Relato: Escape





Relato: Escape

La cita estaba fijada para esa noche, y Rafael Batista, el
Rafi, como todos le llamaban en el penal, jamas faltaba a su palabra. Todos
aquellos a los que les hab�a rajado la cara pod�an asegurarlo. El Rafi tenia
fama de ser violento, y le tem�an por ello, pero en realidad solo era un tipo
solitario que no le gustaba ser contrariado. Tras cinco largos y duros a�os en
la c�rcel, su car�cter se hab�a vuelto aun m�s taciturno y esquivo, y muy pocos
se atrev�an a meterse con �l, por lo que pod�a decirse que gozaba de cierto
prestigio y algunas comodidades que para otros estaban vedadas. Una de ellas era
la poder tomar una ducha a la hora que le apeteciera, y no era nada extra�o que
aprovechara la tranquilidad de la noche para tomar un largo ba�o, aunque siempre
vigilado por uno de los guardias.



Precisamente con uno de esos guardias hab�a pactado la cita.
Todo mundo lo conoc�a como "el manotas", porque era un tipo grandote y medio
bruto, con un par de manazas que casi siempre iban a parar a las nalgas de los
presos nuevos y de aquellos no tan nuevos que contaban con un buen culo y
quisieran granjearse su amistad. El manotas estaba mas que dispuesto a
concederles peque�os favores a cambio de poder disfrutar de un buen polvo. Las
manotas no eran lo �nico grande que tenia, y ya era famosa su gruesa y juguetona
herramienta.



El Rafi hab�a sido uno de los pocos que hab�an escapado a sus
ataques, pues pronto estableci� su fama de rudo y el manotas era medio bruto,
pero no tanto como para meterse en l�os con gente como �l. Por varios meses, el
libidinoso oficial hab�a deseado el recio y masculino culo del Rafi, pero se
guard� bastante de tomar la ofensiva, teniendo que contentarse con mirarlo a su
antojo en la ducha siempre que le tocaba acompa�arlo. Pero esta noche ser�a
diferente. Una semana antes, el Rafi le pidi� un favor excepcional. Necesitaba
hablar con alguien de su familia, pero no en la sala de visita, donde apenas les
daban media hora, sino con mas calma y privac�a, por la noche en el patio, cerca
de la entrada posterior. Los reclusos ten�an prohibido acercarse all�, y solo la
compa��a de un guardia pod�a permit�rselo.



El manotas hab�a aceptado ayudarle, a cambio por supuesto de
que el Rafi por fin accediera a tener sexo con �l. Para su sorpresa, el Rafi
acept� y fijaron una cita en las duchas, donde a nadie le extra�ar�a verlos
juntos.



El manotas esperaba ansioso la hora fijada. El apretado
uniforme azul marino no disimulaba la gruesa tranca bajo los pantalones. Desde
media tarde hab�a comenzado a sentirse excitado y m�s de una vez humedeci� los
calzones con el liquido que manaba de su gruesa cabeza. Cuando por fin se acerc�
a la celda del Rafi, la erecci�n era imposible de ocultar. Meti� una mano en el
bolsillo para disimular, y se encontr� al Rafi leyendo tranquilamente boca abajo
en su cama. El manotas no tuvo ojos sino para su hermoso trasero perfectamente
marcado por el ajustado uniforme del preso, y trag� saliva deseando saltarle
encima all� mismo y hacerlo suyo de una vez. Se contuvo y abri� la reja.




Es la hora � le informo con ronca voz.




El Rafi no dijo nada y atraves� la puerta rumbo al pasillo.
El manotas sigui� al recluso sin poder evitar mirar el adorable par de nalgas
que pronto ser�an suyas. La erecci�n lati� furiosa entre sus piernas.



El compa�ero que vigilaba la entrada a las duchas les abri�
sin titubear. Muchas veces lo hab�a hecho anteriormente y distra�do, no se dio
cuenta que el manotas sudaba y resoplaba al pasar. Una vez en las duchas, el
manotas ech� el cerrojo y el Rafi comenz� a desnudarse. Ya otras veces hab�a
disfrutado de ese privilegio, pero una vez mas se emocion� al contemplar su
cuerpo perfecto. El Rafi dedicaba muchas horas al gimnasio. No era de esos tipos
exageradamente fornidos, pero hab�a desarrollado un cuerpo espectacularmente
bien proporcionado. Su pecho delineado y marcado, ligeramente velludo, enmarcaba
un par de oscuros y redondos pezones, con un par de peque�as y puntiagudas
tetillas. El abdomen plano y fuerte destacaba con un ombligo peludo que
anunciaba la mara�a de vellos que se arremolinaba mas abajo. Los hirsutos pelos
de su pubis coronaban una verga gruesa y corta, que nunca hab�a visto erecta,
descansando sobre un par de gordos y pesados huevos rosados que colgaban sobre
sus muslos de forma tentadora. Los muslos eran perfectos, fuertes y definidos,
al igual que sus pantorrillas. Pero lo mejor de todo, lo m�s deseable, apareci�
en cuanto el Rafi se dio vuelta para abrir el grifo de la regadera. Sus nalgas.
Perfectas y bellas, como dos obras maestras que solo merec�an admiraci�n.
Redondas y firmes, duras y suaves a la vez, promet�an entre ellas el abrazo mas
firme y apretado. Todos sab�an que el Rafi no se dejaba coger por nadie, y eso
no hac�a sino acentuar la deliciosa espera de ser el primero en inaugurar tan
apetecible manjar.



