SAN ISIDRO
Todos los a�os, a mediados de Mayo, hace d�as malos pero �ste
15 de Mayo de 2004 no s�lo hizo sol, sino que tuve una tarde espl�ndida en la
pradera de San Isidro. Os lo cuento a continuaci�n...
Despu�s de comer, decid� salir a darme una vuelta por las
fiestas del patr�n de la capital espa�ola, Madrid. Me vest� informalmente,
vaqueros y camiseta. Cerr� la puerta de casa y me fui andando hasta la calle
Bail�n en donde me compr� un helado italiano, me sent� en uno de los bancos de
piedra gran�tica de los jardines de Sabatini y contempl� el fabuloso anochecer
madrile�o, cuando ya las farolas alumbraban el parque, sub� las escaleras hacia
el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, en donde dentro de una semana se
casar�n el Pr�ncipe Felipe de Borb�n y su prometida Letizia Ortiz.
Despu�s me dirig� hacia la Plaza de Isabel II, en donde est�
el Metro de �pera, el cual cog� para que me acercara a la pradera de San Isidro.
Baj� las escaleras del Metro y compr� un Metrobus, piqu� en los torniquetes de
entrada y me dirig� a coger los pasillos de la l�nea 5, cuando llegu�, me dirig�
al and�n con direcci�n a Casa de Campo.
En breve, lleg� el tren, repleto de gente entre los que iban
algunos vestidos de chulapos (vestido t�pico matritense). Por fin, la megafon�a
indicaba la llegada de la estaci�n, Marqu�s de Vadillo. All� nos bajamos casi
todo el tren y hasta subir a la superficie, se me hizo eterno, pero al fin,
estaba ya all�, en las fiestas de San Isidro.
Anduve por toda la pradera y decid� pasarme tambi�n por la
feria, viendo a la gente, escuchando m�sica a todo volumen, etc. Entre las
numerosas atracciones, hab�a una enorme noria, as� que pens� que la vista de
noche de Madrid desde las alturas ser�a bonita, as� que me acerqu� a la caseta
donde vende los ticket y compr� uno, me puse a la cola.
Delante de m�, hab�a cinco chicas riendo, fumando y comiendo
pipas sin parar. Despu�s de diez minutos de cola, ya les toc�. As� que me puse
nervioso por montar. Al poco, vi como las cinco chicas medio discut�an con el
se�or de la noria y decid� poner oreja para ver que pasaba, el "problemilla" era
que las cabinas eran de cuatro personas como m�ximo y por lo tanto, no pod�an
montar las cinco, hab�a una que se quedaba fuera. Al final, una de ellas,
decidi� quedarse en tierra. La noria, empez� a dar vueltas y la chica segu�a en
su empe�o por que la devolvieran el importe del ticket.
Sin darme nadie vela en el entierro... met� baza: "si
quieres, yo voy s�lo, puedes montar conmigo", la chica y el se�or se callaron al
instante, la chica que vest�a con vestido blanco, me mir� con desconfianza pero
al final accedi�. El se�or de la noria comento "ves, monta la se�orita con el
caballero y todos como amigos". La chica le mostr� una falsa sonrisa.
Yo volv� a hablar... la dije "bueno, �y c�mo te llamas?",
Aitana, me respondi�. Yo me llamo Gorka, encantado. La di dos besos. Mientras
esper�bamos a que la noria parase para montar, empezamos a hablar de nosotros y
de nuestras ra�ces ya que nos sorprendi� que sendos nombres fuesen vascos.
Lleg� la hora de montar �dijo el se�or de la noria-, yo la
ced� el paso y entre en la cabina tras ella.
La noria empez� a girar, ella puso sus manos junto a las m�as
en la barra que sustentaba la misma cabina. Empezamos a tocarnos las manos muy
suavemente, mir�ndonos fijamente a los ojos y sonriendo dulcemente. Cada vuelta
que daba la noria, nuestros rostros se aproximaban cada vez m�s y m�s hasta que
nuestros labios se fundieron como el hierro en un alto horno. Sus manos me
recorr�an toda la espalda y las m�as la tocaban su fr�a cara y su pelo, entre
beso y beso, nos separ�bamos un poquito para contemplarnos y al ratito, seguir
bes�ndonos como si se fuera a acabar ma�ana el Mundo.
La noria par�, y cogidos de la mano, bajamos de ella. Las
amigas de Aitana la esperaban en un banco sentadas. Nos acercamos a ellas y me
present� a cada una de ellas. Hablamos durante una media hora o as� y propuse
que si nos �bamos a Las Vistillas en donde a las doce de la noche habr�a un
castillo de fuegos artificiales. A todas las pareci� una idea magnifica as� que
emprendimos camino hacia el metro.
Saliendo de la boca del Metro de La Latina, callejeamos un
poco hasta llegar al popular barrio madrile�o, junto al Viaducto. Nos acercamos
a un bar y pedimos dos minis de cerveza. Sus cuatro amigas quer�an acercarse al
escenario en donde un grupo folcl�rico amenizaba la noche con canciones de
siempre.
Aitana y yo decidimos sentarnos en el c�sped esperando ver el
castillo de fuegos. Yo puse mi jersey en el suelo para que ella no se manchara
el vestido de verde, despu�s, me sent� junto a ella rode�ndola con mis piernas.
Ya eran las doce y cuarto y todav�a no hab�an empezado. Nosotros segu�amos
hablando mientras mis manos la daba un peque�o masajito en su cuello y espalda y
de vez en cuando dejaba caer mis labios sobre su hermosa piel, ella hac�a un
movimiento de escalofr�o que la recorr�a todo el cuerpo.
Sobre las doce y media son� el primer bombazo, yo me levant�
y la dije que hiciera lo mismo, coloqu� mi jersey de tal forma que se pudiera
tumbar sin problema de mancharse. Terminamos los dos tumbados sobre la hierba,
su cabeza sobre mi pecho, y mi mano izquierda haci�ndola caricias sobre su
brazo. El colorido de los fuegos artificiales llenaba el blanco vestido de
Aitana, haci�ndola a�n mucho m�s hermosa. El espect�culo dur� quince minutos
terminando con cuatro petardazos que se escuch� yo creo que en medio Madrid.
Despu�s, la acompa�� hasta su casa, en el barrio de San Blas.
All� nos quedamos varios minutos hablando en su portal, desde el cual se pod�a
divisar las numerosas gr�as que han empezado a remodelar el estadio de "La
Peineta" para convertirlo en el Estadio de Madrid, un proyecto de la candidatura
que tiene Madrid para aspirar a los Juegos Ol�mpicos de 2012.
Al despedirnos, nos dimos un fort�simo abrazo y nos dijimos
hasta ma�ana. Al llegar a casa vi que ten�a un sms en el m�vil, era ella,
d�ndome las gracias por la fabulosa noche que hab�a pasado junto a m� y
dici�ndome lo que ya me estaba echando de menos.
Ma�ana nos volveremos a ver.