Relato: Esclavo del Principe de Roma



Relato: Esclavo del Principe de Roma


Esclavo del Pr�ncipe de Roma



Los entresijos palaciegos romanos, se incrementaban�nos
encontramos en la etapa final del Imperio Romano; aquel Imperio, un d�a una
justa Republica en la que imperaba la ley, la justicia y la democracia, es ahora
un Imperio dirigido dictatorialmente por un d�spota emperador, ya nada queda de
aquella Republica: el Imperio se desgaja, las legiones a penas dan abasto para
contener las fronteras de las hordas b�rbaras, y en Roma, el despotismo imperial
alcanza cotas inimaginables�


En medio de tan compleja situaci�n, alrededor del 300 aC.,
con el Imperio a punto de desgajarse, el emperador Ces�reo Augusto rige los
destinos del Imperio. Es hoy, d�a 25 de Junio, un d�a muy importante para
Caligula, hijo del Emperador, hoy ser� nombrado en un acto oficial ante los
patricios, los mandos militares y el pueblo, sucesor del emperador, pr�ncipe
romano y general de los ej�rcitos.


No obstante, los rumores acerca del joven Caligula, de solo
14 a�os�son muchos, es tenido por el pueblo y la servidumbre romana, como un
joven cruel y malvado, que, henchido de poder y consentido por su padre, ejerce
su voluntad a sus anchas sin tener respeto por nada y por nadie. Llevaba toda su
vida, atendido por esclavos y esclavas que le hac�an absolutamente todo.


Sin embargo Caligula, estaba a punto de dar un paso vital en
su vida�



Papa-dijo Caligula, dirigi�ndose a su padre, que se
encontraba hojeando unos papeles-



Dime hijo-contest�-



Papa...me-dubito Caliguita, aun siendo joven, cruel y
arrogante, todav�a guardada respeto a su padre-



Necesito un favor papa-concluy�-



�Cu�l?-volvi� a preguntar su padre, sin levantar a�n la
mirada de sus papeles-



Papa quiero un esclavo de mi edad-dijo rapid�simamente,
casi de forma ininteligible-



Bueno, habla con Pocilus y que �l lo solucione-dijo a�n
mirando a los papeles su padre, Pocilus era un consejero de su padre, y uno de
sus mejores amigos-



No papa�es que�lo que yo quiero es un patricio-contesto
miedosamente Caligula, consciente de que acaba de pedirle a su padre, nada menos
que un patricio por esclavo, los patricios eran los nobles romanos, gente rica y
acomodada-



�Como dices?-dijo su padre, que por fin alz� la mirada de
sus papeles-



�Un patricio? No eres consciente de lo que dices hijo, son
gente rica, protestar�an; si lo que quieres es un esclavo joven, lo tendr�s,
pero no un patricio-
sentenci� su padre-



Papa, quiero un patricio, te lo pido como regalo, tu eres el
Emperador, si se oponen los aplastas, por favor papa
- Caligula no sabia
como, pero estaba consiguiendo convencer a su padre-



Umm�-pensaba su padre-



Est� bien, tendr�s un patricio, pero solo uno. �Esta claro?-pregunto
su padre-



Clar�simo papa-contesto feliz Caligula-



Bien, mandare a la guardia a buscar uno, cuando est� ya te
avisar�
-dijo su padre volviendo la mirada a sus papeles-


Caligula estaba feliz, por fin iba a tener un esclavo
patricio a su voluntad, as� lo quer�a, quer�a un joven que no fuera pobre ni
sumiso, es m�s, quer�a un joven orgulloso, rico y pedante, tal y como eran los
patricios; el pensaba someterle, y pens� que someter a un pobre sumiso no tenia
ninguna gracia, llevaba a�os entre esclavos sumisos que se desviv�an por
complacerle en todo, esclavos que con un solo chasquido ya estaban a sus pies,
esclavos que le tem�an y que sab�an que su vida estaba en manos de su amo, su
propia existencia pend�a de un hilo. Por eso Caligula, buscaba algo diferente,
en la Roma Imperial, la depravaci�n sexual era absoluta, hab�a esclavos ni�os de
todo tipo, los hab�a castrados (a los que se llamaba eunucos) los hab�a j�venes;
la esclavitud no solo estaba permitida, sino que toda familia de bien deb�a
tener al menos si quer�a fraguarse un nombre social�



Y la familia imperial no era menos, Caligula hab�a contado en
palacio m�s de 500 esclavos trabajando, todos sumisos, con un rid�culo
taparrabos trabajaban m�s de 12 horas al d�a con la m�xima eficacia y atendiendo
a todo, su vida depend�a de ello.