El Rafi comenz� a ducharse. Se moj� el rostro primero,
empapando la hirsuta barba que con tanto esmero recortaba de vez en cuando. El
agua brinc� sobre sus anchas espaldas y resbal� sobre su deliciosa grupa. El
manotas no aguant� m�s la espera y se sac� la verga de los pantalones. Med�a sus
buenos 18 cm. y goteaba ya despu�s de tan larga espera. Comenz� a masturbarse
lentamente, teniendo cuidado de no acercarse al cl�max. Solo quer�a disfrutar
con la vista y hacer la espera m�s llevadera. El Rafi nunca lo mir�. Continu�
con el ba�o hasta que el manotas, desesperado, no aguant� m�s.




Vamos � le apur� � si quieres tener tiempo para hablar con
tu familiar, mas vale que cumplas ya tu parte del trato.




El Rafi cerr� por fin la llave del agua. H�medo, se acerco al
guardia, con las manos bajas y los ojos casi cerrados. Era un regalo, y el
manotas lo tomo como tal. Extendi� un par de toallas en el piso y se desnudo
r�pidamente. No se atrevi� a besarlo, por miedo de que reaccionara de alg�n
modo, y prefiri� inclinarse sobre los peque�os y adorables pezones. Lami� las
tetillas casi con miedo de recibir un empuj�n, pero el Rafi le dejo hacer,
parado sobre las toallas, desnudo y mojado, casi indefenso, y el manotas
encontr� el valor para descender sobre aquel ombligo mojado y limpio y lamer la
humedad que aun conten�a. Los vellos de su pubis le cosquillearon el ment�n y
sus manos resbalaron desde la espalda hasta las torneadas nalgas del Rafi. Como
lo esperaba, como lo hab�a imaginado tantas veces, sinti� aquellas masas de
carne dura y firme y perdi� la cabeza, loco de deseo.



Le dio la vuelta al Rafi sin que �ste opusiera resistencia.
All�, frente a su ardorosa mirada, las ansiadas y esperadas nalgas estaban
completamente a su disposici�n. Comenz� a acariciarlas casi con reverencia, pero
pronto se sinti� incapaz de contenerse, y en un frenes� de deseo las beso, las
lami�, las ara�o y finalmente las abri�, desvelando el secreto que hab�a entre
ellas. El ano del Rafi, rosado y peque�o, apretado y firme, fue un manjar
dif�cil de resistir. El manotas meti� la cara entre las nalgas del Rafi, pegando
su boca a la peque�a abertura que parec�a resistirse a su ardoroso ataque.
Ensalivado y mojado, el peque�o culo acabo abri�ndose a su apasionado beso, y
poco a poco, el peso del manotas fue arrastrando al Rafi hacia abajo, hasta
tenerlo acostado y boca abajo, en perfecta posici�n para el ansiado momento.



No fue necesario que el Rafi estimulara la gruesa verga del
guardia. Estaba mas que listo. El enorme pito babeaba y cabeceaba de deseo.
Simplemente lo acomodo frente a la angosta entrada y empujo incapaz de
contenerse. El Rafi se puso tenso. Sus piernas, ampliamente separadas por las
rodillas del guardia no pudieron ofrecer ninguna protecci�n, y solo un gemido
profundo y bajo escapo de su garganta cuando la gruesa cabeza traspas� la
entrada, venciendo la resistencia de su esf�nter.



El guardia resoplo de satisfacci�n. El culo del Rafi era sin
duda el mejor culo que hubiera disfrutado jamas. Con lentitud, deseando hacer
durar tan incre�ble momento, le meti� la verga poco a poco, sin perder de vista
la forma en que su miembro desaparec�a entre las apretadas nalgas del Rafi y
entraba en su cuerpo.



Cuando el voluminoso vientre del guardia descanso sobre la
espalda del Rafi, ambos comprendieron que el enorme falo estaba completamente
dentro, y el Rafi dejo escapar el aire contenido en sus pulmones, dispuesto a
aguantar ahora las embestidas, que pronto comenzaron, una tras otra, violando su
culo con fuerza y determinaci�n, hasta casi hacerlo gritar de desesperaci�n.



Sobre el h�medo suelo, el Rafi cerro los ojos y espero. El
animal que tenia encima resoplaba y empujaba, incansable, sudoroso e impetuoso,
no cejo en su empe�o hasta que de su gruesa manguera salieron chorros de semen
que el Rafi sinti� escurrirse entre sus piernas, mojando sus huevos y dej�ndolo
pegajoso y h�medo.



Finalmente el guardia se hizo a un lado. El Rafi se puso de
pie dolorosamente y en silencio tomo una segunda y r�pida ducha, mientras el
manotas volv�a a vestirse sin tomarse la molestia de darse un ba�o tambi�n.
Quince minutos despu�s, ambos salieron al patio y se encaminaron al fondo. All�,
al amparo de las sombras, el Rafi golpeo a su violador de forma silenciosa pero
eficaz, dej�ndolo gravemente lesionado y definitivamente fuera de combate por
las pr�ximas dos horas cuando menos. Salto la valla de la forma en que lo hab�a
imaginado tantas veces y solo el sordo dolor entre sus nalgas le impidi� saltar
de alegr�a al verse libre nuevamente.



