Relato: Entrenando para ganar





Relato: Entrenando para ganar

ENTRENANDO PARA GANAR


Las pisadas resonaban en la solitaria calle. R�tmicas y
pausadas, en perfecta sincron�a con la respiraci�n. Revis� el reloj para
controlar su tiempo. Una hora y cuarto, el tiempo justo para llegar a casa,
darse una ducha fr�a y reconfortante y prepararse para las clases en la
universidad.



Su padre estaba prepar�ndose una taza de caf� cuando Ricardo
lleg� de su entrenamiento matutino.




Que tal tu tiempo? � pregunt� al verlo entrar empapado en
sudor.


Bien, baj� la marca 3 minutos � contest� el muchacho
complacido.


Felicidades, hijo � dijo el hombre � si mantienes esa marca
seguro iras a la competencia nacional.


Eso espero, viejo � contest� mientras se quitaba la
sudadera empapada y la tiraba en un rinc�n de la cocina.




El padre le reclam� que fuera tan descuidado, mientras se
agachaba para recoger la sucia prenda. Ricardo, bromeando y juguet�n como
siempre le levant� la bata de felpa por atr�s, descubriendo el peludo y
masculino trasero desnudo.




Epale, cabr�n! � reclam� el padre baj�ndose r�pidamente el
ruedo de la bata.


Viejo cochino � brome� Ricardo � a tu edad y andar
ense��ndole la cola a tu propio hijo, deber�a darte verg�enza � termin� con
una risotada.


Ya vete a ba�ar y deja de estar chingando � dijo el hombre
risue�o tomando de nuevo su taza y sent�ndose a la mesa � o se te har� tarde
para las clases.


S� se�or � se acerc� Ricardo cari�oso � pero con una
condici�n.


Cual? � pregunt� con cara de falso fastidio el hombre.


Que me vuelvas a ense�ar esas ricas nalgas � dijo Ricardo
jal�ndole el cintur�n de la bata, tomando por sorpresa al desprevenido padre.




La bata se abri� por completo, mostrando el pecho velludo, el
vientre y mas abajo, una hirsuta mata de pelos coronando un gordo y suave pene
aprisionado entre sus velludos muslos. Don Manuel tir� un manotazo que Ricardo
esquiv� diestramente, muerto de risa.




Vas a ver, cabr�n, me las vas a pagar � amenaz� Don Manuel
poni�ndose de pie y anud�ndose la bata.


Qu� pasa aqu�? � pregunt� la madre entrando en la cocina �
otra vez peleando como chiquillos?


El empez� � acus� Don Manuel se�alando al muchacho.


Ricardo � rega�� la se�ora � ya tienes 19 a�os, comp�rtate
y deja en paz a tu padre.




Ricardo subi� las escaleras aun sonriendo. La licra, empapada
de sudor, se le pegaba al cuerpo y satisfecho de su buena figura se mir� en el
espejo del ba�o. Un cuerpo esbelto y marcado. El vientre firme y plano, las
piernas de corredor, con largos y estilizados m�sculos, y sin un solo vello.
Pens� entonces en su padre, que era todo lo contrario. Tal vez jam�s lo
reconocer�a, pero una de las razones de aquellos juegos con �l, era la de poder
ver precisamente esos pelos, que definitivamente le excitaban. Se mir� el bulto
en la entrepierna, perfectamente marcado por la suave licra. Se lo acarici�
ligeramente y el miembro respondi� al instante, comenzando a hincharse. Termin�
de desnudarse y se meti� a la ducha, porque ya se le hac�a tarde.



Las horas de clase en la universidad eran en realidad un
tiempo muerto. Para Ricardo el d�a comenzaba mas tarde, cuando guardaba los
libros y llegaba al vestuario para su entrenamiento diario. Ese s� era su mundo
y comenzaba a disfrutarlo desde el momento mismo en que se iba desnudando, dando
comienzo a lo que era ya un ritual para �l. Cambiarse los jeans por un short,
playera y tenis, comenzar a calentar y estirar los m�sculos, mientras los dem�s
muchachos hac�an lo mismo, comentando de tiempos, carreras, entrenamientos y el
�nico tema posible, las inminentes eliminatorias para asistir a la competencia
nacional.



El entrenador lleg� con el tiempo justo para gritarles y
apresurarlos, como era su costumbre.




Vamos, se�oritas, luego se arreglan el maquillaje, el
trabajo nos espera � les grit�.




Ricardo fue de los primeros en salir a la pista. Deseaba con
todo el alma salir seleccionado, y sab�a perfectamente que s�lo se clasificar�an
los tres mejores tiempos. Sab�a que pod�a aspirar a ser uno de ellos, incluso a
conseguir el mejor tiempo, aunque s�lo fuera por mil�simas de segundo. Estir�
los m�sculos, prepar�ndose para empezar las pruebas de calentamiento. El
entrenador lleg� por detr�s, palme�ndole el trasero.




Vamos Ricky, hora de empezar � le inform�.




Ricardo comenz� a correr, sintiendo aun la palma caliente del
entrenador en la nalga izquierda. Le encantaba que hiciera eso. Seguramente era
un gesto sin importancia para el entrenador, pero Ricardo adoraba sentir ese
golpe en el trasero. Trat� de concentrarse en la respiraci�n y encontrar el
ritmo adecuado, y adem�s, el asomo de erecci�n que comenzaba a sentir no era
nada c�modo para correr. Despu�s de media hora, un terrible calambre en la
pantorrilla le hizo detenerse. El entrenador le dijo que era mejor dejar la
practica para otro d�a. Renuente, Ricardo obedeci�.



Ba�ado en sudor, se dirigi� a las duchas. El vestuario estaba
vac�o, pues los dem�s chicos aun segu�an corriendo y se sinti� molesto por haber
tenido que parar. Se desnud�, todav�a frustrado, y se ba�� malhumorado. Al
cerrar la regadera, se dio cuenta que el entrenador estaba a sus espaldas,
mir�ndolo.




