Nota: Esta es b�sicamente una historia real, ocurrida
en la d�cada del 90 en alg�n lugar de los EEUU, en lo esencial, es lo que surgi�
de las investigaciones oficiales y de las confesiones realizadas por uno de los
personajes, el lugar y los nombres han sido modificados).
LA HUIDA
Los tres hombres, se mov�an r�pidamente pero con cautela, no
quer�an llamar la atenci�n pero tampoco pod�an quedarse todo el d�a en la calle,
a la vista de todos, corr�an el riesgo de ser descubiertos por la polic�a o por
las autoridades del penal del que se hac�a solo 48 horas que hab�an logrado
escapar, previo asesinato de uno de los guardias y dejando a otro gravemente
herido.
Estaban siendo buscados por las autoridades y sus fotos ya
hab�an sido publicadas en diarios y en noticieros de la televisi�n, sino
lograban ocultarse por unos d�as estar�an en serios problemas.
El jefe del grupo, un hombre de unos 40 largos a�os, hab�a
decidido irse hacia la zona de casas residenciales que estaba cerca de la c�rcel
de m�xima seguridad de la que hab�a fugado.
Supon�a, no sin raz�n, que encontrar�an alguna casa
desocupada para meterse adentro y esperar que pasara lo peor y de paso esperar
que Juli�n los buscara con su gente, papeles nuevos y una salida por la frontera
lo que terminar�a con sus problemas.
Se acercaba la noche cuando llegaron al barrio residencial y
con rapidez realizaron una b�squeda hasta encontrar una casa que parec�a
adecuada a sus fines. La casa era de dos pisos construida sobre un amplio
frente, lo que hac�a posible vigilarla sin demasiadas complicaciones.
La casa se encontraba lo suficientemente lejos del resto de
las viviendas, lo que les permitir�a moverse con una cierta seguridad de que no
llamar�an la atenci�n de los vecinos.
La propiedad estaba totalmente cerrada, tanto puertas como
ventanas, hab�an sido reparadas y pintadas hac�a poco, por el color casi nuevo
de las mismas. Pudieron saltar una verja que separaba el gran parque delantero
de la casa con la parte de atr�s y ya m�s calmados, lejos de la vista de la
gente, lograron abrir una de las puertas de servicio de uno de los dep�sitos que
ten�a la propiedad. All� encontraron herramientas para ya mas tranquilos poder
abrir la puerta trasera de la casa y meterse dentro, encontraron las luces y
revisaron r�pida pero concienzudamente la totalidad de la casa.
EL VIAJE
Hac�a unas dos horas que ven�a manejando. A su lado su esposa
dormitaba tranquilamente. Le hab�a costado salir de la ciudad pero una vez que
entraron en la autov�a el viaje se empez� a hacer m�s llevadero y r�pido. La
verdad no hab�a sido una mala idea tomarse estos d�as con su mujer para poder
hablar y descansar, no era �poca de vacaciones por lo que supon�an que no habr�a
gente ni visitas molestas en su vivienda y podr�an empezar a mirarse para tratar
de desentra�ar la madeja en que se hab�an convertido sus vidas. Sin tener claro
porque notaba que se estaba alejando de su esposa, en todos los sentidos, ya
casi no hablaban a la hora de cenar, sino que simplemente se limitaban a comer y
mirar televisi�n, el trabajo los ten�a absortos a ambos ( ambos eran
profesionales ) y la necesidad de mantener las cosas que hab�an logrado adquirir
en �pocas m�s florecientes los estaba afectando sobremanera en estos �ltimos
tiempos. A tal punto que ya casi ni sexo ten�an y el que ten�an era aburrido
para ambos y lo que era peor, que ambos lo sab�an.
Juan ( asi se llamaba ) mir� de nuevo a su mujer, Joanna, una
morena de cerca de treinta y tantos muy bien puesta, si bien no ten�a cirug�as
ni nada por el estilo, ten�a un cuerpo m�s que aceptable para su edad, un buen
par de piernas, unos pechos que sin ser de una vedette no eran chicos y un buen
culo todav�a con toda la carne en su lugar, era verdad que despertaba m�s de una
mirada de admiraci�n. Si, ten�a la impresi�n de que hab�a sido una buena idea la
de hacerse esta escapada, que las cosas podr�an arreglarse.
LA LLEGADA
Al fin vi� la silueta de su casa, esa que tanto esfuerzo le
hab�a dado para conseguirla y para dejarla en las condiciones que a ellos les
gustaban, entr� el auto en el camino para veh�culos pero no lo meti� dentro del
garage, ya que imaginaba que si bien hab�a una persona que se encargaba del
mantenimiento seguro tendr�a que salir a realizar alguna compra de �ltimo
momento. Despert� a su esposa y se dirigi� al ba�l de su casa para bajar los
bolsos con algo de ropa que hab�an tra�do por la dudas. Se dirigi� a la puerta
de entrada, meti� la llave en la cerradura, abri� y de golpe la oscuridad total.