La euforia le duro solo un par de segundos, pues el ulular de
la sirena y los reflectores iluminando la noche intempestivamente le hicieron
darse cuenta que algo hab�a salido mal. Se tumbo en la negra tierra y en cuanto
el haz de luz paso sobre su cabeza se interno en el bosque y comenz� a correr al
amparo de las sombras. Sabia que contaba con muy poco tiempo antes de que
sacaran a los perros de sus perreras y comenzaran la cacer�a. Sus oportunidades
eran pocas, pero estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de ser libre, y
sino, que le preguntaran al manotas, si alguna vez despertaba, de lo que era
capaz.



Comenz� a correr sin rumbo fijo. Trat� de recordar lo poco
que sabia de la geograf�a que rodeaba a la penitenciaria, y en alg�n lugar,
deber�a haber un camino vecinal que lo conducir�a a la carretera. Razono
r�pidamente que ese seria el primer sitio donde intentar�an rastrearlo, as� que
se lanzo atropelladamente entre la maleza hacia lo que considero era el lado
contrario. El miedo lat�a desbocado en su garganta y no se detuvo ni para tomar
aire. Un par de horas despu�s se concedi� un respiro. El ulular de una lechuza
le hizo consciente de que se hab�a internado en el bosque profundamente. Un leve
olor a humo le llamo la atenci�n e instintivamente se dirigi� hacia ese aroma,
hasta que distingui� la silueta oscura de una granja. Precavido, decidi� esperar
hasta cerciorarse de cuanta gente viv�a all�. Mas tarde, la luz del amanecer le
permiti� distinguir la casa y sus alrededores. Espero escondido un rato m�s. Con
la primera luz de la ma�ana, el relincho de caballos le alerto. De la granja,
sali� un hombre seguido de una mujer y dos ni�os. En una carreta montaron la
mujer y los peque�os.




Ve con cuidado � escucho al hombre aconsejarle a la mujer.
� Saluda a tu hermana de mi parte.


Nos vemos en dos semanas � respondi� la mujer envi�ndole un
beso al aire y los ni�os dijeron adi�s.




El Rafi espero hasta que la carreta desapareci� en el camino
y el hombre regreso a la casa. Se acerco sigilosamente y atisbo por la ventana.
En la cocina, el hombre preparaba caf�. Un gru�ido en las tripas le record� que
no probaba bocado desde muchas horas antes. Estudio al hombre, midiendo sus
fuerzas por si tenia que atacarlo. Se ve�a sano y fuerte, como de 35 a 40 a�os,
de pelo rubio y piel curtida por el sol. Sus antebrazos eran gruesos y aunque no
era muy alto el Rafi decidi� que era mejor tomarlo por sorpresa que enfrentarlo
abiertamente. Se agazapo a la entrada oculto tras la puerta entornada. Llamo su
atenci�n con un ruido y cuando el hombre sali� le salto encima. Rodaron en el
polvo, luchando a mano limpia. El hombre era fuerte, pero el Rafi hab�a
aprendido muchas ma�as en la c�rcel y r�pidamente lo redujo.




Deja de luchar o te rompo el cuello antes siquiera que
puedas darte cuenta � le amenaz� el Rafi.




El hombre cedi� y dejo de luchar, resoplando aun por la
lucha.




As� me gusta, dulzura � dijo el Rafi complacido � vamos
adentro.




Sigui� al hombre sin perderlo de vista. Dentro, le ordeno
traer una cuerda y lo maniato diestramente. Ya atado, le ordeno sentarse
mientras buscaba algo para comer. Desayuno vorazmente mientras estudiaba al
hombre.




C�mo te llamas? � le cuestiono.


Genaro � contest� el granjero secamente.


Pues mucho gusto, Genaro. Ser� tu invitado por un tiempo.
Tr�tame bien y nada malo te pasara � le advirti� el Rafi.




El hombre no contesto.




Necesito darme un ba�o y cambiarme de ropa. Estoy harto de
este uniforme. Vamos � le ordeno.




Siempre vigil�ndolo, Genaro lo llevo hasta el patio tras la
casa, donde una peque�a habitaci�n hacia las veces de ba�o. El Rafi ato a Genaro
y acciono la bomba manual que permit�a que un fino y fr�o chorro de agua
emergiera por una tuber�a. Se desnudo y comenz� a ba�arse. El hombre lo miraba
de reojo mientras se enjabonaba.




Que, a ti tambi�n te excita mirar mientras me ba�o? �
pregunto recordando lo sucedido la noche anterior.




El hombre volteo la cara hacia otro lado.



El Rafi, comenz� a sentirse cachondo. En la c�rcel hab�a
aprendido a disfrutar de lo que las circunstancias le permit�an, y aunque al
principio se hab�a resistido, hab�a terminado gozando del sexo eventual con
alguno que otro compa�ero de celda. Genaro era un tipo bastante guapo, y el Rafi
disfruto viendo como su rostro se pon�a colorado con su insinuaci�n.




Mira, te gusta? � le mortifico tomando su verga entre las
manos jabonosas y ofreci�ndola a su mirada.




Genaro miro por apenas unos segundos, volteando el rostro
nuevamente sin contestar.




No te pongas tan remilgoso � le dijo � que yo s� muy bien
como tratar a los tipos como tu.




Como Genaro no volteara a mirarlo nuevamente, el Rafi, mas
excitado, termino de ducharse. Desnudo, mientras el fresco aire de la ma�ana le
secaba la piel, el preso hizo algo que hab�a decidido desde el momento mismo que
empez� a planear su huida. Se afeito el rostro completamente. Hasta el mismo se
sorprendi� al ver su cara. Los oscuros ojos grises y los sensuales labios
parec�an los de otra persona. Satisfecho, se palmeo su nueva cara.




