Relato: El regalo de Pablo (2)





Relato: El regalo de Pablo (2)

Los planes inmediatos de Pablo se frustraron. No hab�a tenido
en cuenta que su hermano Tom�s part�a al d�a siguiente de campamento y estar�a
quince d�as en �l.



Por otro lado su padre sufri� un esguince en un tobillo y
hubiera sido descort�s marcharse madre e hijo de excursi�n al campo dejando al
viejo en una silla.



La ma�ana siguiente del regalo, �ste ya comenz� a ser usado.
Pablo llam� a su madre a su habitaci�n y mostr�ndole su verga con la erecci�n
ma�anera la orden� mam�rsela y tragar el semen. Pero recordando su intenci�n de
pre�arla cambi� de agujero antes de eyacular y deposit� el esperma en el co�o de
su madre. De inmediato se dio cuenta de que a�n no le hab�a retirado los
anticonceptivos y la orden� ir a por ellos y tirarlos a la basura.



Elena fue consciente de lo que se le ven�a encima y del
incremento de las posibilidades de ser descubierta por su marido o por la
asistenta.



Con la vagina escurriendo el semen de su hijo, ya que �ste no
hab�a modificado la prohibici�n de su cu�ado sobre el uso de ropa interior, la
condujo con �l al ba�o donde se encerraron. Otro peligro m�s.



Pablo se sent� en la taza y defec� sin pudor delante de su
propiedad. Cuando termin� de hacerlo la orden� limpiarle el ano con la lengua.



- Esto ser� todas las ma�anas.



- Como mandes Pablito.



- De Pablito nada. Pablo en p�blico, si desconocen tu
situaci�n, y Don Pablo o Amo en privado o ante quienes sepan de tu esclavitud.
Ac�rcate, te he comprado un regalo que debes llevar siempre.



Elena se acerc� a su hijo y �ste manose� su co�o metiendo dos
dedos dentro hasta que la golfa se humedeci� como le ocurr�a invariablemente.
Empujaba con su pelvis hacia los dedos del muchacho para que profundizasen m�s
en su interior.



Pero se qued� con las ganas. Pablo le pellizc� sin piedad el
cl�toris y malogr� la oleada de placer que le estaba llegando. Una vez lubricada
la entrada Pablo le introdujo dos gordas y pesadas bolas chinas.



- Solo las sacar�s para follar. Descubrir�s enseguida que
tienen truco. Ahora si�ntate en el lavabo y abre bien tus jamones.



Elena obedeci� creyendo que su hijo le iba a comer el pelado
y atractivo co�o, pero sufri� otra frustraci�n. El chico descubri� el cl�toris
fuera de su capuch�n y pas� alrededor un hilo de nylon con un nudo marinero que
apret� considerablemente.



- Voy a la facultad. Te llamar� por el m�vil para decirte
cuando te lo quitas. Si lo haces antes vas a conocer lo que es pasarlo mal
realmente.



Elena debi� sufrir el molesto y doloroso nudo aprisionando su
�rgano durante dos horas. Cuando Pablo llam� para que se lo quitase ya pensaba
que estar�a gangrenado. Fue complicado cortar el hilo de nylon, sobre todo por
el dolor del roce de la punta de las tijeras con el delicado bultito.



La llamada de su hijo la pill� ante su marido y al pelma de
�l, aburrido de estar sentado, se le ocurri� preguntar quien era y por qu�
llamaba. Sali� airosamente del trance.



- Nada, Pablo, que se le olvid� recargar la bater�a de la
c�mara digital, que se la enchufe porque le hace falta esta misma tarde.



Y tanto que le hac�a falta. Lo comprobar�a despu�s de comer.
Entretanto su problema de la ma�ana era estar apretando continuamente el
esf�nter de la vagina para evitar que se saliesen las pesadas bolas chinas que
llevaba dentro. Adem�s el movimiento la excitaba y no tuvo m�s remedio que
masturbarse dos veces a pesar de la irritaci�n del cl�toris. Una se�al de alarma
fue que tanto su marido como la asistenta comentasen que esa ma�ana estaba muy
poco din�mica, contra su costumbre. Adujo algo de cansancio para justificar
tanto tiempo sentada. Pero es que retener las pesadas bolas era realmente
fatigoso.



Sentados a la mesa para comer tras el regreso de Pablo, Elena
encontr� que su traspaso de propietario le planteaba ciertos problemas. Deb�a
disimular ante su marido para que �ste no percibiese el s�bito respeto por el
hijo mayor.



El chico era un bromista y se le ocurri� ese momento para
accionar el mando a distancia de las bolas que las hac�a vibrar. Elena se
desconcert� al principio de notar la agradable sensaci�n en su cavidad genital,
pero pronto se dio cuenta de lo que suced�a al ver la mirada ir�nica del chico.



Poco rato despu�s estaba al borde del orgasmo.
Apresuradamente abandon� la mesa.



- Perd�n, creo que he olvidado una cazuela al fuego en la
cocina.



- Voy a ayudar a mam�.



Ante la mirada sarc�stica de su hijo y tras la puerta de la
cocina, Elena se entreg� al climax entre sordos gemidos e irrefrenables
convulsiones que hicieron salir las bolas y golpear en el suelo.



- �Qu� sucede?



- Nada pap�, se ha ca�do el almirez al suelo.



Y susurr�: - hablando de mortero ...



- Vuelve a meter las bolas en su sitio y date la vuelta.



Elena obedeci� y not� como el grueso tarugo del almirez
penetraba en su ano hasta el reborde del final del mango.



- Ala, al comedor.



- Querida, est�s sofocada.



- Sssi. El calor de la cocina.