No lo o� llegar � dijo Ricardo tomando su toalla y
anud�ndosela a la cintura.


Vine a ver como estaba tu pierna � contest� sin aclarar
cu�nto tiempo llevaba all� observando.


El calambre ya pas� � dijo Ricardo � pero siento algo raro
en la pantorrilla.


Veamos � dijo el entrenador tomando asiento e indic�ndole
que acercara la pierna.




Ricardo extendi� el pie y el entrenador lo puso sobre su
regazo. Ricardo sinti� la suavidad de su sexo a trav�s de la planta del pie, y
un cosquilleo recorri� su espina dorsal. No debo excitarme, pens�.




Me parece que siento un tir�n por aqu� � dijo el entrenador
recorriendo con sus fuertes manos la pantorrilla del muchacho � pero no logro
localizarlo con exactitud.




Ricardo no dijo nada, tratando de mantener su concentraci�n y
no tener una erecci�n justo en aquel momento tan inoportuno. El entrenador no
ayudaba en nada, pues su mano caliente recorr�a ahora la pierna hacia arriba,
mas all� de la rodilla, hasta medio muslo.




Ser� mejor que te d� un masaje � concluy� el entrenador �
volviendo a recorrer el camino de la rodilla al muslo, y esta vez, el dorso de
su mano alcanz� a rozar los test�culos de Ricardo, apenas por unas cent�simas
de segundo, pero lo suficiente como para que el pene del muchacho respondiera.


Creo que ya estoy mejor � dijo Ricardo aferrando la toalla,
nervioso de ser descubierto.


Ni hablar � dijo el entrenador � aqu� mando yo. Acu�state
boca arriba � se�al� el banco.




Ricardo re recost� sobre la banca acolchada. Tuvo buen
cuidado de acomodarse bien la toalla, mientras el entrenador iba a buscar un
ung�ento para el masaje.




Vamos a ver � dijo al volver � dobla la pierna un poco.




Ricardo obedeci�, y aunque trat� de evitarlo, la toalla cay�
hacia abajo, dejando el muslo desnudo. S�lo esperaba que el entrenador no se
fijara en su pene, que ya estaba con una media erecci�n.




Aqu� esta el tir�n � dijo el hombre masajeando la
pantorrilla.




Sus dedos corr�an ahora suavemente gracias a la aceitosa
medicina. Despu�s de unos minutos con la pierna doblada, el entrenador la
extendi� hacia arriba. Ricardo sinti� el fresco aire en sus huevos y se sinti�
mortificado de estar mostrando tal vez mas de lo que debiera. Trat� de
acomodarse la toalla, sin que el entrenador hiciera ning�n comentario.




Date la vuelta � pidi� entonces el hombre.




Ricardo se dio vuelta sobre su estomago. Se sent�a mas seguro
de aquel modo, y pronto se relaj� con el experto toqueteo del entrenador, cuyas
manos comenzaron a subir poco a poco. Pronto sinti� las fuertes manos d�ndole
masaje a la parte posterior de los muslos, ascendiendo y ascendiendo, hasta
rozar la base de sus nalgas.




Te gusta, verdad? � pregunt� entonces el entrenador.




Algo en la frase prendi� un foco de alerta en el muchacho,
pero desech� sus pensamientos. Se trataba del entrenador, se record� a s� mismo
y se tumb� de nuevo, tratando de tranquilizarse. Ahora los dedos del hombre se
acercaban con mayor confianza. Ricardo aun trataba de convencerse a s� mismo que
aquello no significaba nada cuando la mano subi� por la perfecta curva de su
trasero. De inmediato se tens�, pero la mano descendi� nuevamente, para volver
segundos despu�s, esta vez para agarrar la nalga con toda la palma.



Ricardo no dijo nada, y la mano volvi� una y otra vez,
sobando el bien formado trasero del muchacho cada vez con mas confianza. Un dedo
recorri� la raja entre sus nalgas, bajando lentamente hasta llegar a su ano
acarici�ndolo suavemente. Aquello rebasaba todo lo imaginado.




Ser� mejor que me vaya � dijo Ricardo poni�ndose de pie
nerviosamente � se me hace tarde.




El entrenador no dijo nada. Le mir� en silencio y con cara de
pocos amigos.




S�, mejor vete � dijo dirigi�ndose al lavabo para lavarse
las manos � nos vemos ma�ana.




Ricardo se visti� r�pidamente y se march�. En el camino a
casa rememor� todo lo ocurrido y una permanente erecci�n le acompa�� en sus
pensamientos. No le gustaba admitir que el incidente le hab�a encantado, y trat�
por todos los medios de olvidarlo, pero la sensaci�n de las manos del entrenador
en sus nalgas volv�a una y otra vez.



Encontr� la casa sola y record� que sus padres ten�an un
compromiso esa noche. Estaba solo, as� que se fue a su cuarto y sac� de su
escondite su colecci�n de revistas pornogr�ficas. Se masturb� r�pidamente, sin
detenerse a analizar saber si la fuente de su calentura se deb�a a las fotos de
las chicas desnudas o al recuerdo, aun tan vivido, de los dedos del entrenador
acariciando su culo.



A la ma�ana siguiente se sent�a mucho mejor. Aun estaba
oscuro cuando sali� de la casa para su carrera matutina. Pronto encontr� el
ritmo y se olvid� de todo, disfrutando del esfuerzo de sus piernas y pulmones.
Cuando lleg� a la casa, su mam� preparaba ya el caf�.




Y pap�? � pregunt� al no verlo en la cocina como era su
costumbre a aquella hora.


Despi�rtalo ya, por favor � dijo su madre � llegamos tan
tarde anoche que aun no se ha levantado y se va a retrasar si no se apura.