Vamos � ordeno a Genaro al tiempo que lo desataba �
necesito algunas prendas limpias.




A empujones, lo llevo de regreso a la casa. Desnudo, el Rafi
lo sigui�. En la recamara, Genaro saco algunas prendas, un gastado pantal�n de
mezclilla, una sudadera y un par de calzoncillos limpios pero bastante viejos.




Mira que cabron � contesto el Rafi � me diste los calzones
m�s viejos que encontraste. De seguro que los que t� usas no est�n tan
jodidos.




Genaro no supo que contestar.




Mu�strame los que traes puestos � pidi� el Rafi.




Genaro no se movi�. El Rafi le solt� un repentino golpe en la
cara y decidido, desabotono su pantal�n y de un tir�n se lo bajo hasta las
rodillas. Debajo, llevaba puestos unos calzoncillos blancos, en mejores
condiciones.




Mira nada mas � se burlo el Rafi � como eres de envidioso.
Tu con los calzones muy bonitos y quieres que yo use los mas fregados. Eso no
puede ser.




De un tir�n, rasgo los calzoncillos por el frente. Por el
agujero asomaron los vellos del pubis de Genaro, tan rubios como su cabello. El
Rafi le dio la vuelta, y le rasgo los calzones por detr�s. Una de sus nalgas
apareci� por la amplia rasgadura. Redonda y velluda, hizo que el Rafi comenzara
a sentir un conocido calorcillo de excitaci�n.




Emp�nate � le ordeno, y como no obedeciera, lo empujo sobre
la cama.




Genaro mantuvo el equilibrio, pero se vio forzado a apoyar
las manos atadas sobre la cama. El Rafi meti� los dedos por la rasgadura de su
ropa interior. La carne tibia de su nalga termino por enderezarle la reata. Con
un dedo, sigui� el camino de la raja que separaba sus nalgas, bajando hasta
llegar al ojete, peludo y caliente.




Que cosita m�s rica hay por aqu� � le comento al atribulado
Genaro.




El dedo hurg� con mas insistencia, bajando hasta la base de
sus huevos, para acariciarlos de forma lenta y perturbadora.




Te gusta? � le pregunt�. - Te han dedeado el culo antes?.
Tu linda mujercita te acaricia el ojete de vez en cuando? � insisti� con tono
lascivo - . O a la mejor � continu� � tal vez alg�n compadre o un amigo que se
haya dado cuenta de lo rico que est� tu agujero.




Genaro segu�a mudo y tieso.




Cont�stame cabr�n � le urgi� el Rafi, golpeando su trasero
sonoramente.


No se�or, - contest� Genaro con voz entrecortada � nadie me
ha hecho nada...por all� � termin�.


Mmmm, mucho mejor as� � dijo el Rafi, terminando de
arrancar los jirones que quedaban de la prenda.




Continuo acariciando las nalgas de Genaro, abri�ndolas y
sob�ndolas. De vez en cuando deslizaba una mano entre sus piernas, acariciando
sus huevos, gordos y llenos, y la picha, antes peque�a y encogida comenz� a dar
muestras de despertar.




�chate en la cama para quitarte los pantalones � le ordeno
despu�s de algunos minutos.


Por favor, se�or, - rog� Genaro � yo le ayudare en todo,
pero d�jeme en paz.




Por respuesta, el Rafi lo empujo sobre la cama y le quito los
zapatos y los pantalones. El tipo estaba bastante bueno. Sus piernas blancas,
cubiertas de un fino y dorado vello fueron brutalmente separadas, dejando el
acceso hacia sus nalgas completamente despejado.




Que culo m�s bueno tienes, cabron � le dijo mientras se
montaba sobre su espalda.




Genaro gimi� bajo el peso de su cuerpo, y m�s gimi� cuando
sinti� la dura cabeza del pito del Rafi hurgando entre sus nalgas. Estaba atado,
nada pod�a hacer, y la verga del Rafi lo penetro con un rayo de acuciante y
delirante dolor.




No, por favor � grito entre dientes, pero en aquella lejana
granja nadie pod�a ayudarlo.




El miembro del Rafi entro hasta el fondo. Su tranca gruesa y
dura gano sus entra�as y comenz� a moverse en su interior. Los chirridos de la
cama, pronto establecieron el ritmo para ambos y gruesos goterones de sudor
comenzaron a escurrir por la frente de Genaro.




Ya, ya, ya por favor � susurraba cada vez que la verga
entraba lacerante y dura.


Si, si, si � contestaba el Rafi enterrando su herramienta
entre el apretado abrazo de su culo.




Finalmente, el semen exploto en borbotones dentro del
granjero, y el Rafi descanso sobre las espaldas de Genaro hasta que su
respiraci�n volvi� a ser normal. Sus cuerpos se separaron y el Rafi cayo a un
costado.




Dame un cigarro � le pidi�.




Genaro se puso de pie trabajosamente para buscar en el caj�n
de la c�moda. El Rafi vio que el granjero tenia una buena erecci�n. Su verga,
rosada y gorda estaba dura.




No que no te hab�a gustado? � se mofo al tiempo que tomaba
los cigarrillos de sus manos.




Genaro se puso rojo de verg�enza, tratando de ocultar su
innegable erecci�n.