Pero al sentarse le creci� el agobio. El tarugo del almirez
se le meti� dentro del recto completamente. No tuvo Elena una comida agradable
ese d�a. Ni tampoco pas� una buena tarde. Despu�s de comer Pablo le dijo que
bajase al s�tano.



Al poco baj� �l. Coloc� una silla ante una de las desnudas
paredes.



- Qu�tate todas las joyas, su�ltate el pelo y ponte esta
ropa.



- Pablo, el palo ese se me ha metido entero en el culo. Te lo
ruego s�camelo.



El chico se acerc� a ella, le acarici� por encima de la blusa
su pecho y de pronto la tom� un tremendo pellizco del pez�n.



- Don Pablo, Amo o Se�or.



- Don Pablo, por favor s�queme eso.



- Ahora no es prioritario. Qu�tate las joyas menos la alianza
de matrimonio y ponte la ropa zorra.



Elena se despoj� de todas sus joyas, se desnud� y se puso la
ropa que hab�a llevado Pablo. Un sujetador sin copas un poco apretado para ella,
un liguero, unas bragas de l�tex sin entrepierna, unas medias de malla ancha,
unos zapatos de largo tac�n y una m�scara. Todo ello rojo.



- Pon una pierna sobre la silla abriendo bien el co�o con tus
dedos.



Pablo le hizo varias fotos con su c�mara digital y la fue
ordenando adoptar otras posturas a cual m�s descarada, insinuante y procaz.



- Don Pablo, disculpe mi atrevimiento: Y estas fotos �para
qu� son?.



- Mira perra, la asignaci�n que me da el viejo es
insuficiente para mis necesidades. Por otra parte tengo planes para mejorar tu
cuerpo y tus habilidades que requieren dinero. La forma m�s f�cil de conseguirlo
es precisamente con el cuerpo que quiero mejorar. �Lo vas captando?.



Elena se aterroriz� barruntando lo que segu�a.



- El t�o Eduardo no te ha sabido explotar debidamente, pero
yo si. Te voy a abrir una web para anunciar tus servicios como prostituta de
lujo. Ah� estar�n estas fotos y la tabla de tarifas. Todas las ma�anas mirar�s
el correo para ver qu� clientes tienes y concertar las citas. Tienes que ser
selecta. Poco trabajo pero de calidad. Abrir� una cuenta corriente a nombre de
los dos donde ingresar�s los beneficios.



- � Por Dios, Pablito, eso no, cari�o soy tu madre. Esto era
un desliz con Eduardo, pero contigo es una locura.



Pablo le arre� un violento patad�n en las nalgas que hundi�
m�s el tarugo en el recto de la pobre mam�.



- Haberlo pensado antes, furcia incontinente.



Le sac� con escaso miramiento el palo del culo comentando que
ese agujero tambi�n deb�a ser adiestrado debidamente.



En los d�as que siguieron Elena no se acostumbraba a la idea
de que ya no pod�a re�ir a su hijo por quedarse en la cama sin ir a la facultad.
Mucho menos abroncarlo por el desorden de su habitaci�n.



Pablo adem�s no le dio muchas facilidades. Su anterior
propietario, Eduardo, la utilizaba a fondo una vez por semana de ordinario, y al
no residir en la misma casa y no tener convivencia habitual era f�cil disimular
su condici�n de esclava sexual.



Eduardo le hab�a entregado a Pablo el contrato de esclavitud
que no impon�a otra restricci�n que no inflingirla castigos que dejasen marcas
que pudiera percibir su marido. Por tanto Pablo se aprovech� de las otras
ilimitadas posibilidades que le otorgaba el contrato. Se pod�a torturar muy bien
a alguien sin necesidad de lacerar la carne. Y Pablo disfrutaba de una inmensa
imaginaci�n.



No hab�a ocasi�n en que su hijo no la utilizase de una u otra
forma, sobremanera depositando su semen en su co�o para pre�arla. Y menos mal
que las ocasiones no eran demasiadas, porque su padre estaba en la casa
continuamente.



Elena estaba segura de que su hijo no aguantar�a hasta el
parto, aunque quedara pre�ada ya mismo, sin forzar el divorcio. Estaba desbocado
con su regalo y las ganas de jugar con �l como un ni�o al d�a siguiente de la
fiesta de Reyes. Ten�a al menos la esperanza de que, tal como los ni�os, se
aburriese del regalo y la arrinconase o al menos la disfrutase con menos
frecuencia.



Pablo se enfrasc� en el dise�o de la p�gina web de oferta de
prostituci�n de su madre y en algo que lo ten�a lejos de casa. Pero eso no
imped�a el protocolo matinal ni la imposici�n de las bolas chinas en su co�o y
otras, no mucho m�s peque�as y pesadas, en el ano.



Antes de una semana Elena ya dominaba la retenci�n de las
bolas de uno y otro orificio. Se sorprendi� de la facilidad con que sus
esf�nteres se adaptaron al trabajo de sujetarlas dentro. Regularmente su hijo la
anudaba el hilo de nylon tanto en el cl�toris como en los pezones, aunque no se
exced�a en el tiempo como la primera vez.



Con la excusa de buscar en el s�tano un juguete de la
infancia que hab�a recordado, Eduardo les visit� una tarde y bajaron a buscarlo.
Era el mejor sitio porque las empinadas escaleras disuad�an a su marido de bajar
con ellos dado el estado de su pi�.



All� la hicieron desnudar y Eduardo examin� con sus dedos la
presi�n de los esf�nteres de su ex esclava y el avance en la elongaci�n de los
pezones y el cl�toris. Alab� la pericia de su sobrino con la modificaci�n de la
perra pero le recrimin� que quiz� iba demasiado aprisa y su hermano se dar�a
cuenta.



