Abe y familia 4.
(Por fin Thelma y Arcelia son desvirgadas por sus primos y Abe las goza a
ambas).
Aquel lunes 13 de julio, pasaditas las diez de la ma�ana,
Thelma y Arcelia tocaron el timbre de casa de To�o. S�lo est�bamos �l y yo y las
esper�bamos vestidos �nicamente con chorts, �l de fut-bol y yo unos largos con
grandes bolsas. Ellas llegaron con sus falditas escocesas de la escuela, la de
Thelma a medio muslo y la de Arcelia arribita de la rodilla, con zapatos negros,
blancas blusas y calcetas escolares.
Thelma se colg� de mi cuello, me dio un c�lido beso y dijo:
-Pero si nos estaban esperando... �verdad? �yo la ten�a
abrazada de la cintura, pero al decir eso, tom� mi mano y la llev� m�s abajo,
dentro de su falda. Acarici� su nalga para comprobar, feliz, que no tra�a
chones: as� hab�a venido desde su casa. Cuando acarici� la deliciosa l�nea de
sus nalgas, dijo:
-Nosotras venimos preparadas. Arce no quer�a, pero la
convenc�... �de verdad est�n listos?
-Estoy preparado, precios�sima. Tenemos condones para evitar
cualquier mal, y dar�a mi alma por hacer el amor contigo, ahorita.
-Pues no ser� necesario... yo estoy m�s caliente que una olla
express-. Y sin esperar m�s me llev� por las escaleras al cuarto de Mariana,
diciendo antes de llegar arriba: �te dejamos tu cuarto, To�o. Trata bien a Arce.
Ten�amos prisa, hambre mejor dicho: mi virginal primita
estaba m�s excitada que yo, si cabe, y durante el camino hab�a venido toc�ndose
y fantaseando con lo que iba a pasar, mientras Arcelia manejaba. Tan pronto
estuvimos en el cuarto de mi (otra) prima, la cachonda Thelmita empez� a
morderme en el cuello y los labios. Le desabroch� uno a uno los botones de su
blusa sacando al aire sus peque�as tetas y las chup� con ansia.
-�Ya est�s lista, reina m�a? �le pregunt�.
-Ya... hazlo por favor... �dijo con voz entrecortada.
Le di vuelta sobre su propio eje, decid� olvidar el cond�n y
venirme fuera, y la puse empinadita sobre el escritorio de Mariana, le levant�
su faldita sin quit�rsela y me ensaliv� el pito antes de met�rselo como Mago me
hab�a dicho que lo hiciera: despacito, despacito hasta que sent� el obst�culo
deseado. Ella gem�a y cuando yo arremet� contra su himen, con un violento
movimiento de caderas, mientras la ten�a buen prensada de la cintura, dio un
gritito. Pero su vagina estaba h�meda y acogedora y ella ten�a muchas ganas, as�
que nos movimos con gusto. Parec�a que yo supiera m�s de lo que sab�a, porque
entraba y sal�a hasta casi venirme, sintiendo su carne, la delicada carne de su
vagina rodear, acariciar mi pene. Y luego, a punto de turr�n, me deten�a, con el
pito metido hasta dentro, acarici�ndole las tetas y las nalgas. Y dale otra vez
hasta que ella se vino, temblando y gimiendo, y yo arremet� con vigor creciente
hasta que sent� venirme, sac�ndoselo entonces y echando todo sobre sus nalgas y
su faldita.
Ella se dio vuelta y sin limpiarse ni nada, escurriendo
semen, me dio un abrazo largo .
-Ya soy mujer,- dijo. �Me encant�. �seremos amantes?
-Thelma, te adoro... �seremos amantes?
-�S�...!, �s�!
Y la bes� otra vez, desnuditos los dos. La bes� y la acarici�
y el pito empezaba a amorcillarse sabroso, cuando ella dijo:
-Vayamos a ver c�mo van aquellos �si?
-Ahoritita te alcanzo: d�jame limpiar un poquito �le dije.
Agarr� su blusita y sali�. Yo hurgu� en los cajones de
Mariana hasta encontrar el de su ropa interior y me rob� unos chones de Mariana,
los que estaban hasta debajo de la pila de calzoncitos, en el segundo caj�n que
abr�, unos calzoncitos todav�a infantiles, grandes y con olancitos en donde van
las nalgas. Seguro Mariana ya no los usaba (alcanc� a echar un vistazo a los de
arriba, mucho m�s peque�os y sexis), as� que no los extra�ar�a. Con ellos limpi�
los jugos que pringaban mi pito y las manchas de semen y sangre que quedaron
sobre el escritorio y en el piso. Los guard� en la bolsa de mi chort y as�, con
la verga amorcillada y mis chorts en la mano, sal� al pasillo y pens� "�qu�
dir�an mis t�os de encontrarnos as�?, mi t�a Mariana todav�a aguanta un piano...
pero �qu� tal que llegara Marianita?", tan trascendentales pensamientos
terminaron de pararme la verga y as� entr� al cuarto de To�o.
Entonces termin� de pon�rseme dur�sima: acostada en la cama,
con las piernas abiertas, totalmente desnuda, Arcelia se acariciaba el pez�n
derecho y el cl�toris. Observ� su co�o, cubierto por una espesa mata de pelo
crespo y negro y observ� sus ojos cerrados y su sonrisa. Ten�a los ojos cerrados
y se tocaba a pesar de que a tres pasos de ella, al pie de la cama, Thelma
cabalgaba a To�o, quien soltaba audibles y gozosos gemidos.
Me puse un cond�n pues esta vez s� quer�a terminar dentro.
Pas� a un lado de To�o y Thelma, y apunt� mi pito hacia la entrada de Arcelia.
Hice a un lado su mano y ella abri� los ojos. Sin decir nada rode� mi espalda
con sus morenos y delgados brazos y me atrajo hacia ella.
Mi pito se desliz� suavemente dentro de ella. Estaba en su
casa. Se mov�a suavemente, por instinto, y sus m�sculos vaginales oprim�an
deliciosamente mi miembro. La bes� y trenzamos nuestras lenguas y, abrazado por
ella, me mov�a a su ritmo, despacito, disfrutando su cueva, su cuerpo, su beso,
mientras To�o y Thelma aullaban a nuestro lado.
La llen� (es decir, al cond�n) de mi leche y al cabo de un
rato est�bamos los cuatro, completamente desnudos, acarici�ndonos y dici�ndonos
ternezas. Nos metimos a la ducha todos juntos, pero no follamos m�s ese d�a por
miedo a que ya fueran a regresar mis t�os. De todos modos fue una delicia ver a
las dos hermanitas, tan guapas, tan lindas, con la piel mojada y el pelo
cubierto por las gorras de ba�o de mi t�a Mariana y de Marianita.
Ellas se despidieron con un beso y quedamos de vernos el
jueves. Nosotros limpiamos un poco el desmadre que hab�a,. Trapeamos con pinol
los dos cuartos y, antes de que llegaran los dem�s, me fui a mi casa. Llevaba en
mi mochila el chort que hab�a usado y las pantys de Marianita ba�adas en leche y
jugos y sangre de Thelma.
Me dorm� temprano, sintiendo en la piel el olor, el sabor de
Thelma y Arcelia y fantaseando con el premio que, a la ma�ana siguiente, me
dar�a Mago.
Si les gust� y todav�a quieren m�s, sigan escribi�ndome a
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