Antes de leer este relato, les recomiendo leer
.
Despu�s de haberle pertenecido a Lipe en el ba�o, entr� a la
ducha y trate de eliminar con agua y jab�n lo que ni cien a�os lograran quitar
de mi alma. Al salir de la ducha pude darme cuenta que, despu�s de culearme se
hab�a largado probablemente a la disco esa donde iba todos los fines de semana.
Pase casi toda la noche en vela, llorando pero con la verga parada pensando en
lo que acababa de sucederme.
Los gritos de mi madre me despertaron a las doce del
mediod�a. De mi hermanastro ni sus luces, as� que pude disimular el estado
catastr�fico en que me encontraba. No pod�a pensar con claridad. Pas� as� todo
el d�a, como en el limbo. Por la tarde, sin embargo mi marasmo mental fue
aclarado de manera violenta.
Me encontraba en el escritorio de mi recamara haciendo la
tarea cuando pude sentir como violentamente tiraban de m� hacia la cama.
- Ya llegue mariconcita - se trataba de mi hermanastro por
supuesto.
- D�jame en paz.
- Claro que no... t� me perteneces y tienes que complacerme.
Sus manos no esperaron mi respuesta, me desvisti� en cuatro
segundos, levant� y separ� mis piernas poni�ndolas sobre sus hombros; por lo
visto le gustaba la posici�n. Enseguida baj� sus pantalones e interiores y su
pene recorri� de arriba abajo mi rajada, lo que provoc� un estremecimiento de mi
parte.
- Lo ves, ya est�s ansiosa por recibirme otra vez.
No, por favor otra vez no - es tal vez la frase menos
convincente que dicho en mi vida.
Eso precisamente era lo peor, sab�a que terminar�a accediendo
a sus peticiones, a pesar de que una enorme verg�enza me invad�a al pensar en lo
que hac�amos era cosa de putos y yo no quer�a serlo.
Vamos, �brete m�s.
...
Eso es, ah� te va mi reata.
Ayyy... esp�rate me duele.
Agu�ntala, que para eso est�n las putitas como t�, para
recibirla sin chistar.
No volv� a protestar. Con dolor sent� su pene llegarme mucho
m�s profundo que la vez anterior. Esta vez no esper� demasiado antes de iniciar
el mete y saca. Sus embestidas eran profundas y arrancaban de mi garganta roncos
gemidos. El lado positivo era que, por la posici�n, sus movimientos eran menos
r�pidos, lo que intensific� el masaje que recib�a mi pr�stata.
Su vaiv�n pronto se volvi� placentero para m� a pesar del
dolor. Sus manos pellizcaban mis pezones y tiraban de mis caderas hac�a atr�s
para que su glande llegara a una profundidad tremenda. Sin propon�rmelo mis
caderas se movieron de un lado a otro aumentando el goce de ambos.
- Lo ves perrita, ya est�s gozando de nuevo. Eres una putita
viciosa a la que le encanta la verga, no s� como no te hab�an cogido antes. �O
s� te hab�an cogido?
- N-no... t-tu eres... el primero.
- Se nota, todav�a tienes el culito bien apretado. Eres una
zorrita deliciosa. �Te gusta que te coja cierto?
- Siii.
- Muy bien, ya te estas educando. Ahora ponte de perrito.
Le obedec� de inmediato. Deseaba tenerlo hasta dentro lo m�s
r�pido posible. M� mente sin embargo a�n era un revoltijo de ideas y prejuicios.
Su glande se apoy� en mi entrada y yo mismo me hice hacia atr�s para clav�rmela.
- �Estas ansiosa por que te siga cogiendo no? - una nalgada
acompa�� a sus palabras- Contesta perra.
Si, dame me gusta - no pod�a creer que lo hubiera
dicho, mis barreras mentales comenzaban a caer.
Mi contestaci�n le enardeci� as� que aument� el ritmo,
llegando �ste a ser fren�tico. Termin� descarg�ndose en mi interior, cayendo
sobre m� terminamos acostados boca abajo con �l encima. Estuvimos as� unos
momentos para luego ponernos de lado y masturbarme fren�ticamente hasta hacerme
venir.
Despertamos del letargo cuando mam� nos llam� a cenar. Esa es
la situaci�n m�s tensa que he vivido en mi vida, estar sentado en la mesa con tu
madre y el hombre que acaba de darte por el culo de manera salvaje no es lo m�s
com�n.
Continuar�...