- Le has elongado los pezones y el cl�toris a esta bestia dos
mil�metros en menos de una semana. �l lo notar�. Tienes que tener m�s paciencia.
Lo de la presi�n de sus esf�nteres est� mejor. Buen trabajo si la zorra no le
presiona demasiado la polla cuando se la folle.



Mientras hablaban de ella como una res en una feria, Eduardo
la coloc� contra la pared y le meti� su verga en el culo bombeando sin
consideraci�n.



- �Y como va lo del pre�ado?



- En ello estamos, hazme el favor de no correrte en su culo,
que no estamos para desperdiciar el tiempo. Este animal no es tan joven como
para esperar a�os.



- �Tienes establecidas las tarifas de sus servicios?



- Si. Ya me he asesorado de cuanto puedo pedir y seg�n la
tarea por una puta de su edad. Las he subido un poco porque la ramera est�
bastante maciza, es mona, higi�nica, culta y nada hortera.



- Yaaa ya .. pfssss. Ya le he soltado la carga en el co�o. Si
no se queda pre�ada no ser� por mi culpa. La zorra de ella se ha corrido al
mismo tiempo.



- Es irremediable. Como haga lo mismo con los clientes nadie
se va a creer que es una ramera, mejor, pedir� m�s dinero.



- Bueno, os dejo, que el cotilla de mi hermano va a bajar. Me
llevo el juego Ezin este de construcciones para disimular.



Elena qued� satisfecha de la evaluaci�n de su actual due�o y
del anterior, y sobre todo de si misma, que hab�a tenido un comportamiento
impecable mientras la examinaban y la inseminaban. No hab�a hablado nada y hab�a
mantenido la vista baja y las posturas requeridas a su condici�n.


. . . . .




- Bueno. Ya est� activada tu p�gina profesional. El tel�fono
de contacto es mi m�vil y la direcci�n de correo la m�a. Yo seleccionar� tus
clientes. No quiero basura ni servicios vulgares y poco productivos. Puta, tu
vales mucho.



- Gracias, Don Pablo. Para servirle a usted y a quien ordene
con mucho gusto.



- Dile al viejo que esta tarde vas de compras. Te espero en
Pineda, en la plaza del ayuntamiento a las seis.



- Disculpe se�or, �Me va a prostituir ya o me va a ceder?. Si
no tiene inconveniente desear�a saber el tiempo que se me va a usar para buscar
una disculpa ante su padre.



- Solamente voy a presentarte a mi novia. Tres horas. Estar�s
de regreso a las nueve de la noche.



- Bien, no es muy tarde. Puedo encontrar muchas
justificaciones.



A la hora ordenada estaba puntualmente Elena en la puerta del
Ayuntamiento. Apareci�, tambi�n puntual, Pablo acompa�ado de una chiquita morena
y regordeta, de carita redonda e infantil enmarcada en una melenita corta, gesto
simp�tico en una boca de labios generosos y atractiva sonrisa. Con ellos ven�a
una mujer negra, ya mayor, quiz� 45 a�os o m�s. Era atractiva y muy corpulenta
sin ser gorda.



- En cuanto me ganes dinero voy a sacarme el carente de
conducir. Silvia, mi novia es menor de edad y siempre tiene que llevarnos a
todas partes Aurelia, que es su criada, o alg�n amigo. Un rollo. Al menos para
mi tengo el ciclomotor pero no puedo llevara Silvia y el equipaje.



No hubo presentaci�n de ella.



Se dirigieron a las afueras de Pineda a un chalet. Por lo que
entendi� Elena, el chalet era la casa de vacaciones familiar y la chiquita se
hab�a apoderado de las llaves para hacer lo que fuera que �bamos a hacer all�.



Ya en el interior, Pablo se arrellen� en un sof� mientras
indicaba a su novia y su madre que se desnudasen. Entretanto la negra hurgaba en
la bolsa de equipaje sacando cosas y orden�ndolas.



Silvia se desnud� y con gran desparpajo, mientras que Elena
volv�a a sufrir la angustia que le invad�a cuando ten�a que estar desnuda en
p�blico. No comprend�a la causa, porque sin embargo no le hab�a importado nunca
que la hubieran usado en la cama hasta tres hombres a la vez. Deb�a ser que,
metida en faena, se le iba la verg�enza.



La pizpireta gordita ten�a una piel blanca como la leche y de
perfecta tersura. Tetas peque�itas, que ca�an como perolitos sobre una
barriguilla atractivamente prominente. Unas nalgas gordas sustentadas por anchas
caderas contrastadas con estrecha y corta cintura daban paso a unos muslos
verdaderamente rotundos y macizos.



Sin embargo lo que atra�a de inmediato la mirada era que
presentaba unos pezones muy largos y gruesos sobre unas ar�olas extens�simas y
anormalmente hinchadas. Los descomunales pezones estaban horadados por gruesos y
grandes anillos dorados.



Su pubis era igualmente interesante. Depilado por completo,
entre unos labios exteriores abultad�simos y sobresalientes de la ya de por si
destacada carnosidad del monte de Venus asomaba un fenomenal cl�toris de unos 4
cm de largo y 2 cm de grueso, perforado por una argolla de formidable tama�o y
grosor. Tres argollas m�s se destacaban en cada labio y estaban unidas por
parejas enfrentadas mediante sendos candados.



- Qu� esclava, qu� te parece mi novia. Te la ense�o para que
veas como me gustan las mujeres y como quiero modificarte a ti, aparte de otras
cosas, cuando te divorcies.



