Sexo en el siglo 23
Los robots del siglo 23 son exactamente iguales a un ser
humano... y en algunos aspectos, mejores aun...
Parte 4
Me acerqu� a la cama. Ambos se corrieron a un costado,
haci�ndome un lugar para sentarme. Era una situaci�n algo inc�moda eso de estar
con ambos desnudos en la cama, algo que nunca me hab�a pasado.
� �Y? � le pregunt�.
� �No viste? Maravilloso. Realmente maravilloso. Ten�as
raz�n. Es un amante sensacional.
Andr�s se sonre�a con una expresi�n de modestia que hac�a
olvidar que era s�lo una m�quina.
� �Por qu� nos mirabas? � pregunt� el robot.
Las dos nos re�mos.
� Bueno � trat� de explicar � es excitante para un humano ver
a otros humanos hacer el amor.
� �Lo disfrutaste? � insisti� Andr�s, ante lo cual Carla
volvi� a re�r.
� Bueno... Si, fue... agradable verlos � respond�.
� Te estabas acariciando mientras nos ve�as � prosigui� �l.
Sent� un calor que me sub�a a la cara y fui conciente que me
estaba sonrojando. Carla a su vez se volvi� a reir.
� Basta, Andr�s � le dije � cambiemos de tema.
� �Por qu�? � insisti� � Si est�s excitada, tendr�as que
hacer algo, �no?
� Claro � apunt� Carla sonriendo � eso te corresponde a vos
arreglarlo, Andr�s.
� Si � dijo �l, y acerc� su mano a m� para acariciarme.
� No, no, no. Paren con eso � argument� con poca convicci�n.
� Vos me viste a m� � dijo Carla, y agreg� � Ahora yo quiero
verte a vos.
Mientras, Andr�s me met�a una mano por debajo de la falda y
buscaba en mi entrepierna y acercaba su cara a la m�a para besarme.
No me pude negar.
Lo bes� y abr� mis piernas para facilitarle el paso. Poco a
poco nos fuimos abrazando y besando y me empez� a desnudar. Yo lo dej� hacer,
casi sin colaborar, pero sin negarme a nada, mientras de reojo vi a Carla que
nos miraba con cara de excitaci�n.
Andr�s me sac� la blusa y dej� mis pechos al aire y los bes�
con pasi�n, mientras me sacaba la falda. Me descalc� y sub� a la cama, solo
cubierta por el bikini. Me recost� sobre la cama, al lado de Carla y baj� su
cara a mi entrepierna. Sin sacarme el bikini comenz� a pasar su lengua sobre mi
vagina, juntando a la humedad de mis propios jugos la de su saliva.
Luego de unos segundos as�, �l corri� el bikini a un costado
y comenz� a chuparme en directo. Mi excitaci�n era tal que a los pocos
leng�etazos sobre mi cl�toris me fui en un orgasmo impresionante, arque�ndome en
la cama de id�ntica forma en que la hab�a visto a Carla hac�a unos minutos.
Cuando me recuper�, Andr�s estaba subi�ndose sobre m� y
apoy�ndome la verga en la entrada de la concha, mientras Carla, acostada a mi
lado nos miraba con la excitaci�n pintada en el rostro y una mano entre sus
piernas, iniciando una lenta masturbaci�n.
Poco a poco la verga de Andr�s me fue penetrando. Dentro de
mi calentura atin� a decirle que no la quer�a tan gruesa, porque la ten�a como
cuando se la puso a Carla y le verdad es que no s� como se la banc� ella, porque
a mi me dol�a de tan gruesa que estaba.
Una vez que se acomod� dentro de m�, empez� a bombearme
lentamente arranc�ndome gemido tras gemido de placer.
Carla a su vez tambi�n empezaba a gemir mientras se
masturbaba. Ante �sto, Andr�s estir� una mano y reemplaz� la de ella en la
masturbaci�n, a lo cual ella se dej� hacer l�nguidamente.
