Vacaciones en pareja
O de los nuevos juegos
Cap. IV � Adentr�ndome
Sin saber como, me encontraba otra vez sentado en la cama,
desnudo junto a ella, quit�ndole la camisa del pijama; entonces, me mir� a los
ojos, sonri� y me indic� que parara; se levant� de la cama, fue hacia la bolsa
que hab�a comprado en el sex-shop, de donde sac� unas esposas, vas a probar algo
diferente; entonces, se acerc�, me echo en la cama y se coloc� encima m�o,
cogi�ndome la mano izquierda y llev�ndosela hacia una punta de la cama; la
espos� en el borde; despu�s repiti� lo mismo con la mano derecha mientras me
pasaba su vientre por la cara; mi polla iba creciendo mientras daba peque�os
espasmos.
Se sent� en mi vientre y se gir� espos�ndome los pies. Se
levant� de la cama y de march� de la habitaci�n. No me pod�a levantar; estaba
completamente esposado y s�lo pod�a mover un poco la cadera; esper� mucho
tiempo; media hora, una hora, hora y media... mi polla no descans� en ning�n
momento, y se presentaba firme. Finalmente, se abri� la puerta y ella entro;
llevaba un traje de cuero negro muy ajustado, que la cubr�a hasta los hombros,
dejando sus pechos fuera, en la mano derecha llevaba una mordaza.
Se puso delante de mi y sonri�, levant� la mordaza y me la
puso en la boca, oblig�ndome a abrirla al m�ximo, de modo que no pod�a
quit�rmela. Entonces se puso a dar vueltas alrededor de la cama mir�ndome la
polla; se detuvo y se dirigi� otra vez a la bolsa, la abri�; dentro hab�a todo
tipo de material, por fin pude ver su interior, l�tigos, consoladores, esposas,
cogi� una tira de cuero con un collar peque�o que me lo paso alrededor de los
huevos y lo ci�o apretado; yo tenia que mantenerme en esa posici�n, porque si me
mov�a, tiraba de la cinta de cuero. Cogi� un l�tigo como de jinete, y me lo paso
por todo el cuerpo; los brazos, el vientre, el interior de las piernas...
entonces tom� un coj�n y me lo puso debajo del culo, haciendo que levantara las
caderas, tirando de la cinta hacia que mi polla quedara aun m�s empinada. Se
dirigi� a la caja y saco bote de crema; lo puso encima de mi y empez� a verter
su contenido; me lo esparci� por todo el cuerpo. Guard� el bote y cogi� un
enorme dilatador, el cual tras una serie de golpes dentro de mi ano qued�
introducido en mi interioro, empez� a masajearme los huevos con la punta de los
dedos; mi polla alcanzaba una erecci�n como nunca hab�a visto; entonces, apart�
la mano. Ci�� m�s fuerte la correa que tenia a los huevos y estos aumentaron de
tama�o hinch�ndose.
Se acerco a mi cabeza, me sac� la mordaza, abri� una
cremallera que tenia el traje a la altura del co�o, se sent� en mi cara y me
orden� que se lo chupara. Saqu� mi lengua y empec� a moverla circularmente,
arriba y abajo, derecha e izquierda, y ella gritaba que fuera m�s r�pido,
mientras tiraba de la correa que me hab�a atado a los huevos; el dilatador
golpeaba dentro de mis entra�as, ella daba botes encima de mi cara mientras yo
le lam�a el cl�toris; iba a correrme y se lo dije; entonces se levant� y me
incrust� otra vez la mordaza; se dirigi� a mi polla, paso los dedos por el vello
y sonri�; puso la mano en la caja y saco una maquinilla de afeitar, me cogi� la
polla con una mano, y empez� a afeitarme los huevos y la poya; con la mordaza en
la boca, le intentaba decir que ni se le ocurriera hacerlo, pero ya era tarde;
con una pervertida sonrisa acababa de depilarme los huevos, y en cierta manera
eso me pon�a m�s cachondo; dejo la maquinilla y empez� a hacerme una paja con
una mano mientras con la otra me masajeaba los test�culos; estaba a punto de
correrme y de llegar al cl�max, y se par�; le grite que no parara como
buenamente pude, le supliqu� que continuara, pero ella sonri� y sac� un lazo
blanco que me puso alrededor de mi pene; se dirigi� al armario y saco una
Polaroid; le grite que no lo hiciera, pero s�lo consegu�a ponerla mas pon�a
cachonda; empez� a hacerme fotos desde todas las perspectivas, me puso una venda
en los ojos y continu� fotografiando; yo le suplicaba que lo dejara, pero solo
se re�a.