Si Pablo hab�a esperado una reacci�n adversa de su madre, se
equivoc� de lleno. Elena estaba asombrada por las deformaciones, pero en ning�n
modo se sent�a repelida. Por el contrario. le atra�a el aspecto de los genitales
y los pechos de la muchacha. Inconscientemente se delat�.



- �Cuanto se tarda en conseguir esos atributos?



- Silvi tiene 16 a�os. La empec� a reformar a los 14. En una
adulta se tardar� m�s en conseguir efectos tan brillantes. Veo que te gusta mi
novia. Silvi, agradece el halago de tu suegra aunque no lo haya pronunciado.



La gordita adolescente se acerc� a Elena y comenz� a
acariciar su pr�digo cuerpazo con sus preciosas manitas de bien cuidada manicura
y pintadas en rojo oscuro. No dej� un cent�metro de las carnes de su suegra sin
acariciar ni dejar de alabar su magn�fica morfolog�a.



- Ya entiendo por qu� mi novio es tan subyugador, por haber
nacido de estas carnes tan apetitosas.



Como si fuera algo habitual para ella chup� los pezones de
Elena, acarici� su inevitablemente h�meda entrepierna, meti� sus deditos en los
agujeros.



- Cari�o, tu mami est� taponada en los dos agujeros.



- Ah, si, Silvi, qu�tale las bolas.



La nena sac� las bolas chinas de los dos orificios con
lentitud y cari�o mientras manipulaba el cl�toris de su futura parienta. Como el
peso de las bolas, en ambos lados, las colocaba inexorablemente taponando los
orificios, cosa que era el objetivo para forzar a los m�sculos de los esf�nteres
a retenerlas y as� obtener elasticidad de ellos, al sacar las esferas manaron
por ambos lados cantidades de jugos retenidos.



Silvia aplic� su boca al co�o de la suegra y se bebi� los
l�quidos alabando su sabor y abundancia mientras le met�a a Elena dos deditos en
el ano. �sta no pudo aguantarse y se entreg� a un orgasmo que increment� la
abundancia de sus secreciones.



- Aurelia, ay�dame, que esta guarrona nos va a manchar la
alfombra y mami se dar� cuenta.



La negra no dud� en aplicar la boca en el culo de Elena y
sorber los flu�dos excrementos que manaba mientras la nena se ocupaba de la
secreci�n vaginal.



- Bueno cari�o, deja de jugar y ens��ale a la puta que me
pari� tus habilidades.



- Si, mi amorcito.



Silvia se levant� con donaire, se meti� dos dedos de cada
mano en el ano inclin�ndose de espaldas a Elena para que lo viese bien y, sin
lubricante alguno y sin la menor molestia, se sent� en el regazo de su novio
enfund�ndose su respetable verga en el agujero libre, ya que el otro estaba
cerrado por los candados.



- Homenajea a tu nuera en agradecimiento al orgasmo que te he
proporcionado.



Elena se arrodill� ante la pareja observando extasiada la
manera en que el esf�nter anal de Silvia presionaba la polla de su chico. Ante
la barrera que los candados supon�a para acceder a la vagina de la ni�a, se
dedic� a sus tetitas, aunque tambi�n un poco confundida por las argollas de los
pezones.



- �Para que crees que son las anillas, zorra?. Tira de ellas.



La mujer consigui� poco a poco adaptar los tirones de los
pezones al movimiento de cabalgada de la chica. Escuchaba sonar mas abajo el
entrechoque de los candados.



Poco despu�s noto dos dedos invadiendo su vagina y de reojo
vio una mano de la negra acariciar sus colgantes tetas. M�s tarde se percat� que
ten�a metidos tres de los dedos.



Repentinamente Pablo levant� a su chica sac�ndole la polla
del ano, fue a la mesa donde estaban ordenados los objetos de la bolsa y regres�
con tres plomadas. Dos las colg� de los pezones de la ni�a y la otra de la
anilla del cl�toris. La coloc� a cuatro patas y la comenz� a sodomizar con una
violencia tremenda.



Elena, follada por los tres dedos de la negra Aurelia que
intentaba meter el cuarto, no quitaba ojo de los vaivenes de las pesas de la
chica que deb�an atormentar indeciblemente los tres bultillos. Sorprendida
escuch� a Silvia:



- M�s fuerte mi amor, m�s fuerte. Destr�zame. Mi dolor es la
prueba de mi amor. Cuanto m�s sufra m�s demostrar� mi entrega.



Pablo no lleg� a correrse y Aurelia desisti� de meter el
cuarto dedo en la vagina de Elena. Pero no por ello la mujer iba a dejar sus
aventuras por ese d�a.



Silvia sigui� a cuatro patas y peg� su cabeza al suelo
levantando m�s si cabe sus dulces, gordas y compactas nalgas blanquitas. Aurelia
se le acerc� por detr�s y comenz� a meter sus gruesos y largos dedos en el ano.
Ya se explicaba Elena por qu� su culo se negaba a admitir cuatro dedos.



Pero como alucinada observ� que le entraban los cuatro sin
problema, no en la vagina, sino en el ano, a aquella adolescente. Cre�a estar
alucinando cuando las diestras manos de la negra comenzaron a meter los dedos de
la otra mano hasta tener los otros cuatro.



Casi le fue indiferente que su hijo, a su lado apretase y
retorciese sus jugosos pezones. Es m�s, casi lo agradec�a por experimentar algo
solidario con la ni�a.



Cuando Aurelia tuvo metidos los ocho dedos, apalanc� el
esf�nter hacia los lados e introdujo los dos pulgares que faltaban. Llegar hasta
las mu�ecas fue sencillo y un alivio para la chica que sudaba a mares.