Ricardo subi� las escaleras hasta la recamara de sus padres.
El viejo estaba roncando tranquilamente.




Andale, flojonazo � le despert� Ricardo � ya es hora de
levantarse.




Don Manuel se quej� todav�a adormilado, y se envolvi� en las
mantas. Ricardo se aproxim� a la cama y lo sacudi� un poco.




�rale, viejo � le increp� cari�osamente � ya despi�rtate,
se te hace tarde.




Don Manuel hizo caso omiso y escondi� la cabeza bajo la
almohada. Ricardo le jal� entonces las mantas, dej�ndolo completamente
destapado. El hombre dorm�a con unos viejos y convencionales calzoncillos
blancos.




Deja de estar chingando � escupi� como respuesta y se dio
la vuelta para seguir durmiendo.




Ricardo comenz� a sacudirlo de nuevo, molest�ndolo para que
se despertara.




No seas huev�n � le dijo Ricardo sin dejar de empujarlo.


S� soy, y qu�? � contest� Manuel entre dientes con los ojos
todav�a cerrados.




Ricardo le meti� una mano entre las piernas y le agarr� los
test�culos, suaves y tibios.




Vaya que si eres huev�n � le dijo riendo al tiempo que le
apretaba suavemente las bolas a trav�s de la tela.




Manuel brinc� de la cama al sentir el atrevido toqueteo de
Ricardo.




Ahora veras, cabr�n � le dijo supuestamente enojado y
Ricardo corri� para ponerse a salvo � vamos a ver si tu no resultas m�s huev�n
que yo.




El hijo corri� hasta su recamara y trat� de cerrar la puerta,
pero Manuel alcanz� a empujar antes de que lograra hacerlo. Mucho m�s fornido
que el muchacho, logr� entrar a la recamara y Ricardo se meti� r�pido bajo las
mantas de su cama revuelta. Don Manuel lo persigui� agarr�ndolo por las piernas
para sacarlo.




Mam�! � grit� Ricardo � mi pap� anda jugando en vez de
arreglarse para irse a trabajar!


Ah, que pinche chismosito � le dijo el hombre jalone�ndolo
� ahora veras!




Lo tom� por las piernas y lo jal� hacia �l. Ricardo aun
llevaba la licra con la que entrenaba, pegada al cuerpo por el sudor. Manuel
agarr� el paquete de su hijo, apret�ndole suavemente los huevos.




A ver, cabroncito � le dijo riendo Manuel � tu tambi�n eres
un huev�n, mira � dijo se�al�ndole el gordo bulto que mostraba la entrepierna
de Ricardo.


Pero tu mucho mas � replic� Ricardo estirando una mano
hacia la entrepierna del padre.




En el forcejeo, la vieja truza blanca hab�a dejado escapar
uno de sus huevos, y Ricardo sinti� el contacto suave y velludo al meter la
mano.




Y que huevotes! � dijo el muchacho admirado sin soltarlos.




La lucha continu� trenzados en la cama, resoplando ambos con
la refriega, tratando de agarrar al contrario y de evitar ser cogido al mismo
tiempo, sin conseguirlo ambos.




Ya dejen de jugar! � escucharon la voz femenina � o subo
para ponerlos en paz!


Te salvaste � dijo Manuel soltando a su hijo � pero me las
pagaras! � amenaz� dirigi�ndose a la puerta.




Ricardo observ� que su padre llevaba un buen bulto en sus
calzones y reconoci� que el forcejeo lo hab�a dejado excitado tambi�n.
Necesitaba una ducha fr�a, y por muchos sentidos, decidi�.



La universidad, las clases, lo mismo de siempre. La hora de
entrenar, con mucho la parte favorita del d�a. Los chicos del equipo, los tenis
y la ropa, Ricardo estaba feliz. El entrenador, por el contrario, no parec�a
nada contento cuando lleg�. Ni siquiera salud� a Ricardo. Seguramente estaba
molesto por lo sucedido el d�a anterior, pens� Ricardo, quien tambi�n se sent�a
incomodo sin saber qu� decirle.



Opt� por hacer lo que mejor sab�a. Sali� a correr para
olvidarse de todo. Treinta minutos despu�s el entrenador le hizo se�as de que se
acercara.




C�mo te sientes hoy? � pregunt� de forma directa y algo
hosca.


Mucho mejor � respondi� Ricardo mirando hacia otro lado. No
pod�a mirarlo de frente.


Creo que necesitas un buen masaje � dijo el hombre con la
mirada fija en �l � ahora mismo.




Ricardo sinti� en su cuerpo la excitaci�n que aquellas
simples palabras promet�an, pero tambi�n percibi� que de aceptar esa propuesta
las cosas para �l ya nunca volver�an a ser iguales. Su vida cambiar�a, y aun no
estaba del todo seguro de querer ese cambio.




No � decidi� � no creo que sea necesario, gracias, pero ya
me siento mucho mejor � dijo suavemente.




El entrenador no contest� nada, y el incomodo silencio se
prolong� mas de lo necesario. Ricardo se lanz� a correr de nuevo, sin saber qu�
otra cosa decir para explicar su negativa. El entrenador no volvi� a dirigirle
la palabra durante el resto del d�a, lo cual era algo inusual. A los dem�s
chicos s� les hacia observaciones, les aconsejaba, mientras que a Ricardo
simplemente lo ignoraba, como si no existiera.



Ese comportamiento se repiti� el resto de la semana, y
Ricardo resinti� el alejamiento, pero no atinaba a encontrar una forma de
remediar la situaci�n.




Les aviso que ya termin� de promediar sus tiempos � dijo en
los vestidores el viernes al terminar el entrenamiento� y la lista de los
seleccionados esta pegada en la puerta de mi oficina.




De inmediato todos los chicos corrieron all�. Ricardo ten�a
la certeza de que sus tiempos hab�an sido muy buenos, y se acerc� casi con la
seguridad de encontrar su nombre en la lista. Para su sorpresa, no figuraba en
ella.