Caligula, hab�a visto incluso como un esclavo era matado por
atenderle mal�todo en palacio era muy estricto para unos pobres esclavos, que se
ve�an obligados a servir o a morir.


Pasada la medianoche, dos golpes resonaron en la puerta de
las dependencias imperiales de Caligula; levant�ndose de la cama en la que se
encontraba, fue a abrir, ante el encontr� a M�ximo Adriano, jefe de la guardia
imperial (los legionarios que proteg�an al emperador) �ste, le saludo:



Muy buenas noches mi se�or, pr�ncipe Caligula-dijo M�ximo
con el pu�o en el pecho, se�al de respeto hacia sus superiores-



�Que tal M�ximo, que pasa?-pregunt� Caligula, aunque ya
se imaginaba que pasaba-



Lamento haberle molestado pr�ncipe, pero su esclavo ya est�
en palacio-
dijo casi autom�ticamente M�ximo-



Oh, bien, bien�-dijo Caligula, que ya se relam�a de solo
pensar las torturas-



Llevadme hasta �l general-dijo en tono autoritario a
M�ximo-



S�game pr�ncipe-contest� M�ximo-,


Y tras esto, ambos salieron de la habitaci�n de Caligula,
nada mas salir, cuatro legionarios de la guardia real rodearon a M�ximo y a
Caligula, eran la escolta, mas protocolaria que otra cosa pues el palacio era el
lugar mas seguro del mundo.


Caligula, sigui� al general por el inmenso palacio durante
casi cinco minutos hasta que llego a uno de los salones del palacio; all�, en la
puerta, se hallaban otros dos soldados custodi�ndola. Estos, tras saludar
primero a su superior, el general M�ximo y al pr�ncipe Caligula, se aparataron y
por fin Caligula pudo pasar.


No pudo creer lo que vio�un chico joven, de unos 15 o 16
a�os, con melena rubia, alto y fuerte, se hallaba de rodillas en el suelo,
esposado de manos con una cadena que llevaba hasta una argolla en el suelo,
estaba llorando, y se hallaba casi semi-desnudo, solo con unas sandalias y su
t�nica dorada rasgada y rota por la parte del pecho, signo evidente seg�n pens�
Caligula, de que seguramente hubiera forcejeado con la guardia durante su
captura.



Se�or, �l es el esclavo-dijo M�ximo a Caligula- al
tiempo, el joven patricio esposado, se sobresalto al o�r que ya no estaba solo y
se puso de pies, con su t�nica rota, sus cabellos rubios y la cara evidente de
haber estado llorando.



Perfecto-dijo Caligula, quiero estar a solas con el-



Si, se�or, estos dos guardias estar�n aqu� afuera por si lo
necesita-
se apresuro a decir M�ximo-


M�ximo, y la escolta, abandonaron el sal�n dejando solos a
Caligula y a su esclavo, el joven patricio.


Caligula ya planeaba darle un buen recibimiento a su nuevo
juguete, las puertas y paredes del sal�n eran s�lidas, nadie podr� o�r los
gritos de mi esclavo pens� Caligula mientras re�a diab�licamente�.


El joven patricio, de nombre Argos, estaba temblando de miedo
ante la risa del joven pr�ncipe y la maldad que las leyendas y los dichos
populares le atribu�an. No sabia por que se encontraba ah�, ni por que le hab�an
sacado de su villa por la fuerza y sin dar ninguna explicaci�n, no era por nada
que haya hecho pensaba�pero cuando su cabeza se dispon�a a dar m�s vueltas a su
situaci�n, la voz del joven pr�ncipe reson� en el sal�n.