Men�atela � le ordeno el Rafi encendiendo el cigarrillo y
exhalando el humo con evidente placer.




Frente a la cama, Genaro estaba de pie. Con un gesto, el Rafi
le indico que obedeciera. Lentamente, con torpeza, empez� el granjero a
masturbarse. El Rafi lo miraba divertido. Comenz� a juguetear con su propio
miembro, abriendo sus piernas, mostr�ndole los huevos y poco despu�s los alzo
para que el rubio Genaro viera sus nalgas y entre ellas, el ojo de su culo.



La mano del granjero acelero sus caricias. Pronto Genaro
gem�a sin perder de vista la forma en que el Rafi se acariciaba a s� mismo, y
segundos despu�s, un borbot�n de semen saltaba sobre la cama y las piernas del
Rafi.




Vas a tener que limpiar esto � le dijo el Rafi se�alando
los blancos y viscosos chorros escurriendo en sus piernas, y reticente y con
una evidente mueca de asco, Genaro comenz� a lamer su propio semen de las
pantorrillas velludas del presidiario. Cuando termino, el Rafi lo ato de pies
manos a la cama, y exhausto se durmi� el resto de la ma�ana.




Despert� poco despu�s del mediod�a. A su lado, Genaro,
desnudo de cintura para abajo hab�a terminado tambi�n por dormirse. Como lo m�s
natural, el Rafi le paso una pierna por encima y comenz� a acariciarle las
nalgas. Su verga se puso dura casi de forma inmediata. Las nalgas de Genaro
ol�an a semen, y el Rafi no perdi� mas tiempo y comenz� a montarlo aun antes de
que el desprevenido granjero despertara. Cuando lo hizo, ya tenia la cabeza del
miembro enterrada en el culo, y el resto entro poco despu�s din darle tiempo
siquiera de protestar. Esta vez fue incluso m�s dolorosa que la primera, pero
Genaro se aguanto como pudo y termino cooperando con su violador, tal vez
tratando de hacer la cosa m�s sencilla por su propio bien.



La segunda cogida despert� el apetito del Rafi, y bajaron a
la cocina nuevamente. Genaro le pidi� que lo desatara para poder preparar la
comida, y el Rafi acepto no sin antes advertirle que lo matar�a a la menor se�al
sospechosa. A modo de advertencia tom� un afilado cuchillo del estante y Genaro
se porto de lo mas bien mientras le preparaba un suculento trozo de carne asada.
Solo llevaba puesta la camisa, pues los pantalones se hab�an quedado hechos un
ovillo al pie de la cama. Al servir la mesa, el Rafi le met�a las manos bajo la
camisa, acarici�ndole las nalgas como si fuera una vulgar tabernera, lo que de
alguna forma mantuvo en los dos una latente excitaci�n.



El Rafi continuaba completamente desnudo, lo que no dejaba de
ser un aliciente para aquella atm�sfera cargada de erotismo. Genaro se sent� a
comer a su lado y terminaron ambos al mismo tiempo. El Rafi echo la silla hacia
atr�s. Su verga, entre las piernas abiertas mostraba un asomo de erecci�n.




Tu postre � le indico el Rafi a Genaro se�al�ndose la
verga.




Al ver que el granjero no reaccionaba, el Rafi lo jalo por el
cuello hasta su entrepierna. All�, hincado entre sus muslos separados, Genaro
quedo frente a su miembro gordo y cabez�n. Entendi� lo que le ped�a esta vez sin
necesidad de mas explicaci�n. Cerro los ojos al tiempo que acercaba los labios a
la lustrosa cabeza. El olor del sexo le hiri� las fosas nasales, y sin ganas,
abri� la boca y comenz� a lamerlo. Pronto sus caricias lograron enderezar el
insaciable pito del Rafi. A duras penas se lo meti� en la boca, y comenz� a
succionarlo con mas energ�a despu�s que el presidiario le diera un par de
coscorrones como castigo por su falta de empe�o.




As� esta mejor � le indico complacido � comete la verga,
que yo s� que te esta gustando.




Genaro termino encontr�ndole el gusto, muy a su pesar y
pronto llevo al Rafi hasta el punto del orgasmo.




Detente � le ordeno de pronto. Quiero que te sientes en
ella y venirme dentro de ti.




Genaro se puso de pie, abri�ndose sobre su regazo. El Rafi
sostuvo su verga en la posici�n correcta y las rubias y redondas nalgas
descendieron sobre la estaca de carne, clav�ndose el pito por s� mismo. Esto
hizo que fuera diferente, pues pod�a controlar el ritmo y la cantidad de verga
que le entraba. Sufri� mucho menos que las veces anteriores, y sin necesidad de
que se lo ordenaran comenz� a masturbarse mientras se empalaba sobre la gruesa y
juguetona verga del Rafi. En plena faena, el sonido de cascos de caballos
acerc�ndose por el camino casi les pasa desapercibido, pero los sensibles
sentidos del Rafi pronto le advirtieron el peligro. Se puso de pie de improviso,
enterr�ndole la verga a Genaro dolorosamente.




C�llate � le ordeno � alguien se acerca. Un asomo de
esperanza brillo en los ojos del granjero, pero el Rafi, r�pido y letal le
puso el cuchillo en la garganta. � Un solo murmullo y te destripo � le
amenazo.




