Relato: Los cuatro mosqueteros (08: Solos en casa)





Relato: Los cuatro mosqueteros (08: Solos en casa)

Advertencia previa: esto va de intercambio de parejas. Pero
me resulta muy dif�cil condensar una historia en cuatro hojas, porque me gusta
explicar c�mo se inician las cosas, y por qu� sucede lo que sucede, de modo que
me han salido nada m�s y nada menos que 10 cap�tulos. Puede que los aficionados
al g�nero se impacienten un poquito. Paciencia, y seguid la serie, que no
quedar�is defraudados, palabra.


(En este cap�tulo ha colaborado mi amiga Any, autora tambi�n
de relatos er�ticos, a qui�n agradezco desde aqu� haberse prestado a este
incitante juego).




La versi�n de Alex:



Despert� a las 7:30 a.m., solo una hora m�s tarde de lo que
tengo por costumbre. Any segu�a dormida. Estuve a punto de salir de la
habitaci�n desnudo como me encontraba, pero me dio algo de reparo. Una cosa es
estar sin ropa en la playa, y otra muy diferente, hacerlo en la casa. Igual Toni
y Asun se molestaban por ello, aunque bien pensado, despu�s de todo lo que hab�a
ocurrido.... No obstante, me puse un pantal�n corto.


Encontr� a Asun en la cocina, y me alegr� de mi decisi�n,
aunque vestida, vestida, lo que se dice vestida� Llevaba una camiseta de
tirantes muy amplia, y la abertura de las axilas dejaba ver completamente sus
pechos cuando estabas a su costado. Y por debajo, solo unas braguitas blancas.
Ten�a el pelo h�medo, y ol�a a limpio, a reci�n duchada.


Sin ning�n recato, puse una mano en su nuca, y la bes� en los
labios.


- Mmmm. �Siempre saludas as� por las ma�anas?.


- S�lo si la chica lo merece. �Y Toni?.


- Dormido, me imagino que como Any. No hay nada para
desayunar -continu�- as� que date una ducha r�pida mientras me visto, y vamos al
pueblo entretanto se despiertan los lirones. Hay un termo en la cocina, para
traer el caf� preparado.



Quince minutos despu�s, Asun aparcaba el todoterreno cerca de
una cafeter�a. Me sali� abrazarla por la cintura mientras camin�bamos, y la
chica se apret� contra m� sin decir nada.


Ella al parecer ten�a la intenci�n de llevarse el desayuno de
todos, pero a m� me apetec�a m�s sentarnos un rato en una mesa y charlar. Y los
otros� �al demonio!. Si los ten�amos esperando, �que se hubieran levantado
antes!.


- �C�mo te fue anoche con Toni?.


- No hac�a m�s que preguntarme si t� y yo� ya sabes.


- �Le dijiste la verdad?.


- Le hice sufrir un poco, pero luego le confes� que solo
hicimos manitas, como ellos, incluso menos de lo que hicimos en la filmaci�n.


- Mira Asun, lo que ha sucedido creo que nos ha sobrepasado
un poco a todos. A lo mejor ten�amos que hablarlo los cuatro, no s�, porque la
verdad es que estuvimos todos en un tris de hacer algo�


- Creo que debemos hablar claro, Alex. Nos hemos puesto todos
en una situaci�n en la que "eso" pod�a pasar, e imagino que todos tambi�n
est�bamos dispuestos a ello, lo confes�ramos o no. �Vamos!, no me ir�s a decir
que no lo hab�is hablado, cuando os propusimos acompa�arnos.


- No te voy a mentir. Pero ten�amos algunas reservas. De
todos modos, siempre te queda la duda de si hab�amos entendido correctamente
vuestras intenciones. Tienes raz�n. Creo que los cuatro hemos jugado con la idea
de hacer un intercambio. Nos queda a�n una �ltima barrera, y la cuesti�n es: �la
traspasaremos?.


Bebimos nuestros caf�s en silencio, y salimos.