Un mar de sentimientos lo asalt�. Tristeza, desconcierto,
incredulidad, y finalmente rabia, porque intu�a que lo sucedido en las duchas y
el masaje rechazado ten�an mucho que ver en aquella decisi�n. Sus compa�eros
tampoco se explicaban c�mo era posible que Ricardo no hubiera sido seleccionado,
pero al final de cuentas aquello era una competencia, y se alegraron
secretamente por tener un competidor menos.



Ricardo, visiblemente abatido, lleg� a su casa.




Que te pasa? � pregunt� su madre al verlo llegar tan
malhumorado.


Nada � fue la seca respuesta, y se fue directo a su
habitaci�n a rumiar su rabia.




Mas tarde, su padre lleg�, seguramente enviado por su madre.




Vamos a ver, Ricky, qu� te sucede? � dijo el hombre
sent�ndose al borde de la cama.


Nada, viejo � dijo Ricardo � que me siento de la chingada,
nada m�s.


Y eso porque? � pregunt� Manuel.


Porque no qued� seleccionado para la competencia nacional.


C�mo? � pregunt� con incredulidad el padre � si tienes el
mejor record?, no puede ser.


Pues as� es � dijo Ricardo, imposibilitado para contarle
sus sospechas sobre el verdadero motivo por el que hab�a sido excluido.


Pues no estoy de acuerdo � dijo Manuel, tambi�n molesto �
ir� a hablar con tu entrenador para que me de una buena raz�n para no haberte
seleccionado.


No, por favor � dijo alarmado Ricardo � no vayas a verlo,
no tiene importancia.


C�mo no va a tener importancia? � dijo Manuel sorprendido �
nada mas m�rate como estas.


No, de verdad � lo tranquiliz� Ricardo � estoy bien. Ya se
me pasar�.




Manuel ya no quiso insistir, y dej� el tema por la paz. Sin
embargo, los siguientes d�as Ricardo estuvo taciturno y deprimido, y Manuel
decidi� no hacerle caso y cuestionar al entrenador su decisi�n.




Buenas d�as � dijo Manuel tocando a la puerta de la oficina
al d�a siguiente � puedo pasar?


Adelante � dijo el hombre tras el escritorio con una gran
sonrisa.


Soy Manuel Torres � se present� � el padre de Ricardo.


Mucho gusto � contest� el tipo poni�ndose de pie para darle
un fuerte apret�n, aunque la sonrisa desapareci� inmediatamente � en que le
puedo servir? � pregunt� de pronto con gesto serio.


Pues ven�a a conocerlo � dijo Manuel tanteando el terreno,
sintiendo la tensi�n en el ambiente � y porque tambi�n tengo algunas
preguntas.


Diga usted � dijo el entrenador sent�ndose nuevamente.




Manuel le explic� la situaci�n de Ricardo, y la extra�eza de
ambos de que no hubiera quedado seleccionado, siendo que ten�a muy buenos
tiempos.




Es cierto � dijo el entrenador sacando unos papeles del
caj�n � aqu� tengo sus tiempos y son los mejores de todo el grupo.


Y entonces? � pregunt� Manuel - no entiendo porque fue
excluido.


Muy sencillo � dijo el entrenador poni�ndose mas serio
todav�a � su hijo cometi� una grave falta.


De qu� me habla? � pregunt� completamente extra�ado el
hombre.


Ver� � carraspe� el fornido entrenador � no ser� f�cil
explicarlo.


Simplemente d�galo � aconsej� Manuel, de pronto preocupado
e intrigado.




El entrenador se arrellan� en la silla, visiblemente
incomodo. Vest�a unos shorts grises de algod�n y una playera blanca sin mangas
que dejaba ver sus musculosos brazos y desarrollados pectorales. Cruz� y
descruz� las fuertes piernas un par de veces, y Manuel observ� su repentino
nerviosismo a trav�s del claro cristal de su mesa de trabajo.




Pues en pocas palabras �dijo finalmente el entrenador � su
hijo cometi� una falta de car�cter sexual.


Contra quien? � pregunt� Manuel de pronto alarmado.


Conmigo � dijo llanamente el tipo tras el escritorio.




Manuel se le qued� mirando sin dar cr�dito a sus o�dos.
Miraba a aquel fornido y maduro hombre y no lograba creer que Ricardo hubiera
tenido algo de tipo sexual con �l.




No puede ser � dijo finalmente � no logro entenderlo.


Pues sucedi� � complet� el entrenador soltando de pronto el
aire contenido en sus pulmones.


Cuando?, c�mo fue? � indag� Manuel, de pronto deseoso de
escuchar los detalles.




El ambiente en la peque�a oficina se torno ligeramente
extra�o. Una corriente el�ctrica parec�a de pronto vibrar entre aquellos dos
hombres maduros, separados apenas por la relativa distancia del escritorio.




Pues sucedi� en las duchas � explic� el entrenador. �
Ricardo tomaba un ba�o y yo lo miraba.


Lo miraba? � pregunt� Manuel, a pesar de que la pregunta
era redundante.


S� � dijo el entrenador sin importarle repetir lo ya dicho
� lo miraba, desnudo, enjabon�ndose � complet� sin dejar de mirar a Manuel
directo a los ojos.


Y �l sab�a que lo estaba mirando � dijo Manuel, sintiendo
que estaba meti�ndose en un terreno peligroso pero deseando hacerlo de todos
modos.


No, �l no lo sab�a, no de principio � aclar� � y se lavaba
el cuerpo sin saber que yo lo observaba. Estaba de espaldas a m�, no pod�a
verme, pero yo s�.


Y que vio? � pregunt� el padre consciente de que estaban
hablando de su propio hijo.


Un hermoso y bien proporcionado cuerpo, con largas y
flexibles piernas, una espalda ancha pero fina, y unas nalgas perfectamente
moldeadas � enumer�.




