En cuanto me dio la espalda mis ojos estaban fijos en sus piernas, sus muslos, siguiendo sus movimientos camino a la sala, su trasero se mov�a de una manera especial...
Mi madre era muy religiosa de las que iba todos los d�as a misa y en casa no se hablaba nada de sexo. Eso y el colegio de monjas al que iba... Yo le ense�� todo lo que sab�a sobre sexo.