Vaya, vaya� �C�mo te llamas esclavo?-pregunto altivo
Caligula, sabedor del poder que en ese momento tenia sobre Argos-


Argos, que lo �nico que deseaba era salir de all� cuanto
antes, se apresuro a contestar al joven pr�ncipe.



Mi nombre es Argos, se�or�-dijo el joven patricio al
tiempo que agachaba la cabeza en se�al de respeto al pr�ncipe-



Umm�Argos, no, lo siento pero te has equivocado-dijo
misteriosamente Caligula; Argos, invadido por el terror, no sabia que hab�a
hecho-



Te llamas esclavo, puto miserable, tu nombre aqu�, ante m�,
no vale nada-
concluy� Caligula, que seg�n lo dijo, se hab�a acercado hasta
Argos de modo que el, arrodillado y con la cabeza baja, solo alcanzaba a ver las
sandalias del joven pr�ncipe; Argos, sorprendido y aterrado por lo que acababa
de decir Caligula, se apresuro a contestar sin mirarle-



Se�or, le juro por dios que yo no he hecho nada-dijo
Argos entre sollozos, lo siguiente que se producir�a, iba a marcarle-



M�rame-contest� Caligula-


Argos, a�n muri�ndose de miedo, obedeci� al pr�ncipe porque
crey� que sino podr�a ser peor�le miro, le vio por fin y hallo en su rostro una
mezcla de ira y lujuria�pero le vio por poco tiempo, al instante, Caligula
asest� un poderoso bofet�n en la cara de Argos, �ste, ya definitivamente
invadido por el p�nico, se abrazo a los pies de Caligula en busca de clemencia�



Se�or, se lo suplico, perd�neme�-dijo Argos entre
lagrimas, con la voz entrecortada y aun sin saber porque ped�a perd�n aunque
abrazado a los pies de Caligula-



Vas a aprender esclavo, lo har�s por la fuerza, pero lo
har�s; a partir de ahora me llamaras Amo, ��est� claro escoria??-
Pregunto
Caligula mientras le propinaba una patada en el pecho a Argos-



Si Amo, se lo juro, pero no me pegue m�s se lo suplico�-contest�
Argos, a�n llorando y bes�ndole los pies a su reci�n estrenado Amo. Caligula, al
ver que su esclavo le suplicaba que no le pegara m�s y como le besaba los pies,
solt� otra carcajada y dijo a continuaci�n:



As� me gusta escoria�-dijo Caligula al tiempo que se
alejo de Argos y empez� a andar por la estancia, el sal�n.


Argos estaba desesperado, su situaci�n era insostenible, el
era un patricio, su familia era rica y de la nobleza, �l mismo tenia en su villa
a dos esclavos sirvi�ndole y ahora�todo era muy diferente, pens� que si al
pr�ncipe se le hab�a encaprichado tenerle, no podr�a hacer nada para impedirlo,
ni el ni su familia podr�an competir jam�s con la familia Imperial, Argos se
puso nuevamente a llorar�su llanto se ver�a nuevamente interrumpido por la voz
de su Amo:



Prep�rate esclavo, me la vas a chupar-dijo Caligula con
voz decidida y a�n andando por la estancia. A Argos tras o�rlo, de dio un vuelco
el coraz�n, el no era gay, era imposible que el hiciera eso.


En la Antigua Roma y en la Antigua Grecia, la homosexualidad
estaba permitida, legalizada y era bien vista por la sociedad. No todo el mundo
la practicaba claro est�; pero la existencia de esclavos sexuales (algunos de
menores de incluso doce a�os) acreditaba que mucha gente era homosexual o
bisexual.


