mejillas volvieron a
enrojecerse.




�
Y no conoces a nadie? Qu� valor!



Me mir� con expresi�n divertida y le devolv� la sonrisa.




�
Qu� tomas?



�
Eh?



�
Te veo con sed y, si me dejas, te invito a
una copa. Qu� quieres?



�
Vodka con lim�n.



�
Uhmm, me gusta. Tomar� lo mismo.



Llam� al barman y pidi� las bebidas. Entablamos conversaci�n
r�pidamente y nos fuimos conociendo. Quiz� por el alcohol, quiz� por sentirme
rodeada de semejantes, como en mi propia casa, me sincer� casi de inmediato y le
cont� mi peculiar situaci�n a aquella chica que hasta hac�a apenas quince
minutos era una completa desconocida. Despu�s de la charla, nos echamos a bailar
un par de canciones de moda. Aquella chica me estaba gustando. La rubia bajita
que hab�a estado en mi punto de mira era historia. Adem�s, si Elisa me hab�a
entrado, ser�a por algo, no? As� que los bailes se fueron convirtiendo en un
juego. Me acerco, le cojo las manos, me separo, muevo las caderas sensualmente,
me acerco, bailo pegada a ella, le rodeo el cuello, me sigo moviendo. Y lo mejor
de todo es que ella me estaba siguiendo el juego.


Todav�a estaba yo decidiendo el momento m�s oportuno de echar
el resto cuando la sent� pegada a m�, sus pechos frot�ndose con los m�os, sus
manos en mi cadera, peligrosamente cerca de mi culo, su cara a dos cent�metros
de la m�a. Fueron cinco segundos que transcurrieron a c�mara lenta. Lade� la
cabeza, se acerc� y nuestros labios se encontraron. Un escalofr�o me sacudi� por
completo. Los labios se entreabrieron y dejaron paso a nuestras respectivas
lenguas, la m�a pasiva y t�mida, la suya lanzada y desvergonzada. Nos comenzamos
a enrollar en mitad de la pista, all� a la vista de todos. De vez en cuando nos
separ�bamos y yo abr�a los ojos mientras tomaba respiraci�n y pod�a comprobar
que nadie se fijaba en exceso en nosotras, de igual forma que nadie suele
fijarse en una pareja en una disco cualquiera mientras se enrollan.


Y las sesiones de besos siguieron, �ramos inseparables,
durante momentos parec�amos un �nico ser, nos entreg�bamos en un maravilloso
acto que s�lo mi vejiga tuvo a bien interrumpir. Los cinco o seis vodkas que
hab�a ingerido clamaban por salir de mi cuerpo, y as� se lo hice saber. Una
extra�a mezcla de miedo y excitaci�n me sacudieron cuando Elisa dijo que me
acompa�aba. Querr�a entrar conmigo? Nos lo �bamos a montar all� mismo? Pareci�
leerme el pensamiento, porque de pronto se acerc� a mi oreja y me dijo
c�lidamente:




�
Tranquila, no entrar� contigo...



Y apenas unos segundos despu�s, complet� por la otra oreja:




�
... a menos que t� quieras.



Y deposit� un suave beso en el l�bulo de mi oreja izquierda.
Recorrimos la peque�a distancia hasta el lavabo y me detuve frente a la puerta.
Nuestras miradas se cruzaron. Ella esperaba una respuesta. Deb�a decidirme.




�
Bueno, mientras yo... me sujetas el bolso,
vale?



Sus labios se estiraron en una enorme sonrisa y entramos en
el ba�o. Un espacio no demasiado amplio, medio encharcado, apenas una pila a la
que le faltaba un tirador, un espejo con los bordes mugrientos y un retrete que
amenazaba con pegar cualquier cosa a la osada que posara sus nalgas sobre �l. Le
tend� el bolso para que lo sujetara y permanec� de pie, a la espera. Ella, en
vista de mi nerviosismo, se dio la vuelta, simulando estar retoc�ndose el
maquillaje, si bien me di cuenta desde el primer momento que miraba a trav�s del
espejo.


