Y as� fue. La oportunidad volvi� a presentarse, no sin antes
haber dejado pasar un tiempo prudencial, quiz�s para que no se notara tanto mi
predisposici�n a que pasara cualquier cosa y en cualquier momento con �l.
Un poco fr�a y calculadora, as� suelo ser algunas veces,
prepar� la cita a conciencia. Mis padres estaban de vacaciones, pero mi casa era
demasiado peligrosa para tener una cita. Demasiados ojos dispuestos a vejarme
todo lo posible. As� que puse en marcha el plan B. Mi hermana, que ya no viv�a
en casa, sino con su marido y sus ni�os, tampoco estaba y yo, por suerte, ten�a
las llaves. Por supuesto no pod�a dejar de lado a Elena, as� que fing�mos
delante de sus padres, que pasar�amos la noche juntitas y viendo pel�culas de
adolescentes. Nada m�s lejos de la realidad.
Por la tarde salimos a tomar algo, por supuesto al bar de mi
amor. Inalcanzable? Quiz�s s�lo durante unas horas, luego ya ver�amos.
Me plant� delante suya y sin m�s miramientos le propuse mi
plan.
Cu�ndo t� cierres aqu� nos vamos a tomar algo y luego ya
veremos, vale?
La callada por respuesta. Eso era un s� � un no?. Mi corta
experiencia me hac�a tener dudas mortales, pero yo no iba a cejar en mi empe�o.
Esa noche ten�a que pasar.
Y as�, concretamos el plan. Nuestros padres llamaron y, como
dos angelitos, est�bamos en casa, cenando y viendo pel�culas. Perfecto, Ning�n
problema. Era el momento de arreglarse, fumar cigarritoss para adultos, que nos
ayudaban a relajar los malditos nervios de la inexperiencia, y� volar.
Cuerpos de esc�ndalo con mentes de adolescentes. Buena
mezcla. Piropos en la calle, frases subidas de tono, y llegamos a nuestro
destino.
No quedaba mucho para el cierre y pudimos tomar un par de
copas tranquilamente. No hab�a aglomeraciones ni novias dispuestas a fastidiarte
la noche.
Hora de cierre.
Nos vamos?
D�nde y c�mo quieras.
Peligrosas palabras salidas de mi boca. Son esas frases que
no calculas el efecto que pueden provocar, aunque en este caso, mereci� la pena.
Cambiamos de lugar y nos llevaron a una de las discotecas de
moda. Bebimos y bailamos muy pegados, rozando constantemente nuestros cuerpos.
Pero todos sab�amos hacia d�nde iban las cosas y no tardamos mucho tiempo en
retirarnos. Las copas, el baile y las ganas, hicieron mella en todos nosotros y
sin m�s pre�mbulos pusimos rumbo a la casa de mi hermana.
En el ascensor el aire era denso, cargado. Se pod�a cortar
con un cuchillo. Ninguno se atrev�a a rozar el cuerpo de otro, por miedo a que
las chispas nos quemaran a todos.
Entramos y de repente el aire cambi�, ahora era fresco y se
pod�a respirar. Mantuvimos una charla distendida, animada por algo de champ�n,
que termin� de poner las cosas en su sitio.
Silencio.
De repente nadie hablaba. Era tensi�n sexual.
Ven conmigo.
Marcos me agarr� de la mano y me llev� a trav�s del pasillo
hacia el �ltimo dormitorio. Curiosamente el dormitorio de la cama m�s grande. Yo
encend� las luces. �l las apago. Rode� mi cintura con sus brazos y me bes�.
Mi mente funcionaba a dos mil revoluciones por minuto. Era
�l. Estaba con �l. Me estaba besando. Era incre�ble. Nuestras lenguas eran un
torbellino entrando y saliendo de nuestras bocas. La saliva se mezclaba y ca�a
por la comisura de nuestros labios. Empez� a besarme el cuello, los hombros�
Eran besos casi desesperados. Esta vez no me qued� quieta y mis manos empezaron
a ara�ar su espalda, y a quitarle la camiseta. Acarici� su torso desnudo. Sus
pezones rosados enseguida tornaron a un color m�s oscuro y se endurecieron. �l
me bajaba el escote, hasta dejar mis tetas por encima del sujetador, que me las
oprim�a y juntaba, facilitando as� los lametazos que Marcos me proporcionaba. Me
quit� los pantalones. Se los quit� yo a �l. Era maravilloso tener el cuerpo del
hombre deseado por tanto tiempo a escasos mil�metros de t� piel.
Por f�n, desnudos, me dej� en la cama y me observ� con la
bella luz de la luna que entraba por la ventana. Bajo hasta m�, con dulzura, con
delicadeza, tocando suavemente mis tetas. El ritmo hab�a cambiado. No sab�a por
qu�, pero enseguida obtuve mi respuesta.