Aurelia comenz� un lento vaiv�n foll�ndose a la nena con las
dos manos dentro de su recto mientras su v�ctima sonre�a forzadamente a su novio
y su futura suegra. Incluso en una alarde de heroicidad comenz� ella misma a
tironearse de la descomunal argolla de su no menos fenomenal cl�toris.



Los dedos de Pablo torturaban ahora el cl�toris de su madre
ante la pasividad de �sta, que estaba intentando asimilar esa esot�rica relaci�n
entre el sexo y el dolor que hab�a barruntado, pero no descubierto nunca por
completo.



Aurelia fue sacando sus manos del culo de Silvia quien qued�
extenuada sobre el suelo.



- Ven, puta madre. Te ense�ar� como mi novia ha conseguido
eso. Que, por supuesto tu tambi�n conseguir�s.



En estado de enso�aci�n, Elena fue conducida por Aurelia a
una mesa y colocada boca arriba pero no tumbada, sino apoyada en sus codos.



- Gran ramera, ahora vas a experimentar la m�quina que har�
m�s atractivos, fuertes e insensibles al dolor, pero tambi�n al placer, tus
pezones y tu cl�toris.



Aurelia encendi� un compresor el�ctrico que, seg�n su
conexi�n pod�a emitir aire a presi�n o provocar succi�n. Por la parte de succi�n
coloc� a Elena en los pezones y en el cl�toris unas c�psulas de vac�o que
absorb�an sus delicados �rganos provocando su dilataci�n. Por la parte de
compresi�n introdujo dos penes hinchables en cada uno de sus agujeros inferiores
que pronto comenzaron a dilatar los esf�nteres.



Elena sent�a una sensaci�n rara por las c�psulas de vac�o y
otra dolorosa por la severa dilataci�n de sus orificios. En cualquier caso se
sent�a muy inc�moda.


Sin embargo no estuvo mucho tiempo sometida al infernal
aparato. Pablo solamente hab�a querido que tuviese un adelanto de loa que la
esperaba.



- Ma�ana ir�s a comprar el aparato, junto con otras cosas al
sex shop que te indicar�. Todos los d�as te aplicar�s los dilatadores en los
agujeros de acuerdo con la tabla de tiempos y presiones que viene en el manual
de uso. De momento no te aplicar�s la succi�n porque el viejo se dar�a cuenta.
Para compensar el efecto de la dilataci�n seguir�s portando las bolas chinas.



Elena gimi�, pero no manifest� oposici�n a aquel designio.



- Ponte a cuatro patas que vamos a follar un rato.



Si ella cre�a que la iba a follar su hijo se llev� un chasco.
Tras ella se coloc� la enorme negra con un buen falo soportado por un arn�s
mientras Pablo pon�a a su novia en igual postura frente a ella. Las empalaron a
ambas por el ano y las ordenaron besarse. A punto de eyacular el chaval, saco el
pene del ano de su rechoncha novia y se derram� por la cara de ambas, a las que
orden� lamerse rec�procamente el esperma.



Despu�s salieron los cuatro al jard�n y arrodillaron a Elena.
Los tres orinaron sobre ella, que fue invitada a degustar y tragar parte del
dorado l�quido. Cuando Pablo le pidi� opini�n asegur� que la orina mas sabrosa
era la de su futura nuera.



Regresaron a Barcelona por separado. Aurelia se llev� a
Silvia y Pablo se fue con su madre en el auto de esta.



- �Qu� te parece mi novia?



- Muy atractiva y muy simp�tica. Me gusta. Por qu� la tienes
cerrada la vagina con candados.



- Es un poco zorrilla y no me extra�ar�a que me pusiera los
cuernos, sobre todo con su hermano, que anda intentando lev�rsela al huerto. No
me importa que folle por el culo, pero no quiero que la usen por el sitio de
donde saldr�n alg�n d�a mis hijos.



- Ah, comprendo.



- Cuando lleguemos a casa te dar� las direcciones de tres
clientes que quieren tus servicios. Te pones en contacto con ellos y te
administras el tiempo. No me importa a cuantos atiendas ni de que manera - eso
si siempre con cond�n- pero yo necesito 600 euros semanales aparte de la
asignaci�n del viejo y tu ver�s cuanto para pagarte el gimnasio y el sal�n de
belleza especiales a los que te he apuntado.



. . . . .



Elena no encontr� desagradable el ejercicio de la
prostituci�n, aunque s� las maniobras necesarias para disimular ante su marido,
que no percibi� el incremento de las salidas de su mujer. La rara facilidad para
una puta con que alcanzaba el orgasmo pronto la report� unos entusiastas y
fieles clientes escogidos y bastante generosos, lo que la tranquiliz� bastante,
pues hab�a temido tener que enfrentarse a problemas con tipos violentos o
depravados, aunque los depravados, visto lo de su cu�ado, su hijo y ella misma
no le asustaba demasiado.



Los ingresos superaban con creces los gatos de Pablo y los
adicionales que se daban a menudo. La cuenta corriente com�n crec�a, sosegada,
pero s�lidamente.



Hubo una bronca en casa el domingo cuando Elena le dijo a su
marido que no ir�a a misa porque se estaba replanteando el sentido de su vida.
Dos d�as m�s tarde, cuando Pablo orden� que se dejase crecer un poco m�s las
u�as de las manos y se las pintase de rojo los lunes, martes y mi�rcoles, y el
resto plateadas, hubo otra bronca a�n mayor.



Para evitar que su padre indagase en la raz�n de su madre
para pintarse las u�as, Pablo distrajo la atenci�n a otro tema que sab�a m�s
delicado para su padre.



- Pap�, me voy a afiliar a ERC y quiero que me llam�is Pau,
en lugar de Pablo.