Corrieron a ponerse los pantalones, sin detenerse a buscar
ropa interior




Te lo dir� una sola vez � dijo el Rafi con voz queda y
ronca � a la menor se�al de que intentas traicionarme, te mato a ti, a quien
quiera que toque a la puerta y esperare aqu� tranquilamente a que regrese tu
familia para vengarme con ellos.




Genaro no dudo ni por un segundo de que aquello no era una
simple amenaza. Se acomodo las ropas al tiempo que unos golpes en la puerta
resonaban fuertemente.




Ponte donde pueda verte � indico el Rafi mientras se
dirig�a a la puerta.




Un par de sudorosos hombres uniformados estaban en el zagu�n.
El Rafi, en total control les saludo. Uno de ellos, aparentemente de mayor
jerarqu�a pidi� permiso para entrar. Tendr�a unos 40 a�os, complexi�n robusta y
pelo canoso cortado casi al rape. El otro apenas tendr�a unos 20, delgado, de
piel blanca y ojos casta�os, no dijo nada, y se limito a seguir a su jefe.



Pronto le explicaron al Rafi que andaban checando las escasas
fincas y granjas de la regi�n, pues se hab�a escapado un peligroso delincuente,
y aunque consideraban improbable que aun permaneciera por esos rumbos, deb�an
seguir las ordenes.




Aqu� solo estamos mi criada y yo, - comento el Rafi
se�alando al silencioso Genaro.


Su criada? � pregunt� extra�ando el oficial mirando a
Genaro y dudando de haber escuchado bien.




El Rafi estallo en carcajadas.




Perd�n oficial, es una broma particular � explico el Rafi.


Pues cu�ntemela � le pidi� el hombre canoso bastante
interesado y con un extra�o brillo en la mirada.




Si de algo pod�a jactarse el Rafi era de tener la habilidad
de juzgar a las personas de forma inmediata y certera. Conoc�a bastante bien a
todos esos hijos de puta relacionados con la c�rcel y el maduro y canoso oficial
no era diferente a otros muchos que el Rafi conociera en el penal.




A este cabr�n � dijo el Rafi se�alando a Genaro � lo
contrate el verano pasado para que me ayudara con las labores de la granja, lo
cual sabe hacer bastante bien, pero all� como lo ven, tan hombrecito como
parece, le encanta la verga � les inform�.




Los dos oficiales miraron sorprendidos a Genaro, que no pudo
decir nada salvo ponerse rojo como un tomate.




En serio? � pregunt� el viejo oficial al tiempo que se
acomodaba el paquete de forma casi imperceptible, pero perfectamente notorio
para el Rafi, que esperaba esa reacci�n.


Si � sigui� el Rafi. � Al principio disimulo bastante bien,
pero pronto me di cuenta que me miraba insistentemente cuando and�bamos en el
campo y me daban ganas de orinar. Yo me sacaba la verga para mear y �l me
espiaba descaradamente.




El Rafi casi escenificaba lo que iba platicando, y el publico
atento, sobre todo el oficial mas joven, no perd�a detalle.




Cu�ntenos mas � pidi� el joven � como fue que se dio cuenta
que lo observaba su criado?.


Pues mira � accedi� gustoso el Rafi � imag�nate que estos
son nos arbustos � dijo se�alando el sill�n de la sala � y yo me acerco a
orinar.




El Rafi se paro junto al sill�n y sin verg�enza alguna se
abri� la bragueta. Los oficiales miraron atentamente su entrepierna. El preso,
con estudiada lentitud meti� la mano y se saco el miembro. No estaba erecto,
pero si estaba grueso y grande, en ese estado que precede a la erecci�n. Genaro,
desde la cocina, no pudo evitar, al igual que los otros, mirar el hermoso pito
del Rafi.




Ya lo ven � dijo el Rafi se�alando a Genaro � apenas ve una
verga y se le hace agua la boca.




Los oficiales lo miraron y asintieron. El mayor de ellos se
acarici� nuevamente la entrepierna.




Y luego que pas�? � pregunt� el mas joven.


Bueno, - sigui� el Rafi � pues estoy con la verga en la
mano echando una buena meada cuando noto que este cabr�n no me quita los ojos
de encima. Me la sacudo as� � y latigueo el aire con el grueso miembro en la
mano bajo la atenta mirada de los tres � y le pregunto: te gusta mi verga?


Y el que contesto? � pregunta esta vez el oficial de mas
edad.


Nada, me miro y asinti� con la cabeza. Entonces le dije,
pues te dejo que me la mames.


Y lo hizo? � preguntaron a coro esta vez.


Si, -dijo el Rafi � tal como lo va a hacer ahora.




Con una sena, llamo a Genaro. Vio en sus ojos, por escasos
segundos, la decisi�n de negarse, pero la amenaza aun estaba en su mente, y
obedientemente se acerco hasta donde estaba el Rafi. Los oficiales se acercaron
un poco mas al verlo arrodillarse delante del Rafi y su grueso pene. No
perdieron detalle de la forma en que lo tomo con sus manos y lo lami� brevemente
para despu�s met�rselo por completo en la boca. Casi suspiraron al mismo tiempo
cuando la voluminosa verga desapareci� dentro de su boca.



Genaro continuo mamando la verga del Rafi mientras este le
tomaba la cabeza regulando la cantidad de reata que se com�a y sonre�a con la
evidente excitaci�n de los dos oficiales.




Crees que le apetezca un poco mas? � pregunt� el oficial
canoso abri�ndose los pantalones y sac�ndose un pito de muy buen tama�o,
colorado y cabez�n.




