Es la primera vez que escribo para esta web, espero que el
relato sea de tu agrado. Siempre suelo narrar en posici�n de tercera persona,
como espectador. Si no te gusta o quieres mandar tu opini�n o alguna sugerencia,
mi correo est� abierto a ellas. El relato es ficticio y cualquier coincidencia
de nombres y/o apellidos es puramente casual.
Incursiones en el mundo adulto (1� parte)
El comienzo de esta saga de 3 partes nos remonta a un
verano de 1995, en una peque�a localidad de Tenesse, USA. El curso escolar se
hab�a acabado hac�a una semana, y los ni�os de dicho pueblo ten�an tiempo para
dedicarlo a sus juegos en los campos o las calles. Tom, sin embargo, hab�a
pasado los dos �ltimos d�as encerrado en su cuarto, leyendo un libro de
aventuras. A sus doce a�os, era un chico alto, delgado y bastante fuerte ya que
practicaba su deporte favorito �f�tbol- muy a menudo, en el equipo local.
Una bonita tarde de julio, segu�a �l leyendo tan tranquilo
cuando llamaron a la puerta. Estaba solo, ya que sus padres estaban de visita a
casa de sus t�os en una ciudad al l�mite del estado. Le hab�an dejado
responsable de la casa, y �l lo era en realidad, pero contaba con su vecina
�amiga de su madre- por si necesitaba algo. S�lo ser�an dos d�as que iba a estar
solo.
Abri� la puerta. Era Laura, una amiga del colegio que hab�a
sido su compa�era desde muy peque�os, por lo que hab�a mucha complicidad entre
ellos. Era rubita, con una larga melena, con brazos y piernas finos y delicados,
y una silueta bastante envidiable pese a su edad, con unos reci�n nacidos senos
que abultaban poco por debajo de su camiseta naranja. Tom la admir�. No le
interesaban mucho las chicas, al menos hasta el momento, pero no tardaba en
reconocer que Laura era de las m�s guapas de su colegio.
-Hola �dijo ella, sonriendo-. �Quieres venir a dar una vuelta
o a jugar a algo?
-Es que estoy leyendo, y est� muy interesante... �comenz�,
indeciso.
-Vamos, �mira que buen d�a hace! �Ya tienes tiempo de leer
por la noche!
-Pero...
-Venga, �que he venido a prop�sito! �la chica le cogi� la
mano y tir� de �l. Tom se sonroj� un poco.
-Vale �accedi� al fin-. Espera que cierre la puerta.
Tom viv�a en una casa familiar en las afueras de la
localidad, su hogar rodeado por tres campos de cereales muy vastos. De all�
sal�an varios caminos, uno para el pueblo y el resto hacia otros campos y el
bosque. Siempre que iba a jugar con Laura, sol�an ir por los campos, se perd�an
entre ellos o jugaban al escondite. As� que fueron, cogidos de la mano, hacia
por uno de esos caminos. A Tom le daba algo de corte ir de la mano con Laura,
pero la ni�a lo hac�a como algo natural y no parec�a darle importancia.
Al cabo de un rato, llegaron a una zona a la que llamaban "su
lugar secreto". Se trataba de un espacio entre un campo de ma�z, una alta cerca
de color negro y otro campo de ma�z justo detr�s de dicha valla. Era una zona en
la que el ma�z no crec�a, un peque�o c�rculo imposible de ver a menos que fuera
desde el cielo. All� ten�an varios juguetes y un bal�n. Hab�a otro amigo que
conoc�a su existencia, pero estaba de vacaciones esos d�as. Laura se sent� en el
suelo, y Tom, que lo hizo poco despu�s, pudo verle de reojo las braguitas por
debajo de la falda. Eran blancas, con dibujos de fresitas. Se puso colorado y
sinti� que se hab�a excitado, pero Laura ni se dio cuenta.
Permanecieron toda la tarde all�, hasta que el cielo comenz�
a oscurecer pero antes de lo previsto. Estaba a punto de llover.
-Tendr�amos que volver �propuso Tom.
-Vale, v�monos.
Comenz� a llover con mucha fuerza, y les pill� a mitad de
camino de casa de Tom. En un charcho m�s profundo de lo esperado, Laura tropez�
y cay�, manch�ndose de barro y haci�ndose una herida en la rodilla. Tom,
interpretando el papel de caballero que hab�a visto en alguna pel�cula, se
ofreci� a llevarla en brazos y as� lo hizo hasta que alcanzaron su casa. Otra
vez se sinti� excitado por el tacto de la piel de la ni�a, ya que con una mano
le sujetaba los muslos y con otra casi le rozaba los pechos. Se preguntaba si se
estaba enamorando de ella.
Llegaron a la casa. Tom abri�, entraron y pasaron al sal�n.
-Ser� mejor que te quedes hasta que pare de llover �le dijo a
la ni�a-. Me har�s compa��a para la cena.
-Gracias. �Tienes una tirita?
-Por qu� no te das un ba�o, �y as� te quitas el barro?
