Cuando mi nabo se bambolea...
(2) por Lado Oscuro 4
Me hab�a sacado el pantaloncito de playa y, puesto de
cuclillas, mi enorme nabo colgaba casi hasta el suelo. El tipo me miraba
azorado. Me encanta calentar a los gays. Nos hab�amos conocido en la playa, y al
ver mi colosal bulto en mis pantaloncitos, Ricardo insisti� en llevarme a su
casa. En el living me quit� el pantaloncito dej�ndole ver mi enormidad. En
estado de reposo, mi gran pedazo es m�s gordo y m�s largo que cualquier nabo
parado. Y el m�o pend�a, enorme, hasta casi el piso, ante sus ojos asombrados.
-Ven�- le orden� acostate ac� abajo y lameme la poronga.- El
tipo se puso boca arriba y mi grueso nabo repos�, en parte, sobre su cara.
Comenz� a lamer por debajo el glande, todav�a tapado por el prepucio. Sent�a su
nariz olfateando y su boca saboreando. Mi poronga comenz� a engrosar y a
endurecerse. El pobre tipo comenz� a gemir de la emoci�n. Abri� bien la boca y
atrap� el glande. Y comenz� a chuparlo con ganas. Su lengua hurgueteaba dentro
del prepucio d�ndole lamiditas al glande, que continuaba creciendo. -�Dios m�o!-
gimi� -�me vas a poner todo esto dentro del orto...?- Y sigui� chupando.
�Veremos, depende de cuanto est�s dispuesto a pagar...- Yo sab�a cuando y como
presionar.
Sus caricias linguales enervantes estaban teniendo su
inevitable efecto, y mi tremenda pollota estaba venciendo la gravedad y comenz�
a pararse, mientras segu�a creciendo. Se le escap� de la boca. -�Segu� lamiendo!
�Segu� hasta la base del tronco!- El tipo obedeci�, totalmente subyugado, pero
pronto mi tremenda poronga se escap� completamente del alcance de su boca,
apuntando hacia las alturas. -�Segu� con las bolas!- le orden�. E inmediatamente
sent� su h�meda y caliente boca tratando de abarcar una de mis peludas bolas.
-�As� me gusta, chiquito!- Una de sus manos subi�, agarr�ndome el nabo erguido,
que parec�a de hierro. Se prendi� fuertemente, casi con desesperaci�n. Entonces
le puse mi peludo culo sobre la cara. �Chupame el culo, nene- y su lengua
comenz� a recorrer el interior de mis nalgas. Ten�a la lengua sorprendentemente
larga, y pronto estuvo hurgueteando mi ojete. -�Dale, as�, cogeme con la
lengua!- y empez� un mete y saca que me puso m�s a mil de lo que estaba. Se ve�a
que lo hab�a hecho muchas veces y que sab�a lo que hac�a.
Estuvo un buen rato cogi�ndome el orto con la lengua. De
pronto me par�, y expuse ante sus ojos mi enorme maravilla balance�ndose en el
aire. -�Qu� esper�s, pelotudo, arrodillate y rendile homenaje!-
Con sorprendente agilidad para sus cuarenta a�os, Ricardo se
arrodill� y comenz� a besarme con devoci�n el nabo. Era un maestro, realmente.
Su lengua se deslizaba todo a lo largo dej�ndolo ensalivado. Con sus manos fue
corriendo el prepucio, dejando mi colorado glande al aire. Y pronto su boca
estuvo all�, rode�ndolo, lamiendo, succionando. Con ambas manos se aferr� a mis
gl�teos, atray�ndome hacia s�.
