-He leído algunas historias, y esto me ha decidido a contarles mi experiencia.
Me llamo Jorge tengo 36 años,
y no puedo sacarme de la cabeza una experiencia que tuve cuando tenía
22 años.
Me parece importante aclarar que
soy activo, adoro las mujeres y me encanta hacerlas sentir bien y que disfruten
cuando les hago el amor y me calienta terriblemente cuando les veo en los
ojos el deseo de tenerme adentro. No obstante eso la situación que
viví, me pareció fantástica y siempre espero poder
repetirla y gozar como me tocó vivirlo.
Esa noche fuimos con unos amigos
a un boliche de la Zona Norte de Buenos Aires, como hacíamos casi
todos los fines de semana, y donde siempre teníamos oportunidad
de conocer chicas con las que pasábamos momentos muy agradables.
Esa noche el lugar estaba particularmente lleno, no había donde
estar cómodo. Uno de mis amigos de encontró con una niña
con quien él había estado la semana pasada y se lo veía
muy bien y contento, y José, el otro de mis amigos se puso a conversar
con un conocido. Fue cuando me quedé solo, observando esa cantidad
de gente que bailaba, conversaba, tomaba y se divertía.
Noté en un costado mío,
la mirada de una señorita que no dejaba de observarme, me di media
vuelta e hice lo mismo, clavando mis ojos en ella. Mi primer impresión
fue de fascinación, rubia, ojos claros, unas tetas que se notaban
duras y paradas, un cuerpo muy seductor y llamativo... Ideal para una noche
de diversión. Me acerqué a conversar con ella y me sonrió
francamente. La invité a bailar y aceptó de buena gana. Horas
después de bailar, conversar acerca del tiempo, los mosquitos, la
situación económica y otras pavadas del tipo, la invité
a un reservado, donde apenas nos sentamos le di un profundo beso en la
boca, al que ella respondió adecuadamente primero entreabriendo
su boca y recibiendo ,mi lengua, y después atacando con su lengua
las profundidades de la mía.
Nos besamos apasionadamente hasta
que me dijo que tenía calor y yo la invité a que nos vayamos
a un hotel por horas para estar más cómodos y frescos sin
tanta gente, lo que para mi sorpresa ella aceptó sin oponerse ni
hacer comentarios.
Ya en la habitación del hotel,
nos besamos apasionadamente y toqué y besé sus hermosos pechos,
y empecé a sentir su mano buscando sobre mi pantalón el bulto
que delataba mi excitación. Busqué con mi mano su entrepierna
y ella se alejó suavemente y me dijo: -ahora déjame a mí,
ya vas a tener tiempo para hacerme disfrutar- y se agachó frente
a mí, me desabrochó el pantalón, me lo bajó
hasta los tobillos junto al slip, y empezó a acariciarme con las
dos manos la verga que se puso más dura y más gorda que nunca,
empezó a besarla y recorrerla con la lengua mientras me decía
que tenía una pija hermosa y gigante y que no sabía si la
podría meter toda en su boca. Sentí cómo me la chupaba
y la metía lentamente adentro haciendo que le coja suavemente la
boca, y el deseo de lanzar toda mi leche, frente a la sensación
de cercanía al goce que yo tenía.
Le pedí que no siga y que
yo quería ocuparme ahora de ella, a lo que me dijo, bueno adelante,
pero no te sorprendas. No pude entender sus palabras hasta que al comenzar
a tocarla y buscando su agujerito para llenárselo con mi dedos,
noté que no había agujerito y si en cambio un bulto que estaba
bastante duro y que me dejó tieso y nervioso. Me paré como
un resorte y la miré a los ojos con una mezcla de odio y rechazo,
no sin una sensación muy extraña en el cuerpo que no podía
descifrar, pero que no resultaba desagradable. Con vos muy suave sólo
me dijo: no muerdo, no hago daño, no voy a matarte. Sólo
intentá abrir un poco tu cabeza y permitite cosas nuevas, que te
van a dar mucho placer.
Sus palabras quedaron rondando mis
pensamientos y tuve sensaciones muy dispares, mientras no dejaba de mirarla
parada, quieta, con su sorpresa apuntando hacia mí desafiante. Estuve
casi 10 minutos dudando qué hacer, no sabía si agredirla,
insultarla, vestirme y salir de ése lugar, acercarme a ella nuevamente,
agacharme y agarrar su mástil y conocerlo, hasta que en un impulso
atiné a decirle "enseñame" a lo que ella dulcemente
sonrió y me dijo: "no te vas a arrepentir".
Me pidió que me relaje y
me acueste en la cama y se puso a mi lado y me invitó a que se lo
agarre y acaricie. La sensación me resultó agradable y me
empezó a calentar al notar que se iba agrandando a medida que más
lo tocaba y acariciaba. También me gustó sentir que el liquido
preseminal que salía era un buen lubricante y permitía el
deslizamiento más suave. Le dije cómo sigo, y me invitó
a que la bese y me la meta en la boca. Tuve miedo de sentir asco, pero
apenas empecé descubrí que la noche iba a ser muy placentera.