Como esperaba, el se�or espa�olista centralista mont� tal
cisco que cualquier cosa relacionada con su esposa cay� en el olvido.



Una hora despu�s de que su marido y padre, recuperado ya del
esguince saliera rumbo a su trabajo, Pablo y Elena salieron rumbo al campo.



Arribaron a una granja donde les recibi� una pareja que
rondaba la cincuentena. Saludaron a su hijo ignor�ndola a ella y todos juntos se
dirigieron a la casa.



- Vamos a preparar a la perra -dijo la mujer comenzando a
desnudar a Elena, tarea que poco dur�, ya que llevaba exclusivamente un
veraniego vestido de algod�n que cay� al suelo al soltar los tirantes.



El hombre alab� los atributos de la perra mientras la mujer
examinaba t�ctilmente todo el cuerpo, amasando pechos y nalgas y metiendo los
dedos en los orificios, donde se top� con las bolas chinas. Pau la indic� que
las sacase. Se le hab�a olvidado extraerlas en casa.



- Est� bien dilatada, aunque cierra con fuerza. Buen
ejercicio el de retener dentro esas bolas tan pesadas y sin llevar bragas que
las contengan.



- Si, lo ensay� con mi novia y dio un resultado espectacular.
Se lo cont� a su anterior propietario. �l iba ya a imponerle la disciplina
cuando lleg� el d�a de mi cumplea�os y se la ped� como regalo. De todas formas
estaba a punto de venderla, ya que se hab�a hecho con otra hembra m�s joven.



Elena se crisp� de rabia al saber aquel detalle de su cu�ado
Eduardo. Si ya estaba sonrojada de la verg�enza que, como siempre, le provocaba
la exhibici�n desnuda ante extra�os, con la indignaci�n se puso como un tomate.



La mujer le coloc� un collar de cuero al que sujet� una
cadena y sin m�s demora tir� de ella hacia fuera de la casa. Se dirigieron los
cuatro a otra edificaci�n atravesando el patio donde unos peones dejaron de
trabajar para observar la escena y sobre todo el soberbio cuerpo desnudo de
Elena ataviada tan solo con el collar y zapatos de tac�n.



- �Es la primera vez que la aparean con un animal?



- Si. Quiero que empiece ahora, ya que la tengo en proceso de
pre�ado y quiero que sea una experta para cuando se le abulte el vientre. Ser�
todo un espect�culo.



- �Espect�culo?. �La piensa exhibir en alg�n local foll�ndose
perros con su panza?



- Tambi�n la pondr� a trabajar en pel�culas.



- Bueno, aqu� ser� donde la apareemos. �Puedo usarla mientras
la follan?



- Si, claro. Pero la voy a filmar, no s� si usted o su esposa
querr�n salir en la cinta.



- �No puede hacer borrosas nuestras caras?



- Si, eso har�.



La mujer hab�a salido y regres� al poco con Rottweiler que a
Elena la espant�. No se hab�a revelado con la decisi�n de Pau de someterla a
aquella humillaci�n, pero al ver aquel perro le entr� p�nico.



La hicieron apoyarse sobre un banquetin y le untaron el co�o
con un l�quido. Despu�s acercaron el hocico del chucho y �ste se puso a lamer
mientras la mujer manejaba el pene para animarlo. Pronto estuvo en disposici�n
de co�to y sin la menor vacilaci�n la mujer los coloc� culo contra culo e
introdujo su gran verga en el co�o de Elena, procediendo ella misma a sacarlo y
meterlo como si se tratase de un consolador. El perro se dejaba hacer
tranquilamente y Elena se tranquiliz�. La mujer manejaba el pene con una mano al
tiempo que con la otra acariciaba el cl�toris de la forzada perra que, dej�ndose
llevar por su inagotable lujuria, empez� a sacarle gusto a la situaci�n. No pudo
llegar a un orgasmo ya que, primero el hombre se vaci� en su boca y poco despu�s
sinti� su vagina inundada por el esperma del animal.



Pau hab�a estado filmando toda la escena ante el disgusto de
su madre, ya que ni tan siquiera se hab�a privado de colocar el objetivo tomando
primeros planos de su cara.



Terminada la coyunda la volvieron a conducir a la casa por
medio del patio ante la vista de los peones y mientras a Elena le resbalaban por
los hermosos y recios muslos los grandes cuajarones de esperma que de su vagina
escapaban.



La mandaron irse a duchar y administrarse una irrigaci�n
vaginal para limpiarse el esperma y despu�s comieron juntos. Ella, por supuesto,
desnuda y con el collar.



La comida fue un verdadero suplicio ya que su hijo no se
priv� de contar cualquier intimidad de ella, incidiendo en lo depravada zorra
que era y su �xito como ramera de lujo.



Les cont� que ten�a intenci�n de modificar la p�gina web
ofreci�ndola tambi�n como prostituta de mascotas.



No dud� en revelar que la perra era su propia madre ni en
exponer sus intenciones de divorciarla en cuanto pariese la camada que estaban
intentando generar en su �tero �l, su t�o y, dentro de poco, su joven hermano.
Tampoco se priv� de comentar que, una vez divorciada, nada impedir�a un uso m�s
agresivo del cuerpo de la puta que, asimismo, llevar�a ya una vida menos
regalada y placentera.



Les cont� con detalle como iba a decorarla y hasta dibuj� los
tatuajes que le pondr�a. Tambi�n describi� la jaula que pensaba encargar para
alojarla.



Despu�s de comer, mientras tomaban caf� y unas copas, sacaron
a la perra al exterior y la ataron de su cadena a una argolla de la pared. El
hombre dijo a los peones:



- Se mira pero no se toca.