Como respuesta, el Rafi empujo el rostro de Genaro sobre su
entrepierna y Genaro abri� la boca para recibir la segunda verga que probaba en
su vida. El masculino olor del peludo sexo lleno sus narices al tiempo que lo
engull�a. Mientras tanto, el joven oficial miraba la reluciente verga del Rafi
h�meda aun de saliva.




T�cala � le sugiri� el Rafi, y al ver que este dudaba, tomo
una de sus manos y la llevo hasta su sexo.




El joven la acaricio t�midamente al principio, pero pronto
agarr� confianza y comenz� a mene�rsela con determinaci�n, disfrutando
evidentemente.




De haber sabido que te gustaba la verga desde cuando te la
hubiera dado, cabr�n � dijo el oficial mayor al ver que su subalterno
acariciaba el erecto falo del Rafi.




Este no contesto, concentrado en el calor que emanaba de
aquel grueso trozo de carne. El Rafi lo jalo de los hombros, oblig�ndolo a
hincarse y acercar su rostro al erecto pito. El joven se resisti�, acarici�ndolo
pero sin dejar que se lo metiera en la boca.




C�metelo � le orden� el otro oficial, y al verlo dudar se
acerco, dejando solo a Genaro por unos segundos.




Tomo la verga del Rafi en una mano y la acaricio un par de
veces. La suya brincaba excitada. La acerco al joven oficial y sin aviso se la
meti� en la boca. El joven la acepto, y despu�s de varias metidas y sacadas, le
dejo el lugar a la del Rafi. Esta vez el muchacho no se neg�, la acepto y
comenz� a mamar como desesperado.




Si te apetece, puedes darle por el culo � le dijo el Rafi
al oficial canoso � que tambi�n le gusta que le den por detr�s.




Genaro no dijo nada, y la invitaci�n fue aceptada de forma
inmediata. El oficial le arranc� los pantalones, encantado de encontrar solo
piel desnuda debajo. Las gruesas y fuertes nalgas de Genaro fueron
inmediatamente masajeadas y acariciadas.




Que rico culo tiene � dijo el oficial. - Le puedo dar unos
cachetes?


Claro que si � acepto el Rafi � nada mas no me lo maltrates
mucho.


Prometo portarme bien � dijo el otro con una s�dica
sonrisa.




Acomodo a Genaro sobre el sill�n, empinado y con las rubias
nalgas bien dispuestas. La primera nalgada retumbo en el sal�n, acompa�ada de un
ligero chillido de Genaro. El oficial joven dejo de mamar para ver a su superior
castigar el blanco trasero de Genaro.




Eso te excita, verdad? � le susurro el Rafi al ver como el
joven oficial resoplaba visiblemente alterado con el cachondo espect�culo.




Sin dejar de mirar la seductora forma en que las nalgas de
Genaro bailoteaban bajo los contundentes cachetes del canoso oficial, el Rafi
puso de pie al otro oficial y le desabrocho los pantalones. Tan extasiado estaba
con el espect�culo que ni siquiera protesto de que el otro le bajara los
pantalones y los calzoncillos. Sus menudas y bien formadas nalguitas calentaron
al Rafi, que procedi� a meterles mano.




Tu tambi�n tienes un culito resping�n bastante apetecible �
le dijo seductoramente al o�do.




Para entonces, las nalgas de Genaro estaban rojas y
calientes, y el oficial mas que listo para encularlo. Le escupi� un poco de
saliva en el rosado agujero y sin mas dilaci�n le retaco la verga con un sonoro
suspiro de placer. Genaro, con los ojos cerrados y las nalgas abiertas, no pudo
sino apretar los dientes mientras la ardorosa verga del oficial le abr�a las
entra�as.



El Rafi manoseaba el culo del otro oficial, repasando un dedo
por el apretado esf�nter del muchacho.




Ya te han cogido alguna vez? � le pregunt� roncamente, y �l
neg� con un movimiento de cabeza.




Sin mas pre�mbulos, el Rafi empin� al joven, casi al lado de
Genaro. Sus peque�as y masculinas nalgas contrastaban contra la rotunda y rubia
grupa del granjero. Su culito joven y virgen pronto fue abierto por las
decididas manos del Rafi.




Te lo vas a coger? � pregunt� el oficial mayor, mas por
morbo que por averiguar lo que era tan evidente.


Si, - contest� el Rafi siguiendo el juego � le voy a meter
la verga hasta el fondo, hasta que la tenga ensartada profundamente en su cola
y me pida a gritos que me detenga.




El joven no contest�. Tenia los ojos cerrados y respiraba
atropelladamente sobre el sill�n, a la espera de que se cumplieran aquellas
terribles palabras.




Yo creo que le vas a romper el culo � dijo el oficial sin
dejar de bombear su duro garrote entre las cada vez m�s resbaladizas nalgas de
Genaro.


No me importa � dijo el Rafi, que ya repasaba la cabeza de
su miembro sobre el peque�o agujero � que se chingue el muy puto � acot� sin
perder de vista la reacci�n del joven.


Bueno � acept� el otro � dale verga hasta que se llene.
Quiero verle el culo rebosante de leche.




El muchacho casi se arrepiente. Volteo sobre los hombros y
vio al Rafo con el pito en la mano apuntando entre sus piernas. Ya era tarde. La
cabeza de su pene empujaba ya con determinaci�n, y antes de poder hacer algo lo
sinti� entrar acompa�ado de un breve pero intenso dolor.