Pero no, Argos no era homosexual ni bisexual, pens� en ese
momento, que deb�a proteger su honor a toda costa, y por un momento, olvido que
el que se hab�a autoproclamado como su amo no era un cualquiera, era el
mism�simo Pr�ncipe e hijo del Emperador; y a�n con todo eso, Argos, con cara
desafiante y voz potente contest�:



No soy marica y no pienso chuparle nada-craso error el de
Argos; Caligula se par� en seco y empez� a maquinar su venganza�podr�a pegarle
una paliza pens�, pues aunque el joven patricio era mas corpulento y fuerte que
�l, estaba encadenado�pero no, Caligula, finalmente, se acerc� a Argos y saco de
entre su t�nica su polla�Argos se qued� sorprendido, Caligula portaba un gran
miembro pese a su joven edad, mas grande que el suyo, de aproximadamente 21 cm�


Argos deseaba que Caligula muriese, le odiaba, �ste hab�a
agarrado su polla y hab�a empezado a masturbarse delante de Argos. Por fin y
tras 10 minutos de fren�tica masturbaci�n, Caligula eyaculo en el suelo, se
sacudi� su polla y se la volvi� a guardar.


Argos crey� que por fin hab�a acabado su suplicio, pero no,
una vez mas, la voz de Caligula volvi� a resonar en el sal�n:



Eres un miserable esclavo, y vas aprender a obedecerme�de
momento, mi semen que esta en el suelo, ser� tu �nica cena, y ser� tambi�n tu
�nica comida hasta que aprendas a obedecerme-
y con las mismas, Caligula
emprendi� el camino de regreso a la puerta, se marchaba�Argos volvi� a empezar a
llorar desconsoladamente, su situaci�n era horrible y desesperada, iba a morir
de hambre o quiz� algo peor sino hacia lo que su "Amo" le ordenaba.


Cuando Caligula alcanz� la puerta, se dio la vuelta y dijo:



Te aconsejo que te tragues mi semen cuanto antes, porque sino
te lo har� tragar yo, y fresco esta mejor
- Caligula solt� una ultima
carcajada antes de salir definitivamente y dejar a Argos all�, muerto de hambre
y de fri�, temblando, llorando completamente asustado y con ganas de
morirse�.pero eso solo era el principio�


Transcurrieron dos d�as hasta que Argos volvi� a ver al joven
Pr�ncipe, ahora su Amo�Durante ese tiempo, Argos hab�a casi desfallecido: sin
comer, sin beber, sin poder erguirse del suelo (pues la cadena era demasiado
corta), sin poder casi dormir, helado de fr�o y hasta se hab�a orinado encima.
El joven Argos, otrora un adolescente rico, orgulloso, fuerte, atractivo,
deseado y hasta envidiado, era ahora solo un esclavo del Pr�ncipe Caligula, un
esclavo humillado y vejado, degradado hasta limites infrahumanos s�lo por no
obedecer a su Amo.


Argos estaba muy sorprendido por el comportamiento del
Pr�ncipe, estaba preparado casi para cualquier tormento f�sico, pero no estaba
preparado para morir de inanici�n, as�, de esa forma tan humillante, en el suelo
y rodeado de su propio or�n.


Muy lejos del sal�n en el que se encontraba Argos y en el que
pronto entrar�a Caligula, estaba Ces�reo, el Emperador y padre de Caligula
avanzaba con rapidez escoltado por la guardia Imperial hacia el sal�n del trono,
all� le esperaban la familia patricia de Argos: en total, el padre, la madre sus
dos hermanas y cinco criados.


El emperador atraves� las puertas de m�rmol de acceso al
sal�n del trono y se dispuso atender a la familia, que le expuso con delicadeza
y comedimiento, la situaci�n de su hijo Argos; Ces�reo, bien consciente de la
situaci�n y ante la imposibilidad de contentar a la familia sin enfadar a su
hijo, dispuso que diez criados pertenecientes al Imperio les fueran regalados a
la familia a cambio de su hijo. El trato se iba a cerrar sin mayor problemas
cuando de repente, las puertas del sal�n se volvieron abrir y esta vez fue el
joven Pr�ncipe quien las atraves�.


Dirigi�ndose a su padre, cuando lleg�, le hablo en privado:



Padre, �Qu� est�n haciendo ellos aqu�?