Su lengua se retorc�a en caricias circulares sobre mi glande,
que me hicieron gemir. Empec� a ver turbio. Y �l, conciente de su moment�neo
dominio, arreci� con sus lenguat�zos, en una fren�tica lamida. Y me pudo. De
repente sent� que el volc�n avanzaba hacia la erupci�n. Y el segu�a lamiendo y
succionando y succionando... Y ME VINE. No puse reparos, �l se lo hab�a
buscado. El primer chorrazo fue directo a su garganta, el segundo lo ahog� y el
tercero le hizo salir el semen por la nariz. Se ech� hacia atr�s y los
siguientes chorros le ba�aron la cara, el pelo y el pecho, con tal impulso que
se cay� de espaldas. Mi pija segu�a revole�ndose en el aire y los �ltimos
chorros le cayeron sobre la ropa, empap�ndole el pecho y su propio nabo.parado
al aire. Ricardo yac�a despatarrado y tembloroso, y de pronto de su nabo
tembloroso comenzaron a manar borbotones de leche, incontrolablemente.
No nos quedaba �nimo para m�s nada, as� que quedamos en
vernos otro d�a. Y me fui, sin haberle sacado dinero alguno. Ya tiempo habr�a.
Cap�tulo 2. Las ni�as de hoy son terrible...
Lo ocurrido, junto con algunas otras experiencias anteriores,
me hab�a dejado con algunas dudas sobre mi sexualidad. As� que decid� que deb�a
abusar de alguna mujer, pronto.
Lo que no me esperaba es que fuera una nena. Bueno, una nena
no, pero casi. Era una chiquilina de no m�s de trece a�os, muy sexy, Me mir� al
pasar a mi lado, con una mirada brillante llena de promesas perversas. Y no pude
resistirme. Esa chica ya la hab�a probado, acaso con un primo, un t�o, alg�n
familiar, o quiz� alg�n novio bastante mayor que ella. Se ve�a. Y se ve�a
tambi�n que estaba enviciada de pija. Pero, claro, ni sospechaba la que se le
ven�a.
La abord� con simpat�a y me acept� con una sonrisa
desenfadada. Entr� en tren de conquista y ella me respondi� con comentarios
llenos de picard�a y risas. Era algo flacucha, pero con hermosas nalgas y
tetitas. Cuando segu� con las insinuaciones picantes, me respondi� con otras m�s
picantes a�n. Y sus ojos brillaron con un toque de lujuria y su rostro cobr� m�s
color, como si se estuviera acalorando. Le pregunt� si me acompa�ar�a a mi casa,
y accedi� al toque, muy lanzada. No se le escapaba que con mis m�s de
veinticinco a�os pod�a tener una buena diversi�n conmigo. Como yo llevaba un
jean ajustado al cuerpo, mis atributos no se bamboleaban, pero se marcaban muy
n�tidamente a trav�s de la tela del pantal�n. Y v� como me echaba frecuentes
miradas de reojo en esa direcci�n. Estaba completamente encendida, y cuando
llegamos a mi departamento entr� con decisi�n y desenvoltura. Mirando su figura
de junco y su hermoso culito de espaldas, a m� se me hac�a agua la boca. Y
sospech� que a ella tambi�n.
Le serv� una coca y me sent� en el piso, al lado de ella que
se sent� en el sill�n. Mientras ella beb�a la coca, le dije que yo ten�a ganas
de beber otra cosa. Una mirada maliciosa brill� en sus ojos p�caros. -�Qu� otra
cosa?- -Me gustar�a beberte los jugos de tu conchita... - -�Ah, s�i?- y dio otro
sorbito a su coca saboreando el momento. Intu� que deb�a estar moj�ndose en ese
momento. �Deben ser muy ricos tus juguitos... - -�Te parece...?- dijo con voz
mimosa, separando un poquitito los muslitos. Mi poronga se estaba poniendo muy
dura.
Comenc� a besarle los muslos. Ella suspir�, entreabriendo un
poco m�s las piernas. Con mi lengua comenc� a recorrerle el interior de sus
muslos. Los olores que emanaban de su conchita caliente llenaron mi nariz. A
medida que mi cabeza avanzaba, iba levantando su pollerita tableada, y la ni�a
comenz� a jadear. Pronto sus braguitas transparentes quedaron a mi vista.