Manuel trag� saliva. La descripci�n era exacta. El entrenador
abri� las piernas. El suave short de algod�n mostraba ahora la inconfundible
silueta de su pene en erecci�n. Ni siquiera trat� de ocultarla, dejando que la
mirada de Manuel viajara por entre sus piernas abiertas hasta el indiscreto
bulto. La mirada del entrenador tambi�n descendi� del rostro de Manuel a su
entrepierna. El no llevaba ning�n short, pero de todas formas abri� las piernas,
tensando la tela de los pantalones, revelando tambi�n un considerable paquete,
incluso mayor que el del entrenador.




Y luego? � pregunt� Manuel, ahora que las cartas de aquel
juego parec�an haberse descubierto.


Despu�s not� mi presencia � continu� el entrenador � y como
estaba lastimado le ofrec� darle un masaje.


Y acept�? � pregunto Manuel con ronca voz.


Por supuesto � continu� el otro � casi desnudo vino hasta
m� para que le diera el masaje. Lo primero que hizo, con el pretexto de que el
masaje era en su pantorrilla, fue apoyar su pie en mis genitales.


En sus genitales? � coment� con tono de incredulidad el
padre.


Si � corrobor� el otro toc�ndose el escandaloso bulto bajo
el short � justo aqu� � se�al� � en mi verga.




La palabra qued� flotando en la de pronto sofocante oficina.




En su verga � repiti� Manuel, paladeando la palabra tambi�n
mientras miraba la mano del entrenador acarici�ndose.


S� � continu� el entrenador � y comenz� a mover su pie
sobre ella, logrando que se me parara.


Y qu� tanto se le par�? � sigui� Manuel inmerso en el
juego.


Mas o menos como ahora � aclar� el otro � mire.




Enganch� la parte superior del short y la baj� dejando salir
su gruesa y venosa verga, coronada por una rosada cabeza completamente pelada y
una mara�a de oscuros vellos alrededor.




Pues s� que la ten�a bien parada � fue el quedo comentario
de Manuel, bajando el ziper de su bragueta mientras lo dec�a.




El entrenador comenz� a masturbarse sin perder de vista las
manos de Manuel hurgando en sus interiores, hasta ver su mano emergiendo con un
grueso vergajo aun m�s grande y cabez�n que el suyo.




Y entonces? � pregunt� Manuel comenzando tambi�n a
masturbarse, pendiente de su interlocutor.


Entonces � continu� el entrenador sin dejar de acariciarse
� continu� mi masaje tratando de pasar por alto la grave falta de su hijo,
pero la cosa se puso aun peor.


No me diga? � alent� Manuel casi con insistencia.


Pues s� � dijo el entrenador baj�ndose un poco mas el short
para dejar que sus peludos huevos asomaran tambi�n sobre la prenda � Ricardo
se acost� primero boca arriba, logrando que la toalla se corriera para que
pudiera verle la verga y sus huevos.


Eso hizo mi muchacho? � pregunt� Manuel al tiempo que
aceleraba los movimientos de su mano, masturb�ndose.


Si � acept� el entrenador � y como esa exposici�n era
totalmente indecente y falta de respeto, le ped� que se diera vuelta boca
abajo, y �l obedeci�, aunque creo que con el �nico fin de que asi pudiera
entonces verle las nalgas.


Y se las vio? � la mano subiendo y bajando mas aprisa.


No tuve mas remedio � dijo el entrenador acelerando tambi�n
sus movimientos � estaba all�, haciendo mi trabajo, d�ndole un masaje,
subiendo por esas piernas largas, casi obligado a tocarle sus hermosas nalgas.


Pobre de usted � se compadeci� Manuel jadeando ya.


Y lo peor � termin� el otro ya con la respiraci�n agitada �
casi me oblig� a que le metiera un dedo en el culo.


Tuvo que meterle un dedo en el culo � core� Manuel excitado
y a punto ya de venirse.


S�, - el entrenador comenz� a sentir las fuertes
convulsiones del orgasmo � un dedo, mmmm, en su culito, mmmm, tan apretado,
mmmmm � y explot�.




Manuel tambi�n lo hizo, casi al mismo tiempo y sin dejar de
mirarse el uno al otro, mientras ambos se corr�an, bebi�ndose con los ojos,
inmersos en la extra�a fantas�a de aquel juego.



Finalmente el entrenador tom� un pa�uelo desechable y le pas�
otro a Manuel. Limpiaron el desastre y se compusieron las ropas. Se sonrieron
c�mplices y se dieron las manos, aun olorosas a sexo y semen.




Y que a va pasar ahora con Ricardo? � pregunt� Manuel
entonces.


La falta es grave � dijo el entrenador.


Lo acepto � dijo el padre conciliatorio � pero algo podr�
hacer el muchacho para que usted lo perdone.


Seguro � acept� el entrenador de pronto sonriente � alguna
forma habr� para reconsiderar su situaci�n. Ya pensaremos en algo.




Se despidieron, intercambiando n�meros celulares como dos
nuevos amigos y Manuel volvi� a la casa decidido a hablar con Ricardo, pero
finalmente no se atrevi�. Era simplemente imposible tocar aquel punto con su
hijo, y aunque le molestaba mucho que perdiera la calificaci�n, no encontraba la
forma de enfrentarlo.



Finalmente no hubo necesidad siquiera de que lo abordara. El
mismo Ricardo propuso la soluci�n.




Pap� � le dijo el lunes por la ma�ana al volver de su
carrera matutina � he decidido hablar con el entrenador y convencerlo para que
reconsidere mi situaci�n.




Manuel mir� a su hijo, de nuevo alegre y juguet�n como era su
costumbre, y no pudo evitar sentir un agradable cosquilleo por todo lo que sus
palabras representaban.