Ayyy � se quej� mientras reculaba tratando de escapar.




El Rafi le atenazo las caderas, sosteniendo con fuerza sus
peque�as nalgas hasta ver que la totalidad de su miembro entraba en el angosto
pasaje. Como el joven segu�a tratando de escapar, su superior le palme� con
fuerza en una de sus nalgas.




Agu�ntese cabr�n! � le orden�.




El muchacho reaccion� a la voz de mando. Su cuerpo se tens�
mientras el pito del Rafi le entraba en su totalidad.




Y m�s te vale que te acostumbres, pendejo � continuo el
oficial � porque en cuanto salgamos de aqu� ser�s mi puta y te voy a dar verga
siempre que se me antoje � le advirti�.




Aquellas palabras parecieron vibrar en la atm�sfera cargada
de erotismo. Genaro estaba ya exhausto y despu�s de tanta verga ped�a un poco de
descanso. El oficial como respuesta comenz� a nalguearlo nuevamente, lo que
termino por excitarlo tanto que s vino en medio de un potente y escandaloso
orgasmo. Cayeron ambos desmadejados sobre el sill�n.



El Rafi continuo con lo suyo, disfrutando del apretado culo
del joven oficial que sumiso y callado se dejaba montar a pesar del evidente
dolor que la cogida le causaba. Su jefe, a su lado, meti� una mano entre sus
piernas y comenz� a acariciarle la verga.




Eres una putilla muy caliente � le dec�a al tiempo que lo
masturbaba. � Se ve que te encanta la verga y que los hombres te utilicen a su
antojo � continu� mientras segu�a sob�ndosela. - Solo hay que ver la cara de
placer que pones mientras te montan y te meten la reata hasta los pelos.




El Rafi no pudo m�s. El sucio lenguaje del tipo lo hab�a
puesto tan cachondo que comenz� a arrojar semen como loco, mientras las diestras
manipulaciones del oficial mayor hac�an lo propio con el joven, que tambi�n se
vino en innegables estertores de placer,



Satisfechos, los oficiales se quedaron un rato mas hablando y
tomando una cerveza, hasta que comenzaron a despedirse, pues deb�an seguir el
rastro del peligroso criminal que andaba pr�fugo. El Rafi tuvo entonces una
brillante idea.




Se�ores � les comunic� � me encantar�a acompa�arlos, al
menos hasta donde sea seguro seguir mi camino por separado. No quisiera viajar
solo y toparme con ese malviviente. � Los ojos de Genaro le cuestionaron mudos
su desvergonzada petici�n.


Por supuesto � acept� el oficial, pensando ya tal vez en
las posibilidades de viajar por aquellos solitarios caminos en compa��a de
aquel caliente granjero � ser� un placer para nosotros, verdad? � pregunt� al
joven mientras le sobaba el trasero, como un adelanto de lo que le har�an
entre los dos.




El joven bajo la mirada, pero era evidente que estaba de
acuerdo y aceptaba lo aquel par quisiera hacerle. El Rafi subi� entonces con
Genaro a la rec�mara y prepar� una maleta con la mejor ropa que pudo encontrar
en sus gavetas.




No te preocupes � le prometi� � te devolver� tu ropa alg�n
d�a. Pienso venir a visitarte � termin�, mientras le plantaba un sonoro beso
en los labios y le acariciaba sus fuertes y rotundas nalgas. � Creo que ya
empiezo a extra�arte � se burl� � pellizcando con fuerza el culo del granjero.




Genaro no dijo nada, pero muy en el fondo debi� reconocer que
a pesar de todo, la aventura le hab�a terminado gustando un poco.




Anda, cabr�n � le anim� el Rafi � no seas ranchero, y
desp�dete de la verga que te desvirg�.




El Rafi, con una amplia sonrisa en los labios, le tom� una de
sus manos y se las llev� a la bragueta. Genaro pudo sentir la calidez del
miembro, grueso y suave bajo la ropa, y a pesar de todo lo ocurrido, lo acarici�
con una extra�a mezcla de odio y placer. Para sorpresa del Rafi, el masculino
granjero se hinc� por su propia voluntad y le baj� la cremallera. Sac� el
miembro, a�n h�medo y viscoso de semen, y sin dar muestras de asco lo lami�
hasta dejarlo limpio. El pito comenzaba a crecer, pero el tiempo se les
terminaba. Genaro le plant� un sonoro beso en el glande y lo volvi� a guardar en
los pantalones.




D�jame verte las nalgas por �ltima vez � le pidi� el Rafi.




Genaro se dio la vuelta y se baj� los pantalones. Las rubias
y masculinas nalgas eran maravillosas. El Rafi las acarici� y palme�, y por
�ltimo le meti� uno de sus dedos, el mas grueso, hasta el nudillo y con un
s�lido empuj�n.




Te vas a acordar de m� de vez en cuando, cabr�n? � le
susurr� al o�do, al tiempo que comenzaba a meter y sacar su dedo del perforado
agujero de Genaro.


Si, si, si � musit� el granjero, sosteniendo el peso de las
arremetidas con las manos apoyadas en las rodillas, dejando que el otro le
picara el ojete cuanto quisiera.


Eso espero � termin� el Rafi, sac�ndole el dedo y partiendo
por fin.




Genaro se abroch� los pantalones, y con una notoria erecci�n
sali� al portal a verlos partir, y no se movi� de all� hasta que el tr�o
desapareci� en una vuelta del camino.




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