Estaban completamente empapadas. Se las saqu� y toda la gloria de su conchita
abierta qued� a mi disposici�n. -�C�mo te llam�s, nenita?- le pregunt� con voz
ronca olfate�ndole la concha. Ella suspir� de calentura �Silvia, papito...- Y
decime, Silvita, con quien hiciste esto antes?- -Con mi t�o..., papi- -Contame
nena- Le empec� a besar el cl�toris, d�ndole peque�as lamiditas. �Bueno..., mi
t�o Juan comenz� a hac�rmelo cuando yo ten�a diez a�os...ahhhh... �l ten�a
veinticinco... ahhh... �as� papito!- y abr�a la concha avanzando su pubis para
ofrec�rmela. Era de un hermoso color rosa, enrojecido por la irrigaci�n, y
lubricada por sus flujos cada vez m�s abundantes. -...Y despu�s de lam�rmela
hasta hacerme... ahhh... acabar... ahhh... varias veces... seguidas... �ay mi
vida, me est�s volviendo loquita... !- Yo le estaba metiendo la lengua cada vez
m�s profundo, y volv�a al cl�toris en cada lamida. Comenz� a estremecerse. -�Y
qu� te hac�a despu�s...?- mi voz sonaba ronca. �Me... ahhh... aahhh... cog�a...
�Aaahhh, aaahhh, aaaaahhhhh...!- y se corri� inconteniblemente. Yo segu�
lamiendo y trag�ndome sus jugos. -�Ten�s una conchita muy rica...! �y tu t�o fue
el �nico...?- Mis lamidas la reactivaron. �Noo... hubo muchos... mi abuelo me
hac�a chup�rsela... ahhh... as� mi vida...- Mi lengua pas� a su culito. -...y mi
hermano mayor comenz� a darme por el culo... ahhh...- Su ojetito estaba
completamente ofrecido a mi lengua. -... y a todos se las chupaba... �me vas a
dejar chup�rtela...?- -S�, nenita, y te voy a abrir bien la conchita...- -�Ya me
la... abrieron... bien... ahhhh...!... pero vos me parece que la ten�s bastante
grande... �ahhh!- ...�me la mostr�s... ?- Estaba muy caliente y a punto de
correrse otra vez. Era el momento de mostr�rsela. Me par�, y al bajar con
dificultad mis apretados jeans, mi poronga salt� al aire, en todo su poder�o.
Silvita me la mir�, lanz� un "Oooohhh..." y se corri� con los ojos turbios. Se
puso en cuatro patas adorando mi tremenda poronga con los ojos. ��No puede
ser... !... �Nunca cre� que existiera algo as�... esto es la gloria... !-
-...Creo que... me voy... a correr... nuevamente... de... s�lo... mirarla...- Y
su mirada se nubl� nuevamente. -�Ayy, papito... voy a so�ar con esta poronga
todas las noches... !- Y al agarrarla se corri� nuevamente. ��Pa-pa... pi...
tooo!- La cosa se estaba poniendo divertida.
La levant� y la sent� a caballo sobre mi troncazo, que qued�
entre su pubis y sus tiernos muslitos, comenc� a frotarla y ella, bes�ndome
locamente en la boca, volvi� a correrse. Se qued� mirando mis ojos con embeleso,
todav�a montada sobre mi poronga. Y comenz� a hamacarse suevemente, apret�ndome
con sus intimidades. Yo estaba bastante soliviantado, pero lejos de correrme
todav�a. Fui bes�ndole la cara y ella segu�a amac�ndose, y devolvi�ndome los
besos, con lengua. -�Pa... pi... tooo... !- me musitaba con pasi�n. -�no sab�a
que ten�as esto escondido... !- y me daba apretones con el tierno interior de
sus suaves muslitos, refreg�ndome los pendejos contra el choto. �Seguime
contando... - le dije, pero llegu� demasiado tarde -�aahh... aaahhh...
aaaahhhhh... !- y se corri� de nuevo. Sigui� hamac�ndose sobre mi tronco.