CONOCIENDOSE
Cuando pudo abrir los ojos, un dolor tremendo le recorri�
desde la nuca hasta la frente, no ten�a recuerdo alguno de lo que hab�a pasado,
solo un dolor tremendo en la cabeza. Cuando pudo abrir los ojos y enfocar la
vista, distingui� a su mujer sentada en el sof� enfrente de �l rodeada por dos
individuos j�venes, uno alto, muy alto y musculoso de piel morena, casi negra,
aunque sin llegar a ser negro la piel era oscura. El otro era un joven blanco un
poco m�s bajo que el moreno pero con la misma impresi�n de ser fuerte y
poderoso, los dos lo miraban con ojos de curiosidad, su esposa tambi�n lo
miraba, pero en sus ojos hab�a terror.
Intent� incorporarse, pero una mano lo detuvo empuj�ndolo de
nuevo hacia el sof�, cuando gir� la cabeza vi� al hombre mayor que lo miraba con
una sonrisa burlona en los ojos y una pistola apunt�ndolo directamente a la
cabeza.
Ser� mejor que nos presentemos, dijo- Mi nombre es
Carlos, y al moreno lo conocemos simplemente como el burro, al otro lo
llamamos Campe�n, tal vez por su pasado box�stico.
Ser� breve y conciso, lo �nico que queremos es pasar este
d�a y tal vez la noche, despu�s nos iremos porque para nosotros tampoco es
conveniente quedarnos mucho tiempo por aqu�. Imagino que un hombre de su
posici�n, que tiene tan bonita casa de descanso lee los diarios y ve la
televisi�n, asi que imagino que se estar� dando cuenta de quienes somos y de
lo que hemos hecho. Eso nos ahorrar� la molestia de hacer amenazas y de
demostrarlas. Al instante Juan comprendi� de quienes se trataba, por
supuesto que le�a las noticias y sab�a que eran tres pr�fugos muy
peligrosos.
Mira, en esta casa no hay nada de valor, alcanz� apenas a
decir Juan �
Eso lo imagin� � replic� Carlos, - esta es una casa de
descanso asi que ya doy por sentado que lo que haya de valor no est� aqu�
sino en otro lado. Despu�s hablaremos un poco de eso, ahora lo que queremos
es quedarnos tranquilos y poder descansar � concluy� su discurso Carlos.
Se�ora, dijo Carlos � como habr� visto ya usamos el ba�o
de su casa, y ahora quisi�ramos que nos haga algo para comer, algo decente
de ser posible � Tu campe�n acomp��ala a la cocina y vig�lala que no haga
ninguna tonter�a �
Tu Burro, entra el auto del Sr. Al garage, no queremos
que a nadie le llame la atenci�n un auto estacionado en la puerta con toda
la casa cerrada-
Mientras Joana se dirig�a a la cocina acompa�ada por el que
le dec�an Campe�n, el burro sali� al exterior, abri� el port�n del garage y
guard� el auto dentro, luego cerr� con llave de nuevo y se dirigi� al interior
de la casa.
Juan no dej� de advertir la situaci�n en la que se
encontraban, la esposa en la cocina con un peligroso delincuente y otro al
lado de �l hablando amablemente pero con una pistola en la mano, mientras
tanto a ellos los hab�a separado, cosa que dificultaba cualquier idea que
pudiera surgir. Carlos, el jefe, se dirigi� al bar oculto en el mueble, ( se
ve que hab�a revisado a conciencia la casa ) y se sirvi� una generosa medida
de escoc�s, la que bebi� de un trago, mientras que se serv�a otra mir� a Juan
y le dijo:
Hasta ac� todo est� como pretendo que est�, sino hacen
ninguna tonter�a nos iremos pronto y ustedes podr�n seguir con sus vidas y
esto ser� solo una an�cdota para contar a sus amigos. Si hacen algo que me
moleste la pasar�n muy mal.
PRIMERA COMIDA
Cerca de media hora despu�s que se fuera a la cocina Joana
volvi� a entrar al living siempre acompa�ada por el Campe�n, trayendo platos y
cubiertos para poner en la mesa, mientras tanto Carlos y el Burro se sentaron
esperando la comida y con un gesto le indic� a Juan que e sentara con ellos.
Volvi� Joana, ahora con la comida, el Campe�n tambi�n se sent� y el jefe le
hizo se�as a ella para que sirviera la comida y se sentara con ellos tambi�n.
Carlos, que ya conoc�a la casa a la perfecci�n se par� y
trajo dos botellas de vino para acompa�ar la comida. Comieron como tres
muertos de hambre y bebieron r�pidamente las dos botellas de vino, lo que los
hizo ponerse en un estado de semiebriedad que seguramente traer�a problemas.