Les estoy contentando a cambio de tu infantil capricho-contest�
enfadado el Emperador-



�Les vas a regalar diez criados?-Pregunt� el Pr�ncipe,
que ley� por encima el acuerdo que su padre estaba a punto de firmar-



Si, diez criados a cuenta del Imperio, no puedo permitirme
una revuelta entre la nobleza solo porque a ti se te haya antojado un patricio-
el
enfado del Emperador iba subiendo de tono; entonces, Caligula vio en ello una
importante oportunidad, le obligar�a a su padre a que la familia de Argos
firmase un contrato por el cual renunciar�an a su hijo y legitimaban su
condici�n de esclavo, eso seria fant�stico pens� Caligula-



Papa, que te firmen un contrato de cesi�n de Argos, sino
quiz�s luego quieran reclam�rtelo, hazme caso por favor papa-
son� muy
convincente el joven Pr�ncipe, y su padre, le crey� y as� lo hizo: la familia de
Argos recibi� diez criados a cambio de un contrato en el que renunciaban a su
hijo-


Caligula estaba plet�rico, Argos ya era definitivamente suyo
ahora tambi�n por derecho, pens� en ense�arle el contrato a Argos para
humillarle a�n m�s�pero a�n ten�a algo pendiente que hacer con M�ximo Adriano,
jefe de la Guardia Imperial. Le fue a ver a su despacho.



�General!-grito Caligula nada mas entrar para reclamar su
atenci�n. M�ximo, que estaba liado en sus asuntos, se levanto inmediatamente,
cuadr�ndose y llev�ndose el pu�o al pecho para saludar al Pr�ncipe-



Mi se�or, muy buenas noches se�or, �Qu� desea se�or?-pregunt�
Caligula intrigado-



Veras M�ximo�t� y yo, somos amigos, y t�, te debes a m�, �no
es as�?-
enuncio Caligula acerc�ndose a M�ximo-



As� es mi se�or, mi deber como general jefe de la Guardia
Imperial es protegerle a usted y a su padre y hacer lo que se me ordene se�or
-contest�
poni�ndose a�n mas firme y levantando la cabeza-



Bien�en ese caso, quiero que te deshagas de la familia de mi
nuevo esclavo
-dijo Caligula, con aire totalmente fr�o y volvi�ndose, con
tono tranquilo y sereno, como si ordenase ejecuciones sumarisimas todos los
d�as-


A M�ximo se le hel� el coraz�n, era un aguerrido general con
miles de asesinatos a sus espaldas, miles de b�rbaros que amenazaban el Imperio,
pero esto�esto era diferente, era una familia romana y adem�s de patricios, as�
que contesto�



Mi�mi se�or-le tembl� la voz- No estoy seguro de que
eso vaya a ser posible mi se�or�-
y tembl� a�n m�s-


Caligula, que estaba decido a arreglar el asunto, pens� que
deb�a ser lo que era, un Pr�ncipe:



Me da igual si es posible o no, lo har�s o me encargare
personalmente de que tu cabeza sea arrastrada por el foro �esta claro general?



La tensi�n era insoportable, M�ximo ten�a que obedecer y as�
contest�:



Est� claro mi se�or, as� se har�-contest�-



Estupendo M�ximo amigo m�o-contest� Caligula al tiempo
que le volv�a la sonrisa a la cara- Sabia que t� y yo �bamos a entendernos
perfectamente �eh? Que sea esta noche, y cuando est�, me informas-
concluyo
Caligula-



Si mi se�or-contesto M�ximo-



Ah, otra cosita general-se volvi� Caligula- Encargate
de hacerlo t� personalmente-
y tras decirlo, se encamino hacia la puerta
mientras M�ximo le reverenciaba-


Caligula se dirigi� a ver a Argos, eran ya las 0:00 de la
noche, y hacia dos d�as que no le ve�a, esperaba que su estrategia de
abandonarle hubiera dado resultado.


Lleg� por fin al sal�n y all� estaba Argos, tirado en el
suelo de m�rmol, dormido y tiritando de fr�o.


Llego hasta el y sin m�s contemplaciones le asesto una patada
al tiempo que gritaba:



�Despierta esclavo estupido!



Argos, sobresaltado y asustado al volver a o�r y a ver la voz
de su amo, se abrazo de nuevo a sus pies.