-...�despu�s me la vas a meter... ?- musitaba con voz mimosa. -...�Y me vas a
dejar que te la chupe... ?- A todo esto, mi nabo estaba m�s duro que nunca. -�Y
me vas a dejar que haga muchas pajas? �Qu� buen tronco para pajearme... ! Te...
das... cuenta... de que yo... me... estoy... pajean... do... �no?- y su mano
baj� hasta mis bolas y las agarr� con ganas. -�Qu� peludas... ! �deben dar mucha
leche... mi cielo... ! �...me vas a re... ga... lar... to... da... esa... le...
chi... ta... ? �Aaahhh... ahhh... aaaaaaaahhhhhhh... !- Y apret�ndome con toda
la pasi�n de su intimidad, se corri� de nuevo. Se qued� mir�ndome con ojos
turbios. �Quiero pajearte ahora- Y desmontando me hizo acostar en el suelo y se
prendi� de mi pija. -�Qu� pedazote, mi negro!- y sus manitas me la amasaban y
apretaban con entusiasmo. Yo empec� a revolverme. Ella me corri� el prepucio
hasta cubrir completamente el glande, para lo cual tuvo que humectarlo con
chupaditas. Yo no entend�a qu� quer�a hacerme, �pero s�, que me hiciera lo que
quisiera! Y comenz� a darme apretoncitos desde la base hasta la punta, con ambas
manitos, como si en alg�n sentido me estuviera orde�ando. �Ten�a sentimiento
art�stico esa chiquilla! Pronto comenc� a sentir contracciones espasm�dicas en
mi bajo vientre. Ella las advirti�, y lentific� sus caricias, lo que me dio una
tregua. Y sus manitas fueron subiendo hasta llegar al encubierto glande.
Y una
vez all� comenzaron a apretar el prepucio hacia arriba. La semejante con un
orde�e era patente. El prepucio volv�a a su posici�n y ella volv�a a apretarlo,
y con �l al glande, hacia arriba. Yo cre� que eso me iba a dar otro alivio, pero
cuando ella comenz� a acelerar sus apretones en mi glande, a trav�s del
prepucio, comprend� que no, que me ten�a atrapado y que me ultimar�a cuando
quisiera. Y la manita fue movi�ndose con m�s premura, y los apretones fueron
haci�ndose m�s fuertes, y mi glande encubierto era presa de las m�s deleitosas
sensaciones. Y su manita se aceleraba en sus apretones no por met�dicos menos
apasionados. -�Te tengo, mi vida! �Te voy llevando a acabar y est�s
completamente a mi merced... !- Era como una paja al rev�s, llevando el glande
hacia arriba en vez de hacia abajo, pero funcionaba, �y c�mo! Sabedora de su
dominio ella continu� con sus apretoncitos, suaviz�ndolos y lentific�ndolos para
hacerme durar m�s, y yo no pod�a m�s del deleite. Gracias al cielo ella decidi�
liquidar la cosa, y acercando sus ojos a los m�os, me dijo �te voy a liquidar,
mi vida- y con una cascada de r�pidos e intensos apretoncitos, me liquid�. De mi
poronga comenz� a brotar una catarata de chorros de leche, a borbotones a trav�s
del prepucio. Finalmente, esta vez s�, lo corri� hacia abajo, dej�ndome el
hinchado glande al aire, de modo que los chorros pudieran salir disparados al
aire, con libertad.
Ella se puso a recoger con su �vida leng�ita el semen que
hab�a sobre mi panza. Yo estaba entregado, en el s�ptimo para�so.
Sent� que su boquita me iba chupando el semen que quedaba por
los costados de mi nabo. Y se aplic� con tanto esmero que termin� dej�ndomelo
bien limpito, y nuevamente empalmado.
-Bueno, papito, ahora que est�s m�s tranquilo me vas a dar el
gusto de met�rmela en mi cuevita �no? �Dios m�o! �no s� c�mo voy a hacer para
que me entre este monstruo... !-
Yo, en ese momento tambi�n ten�a mis dudas, pero...
Les contar� como sigui� la cosa en un pr�ximo relato. Si es
que lo desean, claro.
Si te gust� hasta aqu�, escr�bime a
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO y cu�ntame. Hasta pronto.