En el parque de diversiones (escrito el 25-01-03)
Hace unos meses, vino a la Argentina un espect�culo de
diversiones brasilero que ofrec�a shows en vivo y atracciones mec�nicas
fabulosas. Un fin de semana decidimos junto a mis amigos ir hacia all�. Luego de
abonar nuestra entrada nos pusimos a recorrer el parque y a "jugar" en casi
todos los juegos mec�nicos que all� hab�a. Luego de unas horas decidimos
descansar un rato y comer unas hamburguesas con una coca bien helada. Durante la
comida, me dieron ganas de orinar y me dirig� a uno de los ba�os cercanos. Al
llegar, dos muchachos con los uniformes de limpieza del parque estaban
conversando y fumando entre ambos un cigarrillo contra la pared al final de la
l�nea de mingitorios.
Mientras yo orinaba miraba de vez en cuando a los muchachos.
Uno de ellos era morocho de pelo cortito, ojos caf�s y un f�sico de envidiar,
tendr�a unos 22 a�os. El otro, m�s bien rubio de pelo algo largo, ojos claros,
barbita en forma de candado y algo gordito, sin embargo, alto; �ste tendr�a unos
27 o 28 a�os.
Yo sosten�a mi verga semi erecta con una mano, mientras
sacud�a las �ltimas gotas de or�n. Ellos ya hab�an terminado su cigarrillo y me
miraban sin disimulo. Al terminar sub� mi cremallera y me fui al lavatorio a
lavarme las manos. Cuando termin� busqu� la m�quina secadora y no la hall�.
Busqu� toallas de papel y tampoco encontr�. Entonces, recordando que los chicos
eran del personal de limpieza del parque me acerqu� a ellos y les pregunt� d�nde
pod�a encontrar algunas toallas. Se miraron por un minuto y uno de ellos me
respondi� que de inmediato me traer�a algunas. El muchacho morocho abri� la
puerta de una de las letrinas que hab�a a su derecha y result� ser una puerta
falsa, que conduc�a a un peque�o dep�sito de productos de limpieza. El rubio se
qued� a mi lado mientras me ofrec�a un cigarrillo que yo rechac� por tener ambas
manos mojadas. El chico se sonri� y me dijo que lo lamentaba mucho. Y comenz� a
entablar una conversaci�n conmigo, me cont� que el trabajo que hac�a en el
parque era sencillo pero agotador, y que la paga no era muy buena. Yo hice alg�n
comentario sobre la econom�a de mi pa�s y �l asinti�. Ten�a una manera muy
sensual de pitar el cigarrillo, casi dir�a que me calentaba de sobre manera
observarlo. Entrecerraba los ojos en cada pitada y largaba el humo suavemente y
con una especie de mueca en la cara que le dibujaba algo as� como una sonrisa a
medias.
No me di cuenta mientras lo observaba que el otro chico me
estaba ofreciendo algunas toallas para secarme, las tom�, me sequ� y me desped�
de los muchachos. Cuando estaba por salir uno de ellos, el rubio, me dijo "ahora
si quer�s pod�s fumarte uno �no?" me sonre� y acept� el cigarrillo que me
ofrec�a. El morocho le coment� al otro que deb�an ir al dep�sito a ordenar un
poco, y yo me ofrec� a ayudarlos un rato. (Mis amigos, que me conocen bien, no
se preocupar�n por un peque�o retrazo). Ellos se negaron, pero ante mi
insistencia aceptaron mi ayuda. Entramos al dep�sito, y all� pude observar que
era m�s grande de lo que parec�a. Al entrar cerraron la puerta y comenzaron a
apilar cajas y rollos de papel. Yo los ayudaba mientras convers�bamos de
nuestros nombres y lugares de residencia. Dentro del dep�sito el calor era
insoportable y ellos se quitaron sus remeras dejando ver sus torsos
transpirados. Yo me empalm� de inmediato. Les coment� que el calor era terrible
y me dijeron que me saque la remera si quer�a, y as� lo hice. Entre caja y caja
que acomod�bamos not� como el morocho rozaba de vez en cuando el culo del rubio,
hasta que el otro le dijo que si quer�a tocarle el orto que lo haga de una vez y
bien. Yo me sonre� ante la respuesta, pero me qued� helado cuando el rubio se
baj� los pantalones y dej� su culo al aire. El morocho sin dudarlo demasiado, se
llev� dos dedos a la boca, se los llen� de saliva y se los enchuf� en el culo.
Ambos me miraron y el morocho me dijo "sabemos que te gusta esto, ven�, ayudame
con este putito". Me acerqu� y el rubio se prendi� de mi entrepierna, me baj�
los pantalones y se arrodill� para empezar a mamarme la pija. El morocho segu�a
trabajando en el culo de su amigo y yo tom� la cabeza de �ste con mis manos y
comenc� a enterrarle mi pija hasta la garganta.
Sus labios envolv�an y apretaban mi tronco mientras su lengua
jugueteaba con mi glande. Una de sus manos se apoder� de mis huevos y empez� a
jugar con ellos, para finalmente dejar paso a su boca que decidi� lamerlos
apasionadamente.
El morocho se cans� de meterle los dedos en el culo a su
amigo y decidi� pasar al exquisito uso de la lengua. Clav� su cabeza entre las
nalgas de su amigo y empez� a lamerle el culo entre alaridos de placer que el
rubio lanzaba. Mi pija entraba y sal�a de la boca del muchacho d�ndome un placer
espectacular. El morocho decidi� que era el momento de cambiar y me ofreci� el
culo de su amigo, mientras este me dec�a "cogeme, por favor, cogeme", y yo no lo
dud�, me ubiqu� detr�s de �l y le apoy� la cabeza en la entrada de su culo
deseosos de ser penetrado. Mi pija no es muy larga, pero s� es bien gruesa, lo
que da mucho placer a los culos que hice y hago a�n. Empuj� sin dudar y entr� la
cabeza, luego, el mismo chico empuj� hacia atr�s y qued� clavado contra m�.
Lo tom� de la cintura y empec� a taladrarlo sin piedad, su
culo apretaba mi pija de una manera sensacional. Me pidi� que lo tome del pelo y
lo montara como a una yegua y as� lo hice. Enrosqu� mi mano en su cabello y
taladr� su orto hasta que empec� a acabar en su interior.
El morocho ten�a la pija metida en la boca del amigo y cuando
estaba por acabar la retir� y me mir� a los ojos diciendo: "quer�s probar". Le
dije que s�, y me acerqu� a �l, le tom� la pija con la mano y comenc� a pajearlo
mientras nuestras bocas se fund�an en un beso caliente.
Me fui arrodillando de a poco, lamiendo todo su pecho, hasta
llegar a su verga, que medir�a unos 20 cm. y estaba realmente apetitosa. Me la
fui tragando de a poco y comenc� a mamarla con delicadeza. El muchacho no tard�
demasiado en vaciar sus l�quidos, pero no lo hizo en mi boca, sino sobre mi
cara, mientras que con una mano sosten�a mi ment�n y con la otra fregaba su
verga en mis mejillas.
El rubio que ya se hab�a vestido, se acerc� a m� sonriendo y
ofreci�ndome un rollo de toallas de papel para limpiarme. Salimos de dep�sito y
por suerte no hab�a nadie en el ba�o. Me desped� de ellos y les di mi n�mero
telef�nico para un futuro encuentro. Sal� del ba�o y llegu� a la mesa donde mis
amigos estaban conversando. Al sentarme junto a ellos, uno coment� "un d�a de
estos, leeremos en la Internet lo que pas� en ese ba�o". Y no se equivoc�.
El Gato.-