Media hora m�s tarde, est�bamos de vuelta en la casa, y Toni
y Any segu�an sin dar se�ales de vida. Dej� la bolsa sobre la mesa de la cocina,
y me dirig� al dormitorio que compart�a con Any, con idea de despertarla.


Abr� la puerta, pero no pas� del umbral: Toni, tumbado entre
las piernas abiertas de Any, ambos completamente desnudos. Y �l levantaba y
bajaba el trasero, mientras ella, con los ojos cerrados y el placer retratado en
el rostro, se mord�a una mano para no gritar.


Me qued� parado contemplando la escena. Y de nuevo, como el
d�a anterior, sent� una confusa mezcla de emociones. No me embargaban
sentimientos de celos ni de ira. Hab�a una leve punzada en el pecho, de algo que
no pod�a analizar, y� me estaba excitando. Asun se reuni� conmigo, y abri� mucho
los ojos al contemplar la escena, pero tambi�n se qued� callada.


La tom� del brazo, cerr� la puerta sin hacer ruido, y en
silencio nos dirigimos a la cocina, nos servimos otro caf�, y despu�s nos
sentamos en el porche, en dos sillas.



La versi�n de Any:



Toda la noche no deje de pensar, en lo que Alex y Asun
habr�an hecho en la playa, y solo contemplaba a Alex dormir tranquilo, desnudo
sobre la cama; solo hab�a una cosa que quer�a hacer en ese momento, y era
hacerle el amor a Alex, pero algo me lo imped�a, no se si era el hecho de que la
imagen de �l y Asun no sal�a de mi cabeza. Me gustaba ver a Alex dormir y m�s si
se encontraba desnudo, as� pasaron varias horas hasta que sin darme cuenta me
quede dormida, contemplando el cuerpo de Alex.


Por la ma�ana mi sue�o era tan profundo que no me di cuenta,
cuando Alex se levanto de la cama, hasta que una caricia y un profundo beso me
despert�, mi sorpresa fue, cuando me di cuenta de quien se trataba, para
entonces, mi cuerpo ya se hab�a entregado a las caricias, y sin saber que hacer,
ni que decir; solo me deje llevar y disfrutar el momento.


Dorm�a desnuda sobre la cama, sin sabanas que pudieran
cubrirme, de lado y en posici�n fetal. Abri� la puerta con cuidado, me miro
desnuda, no s� que pens� en ese momento pero me gustar�a saberlo; se acerco
cuidadosamente, se sent� sobre la cama, acaricio mis caderas y beso mi cuello;
yo a�n semi dormida y sin abrir los ojos me volte�, acaricio mi vientre y me
beso en la boca, en ese momento pens� que era Alex quien me estaba despertando;
segu� correspondiendo al beso, sin saber de quien se trataba sin embargo, ese
beso era diferente, no era como los que Alex acostumbraba a darme, lo sent�
sobre mi y de inmediato me penetr�, dej� de besarme, y comenz� a tocar mis senos
y a bes�rmelos fue cuando abr� los ojos, y �oh!. Era Toni. No hice nada para
quit�rmelo de encima, y deje que siguiera. Toni mov�a de una forma sus caderas
que hacia que su pene entrara de un jal�n, pens� que Alex se encontrar�a en
casa, y yo estaba apunto de gritar de tanto placer, as� que mord� mi mano para
evitar salir cualquier grito. Toni sigui� movi�ndose y yo lo segu�a, moviendo
tambi�n mis caderas hasta que ambos llegamos al climax. Toni me miro y me beso.
Tenia ganas de poseerte, dijo Toni, sonri� y salio del cuarto desnudo, lo segu�
y me di cuenta que Asun y Alex estaban en casa. Me pregunto si se dieron cuenta
de lo que Toni y yo hicimos�



De nuevo Alex:



- Bueno. Y ahora, �qu�? -pregunt�, m�s a m� mismo que a
Asun-.


- Pues ahora, �qu� quieres que te diga?. Que imagino que
pienso m�s o menos lo mismo que t�, lo digo porque no has organizado un
esc�ndalo, ni has sentido ansias homicidas, ni nada de eso. S�lo dime una cosa:
�sigues enamorado de Any?. Quiero decir, �crees que esto afectar� de alguna
forma a vuestra relaci�n?.