Sabes una cosa Juan- dijo Carlos � Estuve preso hace 15
a�os ya y estaba condenado a cadena perpetua, y sabes lo que le hace la
c�rcel a una persona? � lo cambia para siempre, y lo cambia de mil formas
distintas, uno de los cambios m�s notables de un ser humano que cae preso es
el sexo, uno pasa de ser una persona normal a ser cualquier cosa, o mujer de
alguno m�s poderoso que uno o macho de alguno menos poderoso. En todos estos
a�os fui las dos cosas, mujer de algunos y macho de muchos otros, eso hizo
que mis inclinaciones sexuales cambiar�n para siempre. Mientras dec�a este
discurso sus manos se dirig�an a las piernas de Juan, las que empez� a
recorrer con firmeza hasta llegar a su verga, la que empez� a acariciar a
trav�s del pantal�n. Juan dio un respingo e intent� levantarse de la mesa,
pero una mano de Carlos se lo impidi�, adem�s el que le dec�a el Burro
tambi�n se levant�, lo tom� de los hombros y como si fuera un papel lo hizo
sentarse de nuevo al lado del jefe. Este volvi� a la carga recorriendo el
cuerpo de Juan, pero ahora tomando una de las manos de Juan se la llev� a su
bragueta, para que Juan le acariciara la verga a trav�s del pantal�n. Juan
hizo lo que le obligaron, con asco toc� lo m�s suavemente que pudo la pija
de Carlos, pero por m�s despacio que tocara no pudo evitar que la verga del
jefe se empezara a levantar y ponerse dura. A todo esto el resto de los
comensales miraba la situaci�n como hipnotizados. Joana miraba con los ojos
tremendamente abiertos, el burro con esa sonrisa semiest�pida permanente en
su cara y el campe�n miraba alternativamente lo que pasaba con su jefe y de
paso miraba a Joana con ganas.
El jefe corri� la silla para atr�s, se desabroch� el
pantal�n y se baj� los calzoncillos dejando al descubierto su verga que ya
estaba semidura, una verga m�s que interesante. De nuevo tom� la mano de Juan
y lo oblig� a acariciarle la pija, Juan con asco le pas� la mano por la pija
como si estuviera haciendo una paja, pero el jefe le dio un rev�s en la cara
que hizo que a Juan le saltaran l�grimas de los ojos.
Asi no � le dijo, lo quiero bien, hazlo suavecito que
esto reci�n comienza y no creas que esto es todo.
Y Juan empez� a tocarle la pija, con suavidad pero con
firmeza, a recorrerla con la mano a acariciar el glande e ir bajando hasta los
huevos los que tambi�n acariciaba. Por suerte el asco iba pasando y si bien no
se animaba a levantar la vista para mirar a nadie, por lo menos ahora se
soportaba la situaci�n y de paso a su mujer nadie la molestar�a, asi que
sigui� sobando y acariciando la gran verga hasta que la sinti� completamente
dura en su mano. El jefe le tom� la otra mano y lo hizo hacer el mismo trabajo
ahora con las dos. Con una recorr�a su verga y con la otra acariciaba sus
huevos.
Carlos, con una sonrisa y mirando a todos los presentes,
pero en especial a Joana tom� a Juan de la nuca y lo oblig� a bajar la cabeza
hasta que su boca a�n cerrada choc� con la punta de su miembro.
Juan hizo todo lo posible poniendo todo su esfuerzo en la
nuca para no obligarse a bajar pero era in�til, Carlos era mucho m�s fuerte y
en realidad Juan no estaba seguro de no querer hacerlo, en realidad estaba
deseando muy adentro suyo que Carlos lo obligara y en el fondo dese� que
Carlos siguiera haciendo fuerza y Carlos como adivinando lo que pasaba por la
cabeza de Juan sigui� haciendo fuerza y con una sonrisa enteramente dedicada a
Joana oblig� a Juan a meterse su tranca en la boca. Este empez� a chupar
primero con timidez, el asco volv�a a apoderarse de �l, asco y verg�enza,
despu�s de todo su mujer estaba mir�ndolo todo, pero a medida que segu�a
chupando algo estall� en su mente, no sab�a que era pero era algo raro,
despu�s de todo no era tan feo chupar esa verga, despu�s de todo lo hac�a
obligado, despu�s de todo proteg�a a su esposa, despu�s de todo no era puto,
simplemente no ten�a otra salida, pero mientras tanto su boca chupaba
afanosamente la verga de Carlos, la chupaba y le pasaba la lengua por todo el
tronco, por los huevos, por la cabeza, la recorr�a como si fuera un caramelo,
hasta que la verga estall� en su boca y se la llen� de semen. Mierda, pens�
Juan, esto tampoco est� tan feo y ya sea por gusto o por presi�n de las manos
del jefe se trag� toda.
Ahora si, la presi�n fue aflojando y Juan pudo levantar la
vista para encontrarse con las miradas sarc�sticas de los tres hombres y la de
su mujer que lo miraba con los ojos abiertos como nunca sin poder creer lo que
hab�a visto y con el pecho agitado.
- Esto merece un brindis � dijo Carlos y trajo otra botella
de vino que bebieron entre los tres, obligando de paso a Joana y a Juan a
beber junto con ellos. Ambos beb�an vino, pero poca cantidad, en cambio los
tres forajidos los obligaron a beber en cantidad. Cuando se termin� la
tercera, buscaron la cuarta y asi siguieron bebiendo vino en cantidad.