Baj� mis pantalones y mi tanga, todo de una de una vez, hasta
poco m�s por encima de las rodillas y, a pulso, comenc� a descargar un peque�o
chorrito de pis que fue transform�ndose en torrente en una sensaci�n cuasi
org�smica. Cerca ya de terminar, apenas soltando las �ltimas gotitas, Elisa me
tendi� un kleenex con la mano. Ante mi indecisi�n, me coment�:




�
Si quieres que te seque yo...



Cog� el kleenex nerviosa, tanto que casi se me cay� al suelo
mojado. Cuando pas� el suave pa�uelo de papel por mis labios pude notar el
creciente calor que albergaba en mi interior. Apenas dos pasadas y me incorpor�,
volviendo a ajustarme la ropa. No podr�a asegurarlo, pero creo que la not�
decepcionada en aquel instante. A�n as�, antes de salir del reducido habit�culo,
otro tremendo morreo me volvi� a sumir en la excitaci�n.


Cuando salimos del ba�o, una chica de rostro angelical nos
mir� con sonrisa p�cara. Al regresar a nuestra posici�n anterior, se lo coment�
a Elisa:




�
Qu� habr� pensado esa chica, dios...



�
Pues algo que no ser�a la primera vez que
hubiera ocurrido.



Me respondi� alegre y vivaracha mientras mov�a la melena al
son de la m�sica.




�
Por cierto, qu� bonitos se ven tus pezones
as� duritos.



A�adi� en medio de una carcajada y dando un giro siguiendo la
melod�a. Aquello volvi� a dejarme trastocada, pero no por ello rechac� su boca
unos minutos despu�s cuando otra vez volvimos al l�o, con m�s entusiasmo y
pasi�n si cabe. Mi culo y mis pechos eran ya de su pleno dominio y los manejaba
a su antojo.


Estuvimos bailando y enroll�ndonos durante bastante tiempo
m�s. Tambi�n me present� a varias amigas y conocidas e intercambiamos m�s
historias y an�cdotas.


Cuando ya la noche estaba avanzada y el cansancio comenzaba a
hacer mella en m�, tom� la decisi�n de ir hasta el final. As� que le dije que yo
me iba ya, pero que si quer�a pod�a acompa�arme. Pareci� dudar ante mi
propuesta, lo cual me decepcion� ligeramente. Hab�a estado jugando conmigo?




�
Est�s segura?



�
S�.



�
No s� si es lo m�s adecuado, a lo mejor no
soy lo que te esperas.



�
No espero nada.



Finalmente, pero no sin reservas, acept�. Pedimos un taxi y
en apenas media hora est�bamos en el piso que comparto con otra chica, pero que
aquel fin de semana se hab�a marchado a su pueblo. Llegamos a nuestro destino y
subimos al piso. Nada m�s entrar, me libr� de las sandalias, pues estaba hecha
polvo. Me ech� sobre el sof� y la invit� a sentarse a mi lado.


Ahora era yo quien llevaba la iniciativa. Besaba sus labios,
su cuello, sus orejas; acariciaba su pelo, sus hombros, sus pechos... Su
respiraci�n se aceleraba por momentos pero permanec�a pasiva, lo cual resultaba
extra�o despu�s de la noche alocada que hab�amos pasado.


Cuando mis manos se situaron en sus muslos y empezaron a
subir, me detuvo, pero continu� bes�ndola y toc�ndola. Unos minutos despu�s
volv� a intentar subir su falda, pero volvi� a detenerme. A�n as� yo no ced�a y
cada vez avanzaba un poquito m�s.




�
Irene, yo...



Mis manos ascend�an livianas por sus suaves muslos, asediando
su extra�a y repentina inseguridad.




�
Irene, por favor, no...