Oh mi se�or, soy su esclavo se lo juro, har� todo lo que
usted me diga, pero perm�tame vivir se lo imploro
-llor� Argos- Caligula
estaba muy sorprendido, dos d�as sin comer y el arrogante patricio, estaba
arrodillado a sus pies y suplicando por su vida, que gran progreso pens� el
joven Pr�ncipe.



Ni vivir te mereces escoria�-dijo con odio y frialdad
Caligula, al tiempo que de un empuj�n, se le quito de encima. Argos peg� su cara
al suelo mientras lloraba desconsoladamente�



�As� que�no eres un marica y no piensas chuparme nada no?-pregunto
con sarcasmo Caligula, Argos completamente invadido por el p�nico, apenas atin�
a decir�



Mi se�or, perd�n, se lo suplico perd�neme, har� todo lo que
usted me diga�



Caligula, con cara de ira le peg� a Argos una sonora bofetada
y dijo:



Esc�chame escoria, yo no perdono �entiendes? No te mereces mi
perd�n sino mi ira, de aqu� en adelante no te pienso pasar ni una, y es m�s,
pagaras por lo que me dijiste imbecil.



Argos estaba completamente humillado y asustado, no sabia que
decir as� que solo profiri� un t�mido Si se�or.


As� me gusta�-contest� Caligula- Ponte de rodillas, me
la vas a mamar�si lo haces mal, me muerdes o me no me gusta, te dar� tal paliza
que desearas morir ��esta claro escoria??-
grito Caligula-



Si se�or-volvi� a contestar Argos, ya completamente
consciente de que era el esclavo de un Amo muy muy enfadado-


Caligula se saco su polla y se la meti� en la boca a Argos,
al principio le dejo hacer a el, pero Argos estaba tan asustado que por no
querer hacerle da�o en la polla a su amo, casi ni se la chupaba. As� que
Caligula le agarro la cabeza con las dos manos y empez� a follarle la boca con
su polla, era consciente de que estaba ahog�ndole, porque su polla era grande y
Argos estaba asustado y casi se hab�a olvidado de respirar�pero no le importaba,
sigui� follandole con fuerza mientras ve�a con cara de placer como Argos luchaba
por no ahogarse.



��Te gusta eh escoria??-grito Caligula mientras aceleraba
sus embestidas-



��Qui�n es ahora el marica?? Eres T� el que tiene mi polla en
su boca, escoria inmunda.



Caligula sigui� grit�ndole pose�do por el placer de la
follada, humill�ndole y haci�ndole sentir como lo que era, un esclavo y un
putito que estaba siendo follado por su Amo.


Sigui� follandole durante quince minutos, hasta que saco la
polla de la boca y le dijo:



Saca la lengua puto, vas a tragarte la lefa de tu Amo,
escoria.



Argos obedeci� y Caligula pronto se corri� en su lengua, muy
abundantemente. Argos por supuesto no tuvo otra que trag�rselo todo, le supo de
sabor extra�o, muy caliente�era la lefa de su Amo, tendr� que acostumbrarme a
ella pens�.


Tras trag�rsela, a�n tuvo que limpiarle la polla a su amo�Bien
esclavo, lo has hecho bien�
-dijo Caligula suspirando-


Argos agacho la cabeza y volvi� a abrazarse a los pies de su
amo, ya era completamente consciente de que no le quedaba otra salida que servir
a su Amo si quer�a vivir.



Le dir� a alguien que te suelte las cadenas y te libere.
Quero que te ba�es y te limpies bien, te pongas una toga blanca, te den algo de
comer y descanses esta noche, ma�ana ven a buscarme a mis aposentos, di a la
guardia que vienes de mi parte �lo has entendido todo esclavo?
-pregunt� con
calma Caligula-



Si Amo, gracias Amo�-contesto Argos sin levantar la
cabeza de los pies de Caligula-