Lo pens� unos instantes. No, no ten�a la sensaci�n desoladora
que habr�a sentido ante una infidelidad. Y s�, segu�a queriendo a Any. Y no,
supongo que despu�s de este fin de semana, seguir�amos igual que antes. Sobre
todo, porque Asun y yo, en alg�n momento cercano, terminar�amos haciendo el
amor. Se lo dije.


- �Sabes qu� me apetece? -pregunt� Asun-.


No tuvo ocasi�n de decirlo. En ese momento Toni,
completamente desnudo, apareci� en la puerta que daba al porche. Su cara era el
vivo reflejo de la turbaci�n.


- Pero� cuando me levant� os hab�ais ido. Y no os "hemos"
o�do llegar.


Una tranquila y sonriente Asun se dirigi� a su marido:


- �Es que no me vas a dar un beso de buenos d�as?.


Toni le ech� una mirada extra�a, pero no dijo nada, y se
acerc� a besarla en los labios. Y en ese momento Any, "vestida" del mismo modo
que Toni (o sea en pelotas) hizo su aparici�n en la misma puerta.


- Oye, Toni�. -empez� a decir, pero se detuvo con los ojos
muy abiertos, y el rostro como una amapola.


Yo decid� imitar a Asun:


- �Buenos d�as, cari�o!. Veo que has superado r�pidamente tus
remilgos iniciales, y ya no te molesta mostrarte completamente desnuda.


Me acerqu� a ella, la bes�, y luego palme� su trasero:


- Venga, ten�is caf� caliente y croissants reci�n hechos en
la cocina. Desayunad y arreglaos r�pido, que tenemos que aprovechar el d�a.


Quer�a quedarme un rato a solas con Asun, para hacerle una
proposici�n. La chica sacudi� la cabeza en una negaci�n avergonzada. Luego, me
mir� con los ojos brillantes:


- �T� crees que ser� una buena idea?.


- No s� como se lo tomar�n. La cuesti�n es si te apetece, y
si vas a atreverte a hacerlo.


- Creo que es lo menos� Y, �al demonio!, lo har�a s�lo por
ver la cara de los dos -concluy�-.



En esta ocasi�n, eran m�s de las 11 a.m. cuando al fin nos
encontramos rodeados de agua en la peque�a lancha. Antes de salir, y durante el
camino, notamos sobre nosotros las miradas especulativas de Any y Toni. No
estaban seguros de que nosotros supi�ramos� y claramente la duda les ten�a en
vilo. Any me hab�a preguntado "si hac�a mucho que hab�amos vuelto cuando nos
encontraron" y yo me hab�a limitado a decir que "no, no hac�a mucho". Las
miradas se hicieron m�s insistentes cuando Asun ocup� el asiento trasero del
auto junto a m�, aunque nos hab�amos comportado con absoluta naturalidad, riendo
y bromeando como de ordinario.


Mir� a mi alrededor: no se ve�a una sola embarcaci�n a la
vista. Me desnud� completamente, guardando ropa y calzado en una bolsa, mientras
las chicas me miraban boquiabiertas:


- �Y si alguien te ve? -pregunt� Any-.


- "Nos" ve -rectifiqu�-. Porque vosotras vais a estar en
pelotas en cinco segundos.


Llev� r�pidamente mi mano al pantal�n corto de Any,
desabroch�ndole el bot�n. Cuando intentaba descorrer la cremallera, ella intent�
hurtarse, con lo que la lancha se lade� peligrosamente.


- �Os pod�is estar quietos? -pregunt� Toni-. Vamos a terminar
volcando�


- �Ves?. Tienes que estarte quietecita, porque si no, vamos a
acabar todos en el agua.


Ya no intent� resistirse. Pantal�n y braguita, al mismo
tiempo, terminaron en sus tobillos. Luego le quit� la camiseta.


- Yo no voy a imped�rtelo� -insinu� una risue�a Asun,
adelantando los pechos en mi direcci�n.