Hice o�dos sordos a sus ruegos de que parase, casi pod�a
rozar sus delicadas braguitas, entonces sent� algo extra�o, algo que no esperaba
encontrar entre las piernas de una chica como Elisa, algo duro, duro y caliente.
Palp� con tes�n, intentando adivinar (concretar, m�s bien, porque aquello era lo
que era, pero no pod�a ser...). Nuestras miradas se cruzaron fijamente, yo segu�
tocando por debajo de la minifalda y fui bajando, ten�a que comprobar con mis
propios ojos qu� era aquello. Met� la cabeza entre sus piernas al tiempo que con
las dos manos le quitaba las bragas. El bultito que se hab�a formado lo dec�a ya
todo. Mis manos volvieron a explorar y la mir� a los ojos otra vez. Asinti� con
verg�enza y baj� la mirada y cerr� los ojos cuando met� la cabeza bajo la falda
y me met� aquella cosa en la boca.


Lo �ltimo que hubiera esperado de aquella noche era terminar
con una polla en la boca, pero as� hab�a resultado. Tanto morbo acumulado, tanto
roce y tanta caranto�a con Elisa hab�an resultado en que ella, o �l, era
transexual.


Supongo que Elisa tampoco se esperaba una reacci�n as�. Yo
estaba tremendamente cachonda, y para bien o para mal, quer�a llegar ya hasta el
final, aunque fuera a la vieja usanza. La maestr�a de mi lengua hicieron que
Elisa perdiera pronto su verg�enza y se dejara llevar por la mamada que le
estaba propinando. Las lamidas superficiales se mezclaban con los chupetones y
los besos en el frenillo, las profundas inspecciones que hac�a su verga en el
interior de mi boca (casi garganta, por momentos) y todo eso se fund�a con los
cuidados de mis delicadas manos, sobre sus huevos completamente rasurados.


Dedicada y concentrada en la felaci�n, apenas prest� atenci�n
a los movimientos de Elisa, que r�pidamente se despoj� de la camiseta que
llevaba y se pus� a tocarse con ah�nco sus pechos. Su cara era de puro placer y
sus gemidos se elevaban en el ambiente para diluirse poco a poco.


En el momento en que su miembro comenz� a temblar, se�al
in�quivoca del orgasmo que se avecinaba, no me achiqu� y continu� con el
tratamiento acostumbrado. Una mano pajeaba y la otra sujetaba los huevos,
oprimi�ndolos ligeramente. Al tiempo, mi lengua juguetona se mov�a en cualquier
direcci�n en movimientos r�pidos y cortos que llevaban la sensibilidad al
m�ximo. Justo en el momento de eyacular, tapon� el orificio de salida con la
lengua y pude notar en todo su esplendor el poder�o de la corrida. Disminu�
s�bitamente el ritmo de mi mano, que segu�a subiendo y bajando sobre su miembro.
Las eyaculaciones lentas y copiosas sal�an desbocadas de su miembro. Mi pelo,
mis mejillas, mis manos, todo empapado de semen. Lamidas lentas de arriba abajo
se ocupaban de limpiar el reluciente m�stil de Elisa, que luc�a una amplia
sonrisa.


Su verga se manten�a en erecci�n, pero menguaba poco a poco.
Me incorpor� y me sent� a su lado, sin poner cuidado en limpiar mi cara del
chorreante esperma. Nos besamos reviviendo la pasi�n del pub, perdida hasta
aquel momento por la est�pida inseguridad de la que hab�a hecho gala Elisa en la
�ltima hora. Su leche resbalaba por mis mejillas hasta la barbilla, de donde
goteaba en su propio pecho.


Elisa intent� explicarse pero le hice saber que, antes de
nada, yo tambi�n necesitaba mi desahogo. Y no tard� en ponerse manos a la obra.
En un momento, se libr� de mis pantalones y de mis bragas y sus dedos se
dedicaron de forma magistral a calentarme a�n m�s de lo que estaba. Todos mis
m�sculos temblaban ante el s�lo roce de su lengua en mi piel. Sus caricias no
dejaban una micra de mi cuerpo sin tocar. El castigo que le dio a mis pechos fue
antol�gico. Las yemas de los dedos apenas rozaban mis pezoncitos sonrosados, los
cuales se erizaban y me transmit�an una especie de cosquillas
indescriptiblemente placenteras que me incitaban a apretar y frotar mis pechos
con furia. All� por donde pasaba, ya fueran sus manos ya fuera su lengua, dejaba
un rastro de excitaci�n que me sacaba de m�.