As� me gusta putito-respondi� Caligula al tiempo que se
marchaba-


Argos se empezaba a dar cuenta de que se estaba enamorando de
Caligula, el joven Pr�ncipe era muy apuesto, a�n con 14 a�os tenia una gran
polla, era de pelo negro y corto pero peinado como pincho, llevaba siempre una
corona de laurel de plata en su cabeza, era de ojos verdes y mirada fr�a y
penetrante y casi siempre llevaba puesto una t�nica blanca con bordes de hilo de
oro que le llegaba hasta el suelo, en sus pies, unas sandalias. Hab�a visto
tambi�n como Caligula pod�a vestir con traje militar, consistente en una especie
de falda de tiras de cuero, unas botas-sandalia que llegaban hasta la rodilla, y
un armaz�n rojo como las tiras del cuero, en el que estaban dibujados la forma
de los m�sculos del pecho. Aparte pod�a portar tambi�n un brazalete e incluso
una capa roja�


Argos estaba tan confuso���como pod�a ser que le gustara ese
chico que le humillaba y le somet�a??...quiz� su destino fuera servir a Caligula
como esclavo�


Y por primera vez, Argos, se alegro de ser el esclavo de
Caligula, sent�a que amaba a Caligula y que quer�a estar con �l, a sus pies para
siempre�.por fin Argos recobraba la sonrisa y era por su Amo. No le dio tiempo a
pensar mucho m�s porque al instante un soldado romano entr� en el sal�n y le
quito las argollas que le oprim�an, volv�a a ser persona y era por orden de su
Amo�.


Caligula descanso esa noche, con la satisfacci�n de saber que
su esclavo ya era verdaderamente esclavo, estaba seguro de que a partir de ese
momento, Argos le servir�a con fidelidad, sumisi�n y entrega totales.


A primera hora de la ma�ana siguiente, estando Caligula en
sus aposentos, son� la puerta, Caligula crey� que Argos, y ya se preparaba para
comprobar personalmente como un joven patricio se hab�a transformado en un
putito esclavo�pero no, tras abrir la puerta, M�ximo Augusto apareci� ante el�



Buenos d�as mi se�or-dijo M�ximo llev�ndose nuevamente el
pu�o al pecho-



�M�ximo!�pasa, pasa-contest� efusivamente Caligula-



Mi se�or�su encargo ya�ya est�-dijo casi en un susurro
M�ximo-



�Oh estupendo!, y cu�ntame, �como fue? Quiero detalles,
general-
pregunto con cara de malicia Caligula-



Pues�yo mi se�or, y cinco soldados mas de la guardia, por
supuesto de total confianza, asltamos esta noche la villa y les pasamos a todos
a cuchillo, yo personalmente mat� a sus padres. Pero todos han sido asesinados,
incluidos los criados-
concluyo M�ximo-



Excelente, excelente y� �gritaron mucho? �Suplicaron piedad?
Jaj�-
ri� Caligula absolutamente divertido ante el sufrimiento ajeno-



Si mi se�or, todos gritaron mucho, los criados nos pidieron
piedad, nos suplicaron que les us�ramos, vej�ramos o explot�ramos pero que no
les mat�ramos, pero nosotros entonces les cojimos y les col�



Pero de repente, y como la puerta de los aposentos del
Pr�ncipe hab�a quedado abierto, se pudo o�r�



Amo�-era la voz de Argos llamando a su Amo-


Caligula se volte� y vio a Argos en el quicio de la
puerta�estaba resplandeciente, ya no era el chico demacrado de antes�aparec�a
ante �l, con una toga blanca que le llegaba hasta media pierna por debajo de las
rodillas, y sin mangas en los brazos, con un cuello en pico y portando unas
sencillas sandalias. La melena rubia de Argos volv�a a estar limpia y los ojos
azules volv�an a brillar con pavorosa intensidad�realmente Argos era un joven
guap�simo, degradado a esclavo, pero guap�simo no obstante�


El general M�ximo no pudo apartar la vista del joven, era
realmente bello y M�ximo le dese� con fuera�



Ah mi putito-contest� Caligula-



Mi se�or, si lo desea me marcho y�les dejo solos, se�or-se
apresuro a decir M�ximo-



Si, si, ser� lo mejor, cierra al marchar y ordena que nadie
entre
-contest� Caligula-



Si mi se�or-contesto M�ximo despidi�ndose del Pr�ncipe
con el pu�o en el pecho-


Con las mismas, M�ximo abandono los aposentos del Pr�ncipe.