Elena qued� expuesta a la observaci�n de aquellos hombres que
no la tocaron, pero tampoco se privaron de hacer soeces comentarios sobre su
anatom�a y sobre su condici�n de sumisa.



Terminada la sobremesa la volvieron a conducir al mismo lugar
anterior para aparearla con otro animal. Esta vez no ser�a auxiliada por la
mujer. Se entender�a ella sola con el bicho. Los peones solicitaron permiso para
presenciar el coito y Pau se lo concedi� generosamente, hecho que provoc� la
consabida oleada de rubor y verg�enza en Elena.



La mujer de la granja trajo un pastor alem�n. Tan tranquilo
como el otro perro �despu�s supo que estaban adiestrados para cruzarlos con
hembras humanas- pero de pene m�s peque�o. Tras untar el pelado co�o de Elena
con el l�quido la dejaron a su ventura.



Elena se tumb� y se dej� lamer el co�o mientras tomaba con su
mano el pene para excitarlo como hab�a hecho por la ma�ana la mujer. De motu
propio se anim� a hacer una mamada al animal que tuvo bastante �xito.



Se coloc� a cuatro patas ofreciendo su sexo al bicho el cual
la mont� con maestr�a y experiencia. La pobre se sorprendi� cuando el pene entr�
por el ano y no por la vagina como esperaba, pero no intent� cambiar la cosa y
se resign� a la sodomizaci�n canina.



Su viciosa naturaleza hizo que, pese a la verg�enza por la
p�blica exposici�n del trance que iba a pasar y su humillaci�n, no tuviese
reparo en llevar una mano a su cl�toris y acariciarse ante el entusiasmo de los
presentes, que comenzaron a aplaudir y jalear, salvo Pau, ocupado en grabar el
v�deo.



Las en�rgicas sacudidas del perro pronto la condujeron al
borde del orgasmo manifest�ndolo con roncos gemidos de placer que agradaron a
los espectadores por su parecido con los de un animal. La mujer se hab�a
acomodado, a su juicio con gran disposici�n, a su condici�n de bestia.



El orgasmo la lleg� cuando sinti� su vagina casi reventar por
la caudalosa eyaculaci�n del animal y lo manifest� con un bramido y fuertes
convulsiones que alejaron al satisfecho perro dej�ndola agotada de placer en el
suelo.



Cuando se recuper�, instintivamente, sin recordar a los
espectadores, se llev� una mano al co�o para recoger el semen que sal�a y
llev�rselo a la boca. El estruendo de aplausos de los presentes la sac� de su
enso�aci�n retorn�ndola al bochorno.



Los peones solicitaron a Pau que les permitiese mearla para
limpiarla y el chico se lo concedi�. Elena, de rodillas recibi� la dorada lluvia
de los tres peones y el encargado sobre la cara, tetas y co�o. Poco despu�s fue
la mujer quien la orin� forz�ndola a abrir la boca.



Despu�s de ducharse, esta vez en el patio ante todos, y con
una manguera de agua fr�a que la mujer le meti� dentro del co�o y el recto para
limpiarla, se dispusieron a regresar a casa.



- Bueno, para la pr�xima vez le tendremos unos hermosos
ejemplares de asno y de caballo. Tal y como se ha comportado no me cabe duda de
que los acoger� muy bien. Es una perfecta ramera.



Elena super� con gran maestr�a su enfrentamiento a las dos
enormes bestias dos d�as antes del regreso de su hijo Tom�s. En la granja los
peones relatan que nunca hab�an visto una mujer tan guarra que se pusiese ante
ellos para soltar como un surtidor el esperma equino que inund� su vagina
mientras se corr�a escandalosamente. Y eso que era t�mida dec�an.



. . . . .




- Ma�ana libra la asistenta y Tom�s no ir� a clase. Lo
despiertas cuando el viejo salga para el curro y ya sabes qu� suceder�. As� que
quiero bien limpios esos intestinos.



- Si, se�or Pau, como disponga. Estar� preparada.



- �Como andas con el per�odo?



- Ya tendr�a que haberme venido.



- Si te viene esta noche o ma�ana por la ma�ana suspendemos
el desvirgamiento de Tom�s. No quiero que suceda en forma tan desagradable.



- Disculpe Amo: �Tendr� que seducirlo yo sola?



- No, puta, ya est� al tanto de que te va a follar. No ser�
tan dif�cil. Es tan solo un acto animal sin ninguna implicaci�n sentimental.



- Gracias Amo Pau. No me ve�a muy capacitada para seducirlo.



- He cancelado los dos servicios que ibas a hacer esta tarde
para que te esmeres en tu limpieza y presentaci�n y te mentalices en hacer bien
la tarea, nada de prejuicios.



- Ya no tengo casi prejuicios Amo Pau.



- �Cu�les te quedan?



- El que no supero es que me exhiba en p�blico desnuda.



- Pues en cuanto te divorcies del viejo eso va a ser lo
habitual.



- Ya me lo espero.



. . . . .




- Bueno Tom�s, aqu� tienes a la puta. Anda zorra, desn�date
para el chico y mu�strale detalladamente el g�nero.



Elena, roja de verg�enza, y m�s ante su hijo peque�o, dej�
caer el holgado vestido de algod�n, ropa que siempre vest�a cuando no estaba su
marido que pudiera notar los pezones marcados. Despu�s, con el arte adquirido de
su sus prestaciones como prostituta, fue ense�ando a su v�stago sus colmados
pechos, sus vasta nalgas y sus macizos muslos. Se mov�a con voluptuosidad para
excitar al chaval y lo consigui� plenamente.