Segundos m�s tarde, los cuatro est�bamos de nuevo desnudos en
la lancha.


- �Crees que podr�s tomar unas fotos sin soltar el tim�n?
-pregunt� a Toni.


- Bueno, lo intentar� con una sola mano�


Hay una foto en la que estoy sentado entre las dos chicas.
Ambas, debido a la postura, muestran a la c�mara sus sexos entre las piernas
entreabiertas. Yo tengo un brazo pasado sobre un hombro de cada una de ellas, y
mis dos manos descansan descaradamente sobre un pecho femenino. Las restantes,
son tomas individuales, o de dos en dos. Y en todas ellas, aparezco con el pene
en erecci�n. Como el del fot�grafo, mientras se las apa�aba para manejar la
c�mara con la derecha, pero sin soltar la barra del tim�n con la izquierda.



Despu�s de comer, Toni sac� una baraja de una bolsa, y
estuvimos jugando a cartas unos minutos. Yo continuaba excitado, pensando en lo
que Asun y yo hab�amos planeado a continuaci�n. En un momento dado, fing� un
bostezo exagerado:


- Estoy muerto de sue�o, y creo que voy a hacer una siesta,
si no os importa.


Me levant�, y le ped� a Any que se sentara con Toni, en la
otra toalla. Ella me mir� extra�ada, pero se sent� junto a los otros dos.
Entonces tom� de una mano a Asun, y tir� de ella para ponerla en pie:


- �Me acompa�as?. T� tambi�n tienes cara de sue�o�


Asun dirigi� una mirada un poco asustada a Toni, pero me
acompa�� hasta una franja de sombra, unos veinte metros m�s all� de la
sombrilla, bajo la que segu�an sentados Toni y Any, mir�ndonos como embobados.


Me tend�, e invit� a Asun a hacer lo propio. Adem�s de la
toalla, hab�a tomado otra cosa: un frasco de crema para despu�s del sol. La
chica me mir�, un poco indecisa:


- �T� crees que debemos�?.


No respond�. Me embadurn� las dos manos de crema, y comenc� a
extend�rsela por los hombros y los brazos. Luego me dediqu� a sus costados, y
por fin mis manos se detuvieron en sus pechos, masaje�ndolos durante mucho
tiempo.


- No mires hacia ellos -ped�.


Ahora fueron sus caderas y su vientre las que recibieron el
suave masaje de mis manos. Asun ten�a las piernas extendidas, muy juntas, pero
se las separ� con suavidad, dedic�ndome a sus muslos y llegando hasta sus
ingles, entre las que resaltaba el "chocolatito con fresa" de su vulva.


Recorr� despu�s sus pantorrillas, y me puse a su espalda, que
recibi� la caricia de la crema refrescante. Luego se tendi� boca abajo, para
permitirme alcanzar sus nalgas y la parte posterior de sus piernas. Le tend� el
frasco:


- Ahora te toca a ti.


Tumbado boca abajo, dirig� una r�pida mirada a los otros dos.
Estaban sentados en la toalla, muy quietos, sin quitar los ojos ni un momento de
nosotros. Asun estuvo frotando mi espalda con las manos untadas de crema durante
unos segundos. De all� pas� a los muslos, pero tras unos momentos de duda en los
que no sent� la caricia de sus dedos en mi piel, not� sus manos amasando mis
nalgas. Me tend� ahora boca arriba.


Asun se dedic� a mis hombros, a mi pecho, y luego se detuvo.


- Oye, levanta "eso", para que pueda ponerte crema en el
vientre.


("Eso" era mi pene completamente erecto, apoyado en el lugar
en el que Asun no se atrev�a a poner las manos).


- �Por qu� no lo levantas t� misma? -la ret�-.


Asun dirigi� una huidiza mirada hacia el lugar donde estaban
nuestros espectadores. A�n dud� unos segundos, pero luego tom� decidida mi
miembro, y lo mantuvo en alto, mientras su mano descend�a m�s debajo de mi
ombligo, llegando hasta las ingles. Luego los dedos de una sola mano se posaron
en mis muslos. La otra mano segu�a alrededor de mi pene, y no lo solt� en ning�n
momento.