Al principio deseaba un contacto directo sobre mi h�medo
chochito, pero los rodeos que estaba dando auguraban un cl�max jam�s sentido.
Echada sobre m�, situ� una pierna entre las m�as, de forma que su suave muslo
quedaba en mi entrepierna, rozando mis labios vaginales. As�, mientras me
colmaba de besos y caricias de cintura para arriba, se frotaba sobre mi sexo.


Tan excitada me ten�a, que fue rozar su boca mi co�o y me
corr� brutalmente. Ella no se separ� ni un instante y sigui� prolongando mi
placer. Continu� con sus morritos pegados a mi chochito y tambi�n un dedito
juguet�n que se met�a en mi interior. Tan s�lo un minuto despu�s, a�n sin
reponerme del espectacular orgasmo, encaden� otro. Yo, que generalmente soy muy
callada, no pude reprimir los fuertes gemidos ante tan inesperado suceso,
gemidos que se convirtieron en pr�cticamente gritos cuando se repiti� por
tercera vez lo mismo.


Dej�ndome completamente satisfecha, se separ� al fin y se
acurruc� a mi lado. Jam�s hab�a vivido nada igual. Vaya descubrimiento: la
multiorgasmia existe!


Yo estaba extasiada, pero deseaba a�n m�s. Estaba
irreconocible. Con la mano pude comprobar que su pene estaba de nuevo en estado
de erecci�n. Le mir� a los ojos mientras acariciaba sus genitales.




�
Quieres...?



Asinti�, dando su benepl�cito. Me levant� del sof� y desnuda,
como dios me trajo al mundo, camin� por el pasillo hasta mi habitaci�n, donde
recog� los condones que no esperaba haber utilizado aquella noche. Romp� el
envoltorio de uno de ellos y se lo coloqu� con pericia. Me situ� encima suyo y,
sujetando su miembro en posici�n vertical, fui bajando lentamente. Notar la
punta del capullo rozando mis labios me hizo sentir escalofr�os y, presa de los
mismos, me dej� caer de golpe. Gem�, y lo hice en alto, pero mi grito fue
eclipsado por el suyo. Tanto que tem� haberle hecho da�o. Pero un r�pido cruce
de miradas me hizo saber que el grito hab�a sido de puro placer.


Levant� mi culito y su polla fue saliendo de mi interior
para, acto seguido, repetir la jugada y caer bruscamente. Con toda la verga en
mi interior, me mov� en c�rculos, consiguiendo que se retorciera de placer y al
mismo tiempo rozar mi cl�toris sobre su cuerpo. Volv� a subir lentamente y a
dejarme caer, comenzando a hacerlo m�s deprisa. En menos de un minuto, botaba
como una descosida cabalgando a mi ligue. Mis tetas botaban al un�sono y
nuestros jadeos se mezclaban con el sonido del chapoteo de nuestros sexos.


Cambiamos de postura, yo me situ� debajo y Elisa comenz� a
realizar penetraciones largas y profundas. Aprovech� para dedicarme a sus tetas
tan brillantemente operadas.


Me volvi� a llevar a cotas de placer inigualable penetr�ndome
de lado, con mis piernas juntas y mi chocho cerrado y apretadito. Tras este
nuevo orgasmo, ralentiz� sus movimientos y volvi� a enloquecerme con las suaves
caricias. Cuando me recompuse, volv� a ponerme en el rol de amazona y comenc� a
trotar encima suyo, con pausas para moverme con su verga aprisionada en mi
interior que acrecentaban la excitaci�n de ambos. Y en una de estas, explot� en
otro intenso orgasmo, que instantes despu�s yo acompa�ar�a toc�ndome el cl�toris
velozmente.


Tras la apabullante y sofocante sesi�n de sexo salvaje,
vinieron las explicaciones, que poco importar�n ya al lector. Pero s�, Elisa era
transexual y se hab�a operado hac�a ya m�s de un a�o el pecho y estaba en espera
de terminar de operarse por completo. Yo le reafirm� mis inquietudes sexuales, a
pesar de haber disfrutado como nunca con una buena polla, segu�a sintiendo una
extra�a y morbosa atracci�n por mi propio g�nero. Elisa se comprometi� a
buscarme alguien con quien terminar de decidir mi rol sexual, decisi�n que de
momento quedar�a aplazada.