Mientras Andr�s me bombeaba en la concha gir� mi cara hacia
Carla, acostada a mi lado. Ella tambi�n me mir� y nos sonreimos, excitadas,
mientras goz�bamos ambas de Andr�s al mismo tiempo.
De repente, Andr�s par� en su bombeo, se sali� de dentro de
m� y se dirigi� a Carla, penetr�ndola sin pre�mbulos y empezando a cogerla a
ella mientras ahora me masturbaba a mi.
Estuvimos as� varios minutos, hasta que Carla acab�
ruidosamente, mientras yo sent�a los dedos de Andr�s que me hac�an enloquecer, a
la vez que sent�a el chapoteo de su verga en la concha de Carla que parec�a
estar inundada de jugos.
Cuando ella acab�, Andr�s se sali� de su concha y volvi� a
met�rmela a m�. Yo me sent�a en el cielo. Las manos de Andr�s se fueron a mi
culo y comenz� a jugar con un dedo en mi ano. Con esta doble estimulaci�n, a la
que se sumaban sus besos en mi boca, en mi cuello y en mis pezones, en pocos
segundos empec� a sentir que me ven�a un orgasmo impresionante. El orgasmo
llegaba lentamente y yo me desesperaba de placer. Cuando acab�, tambi�n explot�
en un grito de placer mientras abrazaba a Andr�s para que no se separara de m�.
Jadeando, sent� como �l se retiraba de mi concha, con la
verga totalmente dura, sin haber acabado.
Carla, ya recuperada del orgasmo, acerc� su cara a la verga y
de a poco se la introdujo en la boca, comenzando a chuparla con deleite,
mientras la sosten�a con una mano.
Cuando yo me recuper� un poco, comenc� a observar como ella
se la com�a, le pasaba la lengua, la chupaba con pasi�n. Cada tanto, Carla abr�a
los ojos y nos miraba a la cara.
Andr�s puso su mano en mi nuca y me empuj� la cabeza hacia
abajo, hacia donde Carla le chupaba la verga. Yo estaba como hipnotizada y me
dej� hacer, acerc�ndome a su verga y a la cara de Carla.
Ella, cuando me vio acercarme, sac� la verga de su boca y,
sosteni�ndola con la mano, me la ofreci� para que la chupara yo. Mir�ndonos
ambas fijamente a los ojos, dej� que su pija entrara en mi boca y comenc� a
soborearla.
Luego de tenerla en mi boca un poco, la solt� y se la ofrec�
a Carla, que la recibi� pas�ndole la lengua a todo lo largo para luego comenzar
a chuparla.
Esto lo repetimos varias veces. La verga de Andr�s iba de una
a otra boca, la saliva de Carla y la m�a se mezclaban en esa pija maravillosa.
De pronto Andr�s dijo
� Voy a acabar.
No s� c�mo sucedi�, pero lo cierto es que ninguna de las dos
se la meti� en la boca. Le pas�bamos la lengua y Carla la frotaba de arriba
abajo, apuntando su cabeza hacia mi cara. Andr�s larg� un chorro de semen en mi
cara y yo lo recib�, parte en la boca y parte en la mejilla, Carla apunt�
enseguida hacia su propia cara y recibi� otro chorro. Luego le pas� la lengua y
yo no pude resistir y tambi�n le empec� a pasar la lengua a la verga de Andr�s
que segu�a arrojando leche sobre las dos.
En determinado momento la lengua de Carla y la m�a se rozaron
y un shock el�ctrico me recorri� la espalda y sent� una punzada de excitaci�n.
Me detuve un instante y la mir�, pero ella segu�a lamiendo la leche de Andr�s,
con los ojos cerrados.
Luego mir� hacia la cara de Andr�s y me di cuenta que �l me
estaba mirando, con una sonrisa en el rostro y comprend� que se hab�a dado
cuenta del roce de nuestras lenguas y, sobre todo, de lo que yo hab�a sentido.