A medida que la chupaba seguía
creciendo y mi verga también mostraba lo agradable que me resultaba
lo que estaba haciendo. Pude sentir el sabor del liquido preseminal que
seguía saliendo, y mi boca no dejaba de crear saliva lo que hacia
muy fácil el desplazamiento a todo lo largo del tronco de "esa
hermosa mujer con tremendo aparato que me estaba dando para que aprenda".
En determinado momento me pidió que no continúe porque estaba
por acabar y quería seguir enseñándome cosas que me
iban a gustar más todavía.
Me hizo acostar boca abajo y me
sugirió que me relaje, para evitar molestias que enturbien el placer
que me iba a dar. Me besó apasionadamente el orificio de mi virgen
culito y al rato me dijo que me iba a hacer sentir mujer y que a partir
de ése momento sólo querría sentirme putita nuevamente.
Luego se apoyó sobre mí
y automáticamente empecé a sentir olas de placer y escalofríos
por todo mi cuerpo. El roce de su verga sobre mis piernas y bordes de mi
culo, y el apoyo de la cabeza sobre mi agujerito, me hicieron largar grandes
cantidades de leche que no pude contener. Luego me apoyó firmemente
y me dijo que ahora iba a empezar a gozar. Yo a ésa altura sólo
quería que me coja sin más vueltas y un solo y pequeño
empujón me hicieron sentir primero un dolor intenso acompañado
de un cosquilleo generalizado que me hacía desear más y más.
Le pedí que siga, que me gustaba y me sugirió que empuje
yo. Empecé a dar culazos suaves y a sentir que ante cada movimiento
mío, tenía un pedazo de carne que me llenaba más y
más y que ya la sentía bien adentro. Le pregunté si
lo estaba haciendo bien y me dijo, sí, fantástico, estás
comiéndote mi verga como una buena putita que le encanta tenerla
toda.
Al poco tiempo sentí sus
piernas pegadas a mis muslos y le dije si ya me la había metido
toda, y me dijo sí mi amor, hasta el fondo, la tenés toda
adentro y tu culito me la aprieta bien y se la está comiendo todita.
Empecé a sentir cómo
se movía y a disfrutar de ése meta y saca suave, lento, profundo,
gustoso, mi culo se abría para recibirla toda y mi placer era incontrolable.
Empecé nuevamente a mover mis piernas haciendo que mi culo subiera
y bajara y la verga me entraba profundamente y sentía en mis piernas
el roce de los huevos a hacer tope. De golpe se quedó quieta y yo
me quedé atento a lo que pasaba hasta que empecé a sentir
en mi interior los chorros de leche caliente que me hicieron acabar nuevamente.
Pensé en lo mal que había hecho en no ponerle un preservativo,
pero ya era tarde, así que me dediqué a disfrutar de toda
esa leche.
Quedé tendido en la cama,
agotado y contento, pero mi amante quería su parte y me invitó
a que le haga el amor tal como yo deseaba en la discoteca. Me empezó
a chupar nuevamente hasta que logró parármela otra vez y
después me dijo "cógeme como a ésa chica que
deseaste hoy". Le pedí que se acueste boca abajo y le apoye
mi verga en su agujero y empecé a empujar con muchas ganas de hacerla
gozar como me lo había hecho a mí, pero me dijo, despacio
amor, la tenés muy dura y gorda y me vas a lastimar, quiero sentirla
toda y que me partas al medio, pero no que me lastimes, entonces se puso
de costado y me dijo ahora sí, dale despacio que la estoy esperando
y te la voy a exprimir. Haceme tu mujer. Fue hermoso cómo le fue
entrando y cómo jadeaba y se movía acompasadamente mientras
me decía que le dé mas, que la quería conocer toda
y que le encantaba mi verga y que nunca se había comido una tan
gordita. Cuando ya le había metido más de la mitad, se salió,
se incorporó y me acostó boca arriba para sentarse encima
mío y se acomodó suavemente y dejó caer sus piernas
hasta que le fue entrando. No paró hasta estar totalmente apoyada
sobre mí con todo adentro, mientras me decía casi gritando,
papito qué placer que me estás dando , me estás dejando
el culito hecho una flor. Cuando notó que yo estaba por acabar nuevamente
apuró el movimiento y yo no pude contener ni un momento mi acabada
que fue explosiva.
Ella gritaba: ay cómo siento
tu leche y yo notaba que eso me hacia largar chorros más intensos.
Finalmente quedamos rendidos en
la cama hasta que nos avisaron que ya se habían cumplido 2 turnos,
lo que nos obligó a bañarnos, vestirnos y salir, si no no
hubiéramos podido hacernos cargo de la cuenta del hotel. En la calle
nos despedimos y me dio su número de teléfono y me dijo,
sos estupendo y muy buen alumno, y si querés seguir aprendiendo
llamame. Yo tuve deseos de pedirle matrimonio, pero al mismo tiempo se
me pasó por la cabeza el deseo de conocer otra situación
y pensé "¿cómo será acostarse con un negrito
pijudo?" pero sólo me dio temor...
Si quieren hacerme comentarios,
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