LA BRUJA 1 La Iniciaci�n.
Era una noche de luna llena, cuando la constelaci�n de
escorpi�n despuntaba en la plenitud de la b�veda celeste, el reloj se�alaba las
doce y la sombras avanzaban tanto en este mundo como en el otro. Natalia se
sent�a mas que preparada para el evento de su vida ya que su padre y abuelo el
viejo Leonardo le hab�a instruido en toda serie de habilidades ps�quicas y
m�gicas para recibir a sus solo 15 a�os la presencia de uno de los llamados
genuinos infernales.
El altar de roca cuidadosamente dise�ado lucia iluminado a su
derecha por una vela blanca y a su izquierda por una vela negra, el resto de la
gruta estaba iluminada por velas negras. Todos los fieles estaban all� con sus
t�nicas negras, y las fieles con sus vestidos insinuantes que les dotaba de esa
belleza despiadada capas de encender los fuegos de la pasi�n infernal.
Luego de iniciado el ritual con la invocaci�n a toda la corte
infernal, el viejo Leonardo hizo colocar de pie a Natalia sobre el altar halando
de sus vestidos ense�ando su virgen desnudes a los asistentes y entreg�ndole el
falo ritual en sus manos; la doncella empez� a acariciar lacibiosamente su
cl�toris con el instrumento, mientras acariciaba sus perfectos senos con una de
sus manos, lo que termino por encender el morbo en la gruta; cuesti�n de minutos
y todos estaban desnudos y desnudas retorci�ndose de placer formando nudos
desnudos que se logran en esas org�as. Natalia lucia espectacular ense�ando su
vulva sentada con las piernas abiertas mientras de ella flu�a ese n�ctar de agua
salada, el cual su abuelo recog�a al interior de una copa de plata mientras los
varones presentes ba�aban a la doncella en semen.
Fue un orgasmo masivo, intenso y severo. El viejo Leonardo
elevo la copa mientras invocaba al emperador de los infiernos y los presentes
abr�an espacio en el centro del recinto mientras de la nada se dibujaba en fuego
rojo una estrella de 5 puntas encerrada por un circulo (el s�mbolo de Baphomet),
y una voz angelical llenaba el recinto mientras Natalia se desfallec�a y flotaba
sobre el altar.
Una luz hermosa como la de la estrella de la ma�ana apareci�
en medio del recinto y luego una figura humana, un rubio perfecto, con alas muy
blancas y de una gran belleza desnuda aguardaba en silencio. El viejo Leonardo
ordeno a los varones asistentes a tomar una fila detr�s suyo y de hacer todo lo
que el hiciese. El viejo Leonardo se hinc� de rodillas tras del musculoso cuerpo
del aparecido quien levanto su perfecto trasero, y as� empez� a besarle donde la
espalda cambia su casto nombre al llamado el Divino Lucifer.
Todos los varones asistentes debieron besar aquel trasero y
lamer lo profundo de su esf�nter, y en ese instante las damas asistentes
entraron como en trance y se lanzaron como pose�das a tratar de chupar el falo
del divino que erecto no cab�a en la boca de ninguna de las mortales, as� pues
que entre todas tuvieron que lamer aquella verga. Antes de entrar al �xtasis, El
emperador con un gesto de su mano alejo a todos mientras Natalia flotaba por el
aire hasta ocupar el sitio central y en ese instante recupero el conocimiento.
- Muy bien � dijo el siniestro- estas preparada para recibir
a mi siervo y convertirte en una concubina de los infiernos...
El emperador dejo la escena mientras aparec�a otro ser, esta
ves una bestia similar a una cabra y a un hombre con rasgos de drag�n al que el
viejo Leonardo identifico como Leviat�n; un potente y poderoso demonio incubo de
alta alcurnia. Su sola presencia hacia orgasmear a las damas presentes que se
desvanec�an de intenso placer, Natalia se retorc�a como pose�da, y sin mas
pre�mbulos el pene de ese macho cabrio grande y vigoroso dio cuentas de ese
cerrojo vaginal y la embest�a con gran fuerza. Natalia pensaba que ese pene
deb�a estar hecho de fuego pues sent�a que quemaba sus entra�as con un dolor
inenarrable que la colmaba de absoluto placer. Cuando el demonio retiro su falo,
la sangrante vulva de Natalia nutria nuevamente esa copa de plata con un liquido
de tres potencias: la lubricaci�n de la ya no doncella, el semen ardiente del
demonio, y la sangre de aquel sacrificio vaginal.
A si pues todos bebieron de aquella copa, y tuvieron el
privilegio de ver la iniciaci�n de la joven bruja en tanto el demonio abandonaba
el recinto.