Sent� un tremendo calor en las mejIllas y me di cuenta que me
estaba sonrojando de verg�enza. Me desentend� de su verga y se la dej� a Carla,
que la segu�a saboreando como si no hubiese acabado y me acost� a su lado, donde
�l me recibi� pasando un brazo bajo mi cuello para que me acurrucase sobre su
hombro. Mientras la observ�bamos, Carla segu�a chupando mientras la pija se iba
achicando lentamente.
Cuando la solt�, nos mir� sonriendo y pas�ndose la lengua por
los labios, se acomod� en la cama al otro lado de Andr�s.
� Sos sensacional, Andr�s � dijo ella, agregando � sos el
mejor hombre que he conocido en la cama.
� Gracias � contest� �l, poniendo su ya com�n expresi�n de
modestia en su rostro mec�nico � ustedes tambi�n son muy buenas.
� Es incre�ble como te ibas dando cuenta de lo que me gustaba
y me lo hac�as exactamente como yo lo deseaba.
� Mis circuitos detectan lo que siente un humano y por eso
noto cuando una mujer disfruta con algo. Todas las sensaciones placenteras que
ustedes sent�an yo las detectaba y por eso hice casi todo lo que les daba
placer.
Cuando escuch� estas palabras me asust� y rogu� por que Carla
no notara ese "casi todo" que dijo, pero no tuve suerte.
� �C�mo que hiciste "casi todo" lo que nos daba placer? �
pregunt� haci�ndose la enojada � �Por qu� no hiciste "todo" lo que nos gustaba?
� Porque algunas cosas no las ten�a que hacer yo � respondi�.
� Basta, Andr�s � lo cort� � no sigas � y el robot se qued�
mudo.
� �Qu� pasa? � me pregunt� Carla � �por qu� no lo dej�s
hablar? � y dirigi�ndose a Andr�s le orden� con voz firme � �Qu� cosas eran
esas, Andr�s?
El robot vacil�, pero como era una orden de un ser humano no
tuvo m�s remedio que contestar.
� Ustedes se excitaron cuando...
� �Silencio, robot! � orden� yo con firmeza, haciendo que se
callara.
� Marisa, no te entiendo � pregunt� Carla � �qu� pasa?
Andr�s tom� la palabra y con voz monocorde, que por primera
vez le hac�a aparecer como lo que era, un robot, dijo � La se�ora Marisa es mi
ama y debo obedecerla. Esa es la segunda ley de la rob�tica. Pero antes que esa
ley est� la de que no debo causar da�o ni permitir que un humano sufra da�o por
mi causa.
� Est� bien � dije yo � �Qu� tiene que ver eso ahora?
� Usted me dijo, cuando me pidi� que la penetrara por detr�s,
que si yo la dejaba con la excitaci�n, le causar�a da�o.
Yo, que estaba sentada en la cama a su lado, al igual que
Marisa del otro lado, la mir� a ella, porque eso no se lo hab�a contado por
verg�enza. Ella me mir� a su vez y se sonri� con picard�a.
� Si � contest� � pero eso no tiene nada que ver con �sto.
� Si, Se�ora � me contradijo con respeto � porque ambas est�n
excitadas y no han satisfecho todo lo que deseaban hace unos minutos.
Luego de estas palabras del robot se hizo un silencio en el
que los tres nos miramos alternadamente, siendo Carla la que lo rompi�,
preguntando en voz baja.
� �Qu� significa eso? �Qu� quer�s decir, Andr�s?
�l me mir� con expresi�n temerosa en su rostro y me pregunt�
� �Puedo contestar, Se�ora?
Escuchar a Andr�s que me hablaba como un esclavo a su amo me
dio m�s verg�enza a�n que lo que sab�a �l iba a decir de m�, por lo que no ten�a
sentido seguir neg�ndome a que hablara. Lo mejor era que saliera para afuera.