Dej� la c�mara, me sac� el lazo y not� como me sacaba las
esposas de los pies, y me desataba los tobillos me levanto las piernas las
abri�, y continu� baj�ndolas para atarlas en la cabecera de la cama; me
encontraba retorcido de manera que la punta de mi polla tocaba la mordaza.
Cogi� el l�tigo y empez� a azotarme en el culo; pod�a notar
como mi polla daba espasmos a cada azote y los dos nos pon�amos cachondos,
estaba a punto de correrme y par�; le dije que no parara, pude quitarme la
mordaza de la boca y le suplique que continuara, entonces, o� como tomaba algo
de la caja, retiro el dilatador de mi culo pero este pronto fue sustituido por
un vibrador de enorme tama�a, cre�a que me iba a romper en dos pero poco a poco
el placer se iba adue��ndose de m� mientras ella golpeaba salvajemente dentro de
mi, al tiempo me daba unos azotes en mis posaderas y me gritaba.
- Mueve m�s el culo, as� me gusta, como un putita.
Cuando estaba a punto de correrme otra vez me levant� de la
cama y tirando de la correa, me hizo ir, dando saltitos en una silla donde me
at� fuertemente pasando una cadena por todo mi cuerpo; ten�a las manos detr�s
del respaldo; entonces tir� de la correa y mi polla dio un brinco; o� como cog�a
el l�tigo y not� como le daba suaves azotes.
Consegu� una erecci�n incre�ble, mis huevos estaban hinchados
como un globo y mi polla temblaba de espasmos musculares ya no pod�a m�s, iba a
eyacular, entonces se par� y me quit� la venda; mi polla estaba roja como un
tomate, nunca hab�a conseguido una erecci�n semejante.
Cogi� unos cordeles y los at� uno a cada test�culo,
separ�ndolos e hinch�ndolos a�n m�s. Yo solo pod�a jadear de placer, mi
respiraci�n era acelerada. Empez� a darme peque�os azotes por todo el cuerpo;
era el m�ximo; ya no pod�a aguantar m�s, ella se sent� delante m�o con la
Polaroid y empez� a fotografiar mi enorme polla mientras le hac�a un masaje a
mis huevos.
Entonces me liber� de todas mis ataduras. Me orden� que me
sentara en la cama.
-Te gusta esclavo lo que te hace tu ama?
Antes de que contestara, Helena se puso en cuclillas junto a
m�, sin dejar de sonre�rse. Pens� que cualquier cosa que dijera iba a sonar a�n
m�s est�pida, y decid� que ella (una vez m�s) dirigiera las operaciones. Y fue
inmediato. Puso su mano en mi polla, y tranquilamente, como quien no le da
importancia, empez� a masturbarme, con calma, sin ninguna prisa.
Resopl�, y ech� la cabeza atr�s.
- Parece que no tienes m�s flujo... Espera.
Helena busc� un punto exacto en la parte frontal de mi polla,
abajo, junto a los test�culos. Apret� delicadamente con su pulgar, y una gran
gota brillante y transparente sali� por la punta de mi polla.
- Mmm - dijo ella, acerc� su boca y la lami� - Es dulce... El
semen es m�s �cido, pero esto que te sale antes... es dulz�n... tendr�as que
probarlo - Volvi� a lamer - Bueno, ya lo har�s, no te preocupes. No te lo puedes
perder.
Eso me dej� un tanto preocupado, pero Helena abri� la boca,
consigui� introducirse todo mi miembro en ella y, con los labios h�medos, lo
recorri� entero de abajo arriba. Cuando lleg� al glande sac� un poco sus
dientes, y ara�� suavemente la piel desnuda con ellos. Luego, lo lami� un par de
segundos, reba��ndolo entero con su lengua. Ya seca, una nueva gota sali� del
peque�o agujero del extremo de mi polla. Helenalo recogi� con su dedo �ndice y
se chup� el dedo.
Helena baj� a mi polla y, ahora s�, empez� a mam�rmela,
succionando y lamiendo mi capullo con su lengua. Recogi� todo el sabor que pudo
de mi polla, se incorpor� y me dio un profundo beso en la boca. Me choqu� con
sus dientes, su lengua, su saliva y mis l�quidos.