Cuando se acerc� para mostrar sus agujeros con todo pormenor
y para que probase sus caldos, el chico ya ten�a la polla fuera y se masturbaba.
Maternalmente se apoder� de ella con sus suaves y elegantes manos de u�as
pintadas ese d�a de rojo y se hizo cargo de la labor de la masturbaci�n.



Mientras su madre le acariciaba el miembro con dedicaci�n,
Pau comenz� a explicar al chaval las peculiaridades y utilidades de la anatom�a
femenina incit�ndole a tocar y amasar sin cuidado.



Elena era interrumpida frecuentemente en su tarea con la
polla de Tom�s ya que la forzaban a cambiar de posici�n a su antojo para
examinar y palpar sus encantos.



- Lo mejor de la puta es su co�o depilado. Ya he conseguido
que le quepa una mano entera. Espera que le saque las bolas y lo comprobar�s.



- �Para qu� lleva las bolas dentro?



- Son unas bolas de metal bastante pesadas que tienden a
salirse del co�o, como no lleva bragas por orden m�a tiene que retenerlas dentro
apretando sus m�sculos. Con eso se consigue que el co�o siga prieto al follarlo,
pero que se pueda jugar a muchas cosas con �l porque al mismo tiempo se puede
abrir mucho ya que la tengo sometida a un tratamiento de dilataci�n. Lo mismo
pasa con el otro agujero.



- �Ese bultito de arriba es el famoso cl�toris?



- Ese es. Acarici�ndolo les da placer a las zorras, pero si
lo pellizcas les duele mucho. Mira.



Y Pau pellizc� sin piedad el cl�toris de su madre que se
retorci� de dolor.



- �Lo ves?. Lo mismo pasa con los pezones, prueba tu.



Esta vez fue el peque quien martiriz� a su madre sin
contemplaciones retorciendo sus jugosos pezones. Tambi�n comenz� a amasar
en�rgicamente las tetas.



- �No tienen leche?



- Si no est�n reci�n paridas no sueltan leche. Estoy en la
tarea de pre�arla, aunque creo que ya lo est�. Cuando haya parido nos beberemos
su leche. De todas maneras, al folles por donde la folles quiero que termines en
su vagina para asegurarnos la fecundaci�n.



Por espacio de media hora dur� la humillante conversaci�n
entre los dos hermanos sobre la calidad de Elena, que se sent�a como un animal
en la feria de ganado pero al mismo tiempo morbosamente satisfecha de la
utilidad de sus carnes.



Cuando decidieron follarla ten�a el co�o ya empapado y los
pezones y cl�toris tan duros que parec�a iban a reventarle. Primero mam� la
verga de Tom�s mientras Pau follaba sus culo con dos dedos que pronto pasaron a
ser tres y terminaron en cuatro. No se atrevi� a meter la mano entera por si
estropeaba su propiedad. Tiempo habr�a para ello.



Donde si entr� la m�s peque�a mano de Tom�s fue en el co�o de
su madre a la que foll� con el pu�o en�rgicamente mientras su hermano ocupaba la
vac�a boca. La puta no pudo seguir sin entregarse a un merecido orgasmo que
empap� la cama cuando Tom�s sac� el pu�o. El chico qued� un poco desconcertado
con los gritos de su madre y temi� haberla hecho da�o.



- No te preocupes, esta ramera es tan calentorra que sus
orgasmos son siempre como si fuera el ultimo que fuera a tener. Ha sido capaz de
correrse como una loca follando con un perro y delante de cinco desconocidos. No
te digo m�s.



- �La han follado perros?



- Y caballos. Ya te llevar� un d�a para que veas como se
maneja con ellos..



Tom�s pudo comprobar posteriormente que, pese haber tenido el
pu�o dentro de su madre, cuando �l meti� la polla se encontr� con una deliciosa
presi�n durante el coito que logr� vaciarle en poco rato coincidiendo con el
nuevo orgasmo de la puta. Orgasmo si cabe m�s profundo por el morbo de sentir en
su interior y por primera vez el semen de su otro hijo.



Sin cambiar de posici�n, Pau se la introdujo por el ano y
Tom�s se dedic� a manosearla, insistiendo en los pechos que le ten�an fascinado.
No paraba de amasarlos y estrujarlos, mordiendo y succionando los pezones. No
tard� en tener su juvenil instrumento dispuesto otra vez y lo ofreci� a la boca
de Elena que comenz� a mamarlo con fruici�n.



Pa� sugiri� que se la volviese a meter en el co�o y Elena se
encontr� gozosamente orgullosa de tener atiborrados sus orificios por las pollas
de sus dos �nicos v�stagos.



Pau no termin� en el ano. Cuando estaba a punto la sac� y la
meti� en el agujero frontal junto con la de su hermano. Se corrieron los tres
juntos. Tras el tercer orgasmo Elena quedo enso�ada. Nunca hubiera imaginado que
le ocurriese algo tan dichoso como ser depositaria del adorado esperma de sus
hijos al mismo tiempo. Dese� haberse quedado pre�ada en ese momento.



Esa ma�ana Elena fue utilizada por los chicos de todas las
formas posibles, a las que se entreg� con verdadera devoci�n, incluyendo las
meadas en la boca con degluci�n incluida que le ofrecieron en el jard�n. Menos
mal que las altas tapias les ocultaban a la vista.



- Bueno Tom�s, �qu� te parece mi esclava?.



- Es una gran puta fogosa y muy complaciente.



- Te la prestar� de cuando en cuando, pero como la uses sin
mi permiso te corto un huevo. Eres muy dado a utilizar mis cosas sin permiso. Mi
esclava no es como el ciclomotor, la c�mara o el diskman. Este es un animal de
uso muy reservado.



. . . . . .



continuar�.


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Relato: El regalo de Pablo (2)
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