Y crees poder convencerlo? � pregunt� mir�ndolo fijamente.
Estaba de pie en la cocina, bebiendo jugo de naranja directamente de la
botella, alto y guapo, tan joven y tan deseable.


Seguro � dijo el chico acomod�ndose de pronto el miembro
bajo la licra, tal vez inconscientemente � a huevo que lo convenzo.


Y hablando de huevos � dijo Manuel de pronto � tu y yo
tenemos algo pendiente.




Salt� sobre Ricardo, pues la ultima pelea hab�a tenido que
ser suspendida por la intervenci�n de la madre.




Esta vez tu madre no esta para salvarte � dijo Manuel
corriendo tras Ricardo, que escap� escaleras arriba.


Mam�! � grit� Ricardo � porque tuviste que irte a ver a la
abuela justo hoy?




Manuel alcanz� a su hijo en los �ltimos escalones, y lo
tacle� sobre la suave alfombra.




Su�ltame � se quej� el muchacho � viejo aprovechado, ponte
con uno de tu tama�o.


C�llate chill�n � se burl� el padre jocosamente � que no
tienes huevos para defenderte?




Ricardo se zaf� �gilmente de sus manos y peg� un salto.




S� tengo, vejestorio � le insult� bromeando tambi�n � y m�s
bonitos que los tuyos!




Manuel volvi� a atraparlo.




Eso lo vamos a comprobar ahora mismo � amenaz� el padre
tumb�ndolo nuevamente en la alfombra.




Esta vez Ricardo no pudo zafarse. Manuel le baj� de un tir�n
la ajustada licra y tambi�n el suspensorio con el que entrenaba. El sexo sudado
de Ricardo qued� imp�dicamente expuesto.




Pues unos huevotes que digamos, no tienes � se burl�
Manuel, de pronto excitado por la pelea.


Pero m�s nuevos que los tuyos, s�! � contest� Ricardo
metiendo la mano bajo la bata de Manuel, para agarr�rselos con fuerza.


Tramposo! � se quej� el padre sosteniendo aun a Ricardo por
las piernas � yo nada mas te los vi, y en cambio tu me los agarraste.


Pues por pendejo � ri� el muchacho.


Ya veras! � amenaz� Manuel, agarrando los suaves test�culos
de su hijo.




Comenzaron ambos a apretarse mutuamente, tratando al mismo
tiempo de escapar de las garras del otro, en un remolino por la alfombra. Pronto
estaban jadeantes y definitivamente excitados, con los penes engros�ndose
peligrosamente y un poco cortados decidieron hacer una tregua y parar la pelea.
Cada cual se fue a ba�ar por su cuenta, inmersos en sus propios pensamientos.



Esa tarde el entrenador llam� a Manuel.




Ricardo me ha pedido que me quede un poco mas tarde al
terminar el entrenamiento � dijo con ronca y excitada voz en el auricular.


Y aceptaste? � pregunt� Manuel sintiendo la adrenalina de
la excitaci�n.


S�, - respondi� el otro � le dije que a las 7 ya no habr�a
nadie en los vestidores y que tengo llave para cerrar y poder hablar en
privado. Quieres venir? � le invit� finalmente.


No me lo perder�a por nada, llego a las 6.30 � finaliz�.


Te espero - colg�.




El resto del d�a fue de una pasmosa lentitud. Manuel lleg�
incluso antes de lo planeado y fum� nerviosamente fuera de las instalaciones
hasta que el entrenador sali� a su encuentro.




Ven � le dijo � creo que tengo el lugar justo para que te
escondas.


Esconderme? � pregunt� Manuel extra�ado, pues no hab�a
pensado en eso.


Tu crees que tu hijo se anime a hablar � y recalc� la
ultima palabra � si t� estas cerca?


Tienes raz�n � acept�.




De pronto la idea de observar sin ser visto se le hizo
extremadamente excitante. La erecci�n le doli� bajo la prisi�n de los
pantalones, y sigui� al entrenador dentro del vac�o vestidor.




Aqu� � dijo se�al�ndole un hueco formado por los lockers
donde se guardaban las pertenencias de los muchachos � podr�s verlo todo y no
ser�s visto mientras no hagas alg�n ruido que te delate.


Lo tendr� en cuenta � acept� Manuel meti�ndose en el hueco.
La vista era casi completa, y la iluminaci�n excelente.




Apenas diez minutos despu�s, Manuel vio llegar a Ricardo
desde la seguridad de su escondite. El entrenador estaba convenientemente
sentado en una banca justo en l�nea recta del sitio de observaci�n.




De qu� quieres hablar conmigo? � pregunt� el entrenador al
verlo llegar.


Se�or � comenz� Ricardo un poco cortado � quiero pedirle
que no me excluya de los seleccionados para el nacional.


Y porque crees que yo te he excluido? � pregunt� el hombre
desde su c�moda posici�n de poder.


Usted sabe que as� es � razon� el muchacho � porque mis
tiempos son buenos, y deber�a haber calificado.


Pero no fue as� � dijo el entrenador sin discutirle el
punto � el hecho es que no fuiste elegido.


Pero podr�a serlo si usted quisiera � dijo Ricardo con un
tono de voz diferente.


Y que ganar�a con eso? � pregunt� el entrenador,
astutamente.


Lo que usted quiera � respondi� simplemente el muchacho.




Esas palabras, llenas de promesa, fueron suficientes para
elevar la temperatura de ambos hombres. Manuel trat� de contener la creciente
excitaci�n por ver lo que estaba a punto de ocurrir. Ricardo se hab�a acercado
al entrenador, aun sentado, poni�ndose al alcance de sus manos. El hombre abri�
las piernas para que Ricardo se acomodara en medio de ellas. Entonces lo rode�
con sus manos, poni�ndolas directamente sobre las nalgas del muchacho.




Puedo elegir lo que yo quiera? � pregunt� amasando los bien
formados gl�teos.