Helena no hab�a dejado de masturbarme suavemente. Su saliva
hab�a lubricado mi polla lo suficiente como para poder seguir frot�ndome el
capullo con su palma indefinidamente. Con sus u�as ara�aba el borde inferior del
glande, una zona a�n m�s sensible. Sab�a que a�n no me iba a correr, que ella no
me lo permitir�a, pero empec� a sentir peque�as sacudidas nerviosas por todo mi
cuerpo.
-Desnudate, Helena, por favor -ped�.
-�Que has dicho?, esclavo.
-Perd�n ama, podr�as desnudarte por favor
No me d� cuenta de lo que yo mismo hab�a dicho hasta que no
lo escuch�. Ella tambi�n se qued� sorprendida, pero no por ello dej� de
masajearme el miembro. Sonri�:
- Vale.
Me tom� la mano y me la meti� entre sus piernas, para que la
masturbara un poco. Su co�o era como un peque�o horno: caliente, empapado. Con
las yemas de los dedos acarici� los labios de su vulva. Helena cerr� los ojos:
-No quiero dedos, deseo algo m�s grande esclavo.
Sus deseos eran �rdenes para m�, as� que me olvid� de
introducirle los dedos, y apenas roc� su cl�toris.
Tras esto, Helena dio un salto y se coloc� frente a m�. Me
mir� unos instantes a los ojos, como si se le acabara de pasar algo por la
imaginaci�n, y flexionando una pierna que a�n ten�a sobre la cama se encaj� en
m� de un s�lo golpe. Su co�o estaba tan h�medo que no tuvo ninguna dificultad.
Se frot� contra m�, d�ndose un par de empujones contra mi polla bien hundida en
ella,.
Fue entonces que yo la tir� suavemente sobre la cama y la
empec� a lamer, sus caderas se levantaron y dejaron ver imp�dica y muy h�meda
aquella gruta que esperaba a ser explorada hasta lo m�s profundo.
Mi lengua entraba y sal�a como un pist�n bien engrasado, daba
toques r�pidos, pero muy certeros a su cl�toris y cada vez que yo hund�a mi
lengua en lo profundo de su vagina, ella se tocaba ansiosamente el cl�toris
recibiendo as� m�s satisfacciones. Mientras, ella se fue acomodando de tal
manera que termin� por abrazarme la cabeza con sus piernas y as� poder tener el
control de cada embestida de mi lengua y dirigi�ndola alternadamente a su
cl�toris y a su vagina. As� lo hizo, hasta que me explot� en la boca un r�o de
aquel elixir que sal�a de su gruta de amor. Sin darme tiempo a pensar en nada
m�s, ella se me mont� quedando yo debajo, y comenz� a girar sus caderas a un
ritmo que mi pene no tuvo la menor oportunidad de tomar un respiro, nuevamente
estaba listo para la acci�n, en eso ella se qued� quieta y yo levant� la cabeza
para ver que pasaba, ella se me acerc� y despu�s de un gran y h�medo beso, me
sonri� y me dijo: "Conc�ntrate y dime que sientes?" yo me qued� quieto y fue
entonces que apareci� la magia! Si, ella estaba controlando sus m�sculos
vaginales y apretaba por dentro de ella mi pene, esa experiencia es la m�s
maravillosa del mundo, que grato era tenerla ah�, encima de m�, con mi pene
hasta adentro y esa sensaci�n.
Mientras, con los dientes apretados respiraba por la boca de
forma acompasada a sus movimientos. Acaricie los pechos, peque�os pero
preciosos, ten�a los pezones muy duros, me incorpor� y comenc� a lam�rselos
notando en mi lengua esos pezones duros en contraste con su piel tersa y suave.
Con una mano le acariciaba el otro pecho, mientras con la
otra mano le agarr� fuertemente del culo, haciendo que el ritmo que ella llevaba
se convirtiese en movimientos m�s bruscos.
Entonces apart� mi boca de su pecho, ella cayo con su cara en
mi hombro, dejando mi cara tapada por su pelo, abraz� fuertemente mi cuello con
un brazo y con la otra mano agarr� la m�a mientras gritaba "DIOS, DIOS,
DIOS...", haci�ndome da�o en el cuello al apretarme con su brazo tenso por el
orgasmo, llegando los dos casi al mismo tiempo.