� S�, Andr�s. Pod�s responder � le dije con tono suave, y le
agregu� m�s suavemente a�n, sonri�ndole � y no me llames "se�ora", ni "ama" �
para ti soy Marisa.
Su expresi�n facial cambi� radicalmente y se sonri� con lo
que parec�a franca alegr�a.
� Gracias, Marisa � y prosigui� en un tono de voz nuevamente
normal � Cuando ustedes estaban chupando mi pene...
� �Par�! � lo interrumpi� Carla � No seas tan educadito. No
digas "pene". Entre nosotros pod�s decirle "pija".
Andr�s me mir� a los ojos como pidiendo mi aprobaci�n.
Yo le sonre� seductora y le dije � Tambi�n pod�s decirle
"verga".
� Bueno � sigui� �l � cuando me estaban chupando la pija, en
determinado momento sus lenguas se tocaron y en ese momento yo percib� con mayor
fuerza algo que ya hab�a percibido antes en las dos.
� �Qu�? � preguntamos las dos al un�sono y nos reimos.
� Cuando yo estaba cogi�ndolas, sent�a en ustedes el deseo de
que siguiera haci�ndoles eso y otras cosas. Pero tambi�n percib� un deseo
distinto, que no era algo que yo pudiese satisfacer.
Carla y yo nos miramos muy serias.
� Segu� � le ped� con voz ronca y baja.
� Ustedes... ambas, sent�an un deseo muy oculto de tocar a la
otra. De acariciarla y que ella la acariciase.
Cuando Andr�s dijo esto se hizo un silencio entre los tres.
Ni Carla ni yo nos atrev�amos a decir nada, con lo cual qued� evidente que lo
que �l dec�a era cierto.
� En mis bancos de memoria tengo mucha informaci�n sobre el
sexo y quiero aclararles que no es que sean homosexuales � sigui� Andr�s � pero
en todos los humanos hay una veta homosexual que rara vez sale a luz.
"En el caso de ustedes, como hay muchos sentimientos de
afecto entre las dos, es normal que haya salido".
� N... no... � atin� a decir, con la voz entrecortada.
� S�, Marisa. Es as� � insisti� �l � Por eso es que tu
permitiste que yo la satisfaciera a Carla. Por eso es que ella quer�a coger
conmigo. Es un hecho que cuando se rozaron las lenguas ambas sintieron deseo. Yo
lo percib� en las dos.
� Es cierto � dijo Marisa con un hilo de voz y mirando hacia
abajo.
� �Qu�? � pregunt�.
� Yo me excit� � dijo levantando la mirada hacia m� � Ni
siquiera me anim� a abrir los ojos de la verg�enza, pero me gust� sentir tu
lengua en la m�a.
Yo estaba asombrada por lo que escuchaba. Desde un comienzo
supe que Andr�s se hab�a dado cuenta de lo que me pas� a m�, pero no pens� que a
ella le hubiera pasado lo mismo, pero analizando lo que �l dec�a, era cierto. El
hecho de querer compartir un amante era una forma de hacer el amor con la
persona con quien lo compart�s, psicol�gicamente hablando.
Despu�s de la confesi�n de Carla, no sab�a qu� hacer. Cruc�
los brazos tap�ndome los senos y me qued� mirando hacia abajo, hasta que Carla
me habl�.
� Marisa � dijo, y cuando yo levant� la vista hacia ella,
pregunt� � �Y vos?
Lo mir� a Andr�s. La mir� a ella nuevamente, sentada en la
cama al otro lado del amante que hab�amos compartido. Mir� sus grandes senos, su
pubis completamente afeitado y volv� a sentir esa sensaci�n de deseo.
Suspir� y dije � Si, yo tambi�n me excit�.
Luego de esta confesi�n, volvimos a quedar en silencio, roto
por Andr�s al cabo de algunos segundos.