Nada mas cerrarse la puerta y desaparecer M�ximo, Argos cayo
inmediatamente de rodillas ante Caligula, y se arrastro hasta el�



Se�or�yo�-comenz� a decir Argos-



Silencio putito, no te he dado permiso para hablar, anda ven
aqu�
-dijo Caligula al tiempo que se sentaba en un sill�n- Argos le sigui�
hasta el, de rodillas y no pudo evitarlo�vio las piernas de su Amo, cuanto
quer�a a su Amo�se abrazo a ellas buscando la protecci�n de su Amo.



Eres un puto marica esclavo� �lo sabias?-ri� Caligula-



Si se�or�soy su puto y su esclavo se�or, y quiero serlo para
siempre
-contesto avergonzado Argos-


Caligula quedo plenamente satisfecho con aquella declaraci�n
de fidelidad y sometimiento infinitos, su estrategia no solo hab�a dado frutos
sino que hab�a resultado mucho mas efectiva de lo que el mismo esperaba, no
obstante, deb�a mostrarse firme y fr�o ante su esclavo, pues �l era un Pr�ncipe
y su Amo, era superior�



Oyeme bien puto miserable�-dijo Caligula, Argos casi se
mea encima del susto y ya se preparaba para pedirle perd�n�-



T� eres mi esclavo, y yo, soy tu Amo, tu Se�or y tu Dios, mi
vida es tuya, me pertenece, t� no dispones de ella�yo hago lo que quiero
contigo: te castigo o te premio, pero sea lo que sea lo decido yo, t� aqu� no
mandas nada, eres solo un puto marica que me sirve. Por lo tanto te advierto,
cu�date mucho de tratarme como si fuera tu novio o tu concubino, porque si lo
haces te juro que te romper� en pedacitos����te ha quedado bien clarito
miserable???



Semejante y tremenda exposici�n hab�a dejado a Argos sin
habla, humillado, se sent�a nada, menos que nada, una mierda inservible�no sabia
si contestar o llorar y suplicar�



Si se�or, claro, muy claro se�or�.-dijo Argos en un
siseo-



No me basta, m�rame a la cara esclavo-ordeno Caligula-
Argos no miraba en ning�n momento la cara de su Amo, solo hacerlo se sent�a
avergonzado, sometido y humillado, era indigno de mirar a su Amo a los ojos, le
daba miedo�pero lo hizo, y la mirada que hall� en los ojos de su Amo le causo un
escalofri� tremendo, tal, que tuvo que volver a bajar la mirada a los pies de su
Amo�



As� me gusta esclavo, acost�mbrate a temer mi mirada, mi sola
presencia debe causarte p�nico, yo soy tu Amo y me temer�s, lo har�s te guste o
no, te dar� motivos�y te juro que cuando veas mis motivos, una sola palabra m�a
te producir� el mayor de los terrores inimaginables
-concluyo Caligula-


Argos no sabia que hacer ni que decir, aguardaba abrazado a
las piernas de su Amo que pasase la tormenta y llegase la calma�y eso que su Amo
solo estaba advirti�ndole, a�n no le hab�a visto enfadado�



Bueno, ya est� bien por hoy-dijo Caligula consciente de
que sino hacia algo para relajar la situaci�n, su esclavo morir�a de miedo-



Chupame un poco los pies, besamelos, son los pies de tu Amo,
as� que venga
-orden� Caligula-


Argos no se lo pens� dos veces, y se puso a lamerle y besarle
los pies a su Amo, con devoci�n y entrega�lo reconoc�a, adoraba a su Amo, no
sabia como hab�a pasado pero en apenas cuatro d�as, se hab�a vuelto un perro
fiel de su Amo, y el estaba encantado, un Amo guapo y poderoso�


Hab�a nacido, un nuevo esclavo en el inmenso Imperio Romano,
el esclavo del futuro Emperador del mundo�



Espero que les haya gustado mi primer relato, les pido
disculpas por las inexactitudes y los errores hist�ricos, que seguro que son
muchos. Les agradecer�a mucho sus opiniones o lo que tengan a bien por decirme o
sugerirme�


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Relato: Esclavo del Principe de Roma
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