Es tu primera vez?
S�.
No hubo m�s palabras, s�lo actos. Volvieron los besos, las
caricias ya sin freno y sin l�mite. Abri� un poco mis piernas y se coloc� justo
en el medio haci�ndome sentir su duro miembro sobre mi vientre. Acarici� mis
labios introdujo dos dedos y los lam�. Lam� esos dedos como si hubieran sido el
pene m�s codiciado. Los sac� de mi boca y empez� a bajar por mi piel hasta
llegar a mis otros labios. Esta vez, los abri� �l y lentamente fue buscando y
encontrando todo lo que buscaba. Mi cl�toris estaba a punto. Lo supo enseguida.
Por mis gemidos era f�cil adivinarlo. Coloc� su bendita verga en mi ansiosa
entrada y empuj�, no despacio ni deprisa, simplemente lo hizo como qui�n se abre
paso a trav�s de la lluvia, Era f�cil. Yo estaba muy mojada y empez� con su
majestuoso ritmo. Entraba y sal�a de m� con una facilidad pasmosa. Me empujaba,
me tiraba de la cama. Me besaba, me ara�aba� y yo me dejaba, estaba totalmente
entregada.
Un cambio de postura.
Ven, ahora t� encima. Mu�vete, as�, no, no, m�s despacio,
eso es. Traza un ocho sobre m�, que pueda sentir t� cl�toris en mi pubis.
La tenia metida hasta el fondo y no sab�a si aquello era
dolor, pero.. ojal� fueran as� todos los dolores. Mis manos se apoyaban en su
pecho y mi cabeza se inclinaba hacia atr�s. Era como cabalgar. S�, era lo m�s
parecido a montar un potro, pero salvaje. El ritmo aumenta y me susurra que
quiere cambiar, cambiar de postura. No puedo contestar, pero mi cuerpo le dice
que puede hacer conmigo lo que quiera. Entiende el mensaje corporal y
apart�ndome de �l poco a poco, dej�ndome sin alma y vac�a por dentro, me pone a
cuatro patas sobre la cama y yo me temo lo peor� Acaricia mis muslos, lame mi
espalda hacia arriba para deshacer el camino marcado por su saliva y aterriza el
la puerta oscura. La toca, la humedece con besos profundos y por fin la abre sin
reparos, sin tan siquiera una llamada de atenci�n y yo�, yo noto como se parte
mi espalda, como mi alma sale de mi cuerpo y vuelve de golpe. Siento dolor pero
pasa, todo pasa. �l se agarra fuertemente a mis caderas y mi cuerpo se balancea
sin control. Noto que el ritmo aumenta a la par que sus gemidos y noto algo
caliente dentro de m�. Muerde mi espalda y con peque�os y entrecortados gritos,
me hace saber que ha terminado. Se tumba encima m�a y yo pienso, que no puede
ser , esto no puede acabar aqu�, no puede acabar as�. Y de repente noto una
caricia en mi espalda y un susurro en mi o�do.
Esto no ha terminado, te toca a ti.
Me da la vuelta y comienza una sucesi�n de besos, caricias,
mordiscos. Mi pecho en su boca, su hombro en la m�a. Baja por mi ombligo
haciendo una parada, y con una serpiente como lengua traza c�rculos alrededor de
�l, consiguiendo que mi pelvis haga extra�os movimientos que no puedo controlar.
Me mira directamente a los ojos, y s�lo veo lujuria. No hay cabida para el amor.
Y mientras fija sus ojos en los m�os, baja m�s y m�s, hasta llegar a la fina
l�nea que cubre mi sexo y la muerde, suavemente, muerde todo mi sexo haci�ndome
perder el control. Mis manos agarran su cabeza y la empujan hacia m�. Y comienza
a lamer y a lamer y yo tengo el cl�toris punto de estallar y mete uno� no dos�no
tres dedos dentro de m�. Y con mi cuerpo le digo que quiero m�s, que quiero
correrme para �l. Y lo hago, no puedo esperar m�s tengo que librarme de esa
tensi�n y abandonarme al placer. Un placer de locura�.
Sube hasta m� y me besa los labios, con pasi�n, y sus besos
me saben a m�. Que agradable sensaci�n.
Te ha gustado?
Claro.
Y entonces lleg� el dolor, el dolor de verdad, el ver c�mo se
vest�a, y con un beso casi casto, desped�a, sin importarle, todo el amor, todo
el placer y toda mi entrega.
Y as� tumbada en la cama y con r�os en m� coraz�n, fueron
pasando las horas, hasta que el alba me dio los buenos d�as con el beso del sol.