-Eh... �comenz� la ni�a, cortada por la situaci�n-. �No te
importa?
-No, en serio. Vamos, ve.
Laura asinti� y fue hacia el ba�o que ya sab�a d�nde estaba.
Tom se qued� en el comedor, pensando en lo que dir�an sus amigos si se enteraban
de que Laura se hab�a ba�ado en su casa. No parec�a que iba a parar de llover,
sino que parec�a empeorar. A Tom se le pas� por la cabeza la idea de que Laura
tuviese que quedarse a dormir a su casa.
Tom se levant�, y se fue hacia el armario para coger una
toalla limpia para Laura. Con la prenda en la mano, fue hacia el ba�o. Sin
pensarlo, abri� la puerta para pas�rsela.
-Laura, aqu� tienes una toall...
No pudo terminar la frase. Laura estaba en el centro del
ba�o, desnuda, y justo en el momento en que abri� la puerta la chica se gir� en
un gesto instintivo, sin molestarse a cubrir su desnudez. Tom se qued�
boquiabierto al verla como llegara al mundo: sin ropa, estaba todav�a m�s guapa.
Sus pechos eran m�s grandes de lo que hab�a pensado, aunque tampoco eran ni
mucho menos como los de las chicas mayores del instituto de esa localidad. Su
silueta era delgada, perfectamente torneada, aunque si algo llam� la atenci�n de
Tom fue su conejito. Lampi�o y inocente, puro y virgen, Tom crey� que la rajita
esa era lo m�s bello que hab�a visto nunca. Al instante sinti� que se le
abultaba el pantal�n, a la vez que Laura se cubr�a con las manos y gritaba.
-�TOM! �SE PUEDE SABER QU� HACES?
-L-lo siento, Laura... yo quer�a darte una toalla. Ya me voy
Dej� la toalla en el suelo, sin mirarla m�s, y se fue
cerrando tras �l. Corriendo, fue hasta su habitaci�n, bebi� de un vaso un largo
trago y suspir�. La hab�a visto. Desnuda. Y la imagen de su cuerpo ante �l
estaba grabada en su cerebro, hasta el punto que no sab�a ni lo que estaba
delante �l. El bulto de su pantal�n le molestaba, y ya le hab�a pasado otras
veces aunque nunca de tal forma. Intent� tranquilizarse, y al cabo de poco
desapareci�. M�s tranquilo, fue a preparar la cena.
El resto de la tarde fue bien. Laura parec�a haber olvidado
lo del ba�o, porque se mostr� alegre como siempre. Cenaron, vieron un programa
en la tele y jugaron un rato. Todav�a no hab�a parado de llover, sino que la
tormenta era muy fuerte.
-Voy a llamar para que me vengan a buscar �dijo Laura, al
terminar-. �Puedo?
-Claro.
La ni�a fue hacia el tel�fono. Lo descolg�.
-No hay l�nea �anunci�.
-Puedes quedarte a dormir �se ofrec� Tom-. Tus padres saben
que est�s conmigo, �no? No pasa nada entonces.
-No tengo pijama...
-Te dejar� uno de mi hermana �Tom ten�a una hermana de trece
a�os-. Puedes dormir en mi cama, o en la de mi hermana.
-Eres muy bueno conmigo, Tom �dijo Laura, y le dio un beso en
la mejilla. Tom sinti� que le ard�a la cara.
Se pusieron el pijama. Al final Laura dormir�a en el cuarto
de Tom y este en la cama de sus padres. Sin embargo, poco antes de irse a dormir
se fue la luz.
-�Ah! �se asust� Laura, al o�r el rel�mpago-. �Qu� hacemos
ahora? �No quiero quedarme sola!
Estaban en medio del pasillo, completamente oscuro. Tom
estaba justo al lado de la puerta de la habitaci�n de sus padres.
-No hay m�s remedio. Dame la mano, ven.
Se cogieron de la mano y entraron en la habitaci�n. Se
subieron a la cama, gracias a que Tom le indicara d�nde estaba.
-�Vamos a dormir juntos? �pregunt� Laura-. Pareceremos una
pareja de casados.
-Si tienes miedo, abr�zame fuerte �dijo Tom, sarc�sticamente.
Se metieron en la cama r�pidamente. Laura se hizo un ovillo
al lado de Tom y no tard� en dormirse. Tom, en cambio, sinti� que no pod�a.
Laura estaba su lado, aunque no pod�a verla, y o�a los d�biles y suaves suspiros
que hac�a al dormir. Pas� una hora, y Tom segu�a sin dormir. Estaba excitado...
su amiga de toda la vida le hab�a puesto a cien, y la imagen del ba�o regresaba
a su mente. Al cabo de otra hora sin dormir, ya no pudo m�s. El coraz�n le iba a
cien, y el bulto en los pantalones del pijama parec�a ansioso por salir.
Despert� a Laura con unos zarandeos.
-Mmmm... �qu� pasa, Tom?
-Oye, Laura...