Si se�or � acept� el otro con un hilo de voz,
perceptiblemente excitado tambi�n.




El entrenador no se demor� en bajarle los ajustados shorts y
arrancarle la camiseta. Con tenis y suspensorios por toda vestimenta, el
muchacho era absolutamente apetecible. El entrenador le dio la vuelta, para
besarle las nalgas desde el nacimiento de la espalda, saltando sobre el el�stico
del suspensorio para bajar por la redonda curva de carne perfecta. Por el
frente, la erecci�n de Ricardo era perfectamente notoria y Manuel, desde su
escondite se abri� la bragueta para acariciarse suavemente su grueso cacharro
excitado.




Ag�chate � dijo el entrenador � pon tus manos sobre las
rodillas.




En aquella posici�n, el hombre tuvo total acceso a su
fruncido y peque�o agujero. Sediento, meti� el rostro entre las nalgas
tentadoramente entreabiertas y comenz� a lamer el orificio trasero de Ricardo,
que gimi� quedamente bajo la intensa caricia de su lengua.




Estoy tan caliente � dijo poni�ndose de pie y arranc�ndose
la ropa � que pudiera cogerte ahora mismo.




Ricardo no dijo nada, pendiente de lo que el entrenador iba
mostrando mientras se quitaba la ropa. Jam�s lo hab�a visto completamente
desnudo. Los trabajados pectorales le llenaron de admiraci�n. El vientre marcado
con abdominales envidiablemente definidos, las piernas musculosas y fuertes, con
grandes muslos que mostraban el arduo trabajo con las pesas, y finalmente, el
tronco venoso de su sexo, duro y agresivamente erecto, y al cual fue finalmente
empujado por las ansiosas manos de su entrenador.




M�malo � fue la orden simple y directa.




El primer pene que Ricardo ten�a frente a su rostro. Bueno,
hab�a visto el de su padre, pero no en erecci�n, ni tampoco a tan pocos
cent�metros de su cara, y mucho menos con la consigna de chuparlo. Pero este s�,
se dijo, y abri� la boca para comenzar a lamerlo.




Eso es � dijo el entrenador al sentir su c�lida boca
rode�ndole el glande.


Eso es � susurr� Manuel desde su escondite envidiando lo
que el hijo estaba sintiendo.




La mamada continu� por varios minutos, con las indicaciones
del entrenador para hacerlo de tal o cual forma, d�ndole instrucciones para que
lo lamiera, despu�s que lo chupara, que se lo metiera entero y lo absorbiera,
que lo dejara salir y que lamiera sus huevos para mojarlos con su tibia lengua y
despu�s que se detuviera, o de lo contrario terminar�a vini�ndose demasiado
pronto.



Ricardo obedeci� en todo. Estaba muy acostumbrado a recibir
su direcci�n y acatar sus ordenes. Observ�ndolo todo, Manuel dese� que ojal� el
muchacho lo obedeciera a �l con la misma docilidad, y trat� de contener el deseo
que lo consum�a de salir y obtener de aquella boca el mismo tratamiento.



El entrenador decidi� que estaba ya en el l�mite y acomod� al
muchacho sobre el banco. En cuatro patas, sostenido por manos y rodillas, en el
lugar preciso desde donde el padre podr�a tener una excelente vista de lo que
iba a suceder. Engras� el culo de Ricardo con el mismo ung�ento de los masajes,
lo que hizo que el muchacho sintiera un agradable escozor en la delicada y
sensible zona anal.




Ahora te calmo esa picaz�n � advirti� el entrenador,
arrimando su gruesa verga al expuesto culo de Ricardo.


S� � acept� este cerrando los ojos y tensando la espalda
para recibirlo.




Nada lo hubiera preparado para la dolorosa e intensa
sensaci�n de ser penetrado por otro hombre, mucho menos uno tan bien dotado como
el entrenador. La cosa dol�a mas all� de todo l�mite, pero se aguant�, porque al
mismo tiempo sent�a un agradable alivio al escozor que el ung�ento le provocaba,
deseando continuar con aquella dura tranca dentro de s�. Pronto su ano se
distendi� lo suficiente como para dejar de sentir dolor, y el placer de ser
llenado por el grueso miembro se convirti� en un angustioso deseo que parec�a no
tener una conclusi�n l�gica. Aquello parec�a no tener fin. El choque de los
cuerpos, el lento vaiv�n de las envestidas, el continuo roce de aquel grueso
miembro en sus entra�as era un c�mulo de sensaciones jam�s imaginadas.



El entrenador meti� una mano bajo su cuerpo y liber� la verga
de Ricardo del suspensorio, masturb�ndolo con el mismo ritmo con el que se lo
cog�a. El muchacho comenz� a jadear desesperado, sostenido por brazos y piernas
que por momentos parec�an flaquear bajo el considerable peso del fornido
entrenador.




Aguanta � dijo el hombre con ronca voz � tienes que llegar
a la meta, debes hacerlo.




Y Ricardo, perfectamente condicionado para soportar todo
esfuerzo f�sico con tal de ganar se dej� meter la verga todo lo que la
resistente m�quina de sexo que era en aquellos momentos su entrenador quiso. El
padre miraba orgulloso desde su rinc�n la absoluta concentraci�n del muchacho,
sus piernas tensas, resistiendo el peso, sus nalgas abiertas, soportando aquella
gorda verga penetr�ndolo de forma tan avasalladora, el hermoso rostro totalmente
transfigurado en un rictus de pasmosa determinaci�n. Primero uno, y luego otro,
los tres se vinieron en su respectivo momento. El entrenador sudando y
resoplando, empujando como un poseso sobre el cuerpo abierto y tenso del
muchacho. Ricardo de forma explosivamente sorpresiva, en su primer orgasmo
provocado por una verga dentro de su culo, sensaci�n por dem�s extra�a y
maravillosamente sensual, y Manuel lo hizo contenido, tratando de no hacer
ruido, lo que s�lo consigui� que el cl�max fuera doblemente intenso y
gratificante.