Ahora s� mir� decididamente. Toni ten�a el rostro
inescrutable, y Any miraba en nuestra direcci�n con los ojos muy abiertos.


(Pues a�n no lo has visto todo -pens�-. Salvo que Asun se
arrepienta�).


La chica tuvo que retirar un momento su mano para cerrar el
envase. Pero luego volvi� a ponerla decididamente sobre mi verga, y la mantuvo
all� despu�s de haberse tendido junto a m� de costado. Y ella ahora tambi�n mir�
francamente hacia los otros. Acerc� la boca a mi o�do y susurr�:


- Oye, Alex� �t� crees que ellos?� quiero decir que si no�


Pero no se decidi� a terminar la frase. A m� en aquel momento
me importaba ya un bledo todo. Mis manos estaban acariciando los pechitos de
Asun, en cuyo centro resaltaban sus oscuros pezones muy abultados. Y las dos
miradas fijas sobre nosotros eran un acicate m�s, algo que estaba incrementando
mi excitaci�n, en lugar de cohibirme.


Mi boca tom� el relevo de mis dedos. Sent� la delicada y
firme rugosidad en la punta de mi lengua, que lami� los botoncitos que
resaltaban sobre sus ar�olas. Poco a poco, el cuerpo de Asun fue perdiendo su
rigidez, y su mano comenz� a subir y bajar lentamente por el tronco de mi verga.


Nos besamos con las bocas entreabiertas, jugando con nuestras
lenguas unos instantes. Entonces me incorpor�, y me arrodill� entre sus muslos.
Me dediqu� a trazar un camino de besos y peque�as lamidas por su vientre, y mi
boca se pos� sobre su pubis. Me mir� por un instante, con ojos asustados, y
luego volvi� los ojos en direcci�n a su marido. Segu� lamiendo muy despacio la
uni�n de sus muslos apretados, introduciendo la lengua entre ellos. Asun ten�a
los ojos cerrados, y la punta de su lengua asomaba entre los labios.


Poco a poco, sus muslos se fueron separando, y mi boca pudo
alcanzar su co�ito depilado. Estuve depositando peque�os besos en �l durante
mucho tiempo. Asun gem�a ahora muy suavemente y, como yo, parec�a haberse
olvidado de nuestros espectadores. Cuando mi lengua se introdujo entre sus
labios mayores, se estremeci� violentamente. Pero separ� las piernas al m�ximo,
permiti�ndome el acceso sin l�mites a su intimidad.


Cada uno de los recorridos de mi lengua por el interior de
sus pliegues, era ahora acompa�ado de un largo gemido de la chica, que elevaba
cada vez la pelvis. Sus manos estrujaban sus propios pechos cada vez m�s r�pido.
En una de las ocasiones en las que atrap� entre mis labios el v�rtice superior
de su sexo, se dobl� sobre s� misma, abraz�ndose a mi cabeza, y prorrumpi� en
una serie de gemidos que eran m�s bien gritos entrecortados, que segu�an el
ritmo de los espasmos que la recorr�an, de un orgasmo que dur� muchos segundos.


No la permit� descansar. Cuando su cuerpo qued� de nuevo
tumbado, intentando recuperar el aliento, me sent� sobre mis talones y pas� las
manos bajo sus nalgas, elev�ndolas y tirando de ellas, hasta que su culito qued�
descansando en mis rodillas, y mi pene apoyado en su abertura. Ayud�ndome con
una mano, introduje levemente el glande en la misma entrada de su vagina. Mi
intenci�n era demorarme acariciando su puerta del placer hasta que mi urgencia
me obligara a penetrarla, pero no hubo ocasi�n: apoyada sobre los codos y las
plantas de los pies, empuj� fuertemente con las caderas, introduci�ndose la
pr�ctica totalidad de mi falo ella misma.