Y la verdad es que, tal y como estaba la situaci�n, otra
fantas�a comenzaba a cobrar peso: y si le propon�a un tr�o? Sin duda, aquel fue
el comienzo de una grand�sima amistad.


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: Historias de adolescentes: Aclarando las ideas
Leida: 892veces
Tiempo de lectura: 16minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























Relatos heroticos mi prima la casadame cojo a mi abuela relatoscaligula pornoRelatos eroticos.com/colegiala violada relatos eróticos de desvirgadasrelatos porno con mama de amigo en el baileIncesto con la abuela relatadosrelatos con fotos amor que vergota me estás metiendo así así cojeme duro así que rico que vea mi marido como me cojesrelatos eróticos mi sobrina de 7 es curiosaRelatos eróticos hombres que han desvirgado culitos gayssexo con jovencitas relatosvideo pprno de suegtas violadas en el acensor gratisrelato pornorelatos de sexo por el culo a mi sobrinita de 6Relato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoIncesto con la abuela relatadosporn calleIncesto con la abuela relatadosrelato erotico mi mujer y mi hijarelato playa maduraporno de rumaniatrios muy caserosrelatos sexuales sobrina vergudaRELATOS XXX MI Suegroborrachas madre e hija relatossexo con jovencitas relatosLos mejores relatos eroticosBuscar relatos eróticos de sexo anal en relación de incestomis inocentes sobrinas 6relatos eroticos el culo de mi hijitarelatos gays mi primo y su amigo me cojieronel culo de mi cuñada relatos xxxbella y normal mujer y su tío relatosporno gratis el padrastro le mete tido el picimadre ninfomanaMari mar la puta relatobus ponorelatos eroticos mi tio lalomi sobrino me embarazo relatos reales follando una gorditarelatos eroticos tragando lecherelató mi tío me rompe el c***madres y hijas xxxmachos gay pornoDoña elena y el viejo almacenero .todorelatosporno mama calientedragonball pornorelatos xxx viole a mi primaporno muy peludoMi Primita Menor Relatos Eróticos relatos pornos comadreyoutube porno zoofiliarelatos eroticos Hijami inolvidable iniciaciónrelatos cornudos sumisosrelatos de desvirgadas por mi primorelato porno mi hija de 11 capitulosorgasmos femeninos pornorelatosDetriosxxxDroge a mi mujer para tenerla dormida 2 relato Relato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoWww.de relatos de incesto y amorfilialHistorias de putitas y zorritasrelatos pornoIncesto con la abuela relatadosWww.de relatos de incesto y amorfilialfotos porno bisexualesrelatos xxx el despertar del plaser ci.mi pequena hija todoa loa relatosrelato porno me folle a mi madrastra por el culovideos porno gay zoofiliami hijo me folla relatoIncesto con la abuela relatados/relato18805_Forzada-por-dos-amigas.htmlrelatos eroticos todorelatossex.pcompas.ruRelatos porno amor filial mi amigo mis sobrinas y yo bdlol.ruporno padre con su hijarelato mi esposa se enborracho y se la culiaron en la camapica el ano relatos xxxcuebtos heroticos esposa pagando la deuda del hijo no consebtidocriada lesbianarelatos porno gay guarrosrelatos porno violando a mi vecinita de 8 añitosmarques de sade pornorelatos de sexo no consentidorelato porno culie ami madre que es divorciadaRelatos xxx sobrinaIncesto con la abuela relatadosrelatos cuentos porno bdlol.ru mami papirelatos eroticos en carabanarelatos no consentido primasRelatos eróticos hombres que han desvirgado culitos gayspornogayviejoverdeRelato erotico me rompieron el culoRelatos de sobrino follando con su tía en la playarelatos eroticos desvirgada por 8 señores en el metrorelatos eroticos mi pequeña vecinitami amigo y yo nos follamos a su hijita relatos xxxlactancia relatos eróticos