El chico y el entrenador se dieron una ducha al terminar,
momento que Manuel aprovech� para salir de su escondite. Se dirigi� a un bar y
se bebi� unas copas. Lo necesitaba. Aquella experiencia hab�a sido una de las
cosas mas perturbadoramente emocionantes de su vida. No quer�a detenerse a
pensar en ning�n tipo de cuestionamiento moral ni �tico. Su hijo era ya
pr�cticamente un adulto, y tratar�a de dejarle vivir su vida y su momento como
mejor le pareciera, igual y como �l pretend�a vivir la suya. Volvi� ya tarde a
casa, cuando consider� que era seguro que Ricardo estuviera dormido. De momento
no se sent�a capaz de mirarlo a los ojos sin delatar que sab�a lo sucedido.



El d�a siguiente, atareado con el desayuno, pues su mujer aun
no volv�a, Manuel vio llegar a un Ricardo totalmente distinto. Era el mismo
muchacho sudado que llegaba todas las ma�anas con su hermosa sonrisa, aunque
esta vez ten�a adem�s muy buenas noticias.




Lo logr�, viejo, lo logr�! � grit� excitado nada mas
llegar.


Qu� cosa?, expl�cate � fingi� Manuel con total naturalidad.


Estoy calificado para las competencias � dijo Ricardo
exultante de felicidad.


Enhorabuena � felicit� el otro aceptando el efusivo abrazo
del hijo � c�mo lo lograste?


Habl� con el entrenador � dijo el muchacho sin soltar el
abrazo.


Bien por ti � dijo el padre sintiendo el calor de su
cercan�a.


Tal como ahora quiero hablar contigo � complet� el muchacho
solt�ndose del abrazo para mirarloa los ojos intensamente.




El significado de la palabra "hablar" en ese contexto
implicaba muchas cosas, y ambos as� lo entendieron.




Y de qu� quieres? .... hablar � pregunt� de pronto Manuel
sin saber si hab�a entendido lo correcto.




Ricardo se solt� del abrazo, �nicamente para tomar el
cintur�n de la bata y desanudarlo. Bajo la prenda, el cuerpo desnudo de Manuel.
Masculinamente hermoso, velludo y amado de una forma muy especial. El chico
simplemente se arrodill�, justo para tener el largo y hermoso miembro de su
padre a la altura del rostro.




Ayer lament� no haber hecho esto primero contigo � dijo
sencillamente, y sin mas se lo meti� en la boca.




El desayuno tuvo que quedar postergado. Hab�a mucho de que
hablar todav�a.





Si te gust�, h�zmelo saber.


POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: Entrenando para ganar
Leida: 538veces
Tiempo de lectura: 29minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























alumnas lesbianasrelatos de medicos .calientesrelatos eroticos bdlol.ru incesto granjarelato infiel en presencia de mi hijorelatos xxx con mi abulitarelatos gay haceme el ortoRelatos er�ticos de abuelas calientescojeme hijo relatos eroticosRelatos eróticos hombres que han desvirgado culitos gaysporno gay relatos barriorelatos eroticos violando a mi mamarelatos porno alquilando a mi hijaRelatos eróticos de una vecinita pendejaRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatodos maduras y un jovenrelato chica lesbiana que le gusta pene grande grueso y cabezonme la coji en mi primariarelator porno jovencitas africanasdominada por mi suegro relatosRelatos eróticos gay morcillonmadurita muy linda relatos eróticosrelsto incesto mi yerno me obligoIncesto con la abuela relatadosrelato erotico+mi hija melaneahistorias de lesbiana follamdorelatos de sexo con mi mucamarelatos calientes mi suegra borrachaporno lesbico fuertemi hijita de 9 añitos relatorelatos eroticos de patronas sobandose el chocho bien calienterelatos porno de el casero me folla a cambio de no cobrar la rentarelatos xxx sexo suciorelato erotico jugando a las caricias con mi vesinita de 10relatos eroticos bdlol.ru todo en familiacoji a mi hija de 7relato mi desinhibida esposa seduce a hombresrelatos maduras zoo orgiasDesvirgue una jovencita relatosrelatos eroticos hijo me chupa la conchalectura erotica porno prima s hijastra vientre planoRelatos incesto con mis sobrinaIncesto con la abuela relatadosrelatos porno sexo sin tab�es en pareja porno vagina relato virgen abuelo violaciónrelatos porno viudas violadas por penes grandes relato travesti drogadarelatos de zoofilia follando gallinami perra la culeo a toda hora relatos zoofiliaRelatos porno muy calientesrelatos lesvicos incestosrelato erótico lesbico follando con mi hijaRelatos porno amor filial papa solteto bdlol.rupokemon eroticoRelatos er�ticos mi t�o me follo en la piscina relato anal yernorelatos eroticos de viaje con mi tiaRelatos porno gratis mi mujer me pide que me encargue de ellamaridos pagando carcel relatos pornoRelatos xxx violando a mi sobrinaporno gratis babosarelato primo desnuda a su prima con falda y follamIncesto con la abuela relatadossuegra relatos xxxrelatoporno lesbianas mi sicólogarelatos eroticos con mi sobrinita de8relatos eroticos criando a mi hija solorelatos eroticos violadasrelatos de amorfilial.comwww.mi sobrinita curiosa 2 .com relatos eroticosrelato porno me follo.mi.hijo y sus 3 amigosfiestas porno españolviolando a su ermana bien peda relatosrelatos xxx borrachaRelatos eroticos de una escuela ruralrelATos porno el pollon de mi padrastro me desTrozoPutotas de chapalarelatos de sexorelatos de mujeres follando en baños publicoslos mejores relatos eróticosrelatos eroticos bdlol.ru incesto en familiarelatos eroticos anal a mi madre