Suspirando entrecortadamente, inici� un movimiento de sube y
baja de su trasero, que consegu�a extraer casi del todo mi pene de su interior,
para luego en la subida hacer que quedara enterrado de nuevo en su conducto. No
aguant� ni quince segundos: me corr� casi de inmediato, sintiendo que mi semen
era disparado en sus entra�as al mismo ritmo de sus movimientos. Y cada una de
mis contracciones iba acompa�ada de un placer muy intenso, que hizo brotar del
fondo de mi garganta un gemido ronco que me sorprendi� a m� mismo.


Asun continu� con sus movimientos unos segundos m�s, y luego
cesaron las elevaciones de sus nalgas. Sosteni�ndose a pulso con un brazo,
incorpor� el tronco, y me tendi� la otra mano. Yo cre� entender sus intenciones,
y tir� de su mano extendida. Sus pechos se pegaron a mis pectorales, se abraz� a
mi espalda, y reinici� el enloquecedor movimiento de su pelvis, con su peso
sustentado ahora en su mayor parte sobre mis muslos.


Sus movimientos cambiaron. Ahora se manten�a unos instantes
en el punto de m�xima penetraci�n, y en esos momentos de sus labios brotaba un
gemido profundo, que cesaba cuando relajaba ligeramente sus caderas, para
recomenzar en la siguiente elevaci�n.


Se qued� muy quieta, con su rostro pegado al m�o. Unos
instantes despu�s, acalambrado por la postura, fui inclin�ndome poco a poco
hacia delante. Ella apoy� una mano en la toalla, y finalmente qued� tendido
sobre Asun, con mi pene a�n introducido dentro de ella. Unos pocos empujones de
mis caderas, y de nuevo se reiniciaron sus estremecimientos, en un orgasmo que
era pr�cticamente continuaci�n del anterior. Sus gemidos eran ahora como quejas,
pero no de dolor, sino de un intenso placer. Tras varios segundos, finalmente
sent� que su cuerpo se desmadejaba bajo el m�o, y el soplo de su ruidosa
respiraci�n en mis labios, que fueron al encuentro de los suyos.


Creo que fue una de esas ocasiones en las que parece
producirse una transmisi�n de pensamiento: los dos volvimos la cabeza al mismo
tiempo, hacia el lugar donde hab�amos dejado a nuestras respectivas parejas.
Toni estaba tumbado boca arriba. Any, tendida sobre �l, de rodillas, deslizaba
adelante y atr�s sus nalgas plenas. Y entonces tuve conciencia de los chillidos
de ella y de los roncos gemidos de �l.


Algo despu�s, Asun susurr� a mi o�do:


- �Me acompa�as al mar?. Es que es el �nico aseo que hay por
los alrededores�


Al pasar junto al lugar donde Toni y Any yac�an como muertos,
a�n abrazados, nos fue dado contemplar la porci�n final de su verga; el resto
desaparec�a en la vagina de Any. Ninguno de los dos pareci� reaccionar ante
nuestra presencia.



Durante el viaje de vuelta, que esta vez hicimos en ba�ador,
lleg� el momento de hablar francamente entre los cuatro. Las conclusiones, que
lo sucedido s�lo cab�a tomarlo como una prolongaci�n de la amistad y la
confianza que siempre hab�a reinado entre nosotros. Que no iba a cambiar por eso
la relaci�n entre los cuatro, ni compromet�a en nada la vida ni los sentimientos
de cada una de las dos parejas. Y que, lejos de considerarlo como un hecho
aislado e irrepetible, todos est�bamos dispuestos a disfrutar en lo sucesivo de
lo que se nos mostraba como una oportunidad de ampliar los horizontes de
nuestras relaciones sexuales.



A.V. Octubre de 2003.


�Te ha gustado?. �Qu� opinas sobre el intercambio de
parejas?. �Lo has practicado alguna vez?. �Y sobre el sexo en grupo?. �Fantaseas
sobre ello, sola/o o con tu pareja?. Nos gustar�a recibir vuestros comentarios
al respecto. �Ah!, y no dejes de leer la continuaci�n.



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