Lentamente se acerc� a ella, ya que sab�a d�nde estaba a�n
sin verla, y le dio un beso en los labios.
-��Tom!? �Qu�...?
-Me gustas, Laura. Desde siempre.
-Tom... t� a mi tambi�n me gustas, pero... �no pod�as esperar
a ma�ana para dec�rmelo?
-S-soy incapaz de dormir a tu lado. Me pongo... nervioso.
-Venga, seguro que es la tormenta y no yo �dijo Laura-.
Vamos, dame otro beso y ver�s como te duermes.
Se besaron otra vez, largamente, con lengua incluida. Y eso
fue m�s de lo que Tom pod�a soportar en un d�a lleno de emociones. Continuando
el beso, dirigi� una mano ciega hasta que encontr� el cuello de Laura y comenz�
a desabrocharle la camisa del pijama. La chica no se percat� hasta que not� que
a sus pechos les llegaba m�s aire del debido.
-Qu� haces, �Tom? E-eso no est� b-bien.
-Laura... te quiero mucho �fue la respuesta.
-Yo tambi�n, pero somos peque�os para esto, Tom... Tom...
No pod�a negar que ella tambi�n estaba excitada. Dej� que el
chico le desabrochase la camisa completamente y despu�s ella misma se la quit�.
Oy� entonces que Tom se estaba desnudando, y sinti� un escalofr�o, sabedora de
que no pod�a parar lo que ya hab�a empezado. Al menos �pens�- se trataba de Tom,
su mejor amigo y su primer amor. No le importaba. Iba a entregarse a �l. Y por
ello, se baj� los pantalones y las braguitas y se despoj� de ellos.
Entonces sinti� que las manos de Tom recorr�an su cuerpo.
Emiti� un gemido cuando le toc� los pechos, y otro cuando sinti� la mano en la
entrepierna, y fue all� cuando se estremeci�. Tom sabore� con las manos lo que
horas antes hab�a visto, sintiendose en el cielo. Sab�a perfectamente lo que
tocaba en cada momento, pues la imagen del ba�o segu�a en su cabeza. Despu�s,
los dedos fueron reemplazados por besos.
Tom y Laura se besaron y entonces el chico comenz� a bajar
beso a beso. Al llegar a los pechos se entretuvo, sob�ndolos con las manos a la
vez que besaba los peque�os y rosados �aunque no pod�a verlos- pezoncitos. Laura
le acariciaba el rostro, suspirando por un placer que nunca hab�a sentido y a la
que maravillaba compartir con Tom. Despu�s, Tom sigui� bajando y bes� su
ombligo, y continu� hasta llegar al m�s preciado tesoro de la ni�a.
Tom bes� la rajita, olfateando el rico olor a jab�n que
emanaba todo el cuerpo de Laura. Sinti� humedad en los labios, y lo atribuy� a
que estaba excitada. Laura arqueaba su cuerpo de gozo, saboreando sensaciones
hasta ahora nunca experimentadas. Tras un buen rato que Tom gast� en besar,
lamer e introducir la lengua, provocando el primer orgasmo de Laura en su boca,
subi� de nuevo y la bes� en la boca para que ella tambi�n probara sus propios
jugos. Juguetearon con sus lenguas, y entonces fue Laura la que comenz� a besar
a Tom por todas partes, en el rostro, en el cuello y el pecho...
-Esto es maravilloso, Tom �le susurr�-. Te quiero.
-Yo tambi�n te deseo.
El juego de besos continu� hasta que Tom le dijo que se
tumbara y abriera las piernas como hab�a hecho cuando Tom le hab�a besado el
estrecho conejito. Lentamente, se acerc� a ella, primero con la cabeza para
hacerse una idea de donde se encontraba. Y entonces, introdujo su ansioso pene
en la rajita de Laura, tras lo cual ambos se estremecieron. Laura comenz� a
gemir, pero no dijo en ning�n momento que saliera. Tom, sinti�ndose en el
para�so, comenz� a hacerle el amor, en un mete-saca muy lento y placentero
�tambi�n inexperto-, mientras ambos gem�an entre besos.
No dur� demasiado antes de que los dos alcanzaran el orgasmo,
casi simult�neamente. Laura quiso besar el pene de Tom, lamerlo de arriba abajo
por compensarle por lo que �l hab�a hecho antes. Tom se tumb� y disfrut� del
momento mientras le acariciaba el cabello. Despu�s, se abrazaron y se quedaron
despiertos el resto de la noche, desnudos, cuerpo contra cuerpo, sintiendo el
calor y agradeciendo el roce de la piel. De vez en cuando, Tom besaba a Laura
otra vez, y �sta le devolv�a el beso con otro.
Ya nada ser�a igual entre ellos. Quiz� todo iba a mejorar a
partir de ahora. Y eso, contar�a Tom a�os despu�s, s�lo fue el comienzo, su
primera incursi�n en el misterioso �y atrayente- mundo de los adultos.
Gracias por leerlo. Si tienes alguna